Lith fue a la oficina del Director y debido a la cola, tuvo que esperar bastante. No podía decir que era una emergencia. Lith sabía que había un traidor si no más de uno dentro de la academia, por lo que no podía permitirse alertarlos.
Cuando finalmente llegó su turno, lo primero que hizo fue cerrar la puerta detrás de él y pedirle a Linjos que activara todas las protecciones de su despacho. Solo cuando las matrices en la habitación comenzaron a zumbar, su magia tan densamente empaquetada que era visible al ojo desnudo, Lith le contó lo que había descubierto.
—¿Toxinas anti mana en el Grifón Relámpago? Esto es realmente un asunto serio. —Linjos estaba a punto de usar su amuleto de comunicación, pero Lith lo detuvo.
—No solo allí. También están aquí en el Grifón Blanco. —Sus palabras hicieron que Linjos se pusiera pálido.
—No hemos tenido casos así aquí. Nuestro promedio de estudiantes promovidos es mejor que en los años anteriores… —