—¡Muévete, monstruo!
Un Ascendido del Clan Valor tenía miedo en sus ojos mientras empujaba a Mordret en la espalda con el extremo de su lanza. Mordret ya estaba caminando tan rápido como podía, así que el empujón forzoso lo hizo tambalearse y caer.
La abrasadora arena blanca quemaba su desfigurado rostro.
Suspiró y luego luchó por levantarse.
Uno de sus ojos había desaparecido, y solo le quedaba una mano. Todos sus Reflejos habían sido destruidos. Su cuerpo estaba en un estado lamentable...
Aunque Mordret había logrado escapar de la masacre del Gran ser, su suerte en el Desierto de la Pesadilla había sido terrible. Poco después de entrar, se topó con el Guardián del Portal que lo perseguía, y tras sobrevivir por poco a ese desafortunado encuentro, una banda de Maestros supervivientes del Clan Valor lo emboscaron y lo sometieron.
También había fallado en acabar con su hermana.
—Una lástima —pensó.