Chapter 27: Capitulo 29: Soy bruja, pero no me creen.
Sophie oyó cómo los dos chicos frente a ella tosían para llamar su atención y encontró dos rosas más para ella.
Con éstas oficialmente tenía todas las rosas de los príncipes (excepto la de Jacob).
Sorprendida alzó la vista.
Pero antes voy a aceptar las rosas se agachó a la altura de Jacob y le preguntó en un susurro.
- ¿Alguno de ellos se ofreció a ayudarte con la presentación? - preguntó con dulzura al pequeño.
- Los dos - le susurró Jacob - pero cómo eran los estelares no los dejaron y eso que insistieron.
Sophie sintió y se levantó agradeciendo las rosas a los dos chicos mientras las aceptaba.
A pesar de que Sophie sí susurró correctamente a Jacob, como no se le daba muy bien, los otros príncipes alcanzaron a oírlo.
No les costó mucho deducir que había preguntado la tan mencionada y alabada hermana en cuestión.
Obviamente no le agradaba demasiado el hecho de qué hubieran dejado a su hermanito a merced de un espadachín de dudosa habilidad.
Tedros y Rhian ya miraban a Sophie con ojos de corazón cuando Japeth con un golpe en la nuca sacó a su hermano de las nubes y debido a que éste tropezó un poco con tedros también a él.
- Hey! - se quejó Rhian.
- ¿Te das cuenta de que le estás dando tu Rosa a una bruja? - pregunto Japeth.
- No creo que una dama tan encantadora sea una bruja - dijo Tedros indignado.
Rhian asintió completamente de acuerdo.
Japeth, sabiendo que no iba a conseguir nada contradiciendo a su hermano y por lo que parecía a su nuevo gemelo se volteó hacia Sophie.
- Sophie cariño - dijo con toda dulzura y obviamente un tono algo coqueto para molestar a los dos chicos - ¿eres una bruja?
- Desde luego que sí - contesto con una sonrisa traviesa.
Aunque esta solo resaltaba su belleza con un diabólico encanto.
- Soy expertas en pociones y en hechizar a los jóvenes príncipes desprevenidos – se burló mientras acariciaba como si fuera un gato con sus dos manos los mentones de cada uno de los chicos.
Estos ni siquiera se molestaron en escuchar la última parte, solo disfrutando la caricia.
Sophie alejo la mano y dejó que Japeth una vez más sacudieron la cabeza de su hermano para que este chocará con Tedros y también le despertará.
- ¿Están escuchando? - pregunto Japeth perdiendo la paciencia.
- Eeeehh! - comenzaron ambos a coro.
- Menciono pociones – Tedros respondió con duda.
Volteó hacia Rhian buscando confirmación.
- Si, pociones – confirmo Rhian y tedros asintió.
- ¿Y qué más? - pregunto Aric.
Los chicos parpadearon, pero luego cada uno miró hacia otro lado.
- Yo digo que sí escucharon - comentó Adam a Aric y Japeth.
Sí que habían escuchado, solo que se estaban haciendo los tontos, cosa que en opinión de los dos chicos no les era muy difícil, para no enfrentar el hecho.
Sophie se estaba aguantando la risa.
- Ya déjalos - dijo palmeando el hombro de Japeth – no hay peor sordo que el que no quiere oír, ni peor siego que el que no quiere ver.
Japeth, frotándose las sienes, decidió seguir el consejo de su nueva amiga.
- Vale lo dejo – concluyo - pero te advierto que este - dijo señalando a su hermano - es más terco que una mula, yo que tú consigo guardaespaldas.
- Ah! pero si ya tengo dos - dijo tomando uno de los brazos de Aric y luego parpadeando encantadoramente hacia él.
Japeth alzó una ceja como preguntando ¿en serio?
Ella alzó un puño, esperando que lo chocara.
El rodó los ojos.
- Vamos hermano sé que estás mal, pero no me vas a dejar colgada ¿o sí? - dijo Sophie dejando el lenguaje refinado de un lado y hablando más casual.
Japeth le sonrió y acabó chocando el puño.
Luego Sophie lo volteó hacia Aric y este también lo hizo.
Parecía que había ganado dos nuevos aliados para el mal y eran las dos entidades más caóticas que habían pisado esta escuela y probablemente el bosque además del mismo director.
Wajajajaja.
El chico Rubio se aclaró la garganta y Sophie le dio su atención.
- Tedros de Camelot - dijo mientras hacía una reverencia y se presentaba ante la chica.
- Rhian de Foxwood – le siguió el gemelo de Japeth.
- Sophie de Gavaldón - contesto Sophie haciendo otra reverencia en respuesta, más perfecta que la de muchas princesas - o como dicen por estos puertos del bosque lejano - dijo con diversión.
- ah! - exclamo tedros - ya me habían dicho que estoy ante la reina de los piratas - dijo devolviendo el chiste.
- Y a saber de qué más, si la fuente de la información es la que creo - Sophie miró a su hermanito con las manos en la cintura y una mirada de reproche.
El pequeño angelito le devolvió su mejor cara de niñito bueno.
- No, a mí no me engañas con esos ojos de adorable cachorrito – declaro Sophie meneando un dedo frente a la cara del niño que se reía divertido - ¿qué has estado contando? porque dudo que fuera mi belleza la que diera leña a esa fogata - mencionó Sophie señalando al ya casi extinto fuego que componían las rosas de los príncipes.
- Preguntas - comenzó a decir Tedros - ¿por qué recibiste tantas rosas? o ¿porque se está quemando?, es que, creo que la mayoría de los chicos quisieran saber la respuesta a la segunda – comento algo abochornado.
No quería acabar en el lado malo de la chica, pero ya que a hora era el rey de los príncipes, al menos tenía que hacer esto por sus compañeros.
- Se queman por qué sus dueños dejaron que un niño de 5 años jugará con cuchillos gigantes contra un chico con la habilidad para la espada de uno de 3 - declaró Sophie firmemente.
Rhian y Tedros retrocedieron un poco ante la intensidad del regaño era obvio que la chica estaba indignada ante tal muestra de estupidez humana colectiva.
Ellos sabían que no tenían nada que reprocharse.
Habían hecho todo lo que habían podido para ser quienes enfrentarán al niño, pero qué se podía hacer si el profesor de esgrima era más terco qué una mula.
"En esta escuela los príncipes siempre han tenido sus propias espadas" había dicho él "un príncipe no es nada sin su arma".
- Este príncipe tiene menos de 1 m de estatura - había dicho Tedros.
- Y 10 años menos que los que suelen entrenar - convino Rhian.
Pero nunca fueron escuchados, el niño se quedó con un cuchillo del tamaño de sus brazos o un poco más y debido, ahora se enteraban, a la negligencia también de sus compañeros, con el más peligroso oponente que podía tocarle, no por su habilidad sino por su falta de ella.
Esta vez fue Rhian en el que se aclaró la garganta.
- El pequeño - decidió volver al tema anterior - le ha contado a todos lo excelente hermana que eres, más o menos una versión extendida de lo que ya me había dicho a mí - comento viendo esta vez a Agatha – que cocinas delicioso, bella voz, aún más bella apariencia, modales perfectos, carácter dulce...
- No recuerdo que haya dicho esas dos últimas cuando yo estaba – lo interrumpió Agatha con el ceño fruncido.
- Oh, entonces se extendió un poco más de lo que creí - descarto Rhian con un gesto de la mano.
- Sonrisa encantadora - continuo Tedros - excelentes cuentos, un hermoso cabello...
- ¿Mi cabello otra vez? - se quejó Sophie - Jacob, ¿sabes que tu hermano tiene el mismo cabello?
Jacob se encogió de hombros.
- A ti te queda mejor - aclaró el.
Adam, con un pulgar hacia arriba, lo secundo.
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