Punto de vista de Leo
Habíamos corrido durante ya casi tres horas. Tuvimos que escondernos muchas veces en edificios abandonados por las estampidas de monstruos que corrían de un lugar a otros. Incluso pudimos ver el destino de un sobreviviente que se aventuró a buscar comida, pero fue devorado por una serpiente gigante.
Decidimos no intervenir por la situación de peligro en el que nos encontrábamos. Priorizando que teníamos que volver al hospital. Diana quiso ayudar, pero la detuve a tiempo tapándole la boca con mi mano. Cuando la serpiente se fue finalmente habíamos continuado el camino de regreso. El hospital ya era visible y unas fuertes ganas de tirarme sobre una cama y dormir una semana ya se había apoderado de mi mente.
Ya era casi de noche y el sol ya estaba terminando de ocultarse. Golpee la puerta de entrada que conectaba con el lobby tal y cual habíamos acordado como señal. La puerta se abrió y un anciano nos recibió.
Anciano: ¡Morales viejo amigo haz vuelto con vida!
Morales: JAJAJA. ¡Ya sabes el dicho! ¡Hierba mala nunca muere! Primero te iras tu antes que yo. JAJAJAJA
Anciano: ¡Pasen! ¡Pasen!
Entramos todo y una vez hecho el anciano empezó a cerrar la puerta nuevamente. Caminamos hacia el Lobby donde estaban todos en el hospital rezándole a un altar con velas.
Diana: ¿Esa es mi foto?
Cristina: ¡La mía también está ahí!
Morales: ¡Mujer aun no me he muerto! ¡Ven y saluda a tu esposo!
La anciana que se encontraba sentada en una silla con la cabeza baja y sosteniendo un rosario alzo la mirada bruscamente mientras lagrimas caían por su cara. La anciana dejo caer el rosario y salió disparada hacía el anciano Morales. Sonia, Alejandra y Melissa salieron disparadas también directas a abrazarme por alguna extraña razón. Podía entender a Melissa, pero ¿Por qué Sonia y Alejandra?
Julia/Leila: ¡Aléjense de él!
Julia empujo a Sonia y Alejandra de mi después agarro mi brazo evitando que ellas se volvieran a acercar a mí.
Leo: JAJAJA.
No pude evitar reírme ante esta escena lo que fue acompañada de risas de los demás sobrevivientes.
Mario: ¡Regresamos y traemos comida para todos!
Mario alzo su mochila que únicamente estaba llena de cigarrillos, alcohol y carne seca. Lo cual emociono a los ancianos que estaban aquí. Las mujeres por otro lado se enojaron.
Diana por otro lado abrió su bolsa y saco arroz, aceite, sal, frejoles, frutos secos y fideos. Cristina la siguió mostrando enlatados como atún y otros alimentos. El anciano también abrió su bolso el cual dejaba a la vista más alimentos variados como café soluble, azúcar y botellas de agua. Julia y yo lanzamos nuestras bolsas que contenía más alimentos no perecibles que habíamos recolectado para ellos. Al fin y al cabo, nosotros teníamos muchas reservas en nuestros anillos por lo que no necesitábamos esas provisiones. No mejor sería contribuir con todos. Ellos se lanzaron y nos abrazaron mientras nos agradecían por todo lo que hicimos por traerles alimentos.
Sonia: ¿y Milton? No lo veo.
Leo:…
Julia:…
Cristina:…
Mario:…
Diana: El… El… El murió.
Al escuchar las palabras de Diana todos se agacharon sus cabezas y empezaron a rezar nuevamente. Yo en lo personal no creía en esas cosas, pero después de todo esto creo que solo puedo confiar en mí mismo y ya no descarto la existencia de dios. Al fin y al cabo, estaba confirmado que si existen o existieron.
La tristeza era visible en cada uno de los rostros de las personas en esta sala. Incluso Sonia estaba derramando lágrimas de tristeza por Milton. El joven policía que arriesgo su vida por todos y que poseído por un demonio. Me acerqué a Diana y le dije al oído.
Leo: No les digas lo que paso. Solo diles que murió peleando contra los monstruos.
Quería preservar la memoria de Milton en todos y que no fuera recordado como una persona que fue poseída por un demonio.
Luego de ello pasamos un rato compartiendo con todas las personas. María la hermana de Cristina preparo chocolate caliente a base de agua y leche en polvo. Los niños estaban felices mientras que las demás mujeres repartían los alimentos y preparaban emparedados para todos. Melissa se divirtió mucho jugando con los demás niños. Kitty llego en algún momento lanzándose a mi hombro.
Me sorprendió verla despierta por lo que acaricié su cabeza y le di una tira de carne la cual disfruto mucho.
Leo: Te traje unos regalos.
Kitty: Miau~
Kitty paso su rostro por el mío como si me estuviera agradeciendo. Siempre pensé que Kitty era inteligente pero ahora sentí que se ha vuelto más sapiente. Tal vez es un resultado de su evolución. ¿Debería de comprarlo?
Leo: Ojo de la verdad
Estado
Nombre: Kitty
Raza: Gato llameante (E)
Descripción: Una raza protectora y cálida. Sus poderes se centran en las llamas pudiendo disparar una columna de fuego concentrado desde su boca. Su aliento no la única arma que tienen ya que pueden sacar sus afiladas garras que al inyectarlas con mana cambian como si fuera metal al rojo vivo. Pudiendo cortar láminas de metal como si fuera mantequilla.
Estadísticas:
Fuerza: 18
Defensa: 12
Velocidad: 23
Sabiduría: 12
Encanto: 20
Habilidades:
Bola de fuego, Garras ardientes, Visión nocturna, Sentidos agudos, Agilidad de gato, Sexto sentido.
Me sorprendí mucho al ver el estado de Kitty. Tenía excelentes estadísticas centradas en su velocidad con habilidades de ataque a larga y corta distancia. Era un combatiente de temer en un uno contra uno. La naturaleza de raza lo hacía muy protector por lo que no me preocupe si podría lastimarnos. Ella era parte de la familia y encima me ayudo en varias ocasiones durante la batalla. Por lo que confiaba completamente en ella.
Leo: Contare contigo cuando salgamos de nuevo.
Kitty: Miau~
Le di un trozo de carne seca que empezó a masticar y saborearla gustosamente. Mientras inspeccionaba a Kitty alguien vino y se acercó a mí.
María: Toma una taza de chocolate.
María era una mujer realmente linda y amable. De las pocas interacciones que he tenido con ella pude decir que era el extremo opuesto a Cristina. Calmada, madura y sobre todo afectuosa.
Leo: Muchas gracias
Tome la taza de chocolate con ambas manos. María se sentó a lado mío mientras se arreglaba el cabello colocando un mechón detrás de su oreja.
María era una mujer alta alrededor de 1.75 m de altura lo cual ya se consideraba mucho en este país para una mujer. Su cabello era largo y negro completamente suelto y sin ninguna decoración. Llevaba un vestido blanco con bordado de flores en el cual sobresalía su vientre abultado por el embarazo. Esto le daba un aire maternal y un aura madura increíblemente atractiva.
María: Quería agradecerte por traer de vuelta sana y salva a mi hermana ~
María: Se que puede ser un poco irresponsable y tienda a ser impulsiva. Esto me tenía muy preocupada ~
María se llevo una mano al costado de su rostro.
Leo: No hay nada de que agradecer. Ella se esforzó mucho para traer alimentos a todos.
María: Me entere por Diana que le enseñaste a como defenderse. No tienes por qué ser humilde ~
María saco uno de los emparedados que habían preparado y me lo enfrecio.
María: Di ah~
Antes de que pudiera decir nada Julia estaba detrás de mi lo que me hizo sentir un aura ominosa y un escalofrió por mi piel.
Volteé rígidamente mi cabeza y vi a Julia con venas brotando de su frente.
Julia: ¿Puedo saber que está pasando aquí?
Leo: No es lo que parece….
Julia estallo en rabia alejando a María de mí.
Julia: Si querías ser alimentado tienes que decírmelo.
Julia tenia las mejillas infladas mientras hacia un puchero. Lucia increíblemente linda y adorable.
Julia: Di ah ~
Julia levanto el emparedado y empezó a alimentarme a lo que no me resiste.
Ola Oeste – Punto de vista del vicedirector.
¿?: Señor vicedirector Mora le tengo noticias.
Al escuchar las palabras de un impertinente que me llamo por el apellido. Me levante de la cama completamente desnudo. Me había divertido mucho la noche anterior torturando y violando a estas enfermeras. Fue realmente divertido el ver como se retorcían mientras suplicaban que parara.
Era algo difícil mover mi cuerpo con este peso extra que tenía encima por lo que estaba irritado por que tenía que levantarme.
Dos mujeres que estaban temblando en la pared se levantaron y me pusieron una bata de baño que le dábamos a las personas que antes residían temporalmente en el hospital.
Gordo: Habla
¿?: Se… Señor… Las personas que salieron del ala este han regresado con bolsos.
Gordo: ¿¡Que dijiste!?
¿?: Se… Señor han tenido éxito y han traído más comida del exterior.
Gordo: ¡Como se atreven a disfrutar de comida mientras nosotros nos morimos de hambre en este lugar! ¡Manda personas en este momento a buscar comida afuera! ¡Si ellos pueden nosotros también!
¿?: Pe… Pero… Señor… Ya es de noche.
Gordo: ¡Y eso que tiene que ver! ¡Esta gente son solo parásitos que se alimentan de nuestras provisiones! ¡Ya no nos queda mucha comida! ¡Obedéceme o si no!
Me acerque a un cajón y saque un arma la cual apunte a su cabeza. Esto provoco que las mujeres aun en la cama y las que me vistieron empezaran a temblar a un más.
¿?: Se… Señor… No… No me atrevo… A desobedecerlo.
Gordo: Entonces ¿Qué haces aun aquí?
Mi subordinado salió corriendo directo a hablar con los sobrevivientes que aún estaban tirados en los pasillos del hospital.
Gordo: ¡Estúpida zorra maloliente! ¡Como te atreves a desobedecerme y encontrar comida afuera!
Mi magnifico plan de que esa perra se arrodillara ante mí fue completamente arruinado. Al menos temporalmente.
Gordo: ¿A este paso no seré yo el que me arrastre a ella? ¡Imperdonable! ¡Me niego a caer ante esa puta!
Volteándome de furia empecé a buscar con quien podía desahogar mi rabia. En esta habitación solo estaban mis juguetes que usaba para desahogar mi lujuria. Vi a una de las dos mujeres que me vistieron la cual se había orinado encima. ¡perfecto!
Gordo: ¿¡Como te atreves a ensuciar mi habitación!?
La mujer empezó a temblar aún más fuerte causando que perdiera las fuerzas en sus piernas cayendo hacía el charco de orina que se formó debajo de ella.
Mujer: Yo… Yo… Por… Por favor…
Antes de que pudiera decir nada le agarré del cabello con mi mano derecha y la arrastre. La mujer reacciono colocando sus manos sobre la mi intentando quitarla, pero yo era mucho más fuerte que esta perra que no ha comido en días.
Gordo: ¡Te atreves a resistirte!
Levante a la mujer del cuello. Olía realmente mal ya que todo su cuerpo quedo cubierto de orina. Sus manos se movían desesperadamente a mi mano arañándola e intentando liberarse.
Mujer: Yo…. Cof… No… Puedo… Respirar
Con mi mano libre el aprete en un puño el cual dirigí directo a su estómago.
Mujer: AHHHHHH
El grito fue corto hasta que se quedó sin aliento la mujer ya estaba azul, pero eso no me impidió seguir golpeándola como si fuera un saco de boxeo. No era divertido si no gritaba por lo que la solté. Permitiéndole obtener algo de aire.
Mujer: Yo… Yo… No… Lo… Volveré… A hacer… Por…
Gordo: ¡Cállate!
Reanude mi sesión de desahogo golpeando una y otra vez el rosto de la mujer.
Gordo: ¡Perra estúpida! ¿¡Crees que puedes desobedecerme sin consecuencias!?
¡Voy a destruir eso que llamas refugio y te haré mi perra en la cama!
Seguí maldiciendo a esa mujer de Sonia hasta que se me paso el enojo. Solo en ese momento vi lo que había hecho. El rostro de la mujer estaba completamente hundido y ya no respiraba. Había matado a otra mujer más.
Gordo: ¡Tráiganme a una nueva mujer y tiren este cadáver a la calle! ¡Una bestia se la ha de comer!
Dos hombres entraron a mi orden. Los cuales se llevaron el cadáver de la mujer botándolo por la ventana.
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