El rostro de Scarlett se tornó pálido como si toda su sangre hubiera desaparecido bajo su piel. Sus ojos escrutaron el corto mensaje que se mostraba en la pantalla del teléfono. Sus manos temblorosas amenazaban con traicionar su estabilidad, pero el apoyo de Xander la impedía caer.
—X-Xander... —susurró—, ¿Está él bien? —su voz temblaba de miedo.
—No estoy seguro. Parece que deberíamos irnos ahora —dijo Xander, metiendo su teléfono móvil en el bolsillo de su abrigo. Sus ojos estaban fijos en Scarlett—. Cariño, ¿has terminado aquí?
Ella asintió, permitiendo que Xander la ayudara a ponerse su abrigo. Pero antes de que pudiera ponerle el chal, ella lo detuvo. —¡Espera! —Volvió hacia los asesinos de Withers y les disparó.
¡Bang!
¡Bang!
No les dio la oportunidad de hablar, demasiado enfurecida con los Withers en ese momento. Después de confirmar que ya no se movían, se volvió a mirar a Xander.