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70% LOS HEREDEROS DE LEDEBEV / Chapter 7: El chico de los ojos melancólicos

Chapter 7: El chico de los ojos melancólicos

Muerdo mi dedo anular una y otra vez, mientras observo fijamente a mis hijos quienes están profundamente dormidos, debido a que el medicamento solo les causa un poco más de sueño, pero no he logrado pegar los ojos después de aquella llamada. Por María, Jesús y José, lo arruiné, no debí llamarlo, eres una gran idiota Gabriela, si eso eres, estabas tan desesperada que no tuviste en cuenta lo que harías, hay Dios me odio a mí misma por mi gran y fuerte ridiculez, me odio, me odio, demonios que voy hacer ¿huyo? No, no puedo hacerlo ese psicópata puede hacerle algo a mi familia, y sé que mamá esta tan loca como una cabra, que no dejara que ningún hombre quiera intimidarme, esa mujer es cosa seria cuando se meten con su familia, y si se trata de papá este sí que rompe los esquemas de sobreprotector, en lo que estoy segura, que incluso querrá convertirse en Terminator y acabar con la amenaza y Zack por Dios no quiero ni imaginarme. Sigo pensando en ello y no encuentro una solución, Gabriela debes pensar en otra solución, Gabriela vamos piensa, piensa en algo que de verdad sea efectivo

Salgo de habitación y tomo asiento en uno de los sillones de la sala que queda frente al televisor, en lo que ni siquiera enciendo aquel ruidoso aparato, solo estoy allí mordiendo mi dedo índice, ya que odio aquella manía de comerse las uñas pero no puedo evitar morder mi dedo una y otra vez y por aquella simple razón, ya lo tengo algo maltratado por lo mucho que suelo morderlo cada que estoy nerviosa, una nueva manía que había obtenido en el momento en el que por poco y me quedo sin labio de tanto morderlo, al enterarme de la enfermedad de los gemelos, ya que solía pasar noches muy parecidas a esta

--Santa María… ¡Gabriela White! Me mataras de un maldito susto…--levanto la mirada hacia mi madre quien parece que desea asesinarme en aquellos momentos, a lo que solo doy un suspiro y la ignoro olímpicamente, pues ahora no estoy para nada que ella quiera decirme, solo quiero encontrar una solución sin no involucrar a mi familia—¿Gabi…? ya hablamos de ellos, los niños estarán bien, encontraremos una solución…--bajo mi cabeza y lloro, lloro como nunca, pues no puedo creer que mis hijos estén muriendo y la única persona que nos puede ayudar acaba de intentar decirme que vendría en mi búsqueda y en vez de sentirme aliviada solo estoy muerta de miedo, tengo tantos sentimientos encontrados, tanto dolor dentro de mí, que no sé cómo actuar

--mami… no sé qué hacer… te lo juro que quiero ser fuerte, pero no es fácil, además de que al perecer soy una completa bruta… lo lamento…--mi madre no sabe de lo que hablo, pero aun así me abraza fuertemente y me dice una y otra vez que todo estará bien, que no debo desfallecer, que encontraremos un donador y que salvaremos a mis bebes, en lo que yo me siento más que culpable por no saber qué decir, pues soy una completa idiota, en haber llamado en medio de mi crisis de desespero a aquel hombre, del que estoy segura que lo que traiga consigo no será nada bueno

Mi madre luego de notarme más tranquila se va a la cama por petición mía, mientras yo solo opto por hacer lo mismo, que al adentrarme en la habitación, noto como mis hijos están aún dormidos con tranquilidad, la verdad llevo tantos años sin dormir tranquilamente, que ya no sé qué es aquello, suelo ser de las que no está tranquila, por temor a que mis hijos tengan nauseas en medio de los sueños y puedan ahogarse por su propio vómito, ya que desde que iniciaron las quimios y las radioterapias desde muy pequeños, aquel tratamiento de porquería suele ser bastante agresivo con sus pequeños cuerpos, además de que reciente mente empezó aquel dolor de cabeza y con ello la pérdida de cabello, lo cual no sé cómo hare para consolar a Life, quien al estar ahora más grande suele decir que no quiere estar calva, la verdad es que soy una fiel creyente de aquellas palabras que suelo escuchar muy seguido, cuando se habla de niños mal de salud, en la que muchos indican algo sobre que los niños no deberían enfermarse, pues si para un adulto es algo terrible hacerlo, para un niño es crítico, he sufrido tantas fiebres, dolores y desmayos con aquellos, que no se lo deseo ni a mi peor enemigo, ya que para una madre ver como otros niños avanzan de manera sana y feliz, a diferencia de los tuyos es un golpe contundente

Escucho a mi madre hablar con mi padre, y como este habla como si fuese un niño pequeño, a lo que abro mis ojos notando que mis hijos ya no se encuentran en cama y al parecer el sol ya ha salido, no sé en qué momento me llegue a quedar dormida entre tantos pensamientos y decisiones que estaba tomado referente a lo que parece la irrevocable visita de Ull Ledebev, pero lo que si se, es que ya tome una decisión clara y no me dejare flaquera por ningún tipo de intimidación de este, pues aunque parezca un maldito disco rayado tengo muy claro lo único que deseo de él y esa es su medula

Salgo de la habitación, luego de lavarme los dientes y allí está mi padre con Life en brazos, mientras esta le habla sobre cómo es que odia el brócoli y no deberían obligarla a comerlo, en lo Lukyan observa aquel pedazo de hortaliza, como si aquel fuese veneno puro, lo cual me causa gracia, ya que desde muy pequeños suelen ser un poco problemáticos a la hora de la comida, pero el único problema es que debido a su enfermedad tiene una dieta bastante estricta y con ello aquel enemigo que tanto odian, encabeza su listado al ser el que posee más vitaminas que suelen necesitar

--si no se comen el brócoli, les daré espinacas…--y allí el rostro lleno de hastío, lo cual me causa una gran diversión, pues odia el brócoli, la espinaca la detestan, mi padre me regala un beso en la mejilla, antes de poner a mi hija en mi regazo y salir en dirección a la puerta en donde se dirigía a la oficina junto a mamá para iniciar su día laboral

--cariño llámanos si necesitas algo ¿está bien…? --mi madre se fue con mi padre rumbo a la oficina y la verdad es que me habían pedido, no más bien; me habían suplicado que renunciara a mi trabajo, con el único fin que cuidase de los niños y me dedicara a todo referente a su tratamiento, pues ya no confiamos en niñeras y mucho menos podíamos dejar la pequeña empresa de autos de mi padre completamente sola, ya que aquella nos ayudaba grandemente con todos los gastos y los que estaba por venir, a lo que aun sin estar del todo conforme con aquella decisión acepte a refunfuñones, debido a que no me gustaba ser un parasito, pero no podía dejar mi orgullo por encima de la salud de mis hijos

--hola chica fea…--Zack llega y besa a mi hija en su mejilla, junto a mi hijo a quien le da una leve caricia en su cabeza, para luego sentarse en la silla frente a mí, y recibir el desayuno de parte de cristina, quien es nuestra ama de llave— ¿sabes? esta madrugada cuando llegue, te encontré adentrándote en la habitación ¿otra noche en vela…? --di un gran suspiro y asentí con mi cabeza, cargada de muchos sentimientos contradictorios en mi interior, mientras que mi hermano parecía lograr entender algo que yo no—lo llamaste ¿no es así…? --levanto mi mirada hacia él y este asiente con la cabeza, como quien dice que ya lo sabe todo, haciendo que me llene de miedo

--¿cómo sabes que lo llame…? --Zack se encoge de hombros, mientras le da un sorbo a su jugo de naranja, como quien quiere hacer que la tención crezcas y hacerse el interesante. Como odio sus malditas ridiculices de gánster, le dije a mi madre que no lo dejara ver mucho aquella película, pues este se creía el propio Al pacino, algo que al parecer no ha superado, sin importar que sea mayor que yo—ya contestas ridículo… deja de poner tensión en el ambiente, porque te golpeare…--esté suelta una risita al parecer llena de burla hacia mi comportamiento, en lo que se levanta de la silla y acomoda su traje

--te escuche pedirle su médula ósea aquel día, así que lo deduje, ya que a menos que hayas conseguido un amigo en el mercado negro y ya este ayudando con aquello, significaba que habías llamado al p. a. p. a. de los niños-- deletrea la palabra, con la única intención de no ser entendido, pero lo más gracioso del tema es que mis hijos lo ignoran de igual forma, y se dirigen luego de terminar su desayuno directo a la sala de televisión, este también se levantan del asiento del comedor para ir a la sala, con la única intención de seguir a mis hijos-- estoy más que seguro que es la primera opción, eres demasiado correcta para una vida de delincuencia—es un tonto, creía que había investigado o había hecho preguntas a Spencer, quien era la persona que me había ayudado a conseguir el número de Ull—no importa… al parecer el muy imbécil te dijo que no… maldito…--hice un ruido con la garganta, pues mi hijos seguían allí, aunque se habían vuelto prácticamente unos zombis completos, al estar allí viendo caricaturas, aun podían escuchar aquello en medio de su trance

--eso ya no importa, yo me las arreglare sola…--mi hermano hace una sonrisa lastimera, y me abraza fuertemente, antes de separarse de mí y darme un beso en la mejilla

--no importa lo que tengamos que hacer… los salvaremos ¿está bien? eres mi hermana y ellos mis sobrinos y haremos todo a nuestro alcance para lograrlo…--asiento a su palabras completamente feliz, ya que tengo la mejor familia del mundo, Zack se prepara para salir, debido a que en estos momentos estaba abriendo su propia sucursal de ventas automovilística él solo, lo cual lo llenaba de trabajo, pues no solo tenía que encargarse de todo referente a la contabilidad y demás, también tenía que buscar buenos proveedores y socios, solía irse muy temprano en la mañana y llegar muy tarde en las noche, pero no negamos que estamos muy orgullosos de aquel joven de veintiséis años que tenía una mente realmente emprendedora—por cierto deberías cambiarte, ya no tienes tres años, para que este en pijama a las doce de la mañana…--tonto, ridículo, retiro lo que había dicho de él, es un imbécil completo. Se va riendo a carcajadas al ver mi rostro de ofensa y justo en el momento en él que le tire mi pantufla esta salió volando por la puerta abierta, por lo que la había cerrado seguramente para encargarse en dejarla más lejos de lo que había caído, abecés este actúa como si fuese un pequeño de quince años

--algún día volverás y te golpeare imbécil…--dije aquello saliendo de la casa en lo que efectivamente había lanzado mi pantufla a unos cuantos metros más de puerta, lo cual camine como pude por la gravilla de la entrada y justo cuando la había alcanzado, noto como un elegante Audi A8 color negro, el cual parecía recién sacado de concesionario, porque si se de autos, mi familia se dedica a ello, además que mi hijo suele ser gran fan de ellos y los colecciona todo por motivación de mi padre. Aquel impresionante vehículo pasa por mi lado, a lo que mi corazón va a mil por horas, doy un gran suspiro y camino rápidamente hacia la puerta con el afán de poder llegar antes que nuestros visitantes, algo que es casi imposible, pero algo muy dentro de mí me indica que debo tener fuerza para lograr confrontar a aquel, también debato conmigo misma, en que alego una y otra vez con mi racionalidad, sobre la posibilidad de que se trate de Ull, se supone que el vendría llegando mañana según mis cuentas, claro que si este no vino en una aerolínea comercial, puede llegar incluso a cortar las horas por la mitad, demonios, seguramente es él

Me acerco decidida al auto y espero que las puertas sean abierta, como si estuviese preparada para confrontar al que era anteriormente el dueño de todos mis sueños más hermoso, para convertiste actualmente en el dueño de mis pesadillas, aquellas que aún recuerdo como un recuerdo vivido, y contemplo desde aquel escondite que había optado por salvar mi vida, aun agradezco grandemente aquel basurero en que estuve completamente escondida, cuando aquel hombre que estaba con Ull, me había enviado asesinar, tampoco olvido como ellos habían asesinado a Sergei frente a mí, de aquella manera tan aterradora, mientras Sergei se había encargado de esconderme, pues él decía que se había enterado de algo que no debía y por ello aquel hombre lo mandaría a callar antes de que él abriese la boca, nunca comprendí ninguna de las palabras de mi amigo, pero si recuerdo que él me entrego algo y me escondió dentro del basurero, en el cual tuve que estar oculta toda la noche con temor a morir congelada o ser encontrada por ellos, jamás lo olvidare y jamás se los perdonare, sobre todo el gran trauma de encontrar su cuerpo allí tirado sin vida, aquello me dejo marcada de por vida, no olvido que aquel chico fue mi primer amigo y se había vuelto mi gran confidente, el cual me cubría para lograr ir a encontrarme con Ull, cuando estaba locamente enamorada de él

El primero en bajar del auto fue un castaño casi rubio, de muy buen porte, este iba completamente vestido de etiqueta, mientras unas gafas de sol protegía sus ojos, y decoraban su rostro muy bien definido, en lo que al verme bajo su cabeza en forma de saludo, algo que imite a la espera que llegase solo y no fuese lo que mi loca mente imaginaba, con el afán de conseguir más tiempo, para prepararme de lo que estaba por venir, pero me equivoque, debido a que este se dirigió hasta las puertas traseras del auto y con ello bajo el dueño de todas mis pesadillas y sueños más profundos de amor

Un hombre de más o menos un metro noventa, bajo del auto, en el que ahora tenía una tenue barba, con su cabello castaño casi negro, bien peinado y traje a la medida, tan parecido a mis hijos, por no decir casi idénticos, mostraba su imponencia ante mi pequeña figura, quien me observo de arriba abajo de aquella manera en la que me observo por primera vez, ahí estábamos de nuevo, trasportada a mis dieciséis años, en el que perseguía la bufanda que había tejido mi madre como regalo para mi viaje y me había encontrado con aquel bello chico, que demostraba imponencia con los ojos más bellos que jamás haya visto, unos ojos hermosos, unos ojos que solo demostraban tristeza y soledad y así había ganado aquel apodo que solo yo en mi interior le había dado y ese era, el chico de los ojos melancólicos


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