La habitación parecía girar a su alrededor. Era como si el suelo bajo sus pies se hubiera derrumbado, dejándola suspendida en un reino de confusión y angustia. La imagen de Cristóbal, el hombre que ella había amado y apreciado, parado tan cerca de otra mujer, destrozó su corazón.
Fue un momento surrealista, como si el mundo hubiera conspirado para poner a prueba los límites de su resistencia. Las fotografías yacían en su regazo, evidencia innegable del vínculo entre Cristóbal y Viviana, una imagen que contradecía todo lo que ella creía y apreciaba.
Le costaba entender cómo Cristóbal pudo haberle dado la espalda a su amor, cómo pudo olvidarla tan fácilmente. Las preguntas daban vueltas en su cabeza, burlándose de ella con su naturaleza incontestable. ¿Su amor no había sido más que una fachada? ¿Había estado ciega ante la verdad todo el tiempo?