Download App
19.21% Cultivación prohibida (+18) / Chapter 49: Venganza

Chapter 49: Venganza

Han pasado cinco días desde que llegamos a esta zona. Tras unas colinas, volvió a cambiar el bosque. Ahora es más disperso. Tenemos que ir con cuidado. Si nos paramos en un claro, puede haber aves al acecho. Una serpiente que huía de nosotros fue atrapada con facilidad.

Por ahora, no los hemos encontrado. Pero ayer nos topamos con las primeras pistas. Alguien había estado en la misma cueva. Un día o dos antes. Había huellas a la salida, en la tierra. Sin embargo, en la vegetación las huellas desaparecían. Por ahora, seguimos esa dirección.

Encontramos una especie de antílope muerto. No hace mucho. Le han quitado los cuernos y el corazón. ¿Quizás el hígado? Es lo más valioso si no puedes o quieres cargarlo todo. Estamos sobre la pista. Si es que son ellos.

Algunos carroñeros se han apoderado del resto del cuerpo. Y los insectos. Ya no es aprovechable. Debe llevar unas cuantas horas muerto. Pero no creemos que más de un día. Nos alejamos de allí. En la dirección que suponemos que han tomado.

Llegamos a un pared de piedra. Hay muchas cuevas allí. Pronto oscurecerá. Las hermanas, Shi y yo nos dividimos para investigar. Pero sin perdernos de vista. Llamo a Rui también para ayudarme.

Al cabo de un rato, vuelve Yi. Recupera a Yu y Shi por el camino.

–Están allí– dice, señalando una cueva relativamente alta –. Jia Xu, Bai Xuan y Bai Wan.

Nos acercamos las gemelas y yo. Su rostro es difícil de leer. El resto se quedan en la Residencia por ahora. Preparadas.

La entrada es amplia. Luego se estrecha en un túnel. Hay trampas con alarmas a la entrada. Son fáciles de esquivar. Las del túnel no tanto. Se enterarán si queremos pasar. Pero podemos oírlos desde allí. Jia Xu lleva rato quejándose. Cada vez va a más.

–Este plano es inútil. No lo encontraremos– sigue protestando.

–No podemos rendirnos. Si lo encontramos podremos obtener muchos puntos. Más que nadie. Díselo, Xuan– asegura de nuevo Bai Wan, tímidamente, incluso parece asustada.

–Es cierto. Pero también que llevamos muchos días buscando. A este paso, no encontraremos nada– replica esta.

–Pero…

–Estoy cansado de buscar. Si no hay más aliciente, me voy– amenaza Jia Xu.

–¿Qué… Qué más quieres? Ya te llevas el 60%– casi suplica Bai Wan.

–Un hombre tiene necesidades. Y ya llevamos mucho tiempo aquí. Bai Xuan es la novia de mi hermano, pero tú estás libre. Sé que algunos te llaman gorda, pero yo te acepto así. No tiene que ser nada serio. Solo desahogarnos– declara este con descaro.

Miro a las hermanas de reojo. Están apretando los puños. Creo que están a punto de estallar.

–¿Cómo… Cómo puedes decir eso? Xuan…– le pide ayuda a su prima.

–Oh vamos, Wan. Solo es sexo. Lo disfrutarás. Es lo mejor para todos– la traiciona ella.

–No puedes… ¡Ah! ¡Suéltame! ¡Xuan, ayúdame!– grita asustada.

–Vamos, no seas estrecha. Te haré disfrutar– le oímos decir a él.

Yi no puede más y se levanta. La detengo. Si se dan cuenta, es fácil defenderse detrás del túnel. Llamo a Shi. Activamos una de las trampas.

–¿¡Quién está ahí!?– exige Jia Xu.

–¿Puede que sea una bestia?– sugiere Bai Xuan.

–Ah, hola… No sabíamos que había alguien aquí. Mi amiga y yo estamos buscando un sitio para pasar la noche antes de volver al campamento. ¿Os podemos acompañar? Estamos en la etapa siete. Sería más seguro estar juntos– explica Shi con voz inocente.

Es convincente. Casi me la creo. Espero que muerdan el anzuelo. Serían dos chicas con niveles asequibles para ellos. Y que vuelven, así que se supone que han logrado su objetivo. Debe ser tentador robarles. Y más para él. Seguro que está pensando en violarlas. Pero pasa un minuto y no dice nada. ¿Quizás no ha sido suficientemente tentador?

–¿Hola? Si os molestamos nos vamos…– fuerza Shi la situación.

–No, no. Pasad. Es un poco estrecho, pero se ensancha al final– finalmente se ofrece él.

–¡Perfecto! Un momento que llamo mi amiga.

No quiero arriesgar a ninguna. Así que llamo a Rong y la hago ir al frente. Le he devuelto su túnica de estudiante. Yo voy detrás. Al resto las he metido en la Residencia. Preparadas para salir. Hemos esperado el tiempo suficiente para poder invocarlas sin problemas.

Voy justo detrás de ella. No sé si querrá traicionarme. No importa. Estoy un poco agachado para que no me distingan. Hasta que entramos. Bai Wan está al fondo. Inconsciente. Bai Xue y Jia Xu están a los lados. Lanzan a Rong al suelo por sorpresa. Y van a por mí. Se sorprenden al ver que no soy "ella". Pero más cuando notan puntas afiladas clavándose en ellos.

–¡Aaaaaargh!– grita Jia Xu cuando su mano es atravesada por la daga de Yi, haciéndole soltar la espada.

Bai Xuan no tiene tiempo de gritar. Es zancadilleada y lanzada al suelo, con la daga de Yu amenazando su cuello. Su espada impacta con la roca. Yi le da un rodillazo en la entrepierna a Jia Xu. Cae también al suelo, dolorido.

Shi y Song están de apoyo. Shi recoge y mira las espadas. Se apropia de una para sustituir a su segunda.

–Yu… ¿Cómo…?– murmura Bai Xue, pero una bofetada la enmudece.

Yi retiene a Jia Xu en el suelo. Song un poco más allá, con la lanza apuntándole. Yo entro poco después. Llego hasta Rong.

–Parece que no tienes nada grave. Descansa.

La envío de vuelta. La han inmovilizado con un técnica que imbuye qi en puntos de acupuntura. Debería recuperarse en poco tiempo. Invoco a Liang para que revise a Bai Wan. Mientras, Yu interroga a su prima.

–¿Por qué quisiste matarnos? Primero los mandasteis a ellos. Luego quisiste envenenarnos. ¿Por qué?

–Vamos querida. Seguro que disfrutaste que te violaran…

–¡Plaf!

–Déjame– me acerco.

Yu la agarra del brazo, retorciéndoselo, inmovilizándola. Yo le pongo la mano sobre la cabeza. Uso qi para crearle un poderoso y agudo dolor en el oído. Ella grita.

Jia Xu se retuerce. Intenta liberarse. Song le atraviesa una pierna. Yi el brazo. Vuelve a gritar.

–Responde, o volverás a sentirlo– insiste Yu.

–No creas que… ¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAARRRRGGGHHHH!!!!

–Podemos repetirlo todas las veces que queramos. No hay prisa– la amenaza.

–¿Eres estúpida o qué? ¿No es evidente? ¡No servís para nada! ¡Y la familia os envía recursos! ¡Es un desperdicio! ¡Mejor invertirlos en mí!– grita Bai Xue, fuera de sí.

–¿Solo por eso? ¿Por avaricia? Eres nuestra prima. Te queríamos…– dice Yi casi en un susurro desde el otro lado. Es evidente la tristeza en su voz.

–¿¡Primas!? ¿¡Avaricia!? ¡Sois solo basura! ¡Apenas podéis cultivar! ¡Una vergüenza para…! ¡¡¡¡AAAAARRRRGGGGhh!!!!

–¿Cómo te atreves a hablarles así…? La única basura eres tú– interrumpo, apretando los dientes, golpeando su cabeza contra el suelo.

Muy pocas veces me he sentido tan enfadado como ahora. Deseo simplemente arrancarle la cabeza. El dolor que le acabo de ocasionar no es suficientes para aliviar la ira.

––Kong–– me llaman las dos gemelas, sorprendidas pero con dulzura.

–Lo siento, me he dejado llevar– me disculpo al sentir sus miradas.

Ellas niegan con la cabeza. Me sonríen. Sus ojos ligeramente humedecidos.

–No vale la pena perder más tiempo con ellos. Quería torturarlos. Pero eso nos quitaría un tiempo precioso. No lo merecen– le dice Yi a su hermana.

–Me parece bien– responde Yu.

Les cortan el cuello antes de que puedan decir nada. La sangre llena sus gargantas. No pueden gritar. Mueren poco a poco. Ahogándose en su propia sangre. Sus ojos parecen decir que no se lo acaban de creer.

Sé que habían planeado diferentes torturas. Violarla a ella salvajemente. Quizás con mi ayuda, quizás no. Violarlo a él. Quizás metiéndole una lanza por el culo hasta que muriera. Cortarles dedos y brazos. Castrarlo. Al final, han decidido que no valía la pena. Que es mejor simplemente deshacerse de ellos.

Realmente, no sé si es lo mejor para ellas o no. Dicen que dejarse llevar por el odio puede ser contraproducente. Y las he visto llorar demasiadas veces. Ojalá supiera qué hacer. ¿Se arrepentirán? ¿O les ayudará a superar el dolor y la traición?

Se acercan a mí. Me besan las dos en las mejillas.

–Deshazte de los cadáveres, por favor. Guárdalos para tirárselo a alguna bestia. Me pide Yu,

Los guardo en el almacén. Las gemelas caminan hacia su otra prima. Se ha despertado. Las mira asustada. A todos. No sé cuánto ha presenciado.

–¿Nos dejáis a solas?– pide Yi.

Nos vamos y las dejamos con su otra prima. La que no estaban seguras si estaba con ellos. No lo parece. Pero supongo que quieren asegurarse. Además de que hay que decidir qué hacer con ella. Dejarla ir sin más sería peligroso.

—————

Aprovecho para follarme a las tres esclavas en la entrada. Lo hago más rápido que de costumbre. Sin recrearme. No se quejan. Rui incluso parece preocupada. Quizás lo imagino.

Luego llamo a las demás. Nos quedamos hablando. Preocupados. Cenamos un poco. Finalmente aparece Yi.

–Venid.

Entramos todos. Bai Wan nos mira. Especialmente a mí. No sé cuánto le han contado.

–Ha aceptado venir con nosotras. Se quedará en la Residencia. Nos ayudará con las hierbas. Le daremos todas. Intentaremos conseguirle un caldero para hacer píldoras y que continúe sus estudios. Y herramientas para refinar. Pero nada más. ¿De acuerdo?– me mira Yu. Luego mira a Shi.

Supongo que se refiere a nada de sexo. Me está bien. No quiero forzarla, me cae bien. Nos defendía. Y las gemelas me lo piden. Shi asiente.

–Por supuesto– respondo. Luego la miro a ella –. Pero tienes que aceptar someterte a mí.

–Lo… sé. Me lo han… contado– responde esta un poco roja.

Parece asustada. Tampoco es de extrañar. Han estado a punto de violarla. Luego han aparecido sus dos primas y han matado a la otra. Y no sé qué le han contado sobre mí, ellas y la Residencia… No debe ser fácil aceptar todo de golpe.

–Entonces, ¿aceptas?– insisto.

Ella asiente. Puedo notar que es suficiente. Aunque no por mucho.

–¿Queréis ir con ella? Le enseñáis un poco todo. Luego me decís cómo quiere la habitación– le pregunto a las hermanas.

–Sí, claro. Pero no te olvides de nosotras– responde Yi, forzando una sonrisa.

–¿Pu… Puedo llevarme mis hierbas?– me pide Bai Wan, vacilante.

–Claro. Pero si prefieres que las guarde, dímelo. Puedo dejarlas en un lugar donde no pasa el tiempo. Se mantendrán frescas. Solo tendrás que pedírmelas.

–¿¡De verdad!?– pregunta, abriendo los ojos. Luego tartamudea nerviosa –. Eh… Bue… Bueno… Ya te lo diré…

La envío a la Residencia con las gemelas. Frente a la habitación de ellas. No estoy seguro si es buena idea enviarlas dentro. Ellas la invitan a entrar. Luego se dan una vuelta. Parecen estar hablando más animadamente. A veces más serias. A veces incluso lloran. Supongo que estarán bien. Eso espero.

Mientras, lo hago con las tres. Bastante suave e íntimo. De alguna forma consolándonos. Estas últimas horas han sido intensas emocionalmente.

Al cabo de un rato, me traigo a Yi. Me estaba llamando. Creo una habitación como me pide. Aunque esta noche dormirán las dos con su prima. Llevo a Yu y Wan allí. Junto a las pertenencias de Wan.

Yi se queda un rato. Sentada sobre mí mientras follamos. Me besa y se mueve, muy intensa. Casi brusca. Casi con desesperación.

A las demás las he devuelto. Están hablando con la recién llegada. Esta casi llora emocionada cuando le dan todas las plantas que tenían sus dos excompañeros. Supongo que no lo esperaba. Por mucho que las gemelas lo hubieran dicho.

Luego cambio a Yu. Me pide que sea bastante intenso. Tumbada boca arriba. Y que no deje de abrazarla. No ha sido fácil para ellas. No sé que les costará superarlo. Estoy casi seguro de que mañana estarán como siempre. Pero no sé cómo lo llevarán por dentro.

–¿Que pasa?– me pregunta Yu.

Está aún abrazada a mí. Recuperándose. Me he reído de repente.

–Lo siento. Es que… Rayitas ha gruñido a tu prima. Y ella se ha asustado bastante. Les ha costado calmarla. Pero ha sido bastante gracioso– le cuento.

–Está muy mal espiarlas– me regaña.

–¿No será que te molesta no poderlo ver?

Ella se ríe. Yo me la quedo mirando

–¿Qué pasa?– vuelve a preguntar cuando se da cuenta de que la miro fijamente.

–Me gusta verte reír.

–Ton…to…– susurra escondiendo la cabeza en mi pecho.

Le beso la cabeza mientras llora. Como ha hecho antes su hermana. No digo nada. Solo la abrazo. Sus heridas nunca se habían acabado de curar. Y ahora se han reabierto. Me pregunto si cuando acabemos con el último se cerrarán por completo. O si el tiempo lo hará. Me gustaría hacer más. Pero no sé qué.

Me quedo abrazándola un buen rato. Hasta que me pide que la devuelva. Luego me traigo al resto.

Me quedo durmiendo con Liang y Song, mientas Shi vigila. Las tres primas duermen juntas. Bueno, están hablando. Supongo que se dormirán. A mí se me cierran los ojos. Mañana tendremos que decidir qué vamos a hacer a partir de ahora.


Chapter 50: Emboscada en la mañana

Me despierto con una sensación extraña en la boca. Algo se mueve dentro.

–Dormilón– me reprocha Song, dejando de besarme.

Sin darme tiempo a reaccionar, noto que algo cubre mi miembro. Noto la humedad de unas paredes suaves pero apretadas que se restriegan a él. Las caderas de Song suben y bajan. Sus ojos verdes me miran. Sus pechos botan suavemente.

–Pervertida– la acuso.

Ella sonríe y vuelve a besarme. Intento mover mis manos para agarrar sus nalgas, pero no puedo. Estoy atado. Miro alrededor. Shi está un poco más allá. Liang a un lado, mirándonos. Nuestros ojos se encuentran.

–A mí no mires, no ha sido idea mía– se defiende. Sé que está aguantándose la risa.

–¿Y tampoco habrás colaborado?– la acuso.

Ella no responde y aparta la mirada. Shi se ríe. Cuando la miro acusadoramente, solo se ríe más. Una mano me acarician la cara y me obliga a girarme, a mirarla. Me besa. Le devuelvo el beso primero. Luego la muerdo, aunque con suavidad. Ella ríe mientras me cabalga.

Acelera. Su respiración también se acelera. Y la mía. Sus pechos se mueven con más fuerza, hipnóticos. Quiero cogerlos y estrujarlos. O chuparlos y morderlos. Pero no puedo. Cuando me pidieron la cuerda, no debí creerme su excusa.

Se corre. Cae sobre mí. Respirando para recuperarse. Así que, como pequeña venganza, muevo mis caderas.

–¡Aaah! ¡Malo!– protesta.

Me aseguro de inyectar más qi, para que sea intenso. Ella se agarra a mí. Aún no se había recuperado del primero cuando tiene el segundo. Toda ella tiembla. Quiero continuar, pero consigue levantarse. Me mira desafiante.

–Así que quieres contraatacar…– me susurra en tono amenazante.

Espera a recuperarse para volverme a introducirme dentro de ella. Es más brusca ahora. Más intensa. Se muerde el labio, lascivamente. Yo solo puedo controlar el qi que inyecto en ella. Que la va llevando al orgasmo de nuevo. No tardamos en corrernos los dos.

Luego descansa unos segundos sobre mí. Me besa con suavidad. Me sonríe.

–Me vengaré– la amenazo.

–Lo estaré esperando– se despide con un beso.

Liang la sustituye. Me besa dulcemente.

–De ti también. Y de Shi– las amenazo.

Las dos ríen. Me vuelve a besar. Su piel contra la mía. Noto sus pequeños pechos, sus erectos pezones en mi piel. Su mano acaricia mi miembro. 

Cuando está erecto, me mira con deseo. No puedo evitar sonreírle. Ella lo mete en su interior. Se mueve despacio, con suavidad. Nos besamos. Noto el roce de su piel. Por fuera y por dentro.

–Lo mimas demasiado. ¡Plash!– interviene Song, dándole una palmada a Liang en el trasero.

–¡Au! ¡No seas mala!– protesta Liang.

–Si me ayudas, nos podemos vengar de ella– le susurro al oído.

Ella me mira. Sonríe. Asiente. Tengo una aliada. Nos seguimos besando mientras se mueve. Sus gemidos son ahogados por los besos. Sus orgasmos se alargan. Son menos bruscos.

–Aún no han acabado contigo– me dice entre culpable y divertida. Suspiro. Ella se ríe. Me besa y se aparta.

No tarda en llegar Shi. Me lame alrededor de los pezones. En el cuello. En mi oreja. Juega con los besos. Apartándose en el último momento. Apretando poco después.

–Te estás divirtiendo– la acuso.

–Mucho.

Me besa de nuevo. Me introduce poco a poco en ella. Provocándome. Luego se mueve despacio. Luego rápido. Luego otra vez despacio. Sigue jugando conmigo. Tanteando mi cuerpo. Acariciándolo. A veces pellizcando. Sé que no solo juega. Que también busca mis puntos más sensibles. Con el tiempo, ha encontrado algunos. E incluso ha empezado a jugar con qi.

Aprovecha que me tiene atado para investigar mientras cabalga sobre mí. Dándome placer. Llevándome al límite. Sonríe satisfecha cuando me arranca un gemido. La miro desafiante. Ella ríe. Me besa con pasión.

Se mueve más y más rápido a medida que el placer aumenta. Hasta que se corre y cae sobre mí.

–Kong…– me susurra al oído.

La beso en la mejilla. Sin pensarlo. Por impulso. Ella se gira y me sonríe de nuevo. Adoro cuando sonríen. Nos besamos. Pero eso es toda la tregua. Pronto vuelve a la acción. Poco margen tengo para contraatacar, así que simplemente me rindo a ella. A su rostro jadeando de placer. A su pelo negro que cae sobre mí. A sus preciosos ojos azules.

–Llama a las gemelas– me pide cuando acabamos.

Estoy atado. Es cierto que podría devolverlas y no hacerle caso. Pero hacer eso sería traicionar la confianza. Nuestro juego. Tengo que reconocer mi derrota. Suspiro y aparecen. Me miran al principio sorprendidas. Yi es la primera en reaccionar. Una malvada sonrisa aparece en su rostro.

–Eso sí que es un bonito regalo– dice, colocándose sobre mí.

Suspiro resignado. El resto ríen. Yi me monta con más brusquedad. Yu casi me pide perdón. No por eso desaprovecha la oportunidad. Ambas me tientan. Me besan. Juegan conmigo. Me provocan. Contemplo sus modestos pechos botar, moverse, tentadores, sensuales.

Aún se ríen un rato de mí antes de desatarme y que las mande de vuelta.

–Te dejo las cuerdas aquí– insinúa Shi, antes de volver.

—————

Veo que Wan ha vuelto a su habitación y está organizando las plantas. Quizás necesitará más muebles. Aunque, por ahora, tampoco tenemos mucho para elegir.

Llamo a mis tres esclavas. Hago que me ayuden a atar a Ning. Sus muñecas contra los tobillos. Sus piernas abiertas. Totalmente expuesta. Sin poder moverse. Le doy una palmada cuando acabamos. Está empezando a mojarse.

Rui parecía mirar a Ning con envidia. Así que la ato igual, con la ayuda reacia de Rong. Las dejo en la cama mientras ato las manos a la espalda de Rong. La tiro sobre la cama, bocabajo. Le hago abrir las piernas. Acaricio su clítoris y sus nalgas hasta que está mojada. Entonces, la penetro de golpe

Embisto desde atrás. Con brusquedad. Su boca contra las sábanas. La someto una vez más a mí. Reparando mi orgullo roto. Incluso la sacudo en las nalgas algunas veces, sin mucha fuerza.

No ofrece resistencia. Simplemente se deja follar. Resulta excitante tenerla a mi merced. Empujar hasta el fondo cada vez. Ir aumentando poco a poco su excitación. Llevarla al orgasmo y llenarla de mí. Sobre todo si recuerdo su mirada de desprecio cuando era yo el esclavo.

La dejo allí, en esa posición. Me acerco a Ning. Mete mi miembro en su boca en cuanto lo tiene enfrente. Cuando está erecto de nuevo, lo saco y la penetro. Empujo con fuerza. Le hago sentir placer en la primera embestida. 

–Primero vamos a subir de etapa. Concéntrate en tus meridianos.

Me obedece. Ya tiene práctica. Y sabe que hasta que no acabemos no hay sexo. Cuando lo conseguimos, está en la etapa siete. Luego la llevo casi al orgasmo en la segunda embestida. En la tercera. Su cuerpo se arquea cada vez.

–Aaaah. No. Amo. Sigue– suplica cuando salgo de ella.

La dejo al borde del orgasmo y me acerco a Rui, arrastrando a Ning a su lado. Penetro a Rui, que está completamente mojada. Atada. Sus piernas abiertas. Casi se corre.

–Aaaaa… Aaaamo…– gime con pasión.

Embisto un par de veces más, sin dejarla llegar al orgasmo. Luego, cambio de nuevo a Ning. Voy alternando. Tentándolas. Provocándolas. Estrujando sus pechos. Sin dejarles llegar al orgasmo. Atadas. A mi merced.

Finalmente, le doy la vuelta a Ning. Las piernas totalmente abiertas y atadas. La penetro por detrás, empujándola contra la cama. Llevándola a un fuerte orgasmo que la deja casi sin respiración.

Hago lo mismo con Rui. Me miraba con deseo tras haber visto a Ning ser follada. Luego inserto un consolador en cada una.

–Desataros vosotras mismas. No rompáis las cuerdas– les advierto, antes de devolverlas. Me pregunto si serán capaz. O si tendré que ayudarlas.

Cojo a Rong del pelo para alzarle la cabeza.

–Acaba el trabajo y trágatelo.

Ella obedece. Introduce mi miembro en su boca y empieza con una felación. Cada vez lo hace mejor. Cuando me corro en ella, la desato. Tiene trabajo que hacer. Aún quedan pieles y animales que tratar. Aunque antes la cojo por detrás, estrujando sus pechos unos segundos. Ella solo se deja hacer, sumisa. Aunque no colabora.

—————

Estamos todos sentados, incluida Wan, un poco alejada de mí. Aún tiene miedo a Rayitas, que está bocarriba en mi regazo, exigiendo mimos.

–Buscábamos el Jardín. Es un lugar donde crecen muchas plantas medicinales. Cada vez que se abre la zona, envían a gente para encontrarlo. Aunque no siempre se consigue. Yo soy una de ellas. Me tenían que ayudar, pero creo que solo lo hacían ver– explica Bai Wan, refiriéndose a los muertos.

–¿Y dónde está? ¿Cómo se supone que hay que encontrarlo?– pregunta Liang con curiosidad.

–Estamos aquí– explica, señalando un punto en el mapa –. Y hay que ir a este bosque. Está en algún lugar en su interior, pero no hay más información. La entrada se mueve cada vez.

–¿Y cómo es esa entrada?– pregunta Liang una vez más.

–Es un árbol bastante grande, con las hojas azules y tronco amarillo. Hay varios en el bosque. Cada vez uno diferente tiene la entrada. Ese tendrá un brillo metálico en las hojas.

Nos miramos sorprendidos.

–¿Pa… Pasa algo?– pregunta Wan, extrañada y algo intimidada por nuestra reacción. En serio, es demasiado asustadiza.

–¡Lo hemos visto!– revela Yi –. Cuando veníamos por el bosque, vimos ese árbol. ¡Las hojas brillaban como tú dices!

–¿¡De verdad!?– exclama ella, con los ojos muy abiertos, claramente excitada.

–¿Podemos ir?– pregunta Yu, casi en una súplica.

–Supongo que sí. Tenemos tiempo de sobra. Nos podemos quedar aquí una temporada– acepto. Ninguna parece oponerse a la idea.

–No podéis quedaros– interrumpe Wan, indecisa.

–¿Por qué?– le pregunto.

–Eh… Bueno… Yo…

¿Quizás no le tiene miedo a Rayitas sino a mí? Supongo que tampoco puede extrañarme. A saber que le han contado las gemelas. Tendré que hablar con ellas.

–Wan'er, dinos que pasa. Nadie te va a hacer nada– interviene Yu, conciliadora.

–Bueno… Después de que volvemos, lo abren durante un año para estudiantes de reinos superiores. Se dice que son mucho más crueles. Que se matan entre ellos para conseguir tesoros ocultos que nosotros no podemos obtener. Se atacan unos a otros. Muchos llevan mecanismos de detección. Sería muy difícil esconderse de ellos.

Todos fruncimos el ceño. Yi y Yu tranquilizan a Wan, diciéndole que no es culpa suya. De hecho, tenemos suerte de que nos lo haya contado. Si no estuvieran los hechizos rotos, podríamos escondernos en aquella cueva. Pero parece que no tenemos más remedio que volver.

–¿Cuánto tiempo tenemos?– pregunta Shi.

–Quince días. Estamos a tres o cuatro días del campamento base, así que nos quedan once.

–Bien, entonces podemos intentar ir al árbol, tenemos tiempo de sobras. ¿Os parece bien?– preguntó Shi.

Todos asentimos, aunque hay otro problema que tratar. Y Liang en la primera en mencionarlo

–El problema es cómo volver. ¿Cómo podemos convencerles de que un esclavo en la etapa uno ha conseguido escapar y volver con vida?

–Podemos darles el anillo. Puedes decir que lo encontraste con los restos de algún estudiante. Eso explicaría cómo has conseguido comida y ropas. Aunque no cómo has conseguido cruzar las zonas de peligro y escapar de las bestias– sugiere Song.

Todos nos quedamos en silencio. No es fácil encontrar una buena excusa que sea suficientemente creíble. Que no me interroguen cuando volvamos a la secta, donde no puedo mentir.

Mientras, veo que Rui está logrando escapar. Aunque lo hace sin quitarse el consolador, que sería lo más fácil. ¿Quizás lo disfruta? ¿O lo considera una orden?.

Ning ni siquiera lo está intentando. Parece disfrutarlo. Ya se cansará. Así no puede masturbarse bien.

–Qui… Quizás hay una forma, aunque es muy desagradable– interviene Wan, de nuevo indecisa.

Todos la miramos, lo que no hace sino asustarla un poco más. Sus primas la animan.

–Di lo que piensas, no pasa nada– le dice Yi.

–Bueno, se dice que… Bueno, primero hay que encontrar una bestia de nivel alto. Bueno, no exactamente una bestia…

Le cuesta un rato explicarse. Sin embargo, la solución es buena, realmente buena. Es algo que muy pocos estudiantes harían, aunque lo sepan. Puede que sea desagradable. Pero no soy un estudiante, sino esclavo. Estoy acostumbrado a cosas peores.

Finalmente, con los planes decididos, salimos de la cueva. Shi me acompaña. El resto se quedan en la Residencia.

Tardamos varios días en llegar aquí desde que vimos el árbol. Aunque no fuimos directos. Estábamos buscando pistas de nuestros objetivos. Deberíamos llegar en dos días, tres como mucho. Otros tanto de vuelta, y tres o cuatro para volver al campamento. Nos sobran cinco días o más. No deberíamos tener problema.

Agarro a Shi de la cintura. Ella me mira. Me sonríe. Nos besamos.

–Me las pagaréis– le recuerdo.

Ella ríe. Es nuestro último momento de relax antes de empezar la marcha. A partir de ahora, debemos estar atentos. Es peligroso.


Load failed, please RETRY

Weekly Power Status

Batch unlock chapters

Table of Contents

Display Options

Background

Font

Size

Chapter comments

Write a review Reading Status: C49
Fail to post. Please try again
  • Writing Quality
  • Stability of Updates
  • Story Development
  • Character Design
  • World Background

The total score 0.0

Review posted successfully! Read more reviews
Vote with Power Stone
Rank 200+ Power Ranking
Stone 46 Power Stone
Report inappropriate content
error Tip

Report abuse

Paragraph comments

Login

tip Paragraph comment

Paragraph comment feature is now on the Web! Move mouse over any paragraph and click the icon to add your comment.

Also, you can always turn it off/on in Settings.

GOT IT