Scarlett retrocedió cuando vio a Simón inclinar la cabeza ligeramente en su dirección. Sentía como un carbón ardiente quemando debajo de su asiento.
¿Cómo demonios logró hacer que un rey se disculpara con ella?
¡Ahora imagina que este rey definitivamente tramará matarla, verdad!?
Solo de imaginarlo le pone la carne de gallina. Quería detenerlo, pero Rolando negó con la cabeza.
Scarlett silenciosamente dio un largo y profundo suspiro.
—Nos vamos a retirar, Scarlett —dijo Roland con una sonrisa gentil dirigida hacia ella. Scarlett asintió en respuesta—. Y no olvides nuestro próximo encuentro, que sigue en agenda, —agregó Roland.
—Sí, señor...
***
Scarlett no pudo apartar la vista de la puerta incluso después de que Roland y Simon Gilwynn habían abandonado la habitación. Su mente estaba en un torbellino mientras imaginaba la expresión de Simón al disculparse cortésmente. Aunque había salido hace minutos, aún podía escuchar cada palabra que él decía.