—Necesito que me lleven a casa. Xedros, el Señor de la Región de Kellar, debe haberse ido por alguna razón importante. No está en casa ni responde a su amuleto. ¿Puedes ayudarme, Azote? —preguntó Ryman.
Xedros el Wyvern en realidad estaba tumbado en un costado de una montaña con la mayoría de sus huesos rotos. Tyris había decidido perdonarle la vida, pero eso no significaba que estuviera dispuesta a dejar pasar su acto de desafío sin castigo.
No solo su puño aplastó el cuerpo de Xedros, sino que también alteró su fuerza vital, haciendo imposible que él se curara con Invigoración. Le llevaría días arreglar el daño que había sufrido su fuerza vital y meses para recuperar su condición máxima.
—Sí, no te preocupes. De todos modos iba a visitarte y a visitar a Selia. —dijo Lith.