Entro con Yu. Las demás se quedan en la Residencia, jugando con Rayitas. Poco a poco se va acostumbrando a ellas. Utilizar qi para crear luz es el uso más elemental. Creo que todos deberíamos aprenderlo. Suerte que tenemos a las gemelas.
Es húmedo y silencioso. Yu camina delante. Está un poco tensa. Sé que no debería, pero no puedo evitarlo. Le pongo de golpe la mano sobre el hombro.
–¡AAAAhh! ¡¡¡Kong!!!– grita asustada, primero y enfadada después.
Me mira enfadada mientras me río. Ella infla sus mejillas.
–No me mires a así. Ja, ja. Lo siento, Ja, ja. No lo haré más.
–¡Tonto!
Me pega una patada y se da media vuelta. La abrazo suavemente por detrás.
–Lo siento. No he podido evitarlo. Eres tan adorable. ¿Qué puedo hacer para que me perdones?
–Solo no lo vuelvas a hacer– dice aún con tono de enfado.
–Vale.
La beso en la mejilla. Ella se libra de mi abrazo. Avanza sin mirarme. Parece enfadada. Pero sé que no es así. Solo ha sido una pequeña broma. Y no es la primera. Y muchas veces soy yo la víctima.
–Y no se lo cuentes a Yi.
–Prometido.
Tarda aún un rato en dirigirme la palabra. Luego parece haberlo olvidado.
–¡Aah!– exclama, parándose en seco.
Algo la ha sorprendido. Pero avanza. Aunque despacio. Recelosa. Hemos llegado a una cavidad un poco más grande. Es una habitación. Hay muebles de madera bastante maltrechos. En lo que era la cama, hay un esqueleto. Supongo que es lo que la ha asustado.
–Avisa a las demás. Que lo vean, pero que estén preparadas.
–Ni hablar– se niega ella, con una sonrisa traviesa.
La primera en caer es su hermana. Grita al ver el esqueleto. Y ante el grito y ataque por la espalda de su hermana. Nos mira con cara de pocos amigos cuando nos reímos.
Shi, Song y Liang solo se sorprenden. No se asustan mucho. Estamos acostumbrados a enterrar a los muertos. Incluso a ver esqueletos. Las gemelas parecen un poco decepcionadas. Otra vez será.
–Está espada está bien. Es mejor que la que tengo– se apodera Shi de un arma.
–La lanza está estropeada, pero solo el mango. Probaré a ponerle otro– contempla Song una lanza.
Las gemelas deciden sortearse la daga. La que pierda elegirá la próxima vez. No hay arco o flechas. Sí varios utensilios, muchos de ellos estropeados. Algunos quizás recuperables.
–Estas píldoras deben de ser valiosas, si no se han estropeado– añade Liang, sosteniendo un pequeño frasco.
No parece que estén mal. Aunque ninguno de nosotros sabemos muy bien qué son. Por ahora, las guardo. Cojo un anillo y aplico qi. Por suerte, no está protegido. Saco unos cuadernos. Estar allí los ha protegido.
Uno es de una técnica de cultivación. Llega hasta el reino del Cuerpo. Está basada en extraer la esencia de bestias. Supongo que tiene sentido para alguien que se escondía en el bosque. Pero es inútil para nosotros.
–Debía de estar en el reino del alma. La daga es demasiado buena para alguien en Génesis, pero un poco pobre para alguien en Cuerpo– explica Yu, que ha ganado la daga.
Su hermana refunfuña. Ella parece bastante satisfecha. Está muy interesada en las armas. Ha estudiado varias de ellas en la armería. Aunque no pueda llevárselas, puede verlas y sentirlas.
–¿Quién debía ser?– se pregunta Liang.
–Seguramente nunca lo sabremos– Song se encoge de hombros.
Guardo los cuadernos. Algunos podrían ser interesantes. Decidimos limpiar la habitación. Y hacernos con un anillo más. Hay algo de dinero. En total, unas diez piezas de oro. Una fortuna para mí. Podría comprar algún esclavo barato, quizás a mí mismo. Pero sé lo rápido que se gasta. He acompañado a hacer la compra a la ciudad alguna vez.
La ropa que guardaba en el anillo es aprovechable. No sé si es buena. Para mí, un lujo. Hay restos de ropa fuera. No han sobrevivido al paso del tiempo. Me pregunto cuanto tiempo llevaba aquí.
También hay un extraño pergamino. Parece un pedazo de uno más grande. Y es como si aceptara qi. Aunque no el nuestro. Como si no fuera adecuado.
–Quizás solo responde al de alguna persona, de algún linaje concreto– sugiere Song.
–O hay que estar en un reino más avanzado. En el del alma, el qi se comprime, sube de calidad– sugiere Yi.
–A saber. Guárdalo. Quizás más adelante sirva para algo– propone Shi.
Eso hago. No es que sea un problema. Solo que todos tenemos curiosidad. Lástima que no haya nada que podamos hacer.
Decidimos limpiar la habitación. Nos podría servir de escondite en el futuro. Si no volvemos y nos quedamos aquí. No suena del todo mal. Si incrementamos nuestra fuerza lo suficiente, ya no sería un lugar muy peligroso. Y la ilusión sigue funcionando al cerrar la puerta. Aunque no sé cuánto durará la madera.
Encontramos algunas piedras de energía. Son valiosas. Se usan para cultivar. O para otras muchas cosas, como crear formaciones. Por ejemplo, la formación defensiva a la que estas daban poder. Nos miramos incómodos. Si no se hubiera estropeado, si no hubiera sido creada de forma un tanto precaria, quizás estaríamos muertos. La próxima vez, iremos con más cuidado.
Había también otras formaciones en la puerta que no parecían peligrosas. Una era la ilusión. Las otras tenían que ver con la detección. Quizás para esconderse de otros. Pero ya no funcionan. Parte de la estructura se ha estropeado al pudrirse la madera.
Quizás el esqueleto había sido un experto en formaciones. Al menos sabía algo de ellas. Y un par de los cuadernos son sobre ese tema. Por ahora, no me interesa demasiado. Tampoco parecía que a ninguna de las chicas, pero ya veremos.
Por esta noche, nos quedamos dentro. Es más seguro. A las gemelas les da un poco de miedo los posibles fantasma. A pesar de ello se quedan. Abrazadas con fuerza. La guardia les resultará larga.
—————
Parece que Shi y Song han hecho dos únicos turnos de guardia, Song la última. Compadeciendo a las gemelas.
Voy a buscar a Song a la salida de la cueva, tratando de no despertar al resto. Shi y Liang abren los ojos. Me hacen un guiño y se quedan durmiendo. Llego hasta Song. La abrazo. La beso. Me besa. Mis dedos penetrándola. Los suyos jugueteando con mi miembro. Los otros estrujando sus voluptuosos pechos. Pellizcando suavemente sus pezones. Los suyos jugueteando con los míos.
Nos miramos con pasión cuando nuestras lenguas se separan. No tardamos en volverlas a juntar. Nuestras respiraciones se aceleran. Ella se estremece. Su interior aprieta mis dedos.
Sus brazos pierden fuerzas. Se deja caer. Se acuesta de lado. Las piernas y rodillas dobladas. Como si estuviera sentada. Yo detrás de ella. Accediendo a sus pechos con una mano. Acariciando su pelo con la otra, su largo cabello zanahoria. Penetrándola. Su cabeza girada, buscando la mía. Encontrándola.
–Nunca dejas en paz mis pechos… ¡AAAaaaaahh!– protesta débilmente.
–Me encantan tus pechos pecosos. Son tan suaves. Tan esponjosos– le susurro, estrujándolos.
–¡¡Aaaaaah!! ¡Malo! ¡¡Aaaaah! ¡Aaah!
Una de sus manos se apoya en el suelo. La otra llega hasta mis nalgas. Me da un cachete. Ríe cuando le estrujo más su pecho. Me besa. Mi mano suelta uno y llega al otro. Luego vuelve al primero. Su tacto es adictivo. Muy sensual. Nunca me canso de ellos.
Su pierna buena está entre las mías. La otra por encima. Beso su cuello cuando esconde sus labios. Aparto su cabello para llegar a su oreja. Ella gime de placer. No tenemos prisa. Nos recreamos en nuestra presencia, en nuestra calidez. Cuando la lleno, se ha rendido a mí. Es su cuarto orgasmo.
–Kong…– susurra mi nombre con pasión.
–Eso ha sido intenso. Yo también quiero– aparece de repente una voz.
–Y yo. Quien gane va primera– dice otra.
–Malditas mironas pervertidas– masculla Song, como si ella nunca lo hubiera hecho.
Shi y Liang juegan a un extraño juego con las manos. Las he visto hacerlo alguna que otra vez. No sé muy bien cómo va. Liang gana esta vez. También es sensual con ella. Aunque hay dos más que se unen al juego. Toqueteándonos a los dos. Sus pequeños pechos nunca están solos. Su clítoris es estimulado sin parar. Y tampoco mis orejas se libran. O mi espalda presionada sugerentemente. Incluso mis testículos.
Liang se queja, pero no mucho. Y Shi también lo hace después, cuando es víctima de los mismo. Nos quedamos riendo los cuatro, hasta que aparecen dos hermanas un poco asustadas.
–¿¡Por qué nos habéis dejado solas!?– protesta Yi.
–¡Daba miedo!– exclama Yu, adorable.
–¿Por qué? Solo son fantasmas– se burla Song.
–¡No digas eso!– se queja Yu.
–No seas malas– regaño a Song, aunque no tiene mucho efecto.
Al final, las gemelas se quedan abrazadas a mí. Las acabo follando a las dos juntas. Una sobre la otra. Hacía tiempo que no lo hacíamos así. He tenido que echar a las otras tres para que se calmaran. Me temo que seguirán burlándose de ellas varios días.
Yi está arriba, dándome la espalda. Yu abajo, boca arriba. Abrazadas. Voy alternando en una y otra.
–No te vayas aún…
–¡Aaah! Tan de repente ¡Aaaah!
–¡Sí! ¡Así! ¡Aaaah! ¡Dame un poco más!.
–¡¡Aaaah!! ¡Yi! ¡No me muerdas! ¡¡Aaaaaahhh!!
–¡¡Aaaah!! ¡¡¡Yu!!! ¡¡Rencorosa!! ¡¡¡Hhaaaaaaahhh!!!
Al final acaban las dos estiradas sobre la cama. Boca arriba. Llenas de mí. Respirando pesadamente. Totalmente expuestas.
–Sois realmente preciosas.
––¡Tonto!–– dicen a la vez.
Se cubren tras tirarme unos cojines. Nos reímos. Nos besamos.
–Pero eres nuestro tonto– susurra Yi.
–Nuestro tonto preferido– ríe Yu.
Nos besamos otra vez. Las devuelvo un rato después. Tras estar los tres abrazados.
—————
Hago a Rong que se folle a Ning por detrás. Mientras, yo se lo hago por el frente. Sus piernas sobre su cabeza. Perpendiculares a su cuerpo. No deja de gemir. Se corre con suma facilidad. Incluso sin mi ayuda. Casi tengo que pararla. No parece que Rong disfrute mucho con ello. Pero parece esforzarse en hacerlo bien. Espero que entendiera el mensaje.
Cuando dejo a Ning en el suelo, hago sentarse a Rong sobre mí. La obligo a que sea ella quien se ponga mi miembro en su ano. Quien lo lubrique. Quien se mueva.
–Un poco más rápido– le ordeno, mientras presiono sus pezones con mis dedos y qi.
–Sí, Amo. ¡Haaah! ¡Aaaah! ¡¡Aaah!!.
–Ves preparando a Rui.
–Sí amo. ¡Ah! Slurp
Rui se coloca sobre su cabeza. Para que le lama la entrepierna.
–Vamos, zorra, lámeme– le ordena esta, exponiendo su clítoris.
Rui es la superior de las tres. Luego está Ning. Rong es la esclava de las esclavas. Rui no parece llevarse muy bien con ella. Abusa de ella. Verbal y físicamente. Se mea en su boca. Le hace bebérselo. La agarra del pelo. Apretando su cara contra su coño.
–Límpiame– le ordeno a Rong.
Está aún convulsionado. La he dejado correrse una vez. Se arrastra hasta mí y se lo mete en la boca.
Mientras, hago acostarse a Rui a mi lado. La penetro bruscamente con los dedos, llevándola al orgasmo. Llevo sus rodillas hasta sus hombros y la penetro. Rong está tirada en el suelo. Le he ordenado que mire. Que aprenda.
Rui se agarra los pies con las manos. Estos se tocan. Su boca abierta mientras la penetro. Gimiendo. Entregada. En esta posición, es fácil llegar hasta el fondo en cada embestida. Está totalmente expuesta e indefensa. Sometida a mi voluntad. Estimulo su clítoris, perfectamente visible.
–¿Qué se siente?
–¡¡Aaaahh!! ¡Amo dentro de mí! ¡¡¡AaaaaaAAAH!!! ¡Yo toda de Amo! ¡¡¡¡HHHHhhhaaaAAAaaAAAAAHHHhh!!!! ¡Abierta para Amo! ¡¡¡AaaaaahhH!!!
Follar a Rong tiene el aliciente de dominarla. Rui el de estar completamente sometida a mí. Su lealtad y sumisión son absolutas según los estándares de la Residencia. Su única pega es que aún tengo presente lo que estuvo a punto de hacerle a Shi. Y lo que le hizo a Song.
No se queja ni cuando golpeo sus nalgas. Ni cuando muerdo su tobillo. Acepta cada embestida. Las disfruta incluso si le duelen. Quizás porque soy yo quien la penetra.
–Límpiala. Con la lengua– le ordeno a Rong, señalando la vagina goteante de Rui.
Yo fuerzo mi miembro en la garganta de Rui. No tarda en estar erecto. Rodeado por su lengua. Obligándola a tragárselo. Ella se relame cuando acabo. Las devuelvo a las dos. Rong sigue limpiándola un rato. Diría que hasta que le provoca otro orgasmo.
—————
Salimos en dirección noroeste. Hacia la zona donde se supone que están nuestros objetivos. No tengo muy claro lo que quieren hacer con ellos. La verdad es que ni siquiera estoy seguro de que quiera incorporar a Bai Xuan. Aunque siempre podría ser útil como almacén de qi. Respetaré lo que decidan las gemelas. Las otras creen que ni ellas están aún seguras.
Este bosque es más húmedo. Hay pequeñas ciénagas aquí y allá. Incluso alguna más grande. Las rodeamos. Desconocemos su profundidad. O lo que hay allí dentro. Hemos visto como una especie de jabalí era arrastrado a una de ellas. Sus chillidos de pánico eran evidentes. Debía de ser como alguien en la etapa seis, quizás siete. No hemos llegado a ver qué lo arrastraba. Eso lo hace más tenebroso.
–¿Has visto eso?– susurra Yi.
–Sí.
Era una especie de tentáculo ancho y alargado. O quizás una serpiente. Envuelto en el lodo de la ciénaga. Moviéndose por ella. Apenas lo hemos visto un instante. Aun si fuera más débil que nosotros, en la ciénaga igual no podríamos salir con vida. Mejor no nos acercamos mucho.
Cuando llegamos a un cenagal enorme, decidimos dar un gran rodeo. Es cierto que la tierra sólida tampoco es segura. Incluso hemos topado con una serpiente y un extraño reptil con una curiosa cresta a lo largo del lomo. Nos han atacado. El reptil era incluso más fuerte que yo. Claro que no esperaba luchar contra cinco.
También he encontrado una rama de una madera bastante dura. De longitud similar a una lanza, aunque más gruesa. Me he sentido extrañamente atraído a ella. Les he pedido si podían arreglarla un poco. Yi dice que quizás he encontrado mi arma. Una un tanto inusual. Un bastón.
Puedo ver como las chicas la están puliendo con cuidado. Y recortando por donde les he dicho. Aunque han dejado un trozo sin tratar. Curiosamente, Yi lo había señalado. ¿Se lo ha pedido para ella? En serio son un poco… Un verdadero encanto.
Encuentro una de las plantas para las drogas que se mencionaban en el cuaderno. Es la única que reconozco. Me pregunto si habré pasado por alguna de las demás. Conseguí encontrar unos esquemas, pero es totalmente insuficiente. Creo que sería incapaz de reconocerlas aunque las tuviera delante. Hay muchas parecidas. Suspiro. Yi se me queda mirando.
–Es hora del relevo– le anuncio.
–¿Ya? ¿Tan pronto?– se queja Yi.
La beso como despedida. Sin desaprovechar para acariciar sus nalgas. Ella tampoco lo desaprovecha. Un hilillo de saliva se queda colgando cuando nos separamos. Aparece su gemela. Tarda menos de un segundo en mirarme y sonreírme. Nos besamos como bienvenida.
–¿Hacia dónde?– pregunta. Acaba de llegar y está desorientada.
–Hacia allí, pero estamos dando un rodeo. Las ciénagas son peligrosas.
Ella asiente. Mira con recelo el lodo. Luego nos ponemos en marcha. Sería realmente un paseo delicioso si no hubiera peligros a cada esquina. La mayoría son demasiado débiles y no nos atacan. Más bien huyen. Diría que esta zona es de menor nivel. Aparte de la ciénaga.
–¿Qué es eso?– señala Yu.
–Ni idea. Vamos a ver.
Es un árbol enorme. Su tronco amarillo no lo podríamos abrazar entre todos. Sus hojas son azules, con un brillo metálico. Llamamos al resto.
–Es precioso– se maravilla Liang, mientras lo rodea.
Lleva a Rayitas con ella, con una cuerda atada al cuello. Le ha costado ponérsela, se la quitaba todo el rato. Ha sido divertido verlo.
–Tiene un qi muy fuerte, pero no sé de dónde viene– añade Yi.
–Es realmente enorme– aprecia Song.
Si bien no es más alto que el resto de los árboles, su figura es imponente entre ellos. Su tronco hace como diez veces cualquier otro.
–Debe de tener algún secreto. Hay algo grabado aquí. Pero no sé qué es– observa Shi.
Es cierto. Hay como trozos de palabras sueltas. O quizás es en un idioma desconocido. Parece formar algún tipo de estructura incompleta. O quizás solo lo estoy imaginando. Al final, no hay nada más que podamos hacer, aparte de admirarlo. Así que decidimos seguir nuestro camino. Nada se ha acercado a nosotros. O al árbol.
—————
El bastón me resulta muy cómodo de usar. A pesar de ser solo una rama gruesa pulida. Necesito conseguir técnicas para usarlo mejor. Por ahora, no tengo ninguna. Quizás alguna genérica, como el aplicar qi a objetos.
Ofensivamente, no es tan potente como una lanza. Aunque sus golpes son más eficaces contra enemigos con piel dura. O coraza. Como una tortuga de un metro de ancho que ha intentado modernos. He conseguido quebrar su caparazón a golpes.
Defensivamente, es mucho mejor que la lanza. Es más resistente y grueso. Lo mejor de todo es que parece hecho para mí, se adapta a mí perfectamente. Supongo que es lo que le llaman encontrar tu arma.
Nos ha atacado una manada de nueve lobos, uno de ellos equivalente a la etapa siete. Los otros por debajo. Aunque eran más, no ha sido muy difícil. No solo somos más fuertes, sino que nos estamos acostumbrando a luchar. Lo puedo ver en ellas. Y en mí. ¿Nos estaremos empezando a confiar?
–¿Piensas acabar?– se queja Song.
–Es como un niño con un juguete nuevo– ríe Yi.
–Dejadle practicar– me defiende Yu.
–Quizás no tendríamos que haber acabado tan rápido– suspira Shi.
Están rodeándome mientras yo lucho contra un lobo. Es cierto que estoy practicando. Familiarizándome con el bastón. Soy más rápido y fuerte que el lobo. No hay mucho peligro.
–Mientras luego nos compense– sugiere Liang.
Y todas asienten. Vale, me he metido en un lío. Mientras, el lobo ataca una de mis manos. La muevo sobre el arma y sus dientes encuentran la madera. Giro el bastón sobre sus fauces, golpeándole fuerte el pecho con el otro extremo. Se suelta del dolor. Le impacto contra la cabeza. Cae al suelo, moribundo.
Ha sido una práctica útil. He cometido bastantes errores. Incluso he podido corregir un poco alguno sobre la marcha. Lo cual no quita que me iría bien algunas lecciones básicas.
Basarme en la lanza ha sido mala idea. La lanza está hecha para clavarse. El bastón defiende y golpea. Quizás se parece más que otras armas, pero su uso sigue siendo muy diferente.
—————
Sigo caminando con Shi. Encontramos una pequeña cueva que puede servir de refugio. Esta vez no hay nada dentro. Aunque hay resto de que lo ha habido. No son recientes.
–Vamos a cazar uno de esos conejos– me lleva de la mano.
Los hemos visto antes. Son deliciosos bien cocinados. Alguna vez hemos probado los restos. Pero esa es solo una de las razones.
Cuando llegamos, se esconde en la madriguera. Estaba comiendo alrededor. Hacemos que Ning ponga un escudo bastante grande alrededor de esta, aunque débil. Y esperamos, escondidos. No tarda mucho en volver a salir.
Estamos un poco lejos para cazarlo. Pero no para cortarle la retirada. Podría huir a otra entrada cercana, pero el escudo se lo impide. Está atrapado. Hubiera sido más fácil cazarlo de otra forma. Si solo quisiéramos cazarlo. Tenemos un depredador que debe aprender. Lo decidieron después de verla cazar un escarabajo.
Rayitas se agazapa en cuanto aparece y ve al conejo. El resto miramos desde un poco más allá. Su presa lo ve y se aleja. Parece indecisa sobre que hacer a continuación.
Se acerca agazapada. Poco a poco. Como si creyera que no le ve. Es adorable. Hacemos lo posible por no reír. El conejo se vuelve a alejar.
Se esconde tras un árbol, esperando que se acerque. No cae en la trampa.
Se está alargando, pero no podemos dejar de mirarla. Tampoco tiene éxito cuando decide simplemente perseguirlo. Se queda quieta, descansando, mirándolo a lo lejos. Aunque no se ha dado por vencida.
De repente, notamos el qi de Rayitas fluctuar. Un pequeño rayo sale de ella y alcanza al conejo. No es muy potente. Pero sí lo aturde. Lo suficiente para no reaccionar a tiempo a la rápida carrera de la pequeña tigresa. Intenta apartarse, pero esta salta sobre él.
Le cuesta rematarlo. Sus garras son suficientemente fuertes para no dejarlo escapar. Finalmente consigue atravesar el cuello con los colmillos. Lo coge entonces y lo trae orgulloso hacia nosotros. Lo deja a los pies de Liang. Pidiendo mimos por su victoria.
Liang y yo la acariciamos. Aún estamos todos boquiabiertos. No es un tigre normal. Es un tigre de tormentas. Yi dice que aparece uno entre miles. De venderlo, pagarían mucho. Algo que no vamos a hacer. De crecer salvaje, es mucho más poderoso que uno normal. Algunos han llegado a ser anímales míticos tras miles de años. Y nosotros la tenemos como mascota.
Las dejo preparando el conejo en la Residencia. Invoco a Rui, Ning y Rong. Las llevo hasta la cueva. Esta vez Rong limpia sin escaquearse. No con mucho entusiasmo, pero lo hace.
Ning ayuda. Después de poner un escudo en la entrada. A Rui la penetro de pie. Ella con las manos apoyadas en la pared. Sus piernas semiabiertas. Su vagina suficientemente húmeda para lubricarme. Con un par de dedos en su interior. Su ano siendo penetrado sin delicadeza. Su boca chupando mi otra mano con lujuria.
Hace días que no la llevo al límite, así que le hago correrse violentamente varias veces. Cuando ya no puede sostenerse, empujo su cuerpo contra la pared. No dejo de embestirla. De llevarla al límite. Cuando eyaculo en ella, con cada descarga fuerzo mucho qi. Se corre todavía más violentamente. Aún sigo llenándola cuando ha perdido el conocimiento. La dejo tumbada en su cama, de vuelta.
Ning me mira expectante. La follo igual que a Rui. Pero con una pierna totalmente estirada hacia arriba. Y doblada hacia ella. Forzando sus músculos y tendones. Exponiendo más su entrepierna.
La penetro vaginalmente. Muerdo su pie alzado. La agarro de un brazo y del cabello. Empujo su cabeza contra la pared. Podría parecer que la maltrato. Ella gime excitada. Entregada una vez más al placer y la sumisión. Ha mejorado suficiente sus escudos para que la lleve al límite. Espero que se siga esforzando.
Cuando ya no puede mantener el equilibrio, le doy la vuelta. La empujo contra la pared. Con una pierna en el suelo y la otra sobre su cabeza. Babea mientras me chupa los dedos con la boca. Mientras me mira extasiada. Mientras le aprieto su pecho con mi mano.
Abre mucho los ojos y la boca cuando vuelve a correrse. Cuando nota el líquido que la llena. Luego se desploma en mis brazos. Exhausta.
Rong me mira. Parece asustada. Supongo que se teme algo parecido. Suspiro por dentro. No tiene sentido hacerlo. Y tampoco me apetece ahora.
–¿Qué posiciones hacías más como puta?– le pregunto.
–A muchos les gustaba… ponerme a cuatro patas. O la clásica, acostada boca arriba– responde.
–¿Y sirviéndoles?
–Ellos en la cama. Yo encima, mirándoles. O ellos sentados y yo de espaldas.
–Muy bien. Esta última. Primero chúpamela. Mastúrbate mientras. Quiero que te corras. Cuando lo hagas, te sientas sobre mí.
Me quedo sentado. Leyendo un cuaderno de "Corriente de qi". Se trata inicialmente de imbuir un arma con qi. Posteriormente, se puede concretar la fuerza y los puntos exactos donde se aplica. En reinos superiores, incluso se puede formar el arma con qi.
Cojo el bastón y pruebo con suavidad. Ningún efecto. Demasiado poco qi. Mientras, Rong me la está chupando. Mueve su mano en su vagina con desesperación. Creo que quiere correrse cuanto antes. Supongo que para acabar rápido.
La noto temblar. Se levanta y me mira. No le hago caso. Se gira y se pone sobre mí. Introduce mi miembro en ella. Se mueve con suavidad.
–Un poco más rápido.
Lo hace. Se siente bien. Es placentero. Aunque la ignoro mientras sigo probando y revisando el cuaderno. Inhibo un poco mi propio placer. Lleva unos diez minutos moviéndose. Parece que se está empezando a excitar. Igual acaba corriéndose ella sola. Yo solo suavemente disfruto del placer. Mientras, sigo probando a imbuir qi.
Parece que he tenido suerte. Circula por lo que antes era una rama. Al parecer, no todas las armas son aptas. Si pongo poco, no tiene efecto. Si pongo demasiado, se escapa sin control. Puede incluso dañar ligeramente la mano con la que lo agarro.
Rong se ha detenido un momento. Temblando. Al final ha llegado sola al orgasmo. No le digo nada. Si no continúa, la golpearé. Vuelve a moverse. Sigo probando. Hasta que considero que ya he gastado suficiente qi. Y que mejor no absorber más de Rong hasta mañana.
–Acelera. Más. Más. Así.
Me dejó llevar por el placer. El de estar dentro de ella. El de hacer que me sirva. Tardo un poco más en correrme en su interior. Casi la he tenido veinte minutos sirviéndome. Parece un poco cansada. Aunque no debería ser un problema para alguien en la etapa seis.
—————
Demasiado tarde me acuerdo de que las tenía que compensar. Me han cogido por sorpresa. Aunque tampoco podría haberlo evitado. A una la penetro con mi miembro. A otras dos con la mano. A otra con la lengua. La quinta, vigila. Luego se turnan. Se burlan de mí cuando me quejo de ser su esclavo. La verdad es que es excitante. Y ellas lo saben.
Mañana, seguramente llegaremos a nuestro destino. Empezará la búsqueda. En realidad, ni siquiera estamos seguros de que estén allí. Quizás al final no han ido. O ya han vuelto. Como sea, lo intentaremos.
Pero, antes, debo satisfacerlas a todas varias veces. Tantos pechos rebotando es demasiado sensual. Tantos culos estremeciéndose. Tantos gemidos. Sus aromas. Su tacto. Sus interiores lubricados. ¿Cómo resistirlo? Soy incapaz.
—————
A la mañana siguiente, son ellas las que me sirven. Como compensación. O simplemente me utilizan.
Me besan y acarician. Me montan con dulzura. Se restriegan sobre mí. Ríen. Me dejan manosearlas. Lamerlas. Succionar sus pechos. Estrujarlos. O sus nalgas. Me siento como un rey. O simplemente libre. Y amado. Me pregunto cuánto podrá durar esto.
Entre nosotros, hay lujuria. Sensualidad. Sexo. Pero también disfrutamos simplemente del tiempo juntos. De hablar. De reír. Todo eso no lo tenía como esclavo. Al menos no antes de encontrar la Residencia. Y entonces, solo a ratos. Quedarme aquí no sería tan mala idea. Pero primero debemos acabar lo que hemos empezado.
Así que pongo a las tres esclavas a cuatro patas. Primero Rong. La penetro mientras jugueteo con las otras dos, una a cada lado. Sus culos y vaginas expuestos. Siendo presa de mis dedos.
Luego las penetro una tras otra. Completando mi qi y forzando el suyo. Esta vez, no las dejo del todo exhaustas. Las podría necesitar. Aunque sé que a Ning no le habría importado. Las dejo entrenando.
Y a Rong despellejando. No puedo confiar en ella, su lealtad es baja. Pero le dejo elegir entre habilidades defensivas. Sorprendentemente, elige una. Y la practica en sus ratos libres. Cuando no tiene que trabajar y las otras no abusan de ella. Creía que sería más apática en esto.
También les he dicho que no se pasen mucho con ella. Ya no hace falta entrenarla. He decidido no preocuparme más de ella. Simplemente la mantendré como mi esclava.
Paragraph comment
Paragraph comment feature is now on the Web! Move mouse over any paragraph and click the icon to add your comment.
Also, you can always turn it off/on in Settings.
GOT IT