Download App
22.26% Cultivación prohibida (+18) / Chapter 57: Visitantes inoportunos (I)

Chapter 57: Visitantes inoportunos (I)

La noche pasada me dejaron hacerles lo que quisiera. La seis se pusieron frente a mí. De pie. Mostrándome sus cuerpos desnudos. Riendo. Manoseando sus pechos. Desde los modestos de Liang hasta los abundantes y esponjosos de Song. Lang roja. Luego se dieron la vuelta. Inclinándose. Mostrándome sus culos. Sus piernas semiabiertas. Sus vaginas ligeramente visibles.

No resistí la tentación más de unos pocos segundos. La de manosear aquellos culos lujuriosos. La de penetrarlas. La de saborear sus pechos. Sus labios. Toda su piel. En llevarlas al clímax. A mí junto a ellas.

Claro que eso fue ayer. Esta mañana han decidido que harían lo que quisieran conmigo. Por suerte, la primera fue Liang. Fue tremendamente dulce. Y el resto ha sentido envidia. O inspiración. Así que ha sido una mañana de sexo plácido y relajante.

En cuanto a las otras, he decidido follarme a Rong y Bronceada solo una vez al día. Dos es lo óptimo, pero las voy a dejar por debajo de Ning y Rui. Por lo que con una vez para absorber su qi es suficiente.

Así que anoche le tocó a Rong. La hice sentarse sobre mí. Mirándome. La hice besarme mientras se movía. Mientras era penetrada por el culo. Y gemía a su pesar.

Ning fue mucho más efusiva que ella. Demasiado efusiva. No dejaba de gemir. De moverse apasionada. Su lengua casi llegaba a mi garganta. Sus más que decentes pechos presionaban contra mí. Su culo, muy apretado. Me hacía difícil controlarme. Y eso que no piensa tanto en mi placer como en el suyo. A no ser que la amenace sin sexo.

Rui fue igual de apasionada. Pero más dedicada a mí. Más preocupada por hacerme sentir bien. Así que la hice correrse varias veces. Hasta llenarla de mí. Casi dejándola agotada.

—————

Ahora, las chicas se están dando un baño todas juntas. Wan incluida. Una vez más, roja. Se ríen de ella. Aunque no parece que lo hagan de mala fe. No parece que se sienta mal por ello. De hecho, las gemelas me dijeron secretamente que estaba encantada. Siempre había sido algo solitaria. Nunca había estado con tanta gente con la que se llevara bien. Aunque les guste avergonzarla. No sé muy bien con qué. No me lo han dicho.

He llamado a Bronceada.

–Chúpamela– le ordeno.

–¿Por qué voy a hacerlo…?– se resiste.

–¡Hiiiic!– chilla el ratón.

–¡Aléjalo! ¡Aléjalo de mí!– entra ella en pánico.

–¿Obedecerás?

–¡Haré lo que quieras!– se rinde, asustada.

–Vuelve– le digo a la ratona, aunque no sirva para nada decirlo. Lo hago a voluntad, no con palabras.

La envío de vuelta. La dejo con las gemelas. Parece que les divierte asustar a Wan con ella. Le tiene algo de miedo, aunque no pánico. Supongo que se acostumbrará. A Rayitas casi la acaricia.

–Chupa.

Me mira con odio y miedo. Pero obedece. Acerca su boca y toca mi miembro con los labios. Un poco con la lengua.

–Métela dentro.

Me mira un momento con rabia. Aprieta el puño. Pero lo hace.

–Usa la lengua– le ordeno.

Dejo que se ponga erecto en su boca. Ella mueve la cabeza sin muchas ganas. Estoy usando Armadura Interior por si acaso. No me fío de ella

–Si no lo vas a hacer con un poco más de ganas, ya me encargo yo.

Y, tal y como lo digo, la cojo del pelo. Empujo hasta el fondo de la garganta. Me muevo como si estuviera follando su boca. Y aun soy menos duro de lo que ha sido Rui con ella.

–¡Usa la lengua!– le exijo.

Lo hace, aunque muy forzada. En cierta forma, es excitante hacerlo así. Aunque lo que pretendo es someterla un poco más. Me detengo. Saco mi miembro y la hago mirarme. Ella tose y respira.

–¿Vas a hacerlo tú, o sigo yo?

–Yo– responde en casi un murmullo.

–Bien. Empieza.

Esta vez se esfuerza un poco más. Dejaré que Ning, Rui y Rong le den algunos consejos. Mis manos siguen sobre su pelo. Pero no la fuerzo. Su cuerpo desnudo es atractivo. Ning y Rui me miran desde un lado. Finalmente, me corro. Le hago tragárselo. Sujetándole la cabeza. Impidiéndole apartarse.

–Ning, que esté mojada. Ponte a cuatro patas.

Eso hace. Excitada. Su boca sobre el coño de Bronceada. La penetro mientras la lame. Sus pechos rebotan. Gime mientras continua su trabajo. Bronceada intenta no correrse. Se resiste. Ning no. Solo se corre una y otra vez. Ansía hacerlo.

Cuando acabo con Ning, cojo a bronceada. La levanto. Yo de pie. Dándome la espalda. Sus piernas dobladas y abiertas. Mis brazos levantan sus piernas por las rodillas. Sus brazos, quedan atrapados entre medio. Se corre en cuanto la penetro.

–Parece que te gusta esta posición– le susurro al oído.

Ella aprieta los dientes pero no dice nada. Su cuerpo totalmente expuesto. Sus abdominales. Su piel blanca y la bronceada. Totalmente a mi merced. Entro y salgo de ella. Su piel rozando contra la mía. Puedo ver sus pechos oscilar. Su respiración acelerada. Su rostro tenso, negándose a aceptarlo. Maldiciendo cuando se corre. Así que le fuerzo otro orgasmo enseguida. Y otro.

Mientras, sigo practicando con Armadura Interior. Absorbiendo su qi. Aumentando su contenedor, por ahora.

–Aunque seas una cabezota, eres bastante sexy. Voy a llenarte– le susurro.

Ella se pone algo rígida. Así que la hago correrse de nuevo. Y yo en ella. La devuelvo jadeando. También a Ning.

Dejo que Rui me limpie. Se siente muy bien en su boca. Así que al final me acabo corriendo en ella. Se lo traga con deleite. Luego la hago acostarse. Boca arriba. Es lo más cómodo para lo que tenemos que hacer.

–Ya sabes cómo va.

–Sí, Amo.

La penetro. Está mojada. Gime. Inmediatamente se concentra en sus meridianos. Y yo la ayudo a abrirlos. A llegar a la etapa ocho. No tardamos en conseguirlo. 

–Buena chica, lo has hecho bien– la alabo, besándola en la frente.

–Gracias, Amo– sonríe ella.

Es como una mascota fiel. Supongo que tengo que recompensarla. Así que decido llevarla al orgasmo una y otra vez. Embistiendo sin parar. Estrujando sus modestos pechos. Forzando mi lengua en su boca. Que ella acepta con pasión. Me mira fijamente. Sin dejar de jadear. Su espalda se arquea varias veces. Sus piernas levantadas. Abiertas. Las empujo hacia ella con mi cuerpo.

–¡AAaah! ¡¡Ammoooo!! ¡¡AaaaaaaaAAHH!! ¡¡¡¡HHHHHAAAAAaaaaHHH!!!! ¡¡Amooo!!

Quizás me he pasado. Espero no tener que necesitarla luego. La dejo durmiendo.

—————

No ha habido grandes problemas para llegar a las cuevas. Las mismas en las que encontramos a Bai Wan. Y en la que las gemelas pudieron seguir con su venganza.

Shi está algo decepcionadas. Tiene cada vez más confianza en sus habilidades. Y querían encontrar alguna criatura para entrenar. No hace mucho que está en la etapa ocho. Pero nada ha llegado durante su turno.

No tenemos tiempo para perseguir y cazar. Así que solo atacamos si están cerca. Y la única posibilidad de que eso pase es si nos atacan. Y solo un par de osos negros lo han intentado. Estaban en la etapa seis. Yi ni siquiera me ha dejado ayudarla. Está un tanto impaciente. Pero aún les quedan unos días para llegar a la ocho. Yu lo lleva mejor. O eso parece. Es algo más introvertida y se le nota menos.

En cuanto a Wan, sigue como siempre. Si Yu es algo tímida e introvertida, ella la sobrepasa con mucho. Excepto cuando hay plantas o habla de alquimia. Me da algo de envidia su pasión. Yo no tengo nada que me absorba tanto. Claro que, como esclavo, tampoco he tenido la oportunidad.

No encontramos rastros en las cuevas. Parece que estamos solos. Así que nos acomodamos en la misma que la vez anterior. La que pertenecía a Jia Xu, Bai Xuan y Bai Wan. Es fácil de defender.

Así que devuelvo a Shi y llamo a Rong. Decido practicar a imbuir qi al bastón. Así que la hago cabalgarme. Yo sentado. Ella de espaldas a mí. Está cerca de la etapa siete. Podría subirla en cualquier momento. Pero esperaré a que Ning esté en la ocho.

Alterno practicar qi con jugar con ella. Con atraerla a mí y pellizcar sus pezones. O azotar sus nalgas. Ella simplemente obedece. Sin demasiada pasión. Aunque, cuanto está cerca del orgasmo, acelera. No sé si se da cuenta de ello.

La devuelvo cuando ha bajado suficiente su qi. No me preocupo en correrme en ella. Se lo dejo a Ning. Que me hace un felación hambrienta. Sigo sorprendiéndome que sea así. A ella y a Rui las pongo sobre la cama. Boca arriba. Sus piernas en ángulo recto hacia el techo. Es cómodo penetrarlas así.

–¡¡Aaah!! ¡Amo! ¡¡Sssssssiiiií!! ¡¡HHhaaaaAAHH!!– gime Ning, mientras se masturba y la penetro analmente.

Lo único malo de esta posición es que sus pechos quedan lejos. Aunque es un espectáculo verlos. Mientras rebotan. Mientras ella misma se los acaricia con una mano. La otra está frotando más abajo.

Rui ha sido más sumisa. Aunque se notaba que lo disfrutaba. Sin embargo, también se preocupaba de que yo lo hiciera. Apretaba su culo para darme más placer. Me miraba con lujuria mientras se sujetaba ambos pechos. Tentadora. Provocativa.

–Rui aprieta mucho mejor que tú. Creo te follaré menos– amenazo a Ning.

–¡¡Aaah!! ¡Noo! ¡¡Amooo!! ¡¡Lo haré mejor!! ¡Hhaaahhh!– promete.

De hecho, empieza a esforzarse. No sé cuántos días le durará hasta que se olvide. Tengo que amenazarla sin sexo de vez en cuando.

—————

Llamo a las chicas, incluida Wan, Rayitas y Terror. La rata mira a la pequeña tigre con miedo. Aunque ya no parece tan aterrada. De todas formas, se oculta en mi regazo.

–¡Eh! ¡Yo también quiero estar allí!– bromea Liang.

Wan mira en la dirección y se sonroja. Aparta la mirada. El resto se ríe. Se sonroja más. Las mira enojada. Les saca la lengua. Parece que realmente se está adaptando. Rayitas está dando vueltas por la cueva.

–Alguien viene– avisa Song.

Está de guardia. Todos nos callamos. No tardamos en oír los pasos. Y voces. Se paran a la entrada de la cueva. Frente al pequeño pasadizo.

–¿Hola? Hemos oído voces. ¿Quién está ahí? Soy Ma Lie. Solo queríamos charlar un rato con alguna de las chicas que están aquí– grita de pronto una voz.

No me gusta el tono. Hay arrogancia en él. Y amenaza ¿Ha fallado el escudo? No deberían haber oído nada. ¿Quizás no deberíamos haberlo puesto solo en el pasadizo de entrada?

–¿Alguien sabe quién es?– pregunto.

–Me suena de algo, pero no recuerdo…– se disculpa Wan.

El resto simplemente niega con la cabeza.

–¿Quizás las otras?– sugiere Shi.

Llamo a las otras cuatro. Bronceada parece algo sorprendida. No le toca. Y estamos todos. Rui baja la cabeza tras ver a Song y Shi. Ning sigue teniéndole miedo a Song.

–¿Conocéis a un tal Ma Lie?– susurro.

–Vamos, solo queremos pasar todos un buen rato. Han sido días muy duros– añade otra voz.

Ning y Rui niegan con la cabeza. Es normal. Hay muchos estudiantes por debajo del reino del alma. Solo unos pocos han ido en esta expedición. La otras dos tampoco dicen nada. Song coge del pelo a Rong. La fuerza a que la mire. Amenazante.

–¿Qué sabes?– la interroga y asusta.

–Es… Es un gilipollas. Él y su grupo de matones solo piensan en divertirse y acosar a las chicas. Y es bastante testarudo. Fue varias veces mi… cliente– explica Pu Rong, intimidada.

–¿Nivel?– pregunta Yi, seria.

–No lo sé, no estoy segura, hace tiempo…– se disculpa Rong. Está un poco asustada. No debería haber intentado ocultar lo que sabía.

–Tú, ¿qué sabes?– le exige Shi a Bronceada.

Si le pregunta, es que ha visto algo en su actitud. Shi también es muy perceptiva.

–Nada…– niega la ahora esclava, aunque creo que ninguno nos la creemos.

Shi se acerca a mí y coge con suavidad a Terror. No parece que este le tenga miedo. Con él, se acerca a Bronceada.

–…no nos moveremos de aquí hasta que alguien venga a darnos la bienvenida. Deberíais ser más hospitalarias. Si no, nadie saldrá– grita otra voz. Se oyen risas.

–No nos hagas perder tiempo. Di lo que sepas– exige de nuevo Shi.

Bronceada retrocede, asustada. Pero no tiene a donde ir

–Hiic. Hiiiiic– chilla Terror. Supongo que lo imagino, pero parece divertirse.

–Apártala… ¡Él está en la etapa nueve! Tiene otro en esa etapa. Y un par en ocho. Debe de haber dos o tres más en siete. Es todo lo que sé. Por favor. Apártala– confiesa, aterrada.

–Si vuelves a ocultarnos algo, no habrá piedad. ¿Lo entiendes?– amenaza Shi, muy seria, dándole una patada.

–Sí… Sí…– responde aterrada Bronceada.

–Es peligroso. ¿Deberíamos esperar? No podrán entrar– sugiere Yu.

–Ahora lo recuerdo. Son bastante estúpidos y cabezotas. Con la fama que tienen, igual no se irán– avisa Wan, preocupada.

No tiene una solución fácil. Si atacamos, no tenemos seguridad de vencer.

–Si pudiéramos distraerlos de alguna forma y atacar por sorpresa…– propone Song.

–Pero, ¿cómo los distraemos?– pregunta Yi.

–Dándoles lo que quieren– responde Shi, mirando a Rong de reojo.


Chapter 58: Visitantes inoportunos (II)

Salgo por el pasadizo. Delante de mí está Pu Rong. No está muy contenta. No importa. Cuando salimos, nos esperan siete estudiantes. Como Bronceada había dicho, hay dos en la etapa nueve y dos en la ocho. La empujo hacia ellos.

–Podéis charlar con ella.

Es el trato que hemos hecho. Aunque no esperamos que lo cumplan. Por lo menos, los distraerá un rato.

–Pero mira a quién tenemos aquí. ¿No es la putita de Rong? Te echaba de menos– la saluda Ma Lie.

Con una mano le agarra la muñeca. Con la otra, un pecho. Con rudeza.

–Oh, sí, me acuerdo de esta zorra. Daba buenas mamadas– añade el otro en la etapa nueve, bajándose el pantalón. Supongo que los más fuertes van primero.

–No te olvides de nosotros– hacen lo mismo los de la ocho.

–Daros prisa. También queremos nuestro turno– protestan el resto, entre risas.

Aún de pie, la obligan a doblarse hacia delante. A meterse el miembro en la boca. Sus otras dos manos cogen los de la etapa ocho. Ma Lie le abre la ropa. Las piernas. Se frota contra ella. Y enseguida la penetra. No creo que estuviera del todo mojada. Son unos brutos.

–Ah, tan apretada como siempre. Echaba de menos tu coñito– exclama Ma Lie, despectivo.

Enseguida empieza a moverse violentamente dentro de ella. Le debe doler. Si es que no tiene alguna técnica para evitarlo. Yo estoy justo en la entrada del túnel. Como queriendo asegurarme de que puedo huir dentro. Mi etapa esta sellada en la siete. Aunque es un sello muy débil. Tiene la ventaja de que se puede romper rápidamente. La desventaja es que cuesta mantenerlo. Pero es ideal para este momento.

Con piedras de diferentes colores, marco la posición de los diferentes discípulos dentro de la Residencia. Para informar a las chicas de la situación exacta. Blanca para los de nueve. Negra para los de ocho. Otras para el resto. Una verde para Rong. Que está siendo follado con brutalidad.

–¡¡Aaah!! Eres buena con la lengua– exclama uno de ellos, corriéndose en su boca.

Ma Lie no tarda mucho más. No duran mucho. Empuja unas veces más dentro de ella, satisfecho. Mirándola con prepotencia.

–¿Ya me toca?– ríe otro de ellos, desde atrás. Pero pronto deja de reír.

–¡¡Aaaaaaarghhhh!!– grita de dolor el primero de la etapa nueve.

Song lo ha atravesado con la lanza. Yo me lanzo hacia Ma Lie, mientras Liang le dispara. Solo está en la etapa dos, pero es una buena distracción. La dejo con Pan Ning. Por si tiene que defenderla.

Las hermanas van a por los que están en la etapa siete. Ma Lang va con ellas. Shi y Rui a por los de la ocho. Con Wan no podemos contar. No sabe luchar. Y de Bronceada no nos fiamos.

Ma Lie, que se acaba de correr, recibe la punta de mi bastón en el rostro, con qi. Lo acabo de sacar del Almacén. Le rompo la nariz. Cae al suelo. El siguiente golpe es en su miembro. Uno de sus testículos explota. Debe de doler. Vuelvo a golpearle en la cabeza. Cae inconsciente. Está como yo, en la nueve. Pero lo he pillado totalmente por sorpresa. Y con los pantalones bajados.

 Song saca la lanza y la vuelve a clavar. Está una etapa por debajo, pero lo ha pillado por sorpresa. Totalmente indefenso. El primer ataque le ha atravesado la espalda, saliendo por el estómago. El segundo, la rodilla. No se podrá mover.

A los de la ocho, los pillan con la polla fuera de sus pantalones. A uno incluso con los ojos cerrados. Apenas tienen tiempo de reaccionar. Shi le ha cortado el miembro. Está retorciéndose en el suelo. Lo remata atravesándole el cuello. Nunca, nunca, nunca hacer enfadar a Shi.

Rui ha apuñalado al otro en el costado cuando intentaba empuñar su arma. Este ha intentado apartarse. Pero no es fácil con los pantalones bajados. Quizás se ha movido lo suficiente para evitar ser herido en un punto vital. Pero ha tropezado. En el suelo y sangrando, está en demasiada desventaja. Cuando empuña la espada, ha perdido de vista a Rui. Está a su espalda. Esta vez le atraviesa el corazón. Con precisión, entre las costillas.

Las gemelas son quienes lo tienen más difícil. Estaban más lejos. Y estos no estaban en medio del sexo. Pero solo tienen que aguantar hasta que lleguemos los demás. Eso sería suficiente. Pero diría que no tienen esas intenciones.

Van cada una hacia uno. Sus ataque son bloqueados y retroceden. Las dos se vuelven, intercambiando adversarios. Confundidos, no saben de quién defenderse. Uno de ellos salta hacia atrás. El otro logra bloquear, pero ha perdido la iniciativa. Yi le ataca por el costado, atrayendo su atracción hacia allí. Yu está libre por un momento. Su adversario ha retrocedido. Así que apuñala al de su hermana por la espalda. Luego salta hacia el suyo.

La herida es grave. No sé si letal. Lo que es letal es la distracción que provoca. El que se vuelva un momento. Yi lo estaba esperando. Le atraviesa la mano con la que coge el arma. La espada cae al suelo. Le clava la otra daga en el cuello. Cae muerto. Yi va a apoyar a su hermana. Es un dos contra uno. Y no tarda en aparecer Rui.

Lang solo logra contener al otro. Su habilidad y experiencia no es muy alta. Se quedan mirando un rato. Sin atreverse ninguno de los dos a atacar. Esperando un error. Ella con sus dos espadas. Él con hacha y daga. A Lang ya le va bien retrasarlo.

Llega Shi cuando no han intercambiado ni un golpe. Contra las dos, no tiene nada que hacer. Shi ataca. La bloquea con dificultad. No ha usado ninguna habilidad. Solo la fuerza de su etapa, superior a su adversario. Lo mantiene bajo presión de su fuerza superior. Las armas entrecruzadas. Lang solo tiene que rematar desde el costado.

 El otro, cae ante las gemelas y Rui. Lleno de cortes. No está muerto. Aún. Pero tiene varios tendones cortados. No puede moverse.

Miro a Rong. Se ve extremadamente miserable. Supongo que debe sentirse humillada y enfadada. Aunque no sé si con ellos o con nosotros. Conmigo. Quizás con todos. Tendrá que aceptar que es una esclava. Que la podemos usar como queramos. Así hemos sido siempre los esclavos. Me acercó a ella y le doy un cuchillo.

–Puedes hacer con ellos lo que quieras– le doy la oportunidad desahogarse.

Ella me mira. Coge el cuchillo. Se gira hacia Ma Lie. Está en el suelo. Con la cabeza abierta. La pierna rota. Pero aún respira. Le clava el cuchillo justo bajo el hombro.

–¡¡Aaaaaarrgh!! ¡Zorra! ¡Te voy a…!– despierta de golpe.

Pero no solo está muy herido, sino que no le dejo moverse. Le rompo el brazo con el bastón. Sin poder defenderse, con qi y el brazo contra la roca, el hueso se parte con facilidad.

–¡Cabrón! ¡Muérete!– grita Rong.

Le clava varias veces el cuchillo. Al menos diez. Ninguna mortal. No inmediatamente. Lo mira mientras recobra el aliento. Luego una sonrisa cruel aparece en su rostro.

–¡Aaaaagh! ¡Nooo! ¡¡¡AAAaaaaaaaaaaggrrrh!!!

Ha llevado el cuchillo a su entrepierna. Le ha cortado el miembro. Ha tardado unos quince segundos en hacerlo. Lo deja allí, agonizando. Se levanta y se va hacia el otro en la etapa nueve. Aún respira. Aunque su estómago está agujereado. No vivirá mucho

Le corta el miembro a todos los que quedaban vivos. Dejándolos agonizar. Siento un sudor frío. Es una escena un tanto macabra. Shi se acerca y le coge el cuchillo con suavidad. No opone resistencia.

–Que se lave y descanse– le ordena a Ning.

Me mira. Las mando a las dos dentro. Aunque primero hago que Ning ponga una barrera más. Para que el olor a sangre no salga de la cueva. Al menos hasta que nos vayamos. Luego pondré otra para insonorizarnos del todo. No puede volver a pasar. También devuelvo a Rui. Solo queda uno. Agonizante. Song lo remata. Guardo los cuerpos. Sus pertenencias ya las revisarán mañana.

—————

Entro mientras las chicas se lavan. Liang se queda conmigo. Lavándome. Pone especial énfasis en mi entrepierna. La miro como indignado. Acaba conmigo en la bañera. Más bien, en la cuba, donde follamos. Mientras las otras le explican a Wan lo sucedido. No sé con cuánto detalle. Tampoco me preocupa mucho. Estoy ocupado con la boca de Liang.

Está sentada sobre mí. Besándome. Agarro su culo. La ayudo a moverse arriba y abajo. Es tan delicada. Tan tierna. Tan apretada. Me sonríe cuando nos dejamos de besar. Se muerde el labio cuando el placer aumenta. Grita mi nombre cuando se corre. Cuando la lleno. Nos quedamos abrazados un rato. Pero el resto se está impacientando.

La devuelvo y llamo a Yu. Hoy toca una a una. Estaba haciendo pucheros. Le aprieto las mejillas antes de que pueda reaccionar.

–¡Kong!– exclama enojada.

Como una niña pequeña. Una niña algo crecida. Con un precioso culo redondeado. Y unos pechos deliciosos. Me gusta mordisquearlos. Como sus labios. Está sobre mí. Dándome la espalda. Casi recostada sobre mí. Pero sin llegar a tocarme con la espalda. Yo acaricio sus caderas. Ella se mueve y jadea. Yo también me muevo. Sincronizados.

–¡Espera Kong! ¡Aún no! ¡¡Ahhh!! ¡¡¡HAAAAAaaahhh!!! ¡¡Sí!! ¡¡Ahora!! ¡¡¡Aaaaaaahhh!!! ¡¡¡Vamos!!! ¡¡¡¡AAaaaaaaaaaaaaAAAHHHH!!!!

Cae sobre mí cuando la lleno. La abrazo. Aprovecho para acariciar sus pechos. Para besarla en el cuello. Disfrutamos de nuestra calidez un rato.

La siguiente es Lang. Aún es algo tímida. Sobre todo si está a solas conmigo. La pongo sobre la cama. Yo de pie fuera. Sus piernas abiertas. Que se acaban cerrando tras de mí. Sus manos en mi cuello. De vez en cuando me pide que la bese. Incluso me aguanta la mirada unos segundos antes de sonrojarse. Ha aceptado su situación muy rápido. Y no parece lamentarse.

Cada vez que empujo hasta el fondo, sus pechos rebotan lascivamente. Cada vez que la beso, se estremece. Cuando acabamos, me quedo un rato acariciándole el pelo castaño. Sus trenzas. Besando suavemente sus mejillas. Sus labios. Ella está roja. Pero no huye de mis caricias.

A Shi también la follo sobre la cama y yo fuera. Pero bocabajo. Bombeando dentro de ella. Atacando sus orejas y su cuello con mis dientes y mis labios.

–¡Ahh! Kong ¡Así! ¡¡Aaah!! ¡¡Dame fuerte!! ¡¡¡Aaaah!!!

De hecho, se ha puesto en esa posición cuando ha llegado. Mirándome sugerente. Moviendo su culo. La he azotado una par de veces como a una niña traviesa. Con suavidad. Luego he estado acariciándola hasta que se ha mojado lo suficiente.

–Entonces, di que eres mía– la provoco.

–¡¡Aaah!! ¡Soy tuya! ¡Por hoy!– responde, riendo y jadeando. Sé que me hará decir esas misma palabras otro día.

Tras el segundo orgasmo, empujo más lentamente. Con suavidad. Disfrutando de su interior. De su piel. De sus formas. La amo. Como a todas. Y un poco más. Me siento satisfecho cuando la lleno. Saboreo el tiempo que tenemos para estar abrazados.

A Yi la follo con su cabeza en el suelo. Sobre un cojín. Yo de pie. Sus piernas estiradas tras de mí. Su culo alzado. Ella inclinada. Quejándose y jadeando. Mirándome.

–¡Ah! ¡Kong! ¡Así es…! ¡¡¡¡AAAAAAAaaaahh!!!!

No puedo besarla ni jugar con sus pechos. Pero si con sus nalgas. Mirarla a sus ojos verdes. Ver como su cuerpo vibra. Su pelo rubio desparramado por el suelo. Sus mejillas sonrojadas del placer. Quizás algo de vergüenza.

Luego nos quedamos sentados. Abrazados. Ella sobre mí. Yo prometiéndole no contarle nada a su hermana. Son adorables.

Song contra la cama. Yo sobre ella. Con las piernas presionadas contra su cuerpo hasta las rodillas. Disfrutando de sus pechos grandes y pecosos. De sus labios juguetones. De esos ojos adorables. De esa sonrisa traviesa. Me muerde el labio cuando me despisto. Me lame la oreja. Se mueve a veces a mi compás. Aprieta a ratos su interior, buscando causarme placer. Sorprenderme.

La miro y me encuentro con el profundo verde de sus ojos. No puedo evitar besarla de nuevo. Mis labios se encuentran con los suyos a medio camino. Esta vez soy yo quien le muerde.

–Malo. Rencoroso– ríe, antes de que su lengua encuentre la mía.

Cuando nos corremos, nos quedamos mirándonos un rato. Su pelo pelirrojo está pegado a su rostro por el sudor. Es preciosa. Nos quedamos abrazados. Hasta que es hora de llamar al resto. Liang y Yi duermen conmigo. Hoy las gemelas están enfadadas, así que se han separado. Algo habitual.

Tenemos que descansar. Mañana comienza el viaje de vuelta. Por territorio inexplorado.


Load failed, please RETRY

Weekly Power Status

Batch unlock chapters

Table of Contents

Display Options

Background

Font

Size

Chapter comments

Write a review Reading Status: C57
Fail to post. Please try again
  • Writing Quality
  • Stability of Updates
  • Story Development
  • Character Design
  • World Background

The total score 0.0

Review posted successfully! Read more reviews
Vote with Power Stone
Rank 200+ Power Ranking
Stone 33 Power Stone
Report inappropriate content
error Tip

Report abuse

Paragraph comments

Login

tip Paragraph comment

Paragraph comment feature is now on the Web! Move mouse over any paragraph and click the icon to add your comment.

Also, you can always turn it off/on in Settings.

GOT IT