—Se supone que la seguridad de este lugar es a prueba de balas, ¡pero en lugar de eso es un f*cking queso suizo! Primero los traidores y ahora esto. —Aparte de la sorpresa inicial, Lith no sabía si estar enojado con los guardias o asustado por su vida.
—Mantengamos la calma. Si quisieran matarme, me hubieran cortado la garganta en el acto. Luego descubriríamos a lo duro que es mi piel y cuán fuertes son mis habilidades regenerativas. ¿Solus?
—La mala noticia es que todo su equipo está encantado y es afiladísimo. La buena noticia es que dentro del Pequeño Mundo son solo armas muy afiladas y mortales. No tienen acceso a objetos dimensionales ni a sus tatuajes, por lo que vale. Todo lo que tienen es lo que ves.
—¿Tatuajes? ¿Qué tatuajes? —Lith estaba tan concentrado en la plaga que había olvidado los detalles sobre el grupo de mercenarios que casi lo mataron un par de semanas antes. Solus proyectó en su mente los momentos destacados de su último encuentro.—