Una vez que Grace salió de la habitación, Caña se acercó más a Iris, se inclinó y apoyó su cabeza en su hombro sin decir nada, lo que la confundió. No puso todo su peso en ella y apoyó sus brazos a cada lado de su cuerpo.
—Caña... —Iris extendió su mano y acarició su cabeza—. ¿Escuchaste lo que dijo Grace? ¡Estoy embarazada! —Iris dijo emocionada. Quería llorar lágrimas de alegría cuando escuchó lo que Grace les dijo. Sentía que su corazón se hincha de felicidad, pero Caña reaccionó muy extraño a la noticia—. ¿Estás bien? ¿No estás feliz?
—Lo estoy, Iris. Mucho —Caña sacudió su cabeza.
Iris puso ambas manos en los lados de su rostro y lo alejó ligeramente, para poder ver sus ojos y encontró los ojos más tiernos que jamás había visto. Caña la miraba de una manera que era difícil de describir. Casi parecía que podía ver su alma y por primera vez, Iris estaba segura de que él también la amaba, a pesar de que no se pronunciaron palabras.