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4.31% Cultivación prohibida (+18) / Chapter 11: Etapa dos

Chapter 11: Etapa dos

Se despiertan antes que yo. Yo espero a la campanada, pero ellas, de alguna forma, lo hacen antes. Las dos me dan los buenos días y me visten. Ya me he resignado. Luego me besan en la mejilla. Pero no las dejo ir. Quiero un largo beso de cada uno de ellas.

–Eso es malvado. Nos dejas a medias– protesta Song.

Liang no dice nada. Se toca los labios. Resulta un tanto erótico. Pero, como siempre, no hay tiempo para jugar más.

—————

Hoy estoy copiando la técnica de detectar qi que quiero practicar. He elegido un cuaderno que sé que tiene un defecto. Cuando voy por la segunda etapa, "detecto" el defecto. El cuaderno se descarta y empiezo con otro. Ya tengo una copia más.

He reservado toda la tarde para recoger el agua. No es un problema, es una tarea que nadie quiere. Incluso les hago un favor. Los otros no entienden por qué me gusta ese trabajo. Es agotador. Les digo que me gusta caminar por el bosque. Por supuesto, es mentira. No le dan más importancia.

Esta vez ni me acerco a recoger agua. Tengo de sobra. Me escondo y llamo a Shi. Ella me besa y me promete vigilar sin irse muy lejos. Es bueno tenerla aquí. Además, me avisa cuando tengo que llevar el agua. Concentrado en el qi, es fácil perder la noción del tiempo.

Tras el segundo viaje consigo finalmente abrir los meridianos. Estoy un rato circulando, cuando Shi me avisa de que pronto será hora de llevar más agua. Necesito el tiempo para la técnica de sellado.

Voy con algo de prisas y fallo en el primer intento. Me pongo nervioso. Tendré problemas si no lo consigo. Shi se pone en mi espalda y me abraza con suavidad. Poco a poco me tranquilizo. Después de ello, consigo sellarlo. 

–Gracias– le sonrío.

–Date prisa, vas tarde con el agua– me regaña. Pero luego esboza una bonita sonrisa– Felicidades.

Llevo el agua y me fijo en Shi, que me está esperando en el mismo sitio. Tiene unos cuantos frutos y piedras más para llevar al otro lado. La beso y la acaricio. Cuando voy a desnudarla me detiene.

–Aún vas tarde con el agua– ríe.

Cuando vuelvo, no la veo. Ella me sorprende por la espalda.

–Tendrás que darte prisa.

Ya está mojada. Y desnuda. Le hago alzar una pierna sobre mi hombro. Es muy flexible. Ella se apoya con la otra y sobre mí. La penetro mientras la beso. La sujeto por la pierna y el culo. En esta posición solo puedo dar embestidas cortas. Entro y salgo rápidamente. Ella se estremece varias veces. Sus modestos y redondeados senos oscilan sin parar. Sus curvas se muestran ante mí sin recato alguno. Hermosas. Sugerentes.

La he llenado de qi y lo mantengo al límite. Es lo que hemos decidido. Una vez he subido a dos, la prioridad es que ella suba a uno. Así, tendrá más qi para darme. Es lo más práctico. Ha sido idea suya.

Solo tenemos uno pocos minutos. Nuestra respiración se acelera. Nuestras lenguas no se sueltan. Algunos de mis dedos acarician su hermosa pierna mientras la sujeto. Agarro su culo con fuerza y con qi. Acelero mis cortas embestidas hasta que la lleno de mí y ella se tensa por un momento. Por suerte, no cierra la boca cuando tiene un orgasmo. Bueno, no lo hace desde la primera vez que me mordió. Aún se ríe cuando lo recuerda. A mí aún me duele recordarlo.

Me mira y me sonríe. Baja la pierna cuando salgo de ella. Me vuelve a besar. Luego me pega en el culo y se ríe.

–Vamos, mándame ya de vuelta. Tengo que concentrarme en el qi. No te olvides de mi ropa. 

Parece más alegre ahora que solo es mía. Que no es explotada como esclava. Que tiene tiempo para ella. Me despido de ella a desgana. Luego me actualizo con el agua. Cuando vuelvo, libero el sello y circulo el qi por los tres meridianos. La sensación de poder es más fuerte. Vuelvo a poner el sello. Llevo más agua. Repito la operación varias veces. Tengo que familiarizarme completamente con el sello y con mi nuevo poder.

Me falta bastante qi para llenarme. No lo podré absorber de ellas esta noche, también tienen que recuperarlo. Tampoco es un gran problema. Solo es cuestión de tiempo. Si puedo usar sexo para acelerarlo, mejor. Pero el sexo es, sobretodo, importante para forzar el contenedor. Aparte del placer, claro.

—————

En mi habitación me desvisten y me hacen acostarme. Ambas están también desnudas. Song me besa en los labios, en el cuello, en mis pezones. Me acaricia el tórax, mi cara, mi pelo. Su cuerpo voluptuoso se desliza sobre mí, acariciándome también. Sus senos presionan sugerentes. Su partes más íntimas, mojadas, se restriegan a lo largo de mi brazo.

Liang se ocupa de la parte inferior. Restriega su apertura contra mi pierna. Sus manos juegan con los testículos y mi pene. Su lengua lame mi estómago y se mete en mi ombligo. Luego baja y succiona mi miembro. Su boca no es muy grande, pero lo acaba metiendo hasta la garganta. También juega por fuera. Incluso me lo muerde con dulzura.

No me muevo. Les dejo servirme. Es realmente agradable. Excitante. Sus cuerpos frotándose contra el mío. Insinuantes. Prometedores. Al cabo de un rato se detienen. Liang se coloca sobre mí y hace que la penetre. Le aplico qi. Restringe su gemido apretando los dientes.

Song se coloca sobre mi cabeza, de rodillas, dejando su rosada vagina sobre mi boca. Empiezo a jugar con ella con la lengua. Ambas están cogidas de las manos. Liang se mueve arriba y a abajo. Song se contonea ligera y seductoramente. Escucho también sus gemidos contenidos.

Cuando Liang acelera, golpeando mis caderas, añado también más qi. Y ataco la zona más sensible de Song. Mi juego consiste en que se corran a la vez. Al primer intento Song va un poco después, pero lo consigo al segundo. Al tercero, me corro dentro de Liang.

Ellas cambian. Vuelven a acariciarme. Ara es la morena de pechos pequeños la que me besa. La pelirroja de pechos grandes me hace una felación. Esta vez los preliminares duran menos. Song está algo ansiosa por ser penetrada. Se sienta sobre mi miembro, llevándolo hasta el fondo. Liang se coloca sobre mi boca. 

Song embiste con menos delicadez. Con menos timidez. Más ansiosa. Liang intenta quedarse quieta, aunque a menudo se incorpora. Las olas de placer la hacen alejarse. Cuando Song empieza a acelerar, agarro las suaves nalgas de Liang. No la dejo escapar más. Ataco su clítoris mientras Song sube y baja. Es una pena no poder ver el rebotar de sus senos o su cara de placer.

Tiene un fuerte orgasmo y se queda quieta. También Liang. Pero entonces yo muevo mis caderas. Song gime de la sorpresa, pero cierra los labios. Embisto con fuerza, añadiendo qi. También succiono el clítoris de Liang. Es un pequeño reto usar el qi con las dos. No tardamos mucho los tres en corrernos a la vez.

Las dos se desploman una sobre la otra. Al cabo de un rato, se recuestan a cada lado. Me besan en la mejilla a la vez.

–No ha estado mal. Hasta te hemos dejado ser un poco malo al final– me dice seductoramente Song.

–Es más fácil trabajar durante el día cuando el cielo te espera por la noche– me abraza Liang.

No sabía que tuviera madera de poeta. No niego que me complace que piense así. Las abrazo hasta que se duermen. Luego me aseguro que no despierten. Deshago el sello y hago circular el qi por todos los meridianos. Es un ejercicio necesario. Si están demasiado tiempo sellados, podría tener que abrirlos otra vez. Luego llamo a Shi.

Me besa. Luego besa a Song en la frente y mira a Liang. Se podría decir que es su sustituta. Le separa suavemente el pelo de la cara.

–Es más mona de lo que cree. Pero tiene suerte. Si no te ven atractiva te molestan menos.

Lo dice como si fuera algo del pasado. De hecho lo es para ella. Luego me mira a los ojos y sonríe traviesamente.

–¿Y bien? ¿Qué habéis hecho hoy?.

Me obliga a contarle al detalle. Ahora que no tiene la presión de ser esclava, que tiene tiempo para descansar y relajarse, se está mostrando más y más atrevida. Y pervertida. Se sienta sobre mi boca, "obligándome" a que le "coma" sus partes. Después se sienta sobre mi miembro y es ella la que se mueve. Me prohíbe hacerlo yo.

Es un espectáculo de lo más erótico. Verla con los labios cerrados y escuchando sus gemidos sofocados. Verla subir y bajar. Su culo aplastándose contra mí. Sus firmes senos rebotando sugerentemente. Sus ojos que me miran con pasión. Con lujuria. Y la sensación de entrar y salir de ella.

La he vuelto a llenar de qi. Por mucho que a mí me falte, no es tanto lo que le tengo que dar a ella. Y la larga es mejor. Cuando suba de etapa tendré más a mi disposición. No es bueno forzar más de dos veces al día, así que intentaremos hacerlo esas dos veces. Si no hay más remedio, será rápido. Si puedo, me recrearé en ella como hago ahora. O ella se recreará en mí.

Después del anterior orgasmo se ha desplomado sobre mí, pero sigue moviendo sus caderas. Es agradable su cuerpo sobre el mío. Sentir sus pechos, sus duros pezones apretándose contra mí. Sus besos lujuriosos. Sus brazos alrededor de mi cuello. Los míos en su espalda. O bajando hasta estrujar sus glúteos.

Es la segunda vez que hoy me corro en ella. Ahora debo vigilar. Ya no come la comida de esclavos. Por suerte, el cuaderno muestra como evitar embarazos. Por una parte resultaría atractiva la idea de tener un niño. Pero también peligrosa. No hay ayuda para el nacimiento. Y estaría limitado a la Residencia. Además, aún soy un esclavo. Quizás en el futuro. Sí, puede que haya un futuro para pensar en ello.

Se queda un buen rato encima de mí. Abrazada a mí. Concentrada. Solo cuando acaba de expandir su contenedor alza su cabeza y busca mis labios.

–Ya es hora de que me vaya. Tienes que descansar– me sonríe con dulzura.

Le acaricio la cara antes de mandarla de vuelta. Esa dulzura, esas sonrisas, antes no las había. No se atrevía. Tengo que asegurarme de conseguirlo. De no morir en el intento. Ya no soy solo yo.


Chapter 12: Moribunda

Mi cultivación es algo más lenta. La energía que puedo absorber con sexo es comparativamente menor, ya que ahora necesito más. Estoy en la etapa dos y la mayoría de esclavas no ha llegado a la uno. La buena noticia es que mi sello de qi funciona. Nadie parece haber notado que he avanzado.

Ahora mismo Liang y Song duermen. Y Shi esta tumbada en la cama, penetrada por mí. Mantengo el sexo muy despacio. Lo justo para mantener la erección, pero para no excitar mucho a Shi. Debe mantenerse concentrada

Puedo controlar su qi. Darle más y ayudarla a abrir el meridiano. Le falta poco. Le doy un poco más. Me cuesta concentrarme mientras la penetro y veo su cuerpo desnudo. Sus senos, casi inmóviles apuntan al cielo. Sus labios parecen llamarme. Sus ojos están cerrados. Mejor cierro también los míos.

Pasamos unos minutos conectados, manipulando el qi, hasta que finalmente consigue abrirlo. Ahora el qi circula libremente por el meridiano. Lo hemos conseguido.

–Creo que esta forma de llegar a la etapa uno no es muy normal– se ríe, ligeramente sonrojada.

–Felicidades.

Me acerco a ella y la beso. Ella me sonríe.

–Ahora, ¿podemos hacer algo con lo de aquí abajo?– dice señalando nuestras partes conectadas.

–Por supuesto.

La vuelvo a besar. Llevo a mis manos a sus senos y los acaricio con suavidad. Los dedos alrededor de la aureola, dejando un rastro de qi. De vez en cuando a sus pezones. Mi lengua también la ataca. Y mis caderas han empezado a moverse.

–¡MMMMMMMHHH! Aaahh. Te gusta jugar con… aaaah… mi pecho– me acusa con voz seductora.

–Me gusta jugar con toda tú– le respondo.

Empujo hasta el fondo. Beso su cuello. Llevo una mano a acariciar el contorno de su figura. Ella arquea ligeramente la espalda, acentuando su figura. Sus ojos piden más. Sus labios están sellados para contener sus gemidos. Sus piernas se cruzan tras de mí, no dejándome escapar. Sus manos también me envuelven. Acarician mi espalda.

Ella se acomoda a mi movimiento y lo acompaña. Aceleramos. Nuestros corazones. Nuestra respiración. Nuestros movimientos. La temperatura de nuestros cuerpos. Yo también tengo que controlar mi voz. Su conducto se estrecha varias veces. Cada vez que su cuerpo se estremece.

Nuestros ojos se buscan. Nuestros labios solo se separan para buscar los del otro. Nuestras lenguas se entrelazan. Nuestros cuerpos sudan. Finalmente llegamos al límite. Empujo varias veces más para llenarla de mi esencia. Nuestros cuerpos se tensan al llegar al clímax.

Nos quedamos un buen rato mirándonos. Respirando el uno cerca del otro. Besándonos.

–Recuerda, no me llames hasta que rellene mi qi. Bueno…– creo que se va a desdecir. Pero se calla –. Te echaré de menos por unos días.

–Yo también a ti.

Me vuelve a besar.

–Va, date prisa, no lo hagas más difícil– me pide.

La vuelvo a besar antes de dejarla ir. No sé cuándo nuestra relación ha llegado a este punto. Ya no me imagino vivir sin ella. También está Song. Y hasta Liang. Pero Shi es especial. Aún más.

—————

Durante todo el día voy mirando de reojo a Shi. Duerme o medita. Es realmente dedicada. Hoy he encontrado a Sai, la esclava de rango dos. He recuperado bastante qi, aunque no todo. Si no, le hubiera quitado demasiado. Para compensar, le he ayudado a expandir su contenedor al principio. Esta vez ha querido ser ella quien tuviera la iniciativa. Yo apoyado contra el tronco mientras ella de pie, dándome la espalda y moviéndose. También de pie y doblada hacia delante.

Era una pena no poder acariciar sus pechos. Pero también es excitante que ella lo haga todo. O casi. El qi sigo añadiéndolo. Ella impone el ritmo. Descansa un poco después de cada orgasmo. Acelera cuando está cerca. Está algo cansada cuando acabamos.

–Ahhh. Incluso así, contigo es diferente. Aah. Song y Liang tienen suerte. Aaah. Hasta la próxima.

Me ha besado tras acabar y recuperarse. No dice nada de venirse a mi habitación o de que yo vaya a la suya. Respeta mi independencia. Vuelve a cortar árboles. Lo hace desnuda. Creo que se mueve más de lo normal, provocándome.

Yo también me vuelvo. En la etapa dos tengo más energía para cortar madera. Por desgracia, debo ir con cuidado. El hacha que tengo es para alguien de la etapa uno. Shi sigue meditando.

—————

Cuando vuelvo a la habitación no está ninguna de las dos. No es lo habitual, pero tampoco extraño. Las espero mientras medito y observo a Shi. De golpe entra Liang. Sin aliento. Con la cara desencajada. Tiene lágrimas en los ojos.

–Es Song. Está en la enfermería. Está muy mal– solloza.

Vamos a la enfermería corriendo. Nos dejan pasar.

–Va a morir. No vale la pena tratarla, quedaría lisiada. Podéis quedaros con ella. Llevaros el cuerpo si muere– explica el médico, sin mucho interés.

No me sorprende. Sé lo que somos. No gastarán recursos valiosos en una esclava.

Entramos en la habitación. Song está tumbada en la cama. Su pierna está rota en mala posición. Tiene contusiones en todo el cuerpo. Su preciosa cara está destrozada. Tiene los labios partidos e hinchados. La nariz rota y desviada. La parte izquierda de la cara también hinchada. No puede abrir ese ojo. Ha perdido varios dientes.

Le cojo la mano. Liang llora junto a mí.

–Kong… Lo siento…– susurra con dolor.

–Tranquila. Descansa.

Le aplico qi, pero lo más que puedo hacer es acelerar la curación de las heridas superficiales. Y aliviar un poco el dolor. Compruebo su estado con los puntos de presión. No está bien. Hay daños internos. Aunque creo que no mortales. Me es difícil ver más allá. Lo que está claro es que necesita descanso y cuidados. Demasiados para un esclavo. Incluso darle de comer no será fácil.

La Residencia nutre a sus habitantes. Si está allí, quizás tenga una oportunidad. Aquí no tiene ninguna.

–Liang, vuelve y descansa. Yo me quedaré.

–Pero…– protesta.

–Por favor– le pido.

Me hace caso y se va, a regañadientes. Cuando me aseguro que estoy solo, me vuelvo hacia Song.

–Song. Me gustaría que confiaras en mí. Te puedo llevar a un lugar seguro. Pero tienes que someterte a mí. Aceptar ser solo mía. 

–¿Ser tuya? Eres… lo mejor que me ha pasado. Ojalá pudiera estar un poco más– responde con dolor –. Pero los he oído. Estoy lisiada. Me dejarán morir.

–Solo acepta. Yo me ocuparé del resto.

–Claro. Toda tuya– susurra tras dudar unos momentos.

No acaba de comprenderlo ni creerlo del todo. Pero parece que es suficiente. Siento el vínculo. La hago dormir. No necesita sentir dolor y debe parecer que ha muerto. La cojo en brazos con cuidado y me la llevo fuera.

–Voy a enterrarla.

Asienten. No me hacen preguntas. Para ellos es un problema menos. Cuando salgo de su vista invoco un momento a Shi. Estaba durmiendo, pero se despierta de golpe. Me mira confundida desde el suelo. No acaba de ver que tengo en mis brazos.

–Cuídala. Te lo explicaré luego. La he dejado durmiendo. Tardará en despertar

Inmediatamente las envió a las dos de vuelta. Veo como Shi se levanta confundida y descubre a Song. Creo que tarda un poco darse cuenta. Se pone las manos en la boca y se arrodilla delante de ella. Pero enseguida reacciona y va a buscar agua para limpiar las heridas.

Vuelvo a la habitación a consolar a Liang. Le tengo que decir que ha muerto, aunque no sea verdad. Llora bastante. Se duerme en mis brazos sin dejar de llorar. Me gustaría contarle la verdad, pero no puedo. Invoco a Shi, que está sentada junto a la cama. tarda unos instantes es darse cuenta de dónde está.

–¿Cómo está Song?– le pregunto.

–No lo sé. ¿Qué le ha pasado?.

Le explico lo que sé. Lo que me ha contado Liang entre sollozos. Al parecer la "princesita" ha pillado a su prometido otra vez, esta vez con Song. Y la ha tomado con ella. Shi está furiosa. Antes no se hubiera podido permitir estarlo, pero ahora puede expresar sus sentimientos. Yo también lo estoy. Pero no puedo hacer nada.

–Cuidaré de ella. Su pierna no curará del todo. Y no sé como quedará su cara. Pero me ocuparé de ella– asegura decidida.

–Quede como quede, estará segura allí. Si sube al reino del Génesis podrá ir curándose. Al llegar al del Alma, debería poder regenerar su cuerpo.

Shi me mira por un momento. Sonríe como nunca lo ha hecho. Unas lágrimas se le escapan. Los esclavos no estamos acostumbrados a mirar al futuro. A tener esperanzas.

–La salvaremos– le aseguro.

Ambos sabemos que no tenemos la seguridad de conseguirlo. La abrazo durante un buen rato. Luego se va con Song. He puesto otra cama y se duerme a su lado.

—————

Los días siguientes son extraños. Me paso el tiempo mirando a Song. A Shi que mira a Song. También tengo sexo con Shi cuando recupera su qi. No estamos de humor, pero es necesario. También para Song. Lo hacemos despacio, con mucha dulzura. Con melancolía.

Y casi lo mismo con Liang. Me ha preguntado si quiero traer a alguien más. Creo que más por obligación. Ella también está triste. Se había encariñado con Song.

Por suerte, Song se va recuperando poco a poco. Cada vez tiene menos dolor. Hoy estamos los tres cerca del río. Después llevaré la leña.

–Lo único bueno es que Shi está viva– dice Song con una medio sonrisa amable. Su cara aún está algo inflamada –. Pero mírame. Soy horrible. Ni siquiera puedo caminar.

–Song…– suplica Shi.

–Sí, ya sé. Quizás podría curarme subiendo la cultivación. Pero mírame. No puedes pedirle a Kong que tenga sexo con una… lisiada horrible.

Sus ojos dejan salir algunas lágrimas. Sé que, diga lo que diga, no me va a hacer caso. Pero no puede negar los hechos. Así que me acerco a ella y le pongo la mano en la pierna. Subo por ella, dejando un rastro de qi. Ella emite un suave gemido. No lo esperaba.

–No eres una lisiada horrible. Eres MI lisiada horrible. Una lisiada horrible muy sensual.

No la beso en la boca. Sé que aún le duele. Pero con la otra mano acaricio su abundante pecho. Tiene más cicatrices, pero no me importa. Shi me ayuda. Desnuda a Song. La ayuda a estirarse para que esté cómoda.

–Los dos contra mí no vale– se queja.

–Te aguantas. Por quejica– le espeta Shi. Pero hay bastante dulzura en su voz. Está preocupada.

–Al menos sé suave– se resigna Song.

Soy muy suave. No le provoco más que algunos pequeños orgasmos. Le duele si grita. O si su cuerpo se estremece demasiado. La lleno de qi. No lo hacemos durante mucho rato. Su cuerpo aún está débil. Pero sonríe cuando acabamos.

–Bueno, quizás no está tan mal no tener que trabajar. Y tener mi esclavo sexual personal.

–No te confíes. En cuanto te recuperes, verás lo que es bueno– la amenazo

–Exacto. No me lo dejes solo a mí– protesta Shi.

–¡No me hagáis reír! ¡Duele!– se queja Song.

Nos reímos todos. Y se vuelve a quejar. Cuando las envío al otro lado me siento extraño. Por una parte algo triste y enfadado. Por la otra feliz. Se está recuperando. Y, quizás, podamos conseguirlo del todo. Me quedo mirándolas un rato. Están charlando sentadas en la cama. Me gustaría saber que dicen.

Más tarde Shi la ayuda a acostarse. Se queda meditando frente a Song.

Por la noche llamo a Song de nuevo y tengo sexo suave otra vez con ella. Se queja de no poder cambiar de posición y de que no pueda ser más intenso. Está más animada. También se interesa por Liang. Y me insiste en que podría traer a otra. Quizás más adelante. Aunque si no tienen cultivación, ya no es tan beneficioso. Por ahora, no hay prisa.


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