A medida que pasaban los segundos, el agarre de Jasper se aflojaba, su propia conciencia volvía. Un gran silencio se instaló en la habitación.
Jasper se raspó la frente y miró a la izquierda y a la derecha mientras Abigail bajaba los ojos sobre su regazo.
—¿Cómo está Papá? —preguntó lentamente, rompiendo el silencio.
—Eh... Su condición está mejorando. No te preocupes. Se pondrá en contacto contigo pronto. Estamos en una misión para limpiar a los traidores entre nosotros. Una vez que encuentre la fuente de esta amenaza, lo juro, la destruiré.
Había más en sus palabras, una determinación de acero que insinuaba un propósito mayor. A medida que Jasper continuaba, su tono cambiaba, el fuego de su convicción ardía con intensidad. Esbozó una misión para erradicar las amenazas y eliminar los peligros que acechaban en las sombras. Sus palabras eran ardientes y llenas de determinación.
La mirada de Abigail permaneció fija en él, su asombro creciendo con cada palabra.