—¿Qué quieres? —preguntó Wendy después de tomar una respiración profunda.
Christian se acercaba a ella lentamente, pero ella no podía retroceder más.
Su corazón latía rápido por el miedo.
—¿Es tu cumpleaños hoy? —Él le sonrió.
Su sonrisa lo hacía parecer aún más aterrador que el diablo mismo para Wendy.
—¿Qué-? —Pero su pregunta la confundió por un segundo.
Ella lo miró a él y preguntó: —¿Quieres decir... que estás aquí para celebrar mi cumpleaños?
Para su sorpresa, él asintió.
Sus ojos se abrieron de par en par mientras decía rápidamente: —No necesitas hacer eso. No necesito que celebres mi cumpleaños.
Se detuvo a un paso de ella y sacó una pequeña caja de su bolsillo.
Esa caja parecía del tipo que contendría un anillo.
¿Christian estaba a punto de darle un anillo? Ese pensamiento hizo que le saliera un sudor frío.
Abrió la caja, y efectivamente había un anillo adentro.