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90.19% Sobreviviendo al fin del mundo en Latinoamérica / Chapter 92: Capítulo 92 – Noche de pasión (R-18)

Chapter 92: Capítulo 92 – Noche de pasión (R-18)

Dejé el marco de la foto en el mismo sitio y me volteé solo para ver a Julia que se sacaba la blusa y se quedaba en sostén (brasier, corpiño, sujetador, etc). Las curvas de sus grandes senos despertaron a la bestia dormida amenazando con explotar mi pantalón. Si colocaba mis manos en esas imponentes montañas estaba completamente seguro que una mano no sería suficiente para agárralos.

Julia: Pu… ¿Puedes ayudarme? ~

La luz de la luna iluminaba la habitación por lo que podía ver en detalle su ropa interior. El tono era rojo con encaje muy llamativo. Entre este y el blanco me gusta mucho más este color. Sentía que iba completamente con ella. Haciéndola lucir atrevida y muy candente.

Caminé colocándome detrás ella. Julia movió su cola de caballo al frente exponiendo su espalda desnuda a mí. Con mis manos desabroché su sujetador. Por alguna razón, talvez por el nerviosismo, mis manos estaban sudorosas y mis respiraciones se hicieron pesadas. La respiración de Julia también sonaba algo pesada, pero eso no le impidió voltearse.

Su brasier cayó al piso y su pecho se presionó contra el mío. Podía sentir la elasticidad y suavidad de sus senos a través de mi camisa. Sin darme tiempo para pensar Julia se puso de puntillas y superpuso sus labios contra los míos.

Sus labios eran suaves y tersos provocando que mi mente estallara. Mis manos se movieron inconscientemente a su cintura solo para luego detenerse en su espalda. Después de varios minutos desde que nuestros labios se encontraron finalmente nos separamos. Ambos respirábamos pesado.

Julia: Yo…

Detuve a Julia de hablar y sellé sus labios con los míos nuevamente. Subconscientemente la llevé sobre la cama. En este momento las palabras sobraban y sabía perfectamente lo que quería ella y yo. Esta noche los dos íbamos a sellar un pacto y jurar a las estrellas firmando una promesa de amor verdadero. Esta era la noche en que nos volveríamos marido y mujer. Aunque no había una ceremonia de por medio mis sentimientos por ella me gritaban que ya era mi esposa.

Me separé de sus labios bajando por su cuello. Con cada centímetro que bajaba besaba su piel. Sintiendo lo que iba a pasar Julia dio un paso atrás provocando que se tropezara con el borde de la cama, obligándola a sentarse. Este movimiento no estaba planeado haciendo que también perdiera mi equilibrio y caiga sobre ella. Nuestras miradas se encontraron una frente a la otra. En este preciso momento mis manos estaban sobre el colchón mientras Julia intentaba cubrir sus senos con sus manos. Mirando a la tímida Julia la bestia dentro de mi despertó por completo. Quería amar y cuidar a Julia por el resto de mi vida. Viendo el estancamiento en la situación Julia extendió sus brazos provocando que sus senos rebotaran un poco y expusieran sus areolas rosadas junto con su pezón. Sin embargo, mi mirada no estaba en eso.

Dentro de mi mente solo existía una persona y esa era Julia. Toda mi concentración estaba en su rostro. Las manos de Julia se movieron pasando al lado de mi nuca abrazándome suavemente. Finalmente, sus labios se abrieron y dijo.

Julia: Adelante ~

Con esas palabras mis conflictos internos desaparecieron. Con delicadeza fui bajando poco a poco hasta llegar a sus picos. Sus pezones estaban completamente erectos haciendo que me lanzara desenfrenadamente sobre ellos y empezara a succionar mientras jugaba con el otro con mi mano libre. Sus senos eran suaves cada vez que colocaba mi mano sobre ellos parecían que se escapaba entre mis dedos. El sabor de su pezón era dulce e increíblemente adictivo. Claramente no salían nada de ellos, pero yo estaba afanado en succionarlos.

Julia: ¡Ah! ~

Sin esperar hacer esa clase de sonidos Julia se tapó la boca con sus manos. Parecía ser que los pechos de Julia eran increíblemente sensibles.

Alejándome de sus pechos. Me bajé de encima de ella y empecé a desabrocharme mi camisa. Por un minuto pensé que estos botones no se podían desabrochar. ¿¡por qué no podía hacerlo!? Unas manos delicadas sostuvieron mis manos. Al ver esto alcé la mirada solo para ver a Julia que comenzó a desabrochar los botones. Esto me ayudo a calmarme un poco y centrarme en lo que era importante y eso era el hacerla sentir cómoda y amada. Cuando terminó de desabrochar mi camisa mis abdominales y pectorales quedaron expuestos. Julia comenzó a recorrerlos con sus manos mientras me besaba el cuello.

Esto me encendió mucho. Sin embargo, esta vez no perdí el control de mí mismo. Las manos de Julia bajaron a mi pantalón desabotonándolo. Julia bajó mi pantalón dejándome en bóxer. Decidí dejarla saciar su curiosidad. Mi bóxer bajó y con ello la bestia fue liberada. Mi pene medía un poco más de 20 cm. Lo que sorprendió mucho a Julia. Sin embargo, sentí que creció un poco en estos días. Probablemente medía alrededor de 22 cm. Esto era imponente para Julia quien creía que se estaba preguntando si iba a entrar en su matriz. Esto en base a sus emociones caóticas que estaban inundando mis pensamientos.

Sin decir nada Julia tocó delicadamente mi miembro. Ambos éramos completamente inexpertos en esto. Éramos completamente novatos en hacer sentir placer al otro. La curiosidad nos inundaba y eso no era malo. La mano de Julia se movía de arriba hacia abajo mientras intentaba darme placer. Sus manos eran cálidas y tersas y sus movimientos eran un poco bruscos lo que me causaba un poco de dolor.

Leo: ¡mmm!

Al escuchar mi grito ahogado de dolor Julia se detuvo abruptamente.

Julia: Yo… Yo lo siento~

Leo: No te preocupes. Trata de hacerlo más gentilmente y no estires tanto hacia atrás.

Julia reanudó su trabajo manual haciéndolo mucho mejor que antes. Siendo tentada por el calor del momento incluso sacó su lengua tocando la punta de mi miembro. Esto hizo que un escalofrió de placer recorriera mi espina llegando hasta mi cerebro. La intensidad del movimiento y el tiempo expuesto, más el estímulo de la punta de su lengua tocando mi glande hicieron que estallara y soltara una gran carga sobre ella. Mi semen manchó su lindo rostro haciéndola lucir increíblemente sexy y seductora. Mi semen resbalaba por su rostro y caía por su barbilla terminando entre sus pechos.

Saqué un paquete de paños húmedos. Cuando iba a limpiar su rostro la vi llevando su lengua por su mejilla y atrapar un poco de mi semen. Esto hizo que mi miembro se elevara nuevamente y estuviera listo para la acción. Julia saboreó mi esencia yang solo para ser tragada después. Después de ello alzó la mirada y me vio completamente petrificado por lo que vi. Julia se avergonzó mucho y tomó el paño que tenía en mi mano para limpiarse.

Julia: Yo… Yo tenía cu… ¡!

Besé a Julia y la recosté sobre la cama. Esta vez mi lengua se deslizó dentro de su boca y una danza entre nuestras lenguas empezó a realizarse.


Chapter 93: Capítulo 93 – Promesa (R-18)

Mientras besaba a Julia mi mano se movió hasta su pantalón desabrochándolo. Cuando lo logré alejé mi rostro y un puente plateado de saliva se formó desde la punta de nuestras lenguas. Julia estaba respirando muy fuerte ya que este fue un beso largo y ninguno tuvo la oportunidad de tomar aire. Me saqué por completo el pantalón ya que limitaba mi movimiento y me dirigí a la zona más importante de Julia. Bajé su pantalón y la ropa interior roja con encaje apareció nuevamente. Era muy lindo y despertaba en mi un deseo ferviente por ella.

Bajé su ropa interior dejándome ver su lugar más preciado que fue escondido por sus muslos instantáneamente. Julia era muy tímida y se avergonzaba fácilmente. Mi miembro ya estaba listo para explorar el interior de su cueva como si de algún explorador experimentado se tratase. Aun apenada Julia me miro y dijo.

Julia: Se gentil~

Julia abrió sus piernas, pero a diferencia de lo que ella esperaba no la embestí salvajemente. En su lugar bajé mi cabeza y comencé a estimular su entrada. Esta era nuestra primera vez y quería dejar a Julia satisfecha por lo que empecé con un poco de juego previo. Mi mano separó sus labios exponiendo la entrada de su cueva. Embriagado por el suave a olor a rosas comencé a lamer y chupar buscando un punto sensible. No fue hasta que mi lengua topo algo que hizo que Julia saltara. Había encontrado su punto débil. Con delicadeza y suavidad empecé a lamer y succionar su clítoris.

Julia: ¡Ah! ~ No… No lamas ahí… Esta Sucio… ¡Ah! ~

Julia intentaba decir algo, pero su cuerpo era mucho más honesto que ella. Sus manos hace un tiempo habían sujetado mi cabello y sus muslos se habían pegado a mis mejillas impidiendo que me apartara de ahí. Por un momento incluso llegue a pensar que moriría asfixiado por ella y que no sería un mal final.

Julia: ¡No! Yo… No sé… ¡Ah! ~

Julia se sacudió un poco y un líquido transparente empezó a emanar de la entrada de su vagina. Con curiosidad llevé mi lengua hacia ese líquido y comencé a succionarlo. El sabor era embriagador y adictivo. Me placía continuar bebiendo de ella. Los continuos gemidos de Julia ya causado que mi nivel de excitación alcanzara un tope nunca antes visto.

Mi lengua continúo moviéndose probando cada rincón de ella. Cuando se vino por segunda vez supe que era el momento indicado para introducirlo.

Separé las piernas de Julia quien parecía estar completamente ebria en el placer y coloqué la punta en su entrada. Al sentir la punta Julia salió de su estado de trance y su cara se contrajo al dolor. Julia intentó ocultar esto, pero no escapó a nuestra conexión. Podía sentir su placer, dolor y emoción. Julia quería esto y yo también. Decidido a atesorar su primera vez empujé mi cadera y introduje mi miembro.

Julia: ¡AHHHHH! ~

Julia grito de dolor debido a que perforé su himen. Sangre salía de su vagina y manchaba las sábanas. El dolor de Julia era gigantesco por lo que no lo empeore y continue moviéndome. En su lugar me quede quieto esperando a que las contracciones de su vagina desaparecieran. Su interior era cálido, suave y sobre todo placentero. Sentía que en cualquier momento podía venirme dentro de ella. Julia me miró y dijo.

Julia: Por… ¿Por qué no te mueves? ~

Miré a Julia y coloqué mi mano en su mejilla y dije.

Leo: Se que te duele. No quiero que sufras por mí.

Estas palabras hicieron que lagrimas cayeran de su rostro rodando hasta caer en las sábanas.

Leo: Que... ¿Qué pasó?... ¿Dije algo mal?

Julia: Jajaja…

Mis palabras parecieron hacer reír a Julia quien se limitó a llevar su suave y tersa mano a mi mejilla y dijo.

Julia: Estoy feliz. Siempre quise que mi primera vez sea contigo.

Al escuchar sus palabras no pude evitar moverme y besar su rostro. Mis labios con los de ella danzaban y se superponían los unos a los otros. Esta sensación de atesorar algo no quería que desapareciera nunca. Cuando me separé de ella dije.

Leo: Julia… Te amo. Sé mi esposa.

Al escuchar esto lagrimas caían de Julia. Sin embargo, eso no la detuvo de responder.

Julia: Idiota. ¡Ya soy tuya! Te perseguiría si no te haces responsable de mí. ¡HMPH!~

Finalmente había conseguido una esposa. Aunque nos saltamos muchos pasos de por medio. Julia era el amor de mi vida y no iba a dejar que nada le sucediera. Preferiría morir a que ella sufriera.

Sin querer empecé a mover mi cadera. Sin embargo, esta vez no se escuchó un grito de dolor y en su lugar había una gran sensación de placer que inundaba mi vínculo con Julia. Al parecer el dolor desapareció y con ello mis cadenas se desataron. Empecé a desbastar el interior de Julia con múltiples movimientos de embestidas seguidos. Los gemidos de Julia eran cada vez más fuertes. Incluso se aferró fuertemente a mí con sus piernas y sus brazos se aferraban a mi espalda completando una posición extraña. Aun así, eso no detuvo a mi cadera. Las uñas de Julia se habían enterrado en mi espalda dejando marcas. Al contrario de lo que uno esperaría el dolor no me detuvo ya que fue inmediatamente cubierto por el placer.

No fue hasta que sentí algo queriendo escapar de mi interior que me detuve. La punta de mi pene tocaba la entrada de su útero y mis gemidos ahogados se mezclaron con los de Julia que ya no aguantó más. Ambos liberamos el orgasmo más fuerte que hemos tenido hasta el momento. Mi semen manchó sus paredes como si de pintura se tratase. En esto momento no me importó nada e incluso si quedaba embarazada no me importaba. Tenía píldoras anti conceptivas que tomé del hospital por lo que no había problemas incluso si fuera a repetirlo un par de veces más.

Ambos continuamos haciéndolo hasta que nos agotamos. El haber subido de nivel talvez tenga algo que ver en nuestra resistencia sobre humana.

Me tumbé sobre la cama y Julia se recostó sobre mi pecho. Ambos estábamos agotados y liquido blanco salía del lugar privado de Julia. Ambos dejamos escapar nuestros deseos esta noche y fue increíble. A partir de hoy prometo hacer de Julia la esposa más feliz en este mundo.

La luz del amanecer inundó el cuarto provocando que los dos nos miráramos el uno al otro. Resulta que lo hicimos durante toda la noche. Ambos nos comenzamos a reír y finalmente cerramos los ojos durante un par de horas.


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