Era pacífico en el ojo de la tormenta, aunque un poco espeluznante. La extraña falta de la sensación de tiempo había sido incómoda al principio, pero Sunny rápidamente se encontró olvidando que el tiempo había existido alguna vez.
La vista del cielo azul reflejándose en el agua perfectamente calma era hermosa y tranquila. El silencio era como una nana, haciéndolo sentir a gusto. Sunny no había sentido tal paz en mucho, mucho tiempo...
No había necesidad de apurarse, y tampoco la posibilidad de hacerlo. Sin saber cuánto tardaban sus acciones, no podían saber si eran lentos o rápidos tampoco. Así que, estaba bien simplemente soltarse y permanecer quieto por un momento, disfrutando la serena quietud del mundo...
Por eso Sunny pronto se encontró sintiendo un frío temor.
—N-no... esto no está bien... —pensó.