A la mañana siguiente, ya en el cuarto día desde que estaban atrapados en el videojuego The World Afterwards, el grupo de tres aventureros salió por la puerta norte de la ciudad. Aunque Wulf y Redwill quisieron buscar a alguien más para estar más seguros, Roland insistió que eran suficientes y que estarían bien. Añadió que ser demasiados también podría ser problemático. De esta forma, pasarían más desapercibidos, evitando llamar la atención. Los dos aventureros acabaron accediendo, aunque un poco a regañadientes.
Se alejaron de Barona por las planicies y se detuvieron al lado de una gran roca que descansaba en un lateral del camino antes de salir de la zona segura. Wulf usó la cara lisa de la roca como mesa para colocar un mapa de la zona y repasar el plan del día.
–Iremos a esta zona, la que me recomendó Alex. Podemos alcanzar hasta el nivel 30 aproximadamente allí. Hay una aldea en la que podemos reabastecernos.
Wulf señaló un punto en el mapa al norte de la ciudad en el que había varias montañas rodeando un pequeño pueblo. Un camino salía de la ciudad y se dirigía atravesando el bosque hacia esas montañas.
–¿Quién es Alex? –preguntó Roland.
–Ah, claro, tú no lo conoces. Es un amigo mío del mundo real, es desarrollador de We Are Gamers. –contestó Wulf.
–¿¡Conoces a un desarrollador de este juego!? ¿¡No nos podría sacar de aquí!?
Roland perdió la compostura por un instante. El hecho de conocer a un desarrollador del juego realmente no solucionaba su problema, ya que no había forma de contactar con el mundo real... Pero aun así despertaba la esperanza de ser rescatados.
–Jajaja… –se rio amargamente Wulf– sí, pero solo es un becario.
A Wulf le pareció graciosa la forma en la que Roland se sorprendió, ya que era totalmente opuesta al aire de seguridad que desprendía el guerrero paladín. No obstante, dudó al continuar, recibiendo una mirada disimulada de su amigo Redwill. Todavía no estaban seguros de si debían explicarle lo de la carta que recibieron.
–…Me pregunto qué debe estar haciendo ahora… Supongo que debe estar intentando rescatarnos.
–Oh… Entiendo. –Roland bajó los hombros–. Por un momento me ilusioné pensando en que nos podían rescatar. Pero claro, no hay forma de comunicarse con el mundo real.
–…Bueno, no descartemos esa opción tampoco. De todas formas, nosotros debemos seguir adelante.
A Wulf le dolió mentirle, o más bien, ocultarle la verdad a Roland. Tanto él como Redwill sentían que podían confiar en el aventurero guerrero, pero la razón les decía que necesitaban más tiempo para conocerle realmente.
–¿…?
La reacción y las palabras de Wulf le parecieron extrañas a Roland, pero no le dio mucha importancia y cambió de tema.
–Entonces… ¿Por qué ahí?
Wulf prosiguió con su explicación, regresando la mirada al mapa.
–Alex me recomendó la zona porque está más alejada de las demás del mismo nivel. Habrá menos aventureros y el botín que se puede conseguir es muy bueno. Hay varias zonas agrupadas de nivel quince a treinta. Además, si seguimos esta ruta, subiremos de nivel y entrenaremos de camino. Así matamos dos pájaros de un tiro. Por seguridad, mi idea varios niveles por encima del nivel máximo de la zona…
–Hmm… Será más lento… Bueno, es mejor eso que morirse. –bromeó Roland–. Además, pasamos por otra aldea de camino, podremos reabastecernos. Me parece bien.
–¡Botín! ¡Botín! ¡Vamos! –alentó Redwill a sus compañeros. Se había quedado con una única cosa de la explicación de Wulf.
No hubo mucha discusión, todos estaban de acuerdo con el plan. Sin pensárselo dos veces, siguieron adelante por el camino que los llevaría a la siguiente aldea. Abandonaron la zona segura.
♦
A partir de entonces, los monstruos que se encontraron eran de nivel 3-6. Con el aventurero de nivel quince liderando no tuvieron ningún problema. Incluso aprovecharon para hacer power leveling para que Wulf y Redwill se equilibren al nivel de Roland. Para cuando llegaron al final de las planicies, tanto Wulf como Redwill alcanzaron el nivel once.
Entonces entraron en el bosque, los monstruos que lo habitaban eran de nivel 6-10. Según la información del gremio, llegarían al siguiente pueblo al anochecer.
–Hey, Wulf. Quiero intentar algo.
–¿…? ¿El qué? –Wulf sintió curiosidad por el repentino comentario de Roland, mirándolo extrañado.
–He estado fijándome en cómo utilizas tu Magia de Creación y me he dado cuenta de que siempre usas mucho maná para golpes muy poderosos, pero… ¿Qué tal si intentas golpear con menos fuerza, usando menos maná?
–Mmm… –Wulf se masajeó el mentón mientras pensaba–. Creo que necesitaré un mínimo de impulsión para hacer daño.
–Probemos. Aguantaré con el escudo el próximo monstruo que nos encontremos. Prueba diferentes potencias mientras lo retengo, a ver si encuentras alguna más eficiente.
–Bien, así puedo conocer el alcance actual de mi magia. …Por allí detecto uno.
Wulf utilizó su Rastreo de Maná y señalizó al monstruo más cercano. Cuando estaban a unos pocos metros de distancia, el monstruo los detectó y salió de detrás de un arbusto. Era una bola con pinchos marrón, una especie de erizo rechoncho.
–Oh, un Erizo Bola… Lo golpearé con el escudo y atraeré su atención. ¡Prepárate!
–¡Estoy listo!
Roland se acercó al erizo con su escudo al frente y lo golpeó, el monstruo apenas recibió daño, pero empezó a atacarle con sus púas. Wulf se aseguró de que no había ninguna otra amenaza cerca y levantó su brazo derecho, que sujetaba una piedra. Mientras tanto, Redwill observaba la escena a una distancia prudencial, preparado para apoyar a sus dos compañeros en caso de necesidad.
–¡Allá voy! ¡Veinte por ciento!
[¡Pam!]
Wulf activó Crear, transformando su maná acumulado en aire comprimido y lanzó el proyectil al monstruo. La piedra voló a gran velocidad, pero rebotó en las púas del erizo. Parecía ir rápido, pero hizo nada de daño.
–No es suficiente, un poco más. Treinta por ciento.
[¡Pam!]
Wulf volvió a levantar el brazo hacia el monstruo y activó su magia de nuevo. Otra piedra voló hacia el erizo para acabar rebotando de la misma forma. Frustrado, cogió otra piedra y volvió a levantar el brazo.
–¡Otra vez! ¡Ahora le haré daño! ¡Cincuenta por ciento!
–¡Hey! ¡Espe-! –Roland trató de detener a Wulf, sin éxito.
[¡Pam!] [¡Hii!]
Una tercera piedra voló hacia el erizo. Esta vez el golpe surtió efecto. La piedra rompió varias púas y atravesó la piel del monstruo, que soltó un grito agudo de dolor. El daño no fue lo suficiente como para acabar con el erizo, pero si para atraer su atención. La bola de púas marrón ignoró a Roland y se giró hacia Wulf.
–¡Hey…!
–¡Wulf…!
Wulf apenas pudo oír los gritos de Roland y Redwill. En ese momento, notó que perdía sus fuerzas, pero consiguió poner sus manos hacia delante de forma instintiva para protegerse de la caída. No había prestado atención a su cantidad de maná restante. Había gastado más de lo que debía y se estaba desmayando, para caer desplomado de cara al suelo.
[¡Pof!]
–Ugh… – Redwill se estremeció al imaginarse a sí mismo sufriendo el mismo destino que Wulf.
–Duele solo de verlo. –comentó Roland, que acabó enseguida con el monstruo que se abalanzaba sobre su compañero indefenso…
…pero no pudo evitar que Wulf cayera sobre el cuerpo del erizo. Para consuelo de Wulf, había conseguido poner sus manos frente su cara, protegiéndola de las púas. Al cabo de un par de minutos, volvió a despertarse.
–Que ha pa- ¡Auch! ¡Duele! ¿¡Qué me ha pasado!? ¡Me duelen las manos!
–¡JAJAJA! ¡Y menos mal que sólo son las manos…! ¡JAJAJA!
–Haa… –suspiró Roland–. Te desmayaste por usar demasiado maná. Toma una poción.
A Redwill le pareció todo muy gracioso y no paraba de reírse, mientras que Roland no sabía si reír o llorar. Wulf se sentó sin decir nada y tomó la poción de vida que le habían ofrecido. Se estaba muriendo de vergüenza, su cara estaba totalmente roja. La actitud despreocupada de "aquí no ha pasado nada" de Wulf no hizo más que aumentar las carcajadas de Redwill.
–Roland, dame una de maná. Por favor. –pidió Wulf. También tenía que recuperar el maná que había gastado con los tres hechizos.
–Toma. –Roland le dio a Wulf un frasco con un contenido de color azul.
Se lo bebió de un trago y se volvió a poner de pie.
–Cinco por ciento.
[¡Pam!]
–¡JAJAJ-! ¡Auch!
Wulf le disparó la botella vacía de la poción en toda la frente a Redwill, cortando de golpe su risa. Su cabeza se ladeó hacia atrás y cayó perfectamente de espaldas. Ya en el suelo, se tapó la frente con las manos por el dolor.
–¡Oye Wulf, eso ha dolido! –se quejó el hechicero.
–Por reírte de las desgracias ajenas.
–Pero, ¿qué hacéis…? –Roland puso una mano sobre su rostro, exasperado con la actitud despreocupada de sus dos compañeros aventureros. Estaban en una zona repleta de monstruos…
Ignorando a Redwill retorciéndose todavía de dolor en el suelo, Roland volvió al tema principal.
–Por lo que he visto parece que necesitas usar un cincuenta por ciento del maná para que la penetración del proyectil sea suficiente para hacer daño.
–¿Penetración de daño? ¿Cómo funciona eso? –preguntó Redwill, que dejó de hacer el tonto en el suelo y se levantó.
–Existen dos tipos: la penetración de daño y la penetración mágica. Ambos factores explican la capacidad de sobrepasar las armaduras, tanto físicas como mágicas. –explicó Roland–. Si el valor no es suficientemente alto, no producirá daño. Y si el valor es suficientemente alto, cuanto mayor es, mayor porcentaje de daño se aplica
En definitiva, los ataques de Wulf al veinte y treinta por ciento de maná no tienen una penetración suficiente para atravesar la armadura del erizo, pero el de cincuenta por ciento sí. Si hubiese utilizado un ochenta por ciento del maná, el daño habría aumentado.
–Ah, entiendo. –asintió Redwill, aunque captó la mitad de lo que le explicaron.
–Mmm… Igualmente de momento solo puedo disparar una vez sin desmayarme, puesto que necesito al menos el cincuenta por ciento…
–Bueno, si bajas ese cincuenta por ciento a un cuarenta y nueve por ciento ya podrás lanzar dos ataques sin desmayarte. Y siempre tienes la opción de beber una poción pequeña de maná entre un disparo y el otro. O hacer un disparo cargado de mayor coste y daño. –propuso Roland. Quería evitar que vuelva el pesimismo de Wulf sobre las capacidades de su magia.
–Cierto…
Finalmente, Wulf lo aceptó, aunque un poco escéptico. No estaba del todo convencido con las palabras de Roland.
♦
Continuaron por el sendero del bosque toda la tarde mientras entrenaban y subían de nivel. Al anochecer llegaron a una aldea en medio del bosque rodeada por una gran empalizada de madera, de aspecto bastante resistente.
Los tres aventureros entraron al pueblo. Varios guardias vigilaban la enorme puerta de acceso, al ver las Chapas de Aventurero les dejaron pasar sin problema alguno. Era un pueblo bastante grande, pero mucho más pequeño que la ciudad de Barona.
Continuaron recto por la avenida principal hasta la plaza mayor. Había algún edificio de piedra, pero la mayoría eran de madera. Muchos NPC caminaban por las calles, no se veía ningún jugador.
Para entonces, Roland ya había alcanzado el nivel dieciséis y los otros dos aventureros el catorce. Fue un entrenamiento intensivo de magia. Roland se gastó prácticamente todas las pociones de maná y de mejora de recuperación de maná que había comprado el día anterior. De esta forma, tanto Wulf como Redwill podían recuperar el maná que consumían rápidamente y así poder seguir utilizando sus magias constantemente para mejorarlas. Aunque eso suponía una alta fatiga mental para ellos, al final llegaron muy cansados a la aldea.
–Ha… ha…
–Ha… Quiero… Ha… Comer y dormir.
–Ya casi estamos.
La respiración de Wulf era fuerte y entrecortada, le costaba mantenerse consciente. Redwill a duras penas podía balbucear algunas palabras. Roland, que no daba signos de cansancio, les guio hacia una taberna, pidió una habitación para los tres y se fueron a cenar. Cuando acabaron, se fueron de vuelta a la habitación.
–¡Buah! ¡Qué bien comí! Lo necesitaba tanto…
–Siento como recupero energía…
Redwill y Wulf se dejaron caer en sus respectivas camas, dejando ir comentarios de alivio al poder al fin descansar.
–Jajaja. –Roland soltó una ligera carcajada al ver lo animados que estaban sus compañeros de grupo–. Algunos beta-testers creemos que existe un valor oculto de estamina o energía, tanto física como mental, que se gasta durante todo el día y solo se puede recuperar comiendo y durmiendo. Creemos que, si no descansas correctamente, tus estadísticas se reducen de forma oculta.
–¿En serio? ¿Cómo lo descubristeis?
Redwill estaba muy intrigado con lo que acababa de explicar Roland. Se levantó de la cama y lo miró con expectación. Wulf también tenía curiosidad y se dio la vuelta hacia ellos. Aun tumbado, prestó atención a la conversación.
–Fue Fergus, un compañero. –respondió Roland–. Le encantaba mirar sus estadísticas y trataba de entender cómo funcionaba el juego. Un día que nos lo pasamos haciendo el burro, buscando los límites del juego, se dio cuenta que sus estadísticas bajaron al final del día. Y sucedió a pesar de que no habíamos luchado contra ningún monstruo ni habíamos hecho nada productivo. Tampoco nos habíamos parado a comer.
–Claro, en un juego RPG normal, las estadísticas no variarían. Pero hay algunos survivals que si añaden factores como el de la energía…
Wulf entendió rápidamente lo que explicaba Roland por su experiencia con otros videojuegos. Normalmente en videojuegos de tipo RPG o MMORPG, los personajes que los jugadores manejan pueden correr, luchar y hacer lo que sea sin cansarse. Pero existen juegos de tipo supervivencia en los que no comer o descansar por un tiempo te hace ir más lento, luchar peor…
–Exacto. Al fin y al cabo, según los desarrolladores, querían hacer un mundo de fantasía lo más realista posible. –Roland continuó–. En la vida real, si no comes, bebes y duermes, te cansas e incluso puedes morir, ¿no?
–De todas formas, cualquiera no se da cuenta de algo tan escondido como eso… ¡Vaya compañero tenías!
–¡Jajaja! Si, era un poco rarito…
Roland se rio por lo acertadas que estaban las palabras de Redwill, pero su sonrisa no tardó en volverse amarga. Wulf se levantó de la cama y miró al guerrero con pintas de paladín con una expresión seria. Dudó en hablar, pero finalmente lo hizo.
–…No estaba seguro si debía preguntar, pero… ¿Qué les pasó a tus compañeros?
–Cierto, no os lo he explicado. –respondió Roland, desviando la mirada hacia un lado.
–Me gustaría saberlo, ya que ahora somos compañeros.
El tono de voz de Wulf era totalmente serio. Sabía que sería duro para Roland explicar la muerte de sus amigos, pero era información muy importante.
–Wulf…
Redwill, aunque no quería forzar a Roland, entendía el razonamiento de Wulf y no se opuso. El hechicero miró a ambos con cara de preocupación. Roland cerró los ojos y empezó a contar su historia.
–…Nos tendieron una trampa. Unos jugadores.
♦
Era el segundo día, en ese momento ya conocíamos los riesgos de salir fuera de la zona segura. Habíamos visto como quedó la ciudad después del anuncio del líder del gremio Caballeros de la Cruz Carmesí, Arthus y el cardenal. Pero decidimos salir a "jugar" igualmente, ya que estábamos confiados de nuestra fuerza y éramos un grupo grande y bien equilibrado. Además, teníamos a tres beta-testers, incluyéndome a mí. Fuimos a cazar monstruos a una zona de nivel 10-15, que era lo idóneo para nuestra media de nivel trece…
–¡BWAJAJAJAJA! Mira que eres torpe An… Y eso que tiras con arco en la vida real… ¡BWAJAJAJA!
El que no paraba de reírse todo el día a pleno pulmón era Berthtoald, un enano pelirrojo con una gran barba. Tenía el pelo muy largo, atado con una especie de aros, uno detrás del otro. Hacía de offtank para el grupo con su Arte Marcial Tai-jitsu, sus armas de puño y su armadura media-pesada de estilo oriental, con pechera, perneras y brazales metálicos de tonos verdosos. Era uno de los beta-testers.
–¡Cállate! ¡Me asusté! Un bicho raro vino volando hacia mí… Uuu…
La elfa que no paraba de ser objeto de burlas, era Anwen. Era la clara imagen de una elfa, rasgos suaves con un matiz felino, ojos verdes, nariz y labios finos… Llevaba su larga melena rubia recogida en una coleta. Era la arquera del grupo, usaba un arco recurvo de madera, decorado con detalles florales de color azul y llevaba un carcaj del mismo color en su espalda. Una daga colgaba de su cinturón, por si era forzada a pelear cuerpo a cuerpo. Utilizaba una armadura ligera para moverse con facilidad, únicamente llevaba algunas protecciones de cuero en el pecho, piernas y brazos. Todo con tonos azules sobre el marrón del cuero.
–¡Ayayayayay…! Hija mía… Ten más cuidado o el señor te castigará por tus pecados…
El que se quejaba, con un humor muy raro, de haber recibido un flechazo en el trasero era Fergus. Era una especie de offhealer-offtank. Jugaba de una forma un poco rara, siempre podía luchar en cualquier posición. Usaba Magia Sagrada y seguía el rol de sacerdote, pero también luchaba con una maza en una mano y una biblia en la otra. Bajo su túnica de color blanco y morado, llevaba una cota de malla, lo que le permitía recibir golpes para luchar a melee. Era un roleplayer de manual, se creía un sacerdote de verdad. Incluso llamaba a sus hechizos "milagros". Era el otro beta-tester, y estaba completamente obsesionado con las estadísticas…
–No seas quejica. Además, ya te has curado, ¿no?
Por último, la que actúa como hermana mayor del grupo, frenando las tonterías de los demás "críos", era Milica. Era una maga, también humana como Fergus. Tenía unas facciones un tanto rechonchas sobre una piel oscura. Sus ojos eran también oscuros y su cabello negro azabache colgaba sobre su hombro en una sola trenza. Utilizaba un bastón recto de madera con una gran gema de un lila profundo en la punta. Siempre llevaba puesta una túnica de hechicero con tonos lilas y negros.
–Aún me duelen las posaderas. Cada vez que las muevo es un infierno…
–Uuu… Lo siento…
–¡Pues deja de bailar! Dios…
–¡BWAJAJA! Tiene el ritmo del "Ave María" en la sangre, Milica.
–Jaja… Ves con más cuidado en combate, que podría pasar algo más grave… No creo que un bicho de por aquí te pueda hacer nada.
A pesar de sus quejas, Fergus se pasó un buen rato meneando el trasero en un baile extraño, delante de una llorosa Anwen. Milica se había puesto una mano en la frente, exasperada y Berthtoald se lo estaba pasando en grande. Aunque sabía que Anwen tenía una puntería excelente, la regañé un poco. Teníamos que estar siempre alerta en este mundo.
–Si, Roland…
Todos sonrieron con resignación ante la cabizbaja y avergonzada Anwen. Se podían ver algunas lágrimas atrapadas en sus pestañas cuando cerró esos preciosos ojos verdes.
–Bueno, continuemos un poco más por aquella zona y nos volvemos, ¿vale? Tampoco hace falta ser demasiado codiciosos. –recomendé. Quería ser cauteloso, al fin y al cabo, si dábamos un paso en falso podíamos morir.
–¡BWAJAJA! Si seguimos seremos los más fuertes del servidor, ¿eh Milica? –Berthtoald quería seguir…
–Después de lo del otro día nadie sale fuera a subir de nivel… –Milica también estaba confiada.
–El señor está de nuestro lado. –Fergus estuvo de acuerdo, o eso creo.
–Yo creo que deberíamos hacer caso a Roland… –Anwen fue la única en darme la razón.
Al final continuamos cazando monstruos unos minutos más, hasta que todos accedieron a volver a la aldea más cercana, ya que empezaba a anochecer y la falta de visibilidad en el bosque sería peligrosa. Estábamos de camino, cuando de pronto oí movimiento entre los arbustos.
[Fsshh] [Fsshh] [Crack] [Crack] [Crack]
–¡Atentos! ¡Algo viene! Preparaos para luchar.
Tras mi aviso, todos nos pusimos en guardia, con los melee al frente, las dos chicas en el centro y el sacerdote en la retaguardia. Los ruidos se hicieron cada vez más fuertes y dos figuras emergieron de los arbustos que teníamos al frente. Eran dos aventureros tapados con túnica y capucha.
–¿…?
Nos quedamos todos estupefactos.
–¿Aventureros…? ¡Hey…!
Nadie se esperaba eso, todos estábamos sorprendidos y no supimos reaccionar. Traté de llamarles, pero pasaron de largo corriendo a toda prisa. Me dio la impresión que estaban sonriendo. Tan pronto aparecieron, se fueron. Estábamos tan desconcertados por lo que acababa de pasar, que no nos dimos cuenta de que no fueron los únicos en asomar de entre los arbustos.
[Grrr…]
Al darme la vuelta instintivamente, recibí un ataque de un lobo. Intentó morderme en la yugular, pero lo paré con mi escudo por puro reflejo.
–¿¡Qu-?! ¡¿Monstruos!? –gritamos todos.
En ese momento nos dimos cuenta de que estábamos prácticamente rodeados de una docena monstruos. Había varios Jabalís Negros, Lobos Grises y Hongos Carnívoros. Todos de nivel relativamente bajo, pero sus números era lo que los hacía peligrosos.
–¡Mierda! ¡Estamos rodeados!
A Berthtoald le había desaparecido la sonrisa de la cara.
–¿Por qué…? ¿De dónde salen todos estos monstruos…?
Anwen estaba en shock, no entendía que estaba pasando. Se agarró fuerte a su arco con las dos manos. El miedo la hizo retroceder un paso.
–Esos dos… ¡Nos kitearon los monstruos hacia nosotros! Tranquila An, podemos acabar con ellos.
Milica analizó la situación con rapidez, tratando de tranquilizar a Anwen.
–¡Tch…! ¡Son demasiados…! …El señor nos ha puesto un reto por delante.
Fergus dejó ir su verdadero ser por un segundo, chasqueando la lengua con molestia.
–¡Berthtoald! Cúbreme, voy a intentar coger aggro de todos los monstruos que pueda, tú ves a por los que se me escapen.
–¡Recibido!
–¡An! Muévete a la retaguardia y trata de flanquear con tu velocidad, pero procura que no te alcancen.
–¡Vale!
–¡Milica! Tu al centro, crea un Golem de Tierra que cubra el flanco derecho.
–¡Okay!
–¡Fergus! Cubre el lado izquierdo de Milica.
–¡Alabado sea el señor!
Tomé el mando de la situación y dirigí al grupo. Entonces cargué hacia delante y golpeé a todos los monstruos que tenía al alcance de mi espada y de mi escudo. Ocho de los cuales se centraron en mí. Cuando me atacaron empecé a absorber daño con mi habilidad Contraataque. Berthtoald consiguió atraer a tres monstruos más, y el restante fue a atacar al gólem de Milica. Logramos bloquear a todos los monstruos, permitiendo a Fergus centrarse en curarnos.
El punto débil de nuestra formación es el Gólem de Tierra, no aguantará mucho... –pensé.
–¡An y Milica! Centraos en el lobo que está luchando contra el gólem, hay que acabar con él cuanto antes.
–¡Ok! –ambas asintieron al unísono.
Las dos chicas del grupo empezaron a atacar al lobo. Mientras tanto, Fergus no era capaz de curar al mismo ritmo que el daño que sufrían los tanques, su vida bajaba cada segundo que pasaba.
–¡Roland! ¡Mis milagros no son suficientes! –vociferó Fergus–. ¡Y me voy a quedar sin!
–Berthtoald, centrémonos en esquivar todo lo posible. Tenemos que aguantar, es nuestra win condition.
Intentamos evitar todo el daño posible para que no se le acabara el maná a Fergus, incluso tuve que liberar el daño absorbido en uno de los monstruos, que quedó tocado. Unos segundos después, una flecha consiguió atravesar el cráneo del lobo, acabando con su vida y eliminando nuestro punto débil.
–¡Bien! Ahora seguid al gólem, haced focus a un enemigo. Una vez empiecen a caer, todo será más fácil.
–¡Si!
–¡An, podemos hacerlo!
La expresión preocupada de Anwen desapareció y empezó a cargar flechas en su arco con determinación, mientras Milica seguía impulsando los ánimos de su amiga.
El gólem, que ya estaba en las últimas de haber recibido muchos ataques, se dirigió directamente al enemigo más cercano con menor vida, el jabalí que yo había dañado con mi Contraataque. An y Milica le siguieron con sus ataques a distancia y el monstruo cayó en pocos segundos. Casi en el mismo instante, Berthtoald acabó con uno de los hongos que le atacaban.
En ese momento, quedaban siete monstruos contra mí y dos contra Berthtoald. Acabamos con ellos sin mayor problema.
–¡Siii! ¡Pudimos! –Anwen alzó sus brazos en una pose de victoria.
–La fe es lo último que se pierde, An. –añadió Fergus, forzando una cara de póker.
–Que lo digas tu… Cura de pacotilla… –Milica le echó en cara a Fergus que antes perdió los papeles por un instante.
–¡BWAJAJAJA! Que dura eres… –Berthtoald recuperó su risa de siempre.
–Haa... Recuperemos maná y vida antes de que vuelvan esos PK y vayámo-
Todos se relajaron y celebraron la victoria contra la horda de monstruos. No pude evitar lanzar un suspiro de alivio, pero aún no estábamos seguros allí. Traté de dar la orden de retirarnos, pero…
–¡TCH! Así que habéis podido con ellos… Sois un grupo bastante fuerte, eh…
–¡Ke ke ke! No importa, esto solo es una práctica…
Detrás aparecieron dos aventureros sobre la rama de un árbol. Aunque los de antes no los pude ver con claridad, estaba seguro de que no eran los mismos. Estos también estaban tapados con una túnica oscura y capucha, a uno le sobresalía una espada curvada y el otro tenía una daga en cada mano.
[Pom] […] [Pom] […] [Pom] [Crack] [Fsshh] [Fsshh] [Crack]
–¡Ke ke ke ke! Os vamos a dejar un regalito por haber vencido a los monstruos de antes... ¡Ke ke ke! –anunció el de las dagas.
–Vámonos, esta vez incluso ha salido mejor que la anterior, ya no tenemos nada más que hacer aquí. –añadió el de la espada.
–¡Ke ke! ¡Ok!
Mientras el aventurero de las dagas se reía de forma extraña, de fondo se oían unos fuertes pasos y movimiento entre los arbustos. Los dos aventureros sospechosos bajaron del árbol y desaparecieron en el bosque. Entonces, recordé que el libro del gremio mencionaba un raro monstruo jefe de zona.
¿¡No será que…!?
–¡¡Rápido!! ¡¡Vayámonos de aquí!!
–¿Qué? ¿Roland…?
Grité con todas mis fuerzas para que los demás reaccionaran y cogí a Anwen del brazo, que se sorprendió con mi actitud alterada. Los demás también empezaron a darse la vuelta para marcharse, menos Berthtoald, que miraba en dirección a la fuente del sonido de pasos. El suelo retumbaba cada vez más fuerte.
[POM] […] [POM] […] [POM]
–…Creo que es tarde para eso… –murmuró.
–¿¡…!?
Todos nos dimos la vuelta hacia donde Berthtoald miraba. Una sombra sobresalía de las copas de los árboles.
[Fsshh] [Crack] [Fsshh] [Crack]
El ruido de movimiento entre arbustos y ramas rompiéndose podía oírse en cualquier dirección.
El primero en llegar fue un enorme monstruo de piel azulada que sostenía un enorme garrote de piedra, un Troll. Era un jefe de zona, de nivel quince y rango Mejorado.
–¿¡Un Troll!? ¡Pero en el gremio dijeron que te tenías que adentrar mucho en la zona y que era muy raro de ver! …Lo podemos vencer entre todos, ¿no?
Anwen estaba aterrorizada, no se creía lo que veían sus ojos. Intentó buscar esperanza en sus compañeros.
–Eso si estuviese solo… Pero lo tenemos complicado…
Berthtoald echó un jarro de agua fría sobre las esperanzas de Anwen, que empezó a notar sus ojos húmedos.
–¡Noo…!
Una sombra se mostró en el rostro de todos tras el llanto de Anwen. Monstruos aparecieron desde todas las direcciones, e incluso se podían oír más tras ellos. No sabíamos cuántos había. La situación era tremendamente complicada, estábamos en grave peligro y no sabíamos que hacer. Un sentimiento de desesperación inundó los corazones de todos. Alguien tenía que devolver la energía al grupo.
–Chicos.
–¿…?
Todos me miraron.
–Luchemos. –dije–. Yo venceré al troll. Vosotros ocupaos de los demás monstruos.
–¿Qué? ¿Tu solo? ¡No…!
–¡Roland, es demasiado para ti!
Anwen y Milica se opusieron.
–…Te dejo un milagro.
–…No mueras.
Fergus y Berthtoald lo aceptaron a regañadientes.
–Acabaré con él. –continué–. Es la única salida que veo posible. ¡Luchemos y salgamos de este maldito juego!
–¡SÍ!
Mis cuatro compañeros respondieron con un grito de guerra y se dieron la vuelta para afrontar a los monstruos que nos rodeaban.
Yo me enfrenté al Troll en un duelo. El monstruo me miraba fijamente con sus ojos inyectados en sangre. Él fue el primero en hacer un movimiento.
[¡GROOH!]
Lanzando un rugido de guerra y trató de aplastarme con su garrote de piedra con un golpe simple de arriba abajo. Pude esquivarlo, pero decidí absorber el daño.
[DONG~]
La piedra impactó contra mi escudo provocando un fuerte sonido. El golpe resonó en todo mi cuerpo, haciéndome mucho daño, incluso con la absorción. Apreté los dientes y contraataqué. Aproveché el retroceso del garrote con el impacto para golpear en él.
–¡Yaaah!
[DONG~]
Mi escudo golpeó el garrote haciendo que este rebotase directamente a la cara del Troll, devolviéndole el daño recibido y haciéndolo retroceder un paso. El monstruo se enfureció aún más al sentir el dolor y soltó otro rugido estruendoso.
[¡GRWOOOH!]
Uhg… Me ha bajado mucho la vida… –me estremecí de dolor.
Volvió a lanzar un garrotazo, esta vez horizontal, dirigido a mi cabeza. Decidí que no podía permitirme recibir más golpes como ese, así que empecé a esquivar y a usar mi espada para atacar.
El monstruo aumentó la velocidad de sus embestidas, un golpe vertical, uno horizontal, horizontal, vertical… Eran ataques simples, pero si te golpeaban de lleno te hacían mucho daño. Algunos golpes no los podía evitar del todo, pero trataba de desviarlos con mi escudo y mi habilidad Contraataque.
Estaba tan concentrado en mi duelo, que perdí la noción del tiempo y de mis alrededores. Un paso en falso significaba la muerte, y a mi espalda estaban mis compañeros. No sabía cuánto tiempo pasó, pero conseguí dejar el monstruo bastante herido, con muy poca vida. No obstante, el patrón de ataques del monstruo cambió por completo.
[¡GROOOWAAAH!]
¿¡…!?
Me pilló por sorpresa. Con un rugido aún más fuerte que los anteriores, me golpeó con una pierna, haciéndome perder el equilibrio y retroceder. No pude evitar su siguiente golpe. El Troll elevó el garrote hacia atrás, como un jugador de bolos cuando se prepara para lanzar, y lo rotó a gran velocidad como un péndulo. Logré in extremis poner mi escudo al frente y activar Contraataque, pero el golpe se sintió como un ariete golpeando las puertas de un castillo.
–¡Gfgh…!
Salí volando por los aires hasta golpear de espaldas en el tronco de un árbol. Mi espada se me escapó de las manos durante el vuelo, mi escudo empezó a quebrarse y ya había gastado todas mis pociones de vida.
En ese momento me di cuenta…
El claro en el que estábamos se había convertido en un mar de cuerpos inertes, incluidos mis compañeros. Estaban tendidos en el suelo, sangrando, y no se movían.
¡Esto no puede estar pasando! ¡No puede ser!
–¡¡¡CHICOOS!!! –grité, aterrorizado.
–…Ggh… Ro… land…
Hubo una respuesta. Anwen seguía consciente.
–¡¡Anwen!!
Aún con el dolor, intenté ir hacia ella. Pero el Troll seguía ahí. Se dio cuenta que estaba viva y fue a rematarla.
[¡GROOOWAAAH!]
–¡¡No lo harás!!
Cargué contra el Troll, que volvió a verme como una amenaza y elevó su garrote. Volvió a atacar de arriba abajo, como su primer golpe. Esta vez lo esquivé saltando hacia la derecha. El mazo de piedra golpeó el suelo, levantando una nube de polvo. Aproveché ese instante para subirme a él y usarlo de plataforma para llegar a la cabeza del monstruo.
–¡¡¡¡YAAAAAAAAAAAAAAH!!!!
Salté con todas mis fuerzas y liberé Contraataque con mi escudo directamente en su sien. El cráneo del Troll se hundió por el impacto. El monstruo murió en el acto, cayendo de espaldas al suelo del claro.
–Ha… ha… ha… ¡An…!
Estaba destrozado. Tenía muy poca vida. Mi estamina también estaba muy baja y me costaba respirar. Aun así, fui corriendo hacia Anwen.
–¡¡Anwen!!
–Ro-land… Ggh…
–¡Anwen! ¡Resiste! ¡Voy a por una poción, seguro que alguno tiene una de sobras!
Empecé a buscar pociones por los demás compañeros, por el suelo… No encontré nada usable, todos los viales estaban vacíos o rotos. El único que podía curar era Fergus y estaba…
–Roland…
–¡Anwen…!
–Vive… Por favor… Vive y vuelve al mundo real… Por favor…
Anwen levantó su brazo izquierdo y puso una mano ensangrentada en mi mejilla.
–¡An! ¡Resiste por favor! ¡No mueras! ¡Lo siento…! ¡No debí traerte a este maldito juego! Lo siento… Lo siento… Lo siento…
–Estoy feliz, no moriste… Vive…
♦
–Después pude volver a la aldea. No había un solo monstruo en el camino de vuelta. Unos aldeanos me encontraron merodeando medio muerto por el bosque y me curaron.
Roland finalizó su historia.
…PK… –esas dos letras aparecieron en la mente de Wulf.
–¡Buaaaaaaaaa…! ¡Buaaaaa…! Nooo, que triste… ¡Ellos te salvaron! Acabaron con todos los monstruos de la zona para que pudieras sobrevivir…
Wulf tenía una expresión sombría en su rostro, en cambio Redwill estaba llorando como un bebé tras oír la historia de Roland.
–…Yo… Estaba convencido de que no recibiríamos ayuda de fuera para salir del juego.
¡…!
Ese comentario sorprendió tanto a Wulf como a Redwill, que dejó de llorar de golpe. Ambos miraron fijamente a Roland.
–Creía que debíamos pasarnos el juego –continuó–, matar algún boss final o algo por el estilo. Si es verdad que si morimos en el juego morimos en la realidad, seguro que si nos desconectan forzosamente morimos también. Entonces… No hay manera de que nos rescaten. Por eso…
–Por eso no estuviste en contra de salir de la zona segura, ¿no es así? –Wulf acabó la frase.
–…Así es, no me negué. –respondió Roland–. Porque creí que era necesario. Pero… Si solo hubiésemos ido más preparados. O nos hubiésemos ido antes. O hubiésemos comprado más pociones… ¡Gh…!
Roland puso cara de frustración y bajó la cabeza, mientras apretaba sus puños, lágrimas aparecieron en sus ojos. Solo han pasado unos días desde el incidente, el dolor aún estaba presente en su corazón y no pudo evitar desahogarse...
–Deja eso. Martirizarse con "Si hubiera hecho eso, si hubiera hecho lo otro" no sirve de nada. Hay que aprender de los errores, mejorar y seguir adelante.
Wulf giró rápidamente su cabeza hacia Redwill con los ojos bien abiertos, asombrado ante las palabras bruscas y sin tacto de su amigo. Roland no dijo nada.
–No me esperaba que TÚ fueses tan directo… Pero creo que tienes razón. A ver si podemos ser ejemplo nosotros… –aun así, Wulf estuvo de acuerdo.
–Jeje… Me quedó guay, eh. –Redwill sacó la lengua y guiñó un ojo–. La frase adecuada en el momento adecuado.
–Ya decía yo…
Wulf se arrepintió de habérselo tomado en serio.
–…Ahora que lo pienso, ¿no es esa una frase cliché en los libros de motivación? Aprender de tus errores, no arrepentirte y tal…
–…No creo.
Redwill desvió la mirada ante la pregunta de Wulf.
–¡Pfft! Jajajaja. Tienes razón, lo siento. Tenemos que concentrarnos en lo importante, que es sobrevivir y salir de aquí.
…
Roland, aunque por un momento le impactó lo que dijo Redwill, no pudo aguantarse la risa ante el gag que se marcaron los otros dos. No obstante, a Wulf no le convenció del todo la expresión que el paladín puso después, le pareció que no era del todo sincero. Redwill aprovechó el momento para cambiar de tema.
–Por cierto, hay algo que dijiste en la historia que no entendí. Te referiste a los aventureros esos como "PK". ¿Qué es eso?
Roland volvió a poner su expresión seria, la normal en él.
–Son las siglas del inglés Player Killer, asesino de jugadores. Como su nombre indica, se les dice así a los jugadores que matan otros jugadores.
–Oh… Asesinos, vaya.
Redwill lo resumió en términos del mundo real.
–Bueno, en videojuegos es muy normal el PvP. Aunque, por lo general, los jugadores PK suelen ser bastante odiados por los que juegan PvE, prácticamente todos los jugadores han sido por lo menos alguna vez PK. Pero claro, en un juego únicamente muere tu personaje…
–Pero aquí morimos de verdad. El término PK se vuelve mucho más grave.
Wulf hizo un apunte a la explicación de Roland. Ciertamente, para muchos jugadores es más divertido pelear con otros jugadores que con la propia inteligencia artificial de los juegos. Suele suponer un reto mayor, la victoria sienta mejor y no es tan repetitivo. Pero ahora, el PvP o JcJ (Jugador contra Jugador) fuera de un duelo se vuelve un tabú. Como en la vida real, si asesinas a alguien, pagarás las consecuencias.
–Exacto… –asintió gravemente Roland.
–Mmm… Entiendo.
Aunque Redwill no tenía tanta experiencia en videojuegos como los otros dos jugadores, sí que recordaba algunos términos de gamers, por lo que pudo seguir la conversación.
–Lo que más me preocupa es el método que utilizaban.
–¿A qué te refieres?
Redwill no entendió que quería decir Roland. Era algo que a Wulf también le estaba mosqueando desde que el aventurero guerrero terminó de contar su historia.
–No matan ellos mismos, atraen a los monstruos y dejan que ellos se encarguen de sus víctimas. De esta forma, no quedan marcados.
–¿Marcados?
Esta vez, Wulf tampoco entendió la explicación de Roland.
–Si. ¿Os habéis fijado en la barra de vida que aparece encima de los demás? Pues las decoraciones alrededor de la barra, que ahora son oscuras, se vuelven rojas si atacas a alguien de forma intencional. Aunque al cabo del tiempo vuelven a su estado original.
–¿Quieres decir…? –Redwill se quedó boquiabierto.
–Si… –Roland asintió con la cabeza–. Como no atacan a aventureros o NPC, no son tachados de PK. No tienen "la marca".
Una sombra apareció en las expresiones de los tres aventureros. Estos PK habían aprendido a matar a jugadores sin ser marcados. Pueden pasearse libremente por las ciudades y pueblos sin que nadie sepa de sus horribles actos.
–No sé cómo han aprendido tan rápido a hacer esto… Quizá en la beta… –Roland puso una mano en su frente, pensativo.
–Entonces… salir fuera es muy arriesgado… ¿Vamos a estar bien siendo tres?
–Incluso un grupo de cinco como el de Roland…
Se notó preocupación tanto en las palabras de Redwill como en las de Wulf. Roland puso una leve sonrisa, aunque parecía más triste que feliz, y trató de aliviar los pensamientos de sus dos compañeros.
–Estaremos bien. Con la habilidad Rastreo de Maná de Wulf podemos saber si se acercan monstruos y huir con antelación si es necesario.
–No me gusta depender mucho de mi habilidad… –opinó Wulf. Le costaba confiar en sus propias habilidades.
–También creo que el método de entrar a una zona siempre estando niveles por encima nos reduce mucho el riesgo. Aunque nos envíen docenas de monstruos, si estamos varios niveles por encima será muy fácil acabar con ellos. –finalizó Roland.
–Cierto…
–…
Redwill quedó bastante convencido con las palabras de Roland. En cambio, Wulf aún estaba un poco intranquilo. Hubo un momento de silencio, que fue roto por el aventurero guerrero.
–Yo… Después de todo lo sucedido no sabía qué hacer. Estaba solo… Y tampoco sabía en quien confiar.
El dolor de la soledad se notaba en su tono de voz.
–… –Wulf y Redwill no sabían que decir.
–De hecho, –continuó– un día os vi como buscabais grupo para salir de la zona segura, pero no sabía si fiarme, hasta que presencié como defendíais al chaval nivel uno del grupo del enano Garp. En ese momento pensé que realmente debería ayudaros y luchar, hacernos más fuertes y salir de este maldito juego.
El tono de voz de Roland fue haciéndose más fuerte a medida que empezaba una nueva frase.
Luchar…
A Wulf le vino la imagen de la carta de Alex a la cabeza, para recordarle la razón por la que habían abandonado la zona segura y empezado a subir de nivel.
–¡Sí! ¡Hagámoslo!
Tanto Wulf como Redwill aceptaron las palabras de su compañero al unísono, recuperando la determinación que tanto les había conseguido obtener días atrás.
♦
Al día siguiente, los tres aventureros siguieron con el camino que tenían previsto y entraron a una zona de nivel diez a quince. Seguía siendo una zona boscosa normal, llena de monstruos de tipo bestia y plantas. Pasaron prácticamente todo el día entrenando, cazaron cientos de Jabalís, Lobos, Conejos, Hongos y Plantas Carnívoras. Roland llegó al nivel veintiuno, mientras que Wulf y Redwill consiguieron alcanzar ambos el nivel veinte.
Cuando empezaba a anochecer, llegaron al pueblo de Valztan. Una aldea de no más de trescientos habitantes que dormía entre varias montañas cubiertas con bosques de un verde frondoso.
De la misma forma que el pueblo anterior, la mayoría de edificios estaban construidos con madera y tejados de paja, con la única diferencia de que en Valztan aparentemente tienen la costumbre de recubrir las fachadas con arcilla para protegerse del frío invierno. Al estar a más elevación seguramente allí podían acumularse unos cuantos copos de nieve en esa dura estación del año, un espectáculo digno de ver. En la mayoría de hogares sobresalía una columna de humo por las chimeneas de piedra, recordando que ya se acercaba la hora de la cena.
No obstante, nada más llegar, los tres aventureros se dieron cuenta de que algo no iba bien en esa aldea. Redwill fue el primero en comentarlo.
–Que poca gente que hay, ¿no?
–Es raro… En la otra aldea había más movimiento. –dijo Wulf, mientras escaneaba la zona con la mirada.
–¿Habrá pasado algo? –se preguntó Roland.
Como dijo Wulf, en el otro pueblo había aldeanos NPC andando por las calles tranquilamente. Pero en este, los pocos que se veían, evitaban el contacto visual y se apresuraban a esconderse en los edificios.
–En este pueblo tan pequeño no creo que haya una sede del gremio, vayamos a la taberna a ver que nos dicen. Y aprovechamos para alquilar alguna habitación.
Roland propuso continuar hacia la taberna para conseguir alojamiento e información sobre lo que sucede en el pueblo, ya que son aventureros, quizá pueden ayudar. Wulf no dijo nada, y se mantuvo alerta con su habilidad Rastreo de Maná. Por el momento no había enemigos, todas las presencias eran de color verde.
A los cinco minutos de andar hacia el centro del pueblo, llegaron a la plaza principal. Como la resta del pueblo, estaba prácticamente vacía. Había algunos aldeanos y se podían oír voces que venían del edificio más grande del pueblo, la taberna.
¿Mmm? ¿Un mercader ambulante?
Wulf se percató que, en una esquina de la plaza contraria a la taberna, había dos personas de pie. Una parecía ser una aldeana y la otra un hombre que tenía un maletín abierto a sus pies. Se podían ver ropas lujosas bajo la gabardina del hombre. En el maletín sobresalían varios objetos expuestos. La intuición de Wulf le dijo que se trataba de un vendedor ambulante.
El supuesto mercader le dio algo a la mujer, estaba envuelto en harapos y no se podía discernir su contenido, únicamente que tenía forma de cruz. La aldeana le devolvió una bolsita de lino, probablemente con el pago por el objeto, y se fue.
No había necesidad, pero Wulf utilizó Rastreo de Maná instintivamente sobre el mercader…
¿…? ¿No hay respuesta? Pero si el mercader está ahí… ¿Eh? ¿Qué es eso…?
Wulf no detectó nada cuando miró al mercader, ni rojo ni verde. Al concentrarse más, se dio cuenta que su visión se distorsionaba un poco justo donde estaba el hombre de pie. Quizá notó que Wulf le estaba mirando, o quizá fue casualidad, pero mientras el aventurero trataba de entender que estaba pasando, el mercader guardó la bolsita apresuradamente en la maleta, la cerró y se marchó de la plaza.
¡Espera! ¡Tch! ¿Ahora se va…?
–Ahora vuelvo, id tirando a la taberna. –dijo Wulf, que se dio la vuelta a toda prisa.
–¡Hey Wulf, espera! ¿¡A dónde vas!? –Redwill trató de detenerlo, pero el aventurero fue demasiado rápido.
–¡Ahora vuelvo! –insistió.
Después de despedirse momentáneamente de sus compañeros, Wulf fue corriendo tras el mercader. Cruzó la esquina de la plaza, hacia la calle por donde se había ido el hombre misterioso.
Justamente lo vio entrar en un callejón, entre dos casas. Trató de utilizar otra vez Rastreo de Maná, pero tampoco detectó nada esta vez. Volvió a perder de vista al mercader. Siguió corriendo tras él hasta llegar al callejón. Nadie.
¿Huh…? ¿Ha desaparecido?
El callejón daba acceso al patio trasero de las casas. No había nadie. El mercader había desaparecido. Wulf volvió a utilizar Rastreo de Maná y miró en todas las direcciones. Lo único que vio fue algunos aldeanos dentro de sus casas, pero nada más. Desistió al cabo de unos segundos y volvió a la plaza.
–¡Es una bruja!
–¡Una bruja!
–¡Fuera del pueblo, bruja!
–¡Asesina! ¡Fuiste tú! ¡Te las llevaste! ¡Tráelas de vuelta! ¡Asesina! ¡Bruja!
–¡Que alguien acabe con ella!
–¡Bruja! ¡Bruja! ¡Bruja! ¡Bruja! ¡Bruja!
♦