—Katherine, por favor… —por fin susurró Henry—. Su acto casual comenzó a desmoronarse cuando se dio cuenta de que Kate seguía mirándolo con esa mirada fría, como si estuviera lista para echarlo ella misma.
—Esto es por nuestro bebé. ¿Sabes cuánto me preocupo? Probablemente estás a unos días de entrar en labor. No puedo dejarte sola —dijo Henry.
…
Kate no dijo nada pero comenzó a sentir el amor y el odio hirviendo en su corazón, produciendo una mezcla venenosa que solo corroía su corazón aún más.
Sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas mientras seguía mirando ese par de ojos desesperados y vulnerables de esmeralda.
—Katherine…
—Chloe, Vernon, debería volver a mi habitación ahora. Tengo algo que hablar con él —dijo Kate.
—No hay necesidad. Podéis hablar aquí. Esperaremos fuera —dijo Vernon—. Cogió el control remoto y apagó el home theater.