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30.63% The Charm of the Beast / Chapter 34: Nueve. La salida.

Chapter 34: Nueve. La salida.

El tiempo trascurrió con más rapidez. La rutina que tenía era la misma la escuela, el trabajo, las clases de baile y Jacob, no precisamente todo en ese orden.

Empecé a mejorar con la moto, aunque fuera un regalo para mi padre yo quería aprender. Como habíamos prometido Jacob y yo, los domingos nos dedicábamos a hacer senderismo para poder encontrar el prado, que parecía que se había esfumado.

Quede totalmente sorprendida cuando Jacob menciono la fecha durante uno de nuestros sábados de estudio. Estaba enfrente de su casa, esperando a que saliera de mi auto.

—Feliz día de San Valentín. —dijo Jacob mirando al suelo con las mejillas sonrojadas y tendiéndome una caja de chocolates en forma de corazón.

—¡Oh vaya! Gracias. —dije sonriendo, para después hacer una mueca. —Me siento tonta por no haberte traído nada. —

Jacob asintió con fingida tristeza.

—Bueno… creo que como compensación sería justo que fueras mi enamorada hoy, ¿No? —

—¿Qué implica exactamente? —

—Lo normal… ser mi esclava de por vida y ese tipo de cosas. —

—Oh, ¿Solo eso? Claro. —

—¿Entonces mañana vamos a hacer otra vez senderismo? —preguntó.

—Si, aunque creo que al final resultara que solo imagine el prado. —

—Lo encontraremos. —aseguro. —Motos el Viernes ¿Te parece? —

—Está bien, si no tengo una salida me parece bien, pero no te preocupes que si a alguno de mis amigos se les ocurre algo te llevare conmigo, ¿Aceptas? —

—¿No molestare a tus amigos? —

—Claro que no. —

—Entonces acepto. —

El viernes en la escuela para sorpresa de todos Isabella había propuesto ir en grupo al cine a ver una película llamada Crosshairs, todos se habían entusiasmado, al igual que yo. Le avise a Jacob que ya teníamos planes para salir juntos, pero la noche no salió como esperaba, al final Jessica y Lauren dijeron que estaban ocupadas, Eric y Katie ya tenían planes, celebraban su aniversario de tres semanas, creo. Tyler y Conner también estaban ocupados, incluso Quil no podía ir porque lo habían castigado por pelearse en la escuela. Al final solo iríamos Angela, Ben, Isabella, Mike, Jacob y yo.

Cuando llegue a casa, un auto conocido esperaba en la entrada de la cochera. Jacob estaba recargado en el con una enorme sonrisa.

—¡No puede ser! —grite mientras baja del auto. —¡Lo terminaste! —

Su sonrisa se hizo más brillante.

—Termine hace rato… este es el viaje inaugural. —

Alce la mano para chocar los cinco con él, pero al momento de que iba a separar mi mano el entrelazo nuestros dedos.

—Entonces, ¿Conduzco esta noche? —preguntó.

—Claro. —dije.

La Suburban de Mike apareció en la esquina. Separe mi mano con disimulo de la de Jacob, pero Mike nos vio y puso una cara que no le tome importancia.

—Recuerdo a ese tipo. Es el que creía que eras su novia, ¿Aun sigue confundido? —preguntó Jacob mientras Mike se estacionaba en la acera de enfrente y hasta ahorita me había percatado de que Isabella venia con él.

—Pues quiero pensar que ya no le interesó. —le conteste.

Mike bajo de coche junto con Isabella y cruzaron la calle.

—Hola, Elina. —me saludo Mike.

—Hola, Jacob. —saludo Isabella ignorándome.

—Hola, Mike. ¿Recuerdas a Jacob? —

—La verdad, no. —le tendió la mano.

—Soy un viejo amigo de la familia. —se presentó

Jacob, estrecharon las manos con más fuerza de lo necesario.

Oí sonar el teléfono de la casa.

—Ahorita regreso. —dije.

Era Ben. Ahora era Angela la que había contraído gastroenteritis y a él no le pareció bien salir sin ella.

Camine hacia afuera en donde estaban los demás. No parecía que Mike y Jacob se llevaran mejor, Mike miraba a Jacob de forma desconfiada y arisca, mientras Jacob tenía una expresión más contenta, como siempre.

—Angela está enferma. Ni ella ni Ben van a venir. —

—Parece que la gastroenteritis ataca de nuevo. Austin y Conner faltaron hoy a clase. —dijo Mike.

—Creo que ya deberíamos irnos. —dijo Isabella caminando hacia la camioneta de Mike.

—¿Les importa si Jacob conduce esta noche? Se lo prometí porque acaba de terminar su coche. Lo armo desde cero con sus propias manos. —dije orgullosa.

—Estupendo. —dijo Mike irritado.

—Entonces vamos. —dijo Jacob con entusiasmo.

Isabella y Mike se subieron en la parte de atrás del Golf.

Jacob siguió con su alegría haciendo que me contagiara de ella, platicamos todo el camino, mientras que Mike intentaba entablar una conversación con una Isabella totalmente ida.

—¿Quieren que ponga algo de música? —preguntó Jacob.

—No. —

—Eso sería agradable. —dije al mismo tiempo que Isabella negaba.

La miramos raro.

—¿Acaso no te gusta la música? —le preguntó Mike.

—No últimamente. —respondió es un murmullo.

—¿A quién no le gusta la música? —dije al mismo tiempo que encendía la radio.

Empezó a sonar una balada.

—Es solo que… me molesta. —dijo ella entre dientes.

—Pues que triste tu caso. —dije encogiéndome de hombros.

Cuando llegamos al cine Jacob me tendió un billete de diez dólares.

—¿Y esto? —pregunté.

—No tengo la edad para entrar sin un adulto al cine. —dijo.

—¿Crees que Billy me mate si te meto de contrabando a ver la película? —

—No, le advertí que planeabas corromper mi inocencia. —

Nos reímos.

Llegamos a la sala y nos sentamos. Primero Jacob, luego yo, luego Mike y por último Isabella.

La película era exactamente lo que decía ser: personas volando por aquí, otras decapitadas por allá, y eso que todavía estaban los créditos iniciales. La chica que estaba delante de mí se tapaba los ojos y se ocultaba en el pecho de su acompañante, el cual solo le palmeaba el hombro y se estremecía.

Mike en realidad parecía no mirar la película, se dedicaba más a ver el telón que estaba en la parte de arriba de la pantalla. Isabella estaba en su mundo, como siempre.

Jacob y yo nos empezamos a reír a medida que la película avanzaba, era totalmente absurda.

—La sangre de ese tipo está chorreando más de seis metros, ¿A quién quieren engañar? —comento y se rio cuando un asta bandera empalo a un hombre.

Tanto Jacob como Mike habían colocado sus brazos en el descansabrazos con la palma de la mano mirando hacia arriba. Cabe recalcar que Mike tenia los dos brazos de esa forma, me imagino esperando que Isabella o yo le tomáramos las manos.

No le hice caso a ninguno, lo mejor que pude hacer fue cruzarme de brazos y concentrarme en la película.

—Mike, ¿Estas bien? —escuche que pregunto Isabella.

Volteé a verlo.

—No. —dijo quejándose. —Creo que estoy enfermo. —

La luz de la pantalla me permitió verle el rostro bañado en sudor.

Mike gimió una vez más y salió disparado hacia la puerta. Isabella se levantó para seguirlo, al igual que Jacob y yo.

Cuando salimos no vimos señales de Mike pero si de Isabella, que solo señaló el baño, Jacob entro para saber si todo estaba bien.

—Todo en orden. —rodo los ojos. —¡Pero que debilucho! Deberías haber buscado a alguien con un buen estómago. —le dijo a Isabella.

—Abriré los ojos para buscar a alguien así. —dijo ella.

Estábamos los tres solos en el pasillo, ya que ambas salas estaban a media función, solo se escuchaba el sonido de las palomitas.

Jacob se sentó en un sillón de terciopelo rojo y le dio unas palmaditas al asiento junto a él para que me sentara, lo cual hice y le señaló el sillón que estaba delante de nosotros a Isabella.

—Tenía aspecto de que iba a estar ahí dentro un buen rato. —dijo mientras se estiraba y se acomodaba para esperar.

Suspire y me acomode mejor en el sillón. Jacob tenía el aspecto de estar pensando en cómo acortar la distancia entre nosotros, se acercó y paso su brazo por mis hombros.

Isabella me miro mal.

—Jake. —proteste al mismo tiempo que me alejaba.

Dejo caer su brazo sin haberse molestado por el pequeño rechazo, estiro su mano y sujeto mi mano, rodeo mi muñeca con su mano libre cuando intente retirarla.

Y como era de esperarse Isabella me seguía mirando mal.

—Espera un momento, Elina. —dijo con voz calmada, se levantó del sillón y me jalo a un lugar donde no nos pudieran escuchar. —Dime una cosa. —

—¿Qué? —

—¿Te gusto? —

—Sí, después de todo eres mi amigo. —

Hizo una mueca, pero siguió hablando.

—¿Mas que el debilucho que está vomitando hasta las ideas? —

—Si. —suspire.

—¿Mas que cualquier chico que conozcas? —

—Y de las chicas también. —dije burlona.

—Pero eso es todo. —

—Si. —

Me dedico una gran sonrisa.

—Pues no hay problema, porque tú eres la que más me gusta y crees que estoy bien… estoy preparado para ser sorprendentemente persistente. —

—Jacob, voy a ser sincera contigo, ahorita no estoy preparada para nada de eso. —dije haciendo una mueca.

Permaneció pensativo sin hacer bromas.

—Es por él, ¿Verdad? —

Mire hacia otro lado y suspire. Hacía mucho que no pensaba en él y pensé que lo había superado pero resulta que todavía duele, poco pero duele.

—No tienes que hablar de eso. —dijo.

—Gracias. —

—Pero no te molestes porque este a tu alrededor, ¿De acuerdo? No me voy a rendir tal fácilmente. —

—No debería perder el tiempo conmigo. —

—Es lo que quiero hacer, siempre y cuando quieras mi compañía. —

—Me agrada tu compañía. —dije con una sonrisa.

—Puedo vivir con eso. —dijo sonriendo. Luego bajo la mirada hacia mi mano. —¡Que cicatriz tan rara tienes! ¿Cómo te la hiciste? —

Baje la mirada hacia mi muñeca, el tomo mi mano para empezar a pasar el índice por ella.

—La verdad no lo recuerdo. —

—Esta fría. —dijo mientras presionaba la zona donde James había encajado sus colmillos.

Fue entonces cuando llego Mike con aspecto horrible ayudado por Isabella.

—¿Estas bien? —pregunté.

Negó.

—¿Podemos irnos? —susurró.

—Claro vamos. —dije ayudando a Isabela para que Mike pudiera caminar más rápido.

—¿La película era demasiado fuerte para ti? —pregunto Jacob de forma fría.

—En realidad no he visto nada, tuve nauseas desde que apagaron las luces. —dijo Mike.

—¿Y porque no lo dijiste antes? —le reprendió Isabella.

—Esperaba a que se pasara. —dijo el.

—Un segundito. —dijo Jacob yendo hacia donde vendían las palomitas y pidiendo el envase más grande en donde las vendían, la chica miro a Mike una sola vez y le entrego uno enseguida, pidiendo que lo llevara afuera lo más rápido posible.

Entre Isabella y yo arrastramos a Mike hasta la fría noche. Respiro hondo. Jacob estaba detrás de nosotros y nos ayudó a meter a Mike en la parte de atrás del coche, le dio una mirada severa y le entrego el envase.

—Por favor. —se limitó a decirle.

Cada uno se sentó en el asiento en donde veníamos antes, lo cual agradecí ya que no me iba a tocar a lado de un enfermo Mike.

Bajamos los cristales de las ventanillas para dejar que el frio aire entrara al coche, me abrace a mí misma para guardar un poco el calor.

—¿Tienes frio? —me preguntó Jacob, y me rodeo con un brazo antes de que pudiera responderle.

—Si, ¿Tu no? —dije

Negó con la cabeza.

—De seguro tienes fiebre. —dije mientras le tocaba la cabeza la cual estaba caliente.

—¡Jake, estas ardiendo! —

—Me siento bien. Estoy sano como un roble. —

Hice una mueca y volví a pasar mis dedos por su frente.

—Estas helada. —dijo.

—Talvez sean mis manos. —contesté.

Mike gimió en el asiento de atrás y vomito en el envase, rápidamente me tape los oídos, era de esas personas que no pueden escuchar a alguien vomitando porque luego les da asco y también quieren vomitar. Alcance a ver a Isabella por el retrovisor, hizo una mueca de asco y se pegó todo lo que pudo a la puerta casi sacando la cabeza por la ventana.

Jacob volteo con ansiedad esperando que Mike no haya ensuciado su auto

El viaje se me hizo mucho más largo. Mantuve la vista en el parabrisas con mis manos aun cubriéndome los oídos.

Llegamos a mi casa e Isabella llevo a Mike a su casa en la camioneta de este, mientras Jacob y yo la seguíamos para luego llevarla a su casa.

—Me autoinvitaría a entrar, en vista de que hemos llegado más temprano. —dijo cuando llegamos a mi casa después de haber dejado a Isabella en la suya. —Pero creo que tienes razón sobre la fiebre. Empiezo a sentirme un poco…extraño. —

—¿No quieres que te lleve a tu casa? —pregunté preocupada.

—No. Aun no me siento enfermo, solo…mal. Si tengo que detenerme en el camino, lo hare. —

—Me llamas en cuanto llegues. —le dije.

—Claro. —

Abrí la puerta del auto para bajar, pero me agarro suavemente la muñeca y me retuvo.

—¿Qué pasa? —

—Hay algo te tengo que decirte, Elina, pero creo que va a sonar muy cursi. —

Asentí para que hablara.

—Es solo esto: se lo infeliz que eres aunque lo trates de ocultar y te estés autoconvenciendo de lo contrario, pero quiero que sepas que siempre estaré para ti. No voy a déjate caer y prometo que siempre podrás contar conmigo, lo sabes ¿No? ¿Sabes que nunca jamás te voy a hacer daño? —

—Si, Jacob. Lo sé y aprecio todo lo que has hecho por mí eres un gran amigo. —

Sonrió de forma extraña y dijo:

—Creo que es mejor que me vaya a casa. —dijo cuando salí del coche.

Observe como se alejaba. Al menos podía mantener el control del auto.

Entre en la casa.

—¿Tan corta estuvo la película? —preguntó mi padre sorprendido al veme entrar. Estaba sentado en el suelo muy cerca de la televisión.

—Mike se sintió mal a mitad de la película. Creo que también le dio la infección intestinal. —

—¿Y tú estás bien? —

—Pues, ahorita me siento bien. —dije sonriendo mientras me sentaba en el sofá. —¿Y Omma? —

—Aún está en el restaurante. —

Asentí.

Fui hacia mi habitación para distraerme en algo en lo que Jacob llamaba, paso media hora y la llamada nunca llego, así que decidí llamar yo.

Baje las escaleras, tome el teléfono y marque el numero de la casa de los Black.

—¿Diga? —dijo una voz que reconocí como la de Billy.

—Billy, hola soy Elina. ¿Ya llego Jacob? Es que se fue hace media hora. —

—Esta aquí. —dijo en tono apagado.

—Oh que bien, se suponía que tenía que llamarme. —dije.

—Estaba… demasiado enfermo como para llamar. —

—Si necesitan cualquier cosa, solo dilo. —

—No te preocupes el estará bien. —

—Está bien, adiós. —

—Adiós, Elina. —

Bueno ya no hay nada que yo pueda hacer por él, está en buenas manos.

Cuando fue la hora me fui a dormir, dormí con tranquilidad… o eso pensaba ya que a las cuatro de la mañana me tuve que levantar corriendo al baño, lo bueno es que está muy cerca porque si no…bueno ya se lo imaginaran.

Mi madre me encontró allí media hora después, acostada en el suelo, creo que la despertaron mis quejidos de dolor.

—<¿Infección intestinal?> —

—<Si.> —dije con un gemido de dolor.

—<Oh, cariño, tu hermano esta igual.> —dijo haciendo una mueca. —<Voy a llamar a los Newton para decirles que no vas a ir a trabajar.> —

—<Gracias, Omma.> —dije en un susurro.

Pase el resto del día en el baño. Dormí en el suelo con una toalla como almohada. Mi madre ese día no fue al restaurante, se quedó a cuidarnos, lo bueno es que el otro chef que trabaja ahí también tiene llaves a si mi madre solo le llamo para que el abriera.

Mas al rato mi madre dijo que tenía que ir a mi cama, lo cual hice, y dejo un vaso de agua a mi alcance para que no me deshidratara.

Me desperté una horas más tarde, la oscuridad reinaba en mi habitación, ya había anochecido.

—¿Sigues viva? —dijo mi padre entrando al cuarto.

—Creo. —conteste.

—¿Necesitas algo? —

—No, gracias. —

—Está bien, si necesitas algo grita y si no puedes gritar mándame un mensaje de tu celular. —

Me volví a dormir, cuando me desperté la luz exterior entraba por mi ventana, como pude me senté en la cama, estaba demasiado débil, tomé el vaso que estaba en mi mesita de noche y lo vacié de un trago.

No quería forzar mucho las cosa, así que desayuna algo super ligero. Mis padres se sintieron aliviados de que Eric y yo estuviéramos mejor.

Telefoneé a Jacob en cuanto me sentí mejor.

Fue Jacob quien me contesto esta vez, pero supuse que no se sentía todavía bien, ya que su voz se escuchaba cansada y rota.

—¿Diga? —

—Hola, Jake. ¿Cómo te sientes? —

—Fatal…—susurró.

—Creo que fue mala idea haber salido, solo hizo que te sintieras mal. —

—Nada de eso, estoy feliz de haber ido. —su voz seguía siendo un susurro.

—No te preocupes, pronto estarás mejor, yo ya lo estoy. —

—¿Estabas enferma? —

—Si, yo también me contagie, pero ahora estoy mejor. —

—Eso es estupendo. —dijo con voz apagada. —Pero no creo que tenga lo mismo que tú. —

—¿No tienes infección intestinal? —

—No, es otra cosa. —

—¿Qué te duele? —

—Todo, todo el cuerpo. —dijo con dolor en la voz.

—¿Quieres que vaya? Te puedo llevar lo que quieras para que te sientas mejor. —

—No puedes venir, te llamare cuando este mejor. —dijo rápidamente.

—Está bien, adiós, Jake. —conteste,

—Elina…—

Susurro mi nombre para después colgar.


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