Profundo bajo tierra, en un lugar donde no llegaba la luz, había vida. Se había creado un pueblo entero, con casas, áreas de vivienda, mercados y más. Sin embargo, lo que más destacaba en este pueblo subterráneo era una enorme torre que casi perforaba la parte superior del techo.
Se podían escuchar fuertes gruñidos resonando por todo el pueblo. El sonido de las armas chocando entre sí y golpeando la armadura. Los jadeos profundos y pesados de las personas cansadas intentando recuperar el aliento.
—¡Recuerden, estamos en una nueva era! ¡No somos como los antiguos! —Un hombre de mediana edad gritó con las manos detrás de la espalda mientras observaba a la gente entrenando en un área abierta.
Lo más notable de estas personas que habían elegido vivir bajo tierra eran sus brillantes ojos rojos. Era un asentamiento de vampiros, pero no como en el pasado. No estaban en la superficie, y en lugar de castillos, familias o líderes, no había nada.