Sonia había vuelto a su oficina. Miro el arma que le había entregado el oficial y no sabía qué hacer. Entendía el porqué de la decisión, pero ella no podía quitarle la vida a una persona. Iba en contra de todo lo que había realizado a lo largo de los años y a su propio juramento. Pero ella no era tonta sabia en la especie de mundo en el que vivía y aunque fuera un día normal y no existiera este desastre. Su vida aun correría peligro por asaltantes o sicarios. En vez de guardar el arma decidió guardarla entre su ropa, escondiéndola lo mejor posible.
Punto de vista Cristina
Desde antes del desastre todo fue cuesta abajo. Mi hermana había sido abusada por su novio y para colmo la abandono. Mis padres ya eran personas adultas y aunque trabajaron toda su vida no teníamos ni siquiera una casa propia. Vivian con nosotras mientras yo generaba lo suficiente para pagar el apartamento. Trabajaba en una clínica dental como asistente de un renombrado cirujano maxilofacial. Este trabajo me generaba lo suficiente para pagar las facturas.
Mis padres, aunque eran considerados adultos mayores no estaban jubilados. La empresa para la que trabajaron durante años nunca los aseguro a algún tipo de seguro social por lo que no pudieron acceder a una jubilación digna y como ya eran mayores fueron despedidos. Cuando el desastre empezó estaba acompañando a mi hermana a su consulta de seguimiento. Afortunadamente pudimos escondernos y sobrevivir. Todas las personas que intentaron escapar del hospital murieron ese mismo día.
Al principio no pude entender la importancia de las clases. Ya que no pude obtener ninguna. No fue hasta que vi a Diana sanar el brazo del policía que entendí su importancia. Incluso mi hermana tenía una pudiendo lanzar pequeñas bolas de fuego desde la palma de su mano. Lo que me puso realmente furiosa. Quería ser útil, ¿Por qué los demás podían tener esa oportunidad y yo no? ¿Por qué la vida siempre fue injusta conmigo?
Actualmente me encontraba ayudando a mi hermana a repartir algunas bolsas de papas fritas y una botella de agua a las personas. Era todo lo que podíamos comer, mejor dicho, lo único que había.
María: Gracias Cristina por ayudarme. Pero falta alguien ¿No estaba ese joven guapo en la sala de emergía? ¿Por qué no les entregamos algo? También van a ayudar a la misión por lo que debemos de darles algo de comer.
Cristina: Esta algo lejos. Tu siéntate y yo iré a dejarles.
Agarré tres fundas de papas fritas y tres botellas de agua y me dirigí a la sala de emergencias. Cuando llegue un agradable olor asalto mis fosas nasales. Era algo que me hacia mi madre cada vez que estaba enferma. Lo que me trajo muchos recuerdos.
Melissa: ¡No quiero! ¡Quiero hot-dog como ustedes! ¡HMPH!
Leo: Tienes que comer para ponerte sana. Mira esta sopa de pollo esta rica.
A través de una rijilla entre las puertas pude ver a ese chico que dijo que era bombero alimentando a una niña realmente linda. ¿Cómo tenían alimentos aun? ¿Eso de allí era una cocina? ¿De dónde sacaron eso?
Leo: Julia, Alejandra. Ayúdenme a limpiar las ollas mientras le doy de comer a Melissa.
Las dos mujeres asintieron al mismo tiempo. Luego de terminar al comer la mujer que se presentó como Julia movió su mano y la cocina desapareció. ¡Pero qué diablos! ¿¡Era esto una habilidad!?
Continue observando hasta que el hombre dejo el cuenco y se disparó hacia mí. Caí de nalgas contra el piso lo que cual me provoco dolor.
Cristina: Ah… Duele
Mientras me sobaba el trasero. El hombre me miro de forma juzgadora.
Leo: ¿Qué quieres?
Cristina: Vine a darles esto.
Entendí mi brazo y le mostré una funda de papas.
Cristina: Aunque veo que no lo necesitan. ¿Si tienen tanta comida, porque no reparten un poco?
Leo: ¡Eso no es de tu incumbencia! ¡Suficiente hacemos con ayudarlos en esta misión suicida!
Cristina: ¡HMPH! Si yo tuviera poderes ayudaría a todos.
Leo: Eres libre de salir y averiguar qué tan peligroso es el mundo ahí afuera. En cuanto a la comida no la necesitamos. Puedes dárselo a otra persona.
El hombre se voleo y camino, pero cuando estaba a punto de levantarme una voz resonó.
Diana: ¿Qué está pasando aquí?
Diana se acercó y me ayudo a levantarme.
Leo: Esta mujer estaba espiándonos.
Cristina: Ellos tienen mucha comida y no comparten con no…
Diana me detuvo de hablar tapándome la boca.
Diana: Se lo que quieres decir, pero ponte en los zapatos de ellos. Ellos arriesgaron sus vidas y obtuvieron esa comida por su cuenta. Si vas y se las quitas ¿qué crees que harán?
Las palabras de Diana me hicieron pensar. Ellos no estaban en el hospital cuando todo comenzó lo que significa que se han enfrentado a los monstruos de afuera. Al pensar en ello solo me quedo ver la espalda del hombre que ya estaba regresando donde su hermana pequeña.
Era frustrante el no poder hacer nada por mi cuenta. Para esos monstruos no soy nada. Quería ser fuerte, igual de fuerte que ese hombre.
Primer capitulo de la semana. Se viene una saga en donde exploraremos más sobre el desastre y sobre cada personaje.
Cristina siguió observando la espalda de Leo hasta que diana entro y cerró la puerta. Diana estaba ahí para tratar a la niña en la camilla.
Estaba realmente molesta. Ese tipo tenía comida y todos nosotros estábamos muriéndonos de hambre. Aunque podía entender las palabras de Diana que ese tipo podría matarnos a todos si quiere no pude evitar enojarme.
Cristina: Ventana de estado
Estado
Nombre: Cristina
Edad: 20 años
Constelación: Sagitario
Clase: Ninguna
Estadísticas
Fuerza: 9
Defensa: 7
Velocidad: 10
Sabiduría: 20
Encanto: 15
Habilidades:
Ninguna
Objetos equipados: Ninguno
Solo podía ver la pestaña azulada con puntos realmente promedios. ¿Cómo podía ser que mis estadísticas fueran tan diferentes a las de Diana y mi hermana?
Todos habíamos compartido nuestros estados cuando todo comenzó. Era una forma de saber lo que estaba pasando. Incluso probamos un poco nuestras habilidades.
Cristina: ¡AHHHHHGRRRR!
Estaba tan molesta que pisé fuerte, grité y me fui.
Camine con rumbo a sala de recepción en donde estábamos todos. Mi hermana me vio y se acercó a mí.
María: ¿Sucede algo?
Deje las papas y botellas de agua que lleve en una mesa.
Cristina: ¡HMPH! Ese tipo es un cretino.
María: ¿Qué sucedió?
Cristina: Llegue a entregarle la comida y ese tipo ya estaba comiendo. ¡AHGRRR!
Me senté en el piso y apoyé mi espalda contra la pared.
María: Suspirar…
María suspiro y me miró fijamente.
Cristina: ¿Qué? ¿Acaso tengo algo en la cara?
María se intentó sentarse a mi lado, pero la detuve y dijo.
María: Hoy estas enojado con el pero no te olvides que mañana saldrán en una misión. Sera tu compañero. Solo déjalo pasar talvez te ayude en el futuro. El posiblemente sea el más fuerte entre nosotros. No podemos hacer que se enoje con nosotros y abandone la misión.
Cristina salió de la sala de espera y camino sin rumbo por el hospital. No quería seguir escuchando lo mismo una y otra vez.
Subió a la azotea y se recostó mirando el cielo estrellado. Ella subía aquí casi a diario era una forma de distraerse de lo que sucedía. Desde el desastre se detuvo las emisiones de carbono a nivel mundial. Lo que permitió que la capa de ozono se regenerara y el aire se volviera más puro. Después de que la electricidad se cortó, las estrellas se habían vuelto visibles.
Estaba agarrando mis rodillas con mis brazos mientras pensaba. ¿Quizás fui un poco injusta?
Negue con la cabeza y seguí reflexionando hasta que una pantalla azul apareció en frente a mí.
Sistema: La determinación del usuario ha iniciado una misión de clase
Sistema:
Objetivo de la misión
Demuestra tu valía y derrota a un monstruo en solitario.
Recompensa: Un orbe de clase común.
Condiciones: Si el objetivo cumple ciertos requisitos la recompensa puede cambiar.
Cristina: ¿?
Me alarme al leer el contenido de esta misión. ¿Me están pidiendo que salga a morir? No tenía ni un arma o siquiera sabía sobre defensa personal. Soy una ciudadana completamente normal. No tenía la oportunidad de matar a una de esas cosas horribles. Pero solo talvez pueda hacer algo pasado mañana. Mi mente trabajo en formas de robar una muerte. El sistema solo decía que tenía que matar a un monstruo. No especifico como.
Me levanté y empecé a buscar alguna arma en el hospital. Mi primera opción fue hachas contra incendios por lo que busque piso a piso solo para llevarme una decepción. No había ninguna, solo había mangueras contra incendios. Mi segunda opción sería buscar en el ala oeste pero el camino había sido bloqueado cuando nos dividimos. El anciano había destruido el puente que conectaba las dos alas con esas balas de piedra. Estaba envidiosa cuando vi eso.
Solo me quedaba una última opción. Las bodegas de insumo. Puede que allá algo útil ahí. Me acerque en silencio y entre por la puerta. Busqué, pero solo encontré bisturís, pero sin hojas.
¡Maldición! ¡Hij*s de p*t*!
Cuando creí que todo estaba perdido Diana entro por la puerta.
Diana: Te estaba buscando. Sara te envió entrar por lo que vine a verte.
Cristina: ¿Qué pasó?
Diana: Toma
Diana se sacó una especie de estuche que tenía en la espalda.
Diana: Pertenecía a uno de los enfermeros que salieron corriendo del hospital. Es un bate de madera realizaba el baseball por diversión. Puede que te sirva ya que no hay otras cosas que puedan ser usadas como armas.
El bate era liso y de tamaño estándar. Cuando lo agarre se me fue al piso. No podía creer que pesara tanto. Esta vez con un poco más de fuerza lo levanté y le agradecí a Diana.
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