Una moneda de oro no paga por las lágrimas de una viuda... no regresa al padre a casa, no le devuelve el hijo a la madre...
- Fragmento extraído del poema "El soldado y la causa"
∆∆•∆∆
Hubo silencio, nadie se atrevió a hablar, no teniendo a ese hombre presente, que, aunque poseía la cara de un joven, su destreza en batalla y sed de sangre atemorizaba hasta al más valiente. La propia muerte parecía estar escondida en su sombra, cazando al pobre imbécil que se atreviera a retarlo a un duelo o causara su enojo.
--Demandar mi presencia demostró valentía, pero quedarse callados lo demuestra incluso mejor. --Sonrió con frialdad.
Mujina alzó su espada de la vaina, dejando la mayor parte de la hoja aún dentro.
--De la orden, Trela D'icaya y, con gusto los castigaré por ofenderle.
--Aún no --Dijo, negando con la cabeza, pero sin voltear--, tengo cierta curiosidad sobre la petición que deseaban hacerme.
Kaly se mordió los labios, indecisa con sus propios pensamientos y sentimientos, por una parte deseaba mostrar su lealtad a su nuevo señor, mostrando una alternativa con fines sangrientos y, por la otra, deseaba ser el intermediario para evitar un desenlace violento, el cariño que le tenía a sus subordinados y a los que consideró camaradas por años no era algo que pudiera desaparecer con un chasquido de dedos.
--¿Nadie? --Sus cejas se levantaron con una pseudo sorpresa.
--Mi señor, si me permite. --En un susurro no muy bajo se deslizó al oído del alto joven, atrayendo para sí su mirada y atención.
--Habla.
Kaly asintió, algo nerviosa por los hermosos ojos color jade con tonalidades variadas de muchos colores que resplandecían como los rayos del sol que la observaban, una hermosura mortal si ella debía ser franca, pues, el joven no ocultaba la frialdad y locura de la que podía ser protagonista.
--¡Déjela libre! --Gritó alguien entre la multitud, tembloroso por el miedo o el frío, bueno, aquello describía a cualquiera de los vencidos, pero el osado hombre que se había atrevido a gritar no fue descubierto por los ojos vigilantes de las dos damas subordinadas a Orion, quienes como centinelas barrieron la zona en busca del sujeto.
--¿Libre? --Sonrió Orion, una sonrisa compleja que caracterizaba con perfección su personalidad, lanzando su mirada a los presentes--. Porque tendría que dejarla libre si nunca fue mi cautiva.
Sus palabras aunque no muy altas lograron retumbar en los oídos de los trescientos hombres privados de su libertad, permitiéndoles disfrutar de una no muy buena aceptada confusión. La duda se apoderó de sus mentes, rememorando lo sucedido con gran esmero, recordando que en el momento que la comandante de caballería apareció acompañando al joven señor de Tanyer, lo hizo sin sus manos atadas, sin una expresión de haber sido vencida, o haber perdido a su general, ni siquiera estaba usando la ropa de debajo de la armadura, no, ella vestía un abrigo de cuero, cubierto en su interior de lana y un pantalón de piel aterciopelado. Ahora lo podían ver con claridad y, la decepción y furia no se hizo esperar en sus expresiones, algunos hasta lloraron al no soportar las fuertes fluctuaciones de sus sentimientos.
--¿Quieres muerte, o salvación? --Preguntó repentinamente, una interrogante que creyó imposible que pudiera salir de la boca de ese joven.
--Pediría piedad, mi señor, misericordia. --Bajó el rostro, desganada por el alto costo que entendía representaba su decisión.
--Sabía que eran falsas sus pretensiones. --Escupió al suelo con asco.
Fira observó el acto de la dama guardiana, asintiendo al concordar con el sentimiento.
--¡¿Muerte o salvación?! ¡Hice una pregunta! --Levantó la voz.
--¡Piedad! --Gritó Kaly, un poco más resuelta con sus pensamientos.
La oscuridad fue apagada de sus ojos, volteando a ver a todos con una sonriente mirada.
--Vida entonces --Dijo--, pero será ganada con sangre ¡Todos, escuchen mis palabras porque no volveré a repetirlas! Su ex comandante se sacrificó por ustedes, ha prometido servir bajo mi mando para permitirles vivir --Mujina, Fira y Kaly observaron de inmediato a su señor con la confusión pintada en sus rostros, pues no entendían tal cambio de situación. Los murmullos por parte de los vencidos no se hicieron esperar, mucho de ellos hasta pidieron perdón a los Dioses por haber pensado mal de su santa comandante, prometiéndose no volver a desconfiar de ella-- y, siento que un buen agradecimiento por parte de ustedes sería ser obedientes, porque actuar de forma revoltosa solo conducirá a sus muertes y, la de ella --La seriedad de sus palabras quedó clavada en sus corazones, con la advertencia de que cumpliría sin remordimientos tal declaración--. Sus vidas del día de hoy han sido aseguradas, pero sus comidas, vestimentas y techos donde dormir no. Si es que desean que eso cambie, pediré una retribución... De rodillas --Ordenó con la combinación de su habilidad [Grito de guerra]. La mayoría de los vencidos comenzó a colocarse en posición servil, doblegados y sin orgullo--. Yo no los obligué a atacarme, quiero que lo recuerden.
Con un movimiento agradable a la vista se dio media vuelta, con la promesa para los vencidos que no pasaría mucho tiempo antes de volver a verlo. Fira y Mujina lo siguieron de inmediato, solo Kaly se quedó momentáneamente quieta antes de imitar a sus nuevas compañeras.
--Salvé la vida de estos trescientos hombres --Dijo al mirar a la ex comandante--, si tú lealtad es verdadera, demuéstrala, usa tu inteligencia para hacer que los doscientos más dentro de la fortaleza cumplan mis órdenes. Yo no tengo tiempo para estar con estos juegos.
--Sí, mi señor. --Bajó la cabeza en reverencia.
--Ve con ella, Fira, serás mis ojos en este asunto.
--Sí, señor Orion. --Respondió, mientras miraba con gelidez a la ex comandante.
Orion asintió, antes de despedirse de las dos damas para adentrarse a su palacio. Su sonrisa fue inmediata al abrir por completo la pantalla de su interfaz, deslizando su dedo para llevarlo al panel recién desbloqueado: Avances.
Sus ojos se pasaron por las palabras del descriptivo resumen del nuevo panel que sin intenciones verdaderas consiguió desbloquear. Con cada frase una incógnita florecía en su mente, había cosas que no entendía, pero las sentía familiares, como algo que perteneció a él en un tiempo muy lejano.
--Trae algo para comer. --Dijo, sin quitar la mirada de la interfaz.
--Sí, Trela D'icaya --Dijo, al instante que buscaba con su mirada a alguien que pudiera cumplir con la tarea--. Tú, acércate.
La joven esclava que con esmero limpiaba una de las esculturas del pasillo detuvo su acción, casi provocando una fractura en el material de la misma, su palidez fue inmediata, pero la urgencia con la que la miraba la alta mujer de tez negra la hizo temer aún más. Agachó la cabeza al estar a una distancia respetuosa, sin atreverse a levantar la mirada.
--Ve a la cocina y tráele comida a Trela D'icaya. Ahora.
--Sí, señora. --Asintió, retrocediendo dos pasos antes de darse media vuelta para cumplir con la tarea encomendada.
Orion terminó su lectura, algo de verdad agradable si debía ser franco y, aunque continuaba con muchas preguntas sobre el significado de algunas palabras, lo verdaderamente importante si fue comprendido.
Había cinco primeros tipos de avance y, un número no definido por desbloquear, siendo: avance tecnológico; avance mágico; avance espiritual; avance cultural y, avance militar parte de los desbloqueados, cada uno de ellos con ventajas únicas para sus campos de investigación y desarrollo y, todo ello dividido por una "Época", que designaba hasta qué grado los avances podían llegar y, por el momento, la única disponible tenía por nombre: Época del Descubrimiento, al parecer, en la que él estaba.
El primero de los avances, siendo el tecnológico, representaba un porcentaje mayor en el aumento de velocidad de investigación, cultivos y, construcciones de la misma rama, así mismo como trabajos y edificios únicos y, aunque la parte bloqueada informaba con un número cuantioso de mayores ventajas, por el momento le fue imposible profundizar con libertad. El siguiente, el avance mágico, poseía ciertas mejoras iniciales en un campo destinado para la investigación, dividiéndose en algunas ramificaciones y tocando de manera poco superficial los demás avances, también poseía construcciones y trabajos únicos, al igual que el resto en realidad y, se podía notar por la expresión de su rostro que tenía un gran interés en ese campo de desarrollo. El espiritual, era uno de los avances con el que poseía mayor conflicto por las incógnitas que le dejaba, omitiendo el hecho de que podía tener trabajos y construcciones únicas, su valor real, por palabras del propio panel, representaba un mayor entendimiento de sí mismo y, claro que al no comprenderlo, su interés de querer ocupar su único punto de avance en ese campo fue mínimo. El avance cultural, para simplificarlo de una manera, se diría que iba dirigido para el entretenimiento y el ocio, teniendo muchas consecuencias positivas para una población emocionalmente sana. El avance militar, el campo con el que mejor se sentía identificado, con el sentimiento de necesidad para el desarrollo de su vahir y, aunque con claridad se notaba la simplicidad del avance, las ventajas y mejoras entregadas no eran para nada simples.
--¿Qué será mejor? --Se preguntó con un tono quedo, no sabía los requisitos necesarios para ganar un nuevo punto de avance, por tanto no deseaba ocuparlo de forma irresponsable.
Mujina calló ante la pregunta, podía darse cuenta de que no iba dirigida a ella, o al menos eso intuyó.
Su dedo tembló indeciso, estando en conflicto por las dos opciones que sentía eran las mejores para un verdadero desarrollo. Cerró sus ojos, volviendo su expresión serena, al tiempo que encontraba un pequeño rincón en su mente para tener un poco de paz y claridad. Abrió los ojos con una mirada resuelta y, con la plenitud y confianza en su decisión colocó su único punto de avance en el desarrollo destinado a lo militar.
*Has completado la tarea oculta: Un pequeño paso hacia el progreso*
*Has ganado cien puntos de prestigio*
*Has desbloqueado un edificio único*
*Has desbloqueado dos habilidades únicas*
Sonrió como de costumbre, una emoción que solo la interfaz sabía provocarle. Tocó la notificación que poseía la información del edificio militar, Sala de guerra tenía por nombre y, por la imagen tridimensional de la estructura debía aceptar que era único en su clase, pero lo más importante no era la belleza de fuera, sino las mejoras que entregaba y el factor para lo que estaba destinado. El edificio aumentaba considerablemente la velocidad de enseñanza en la construcción "Introducción al conocimiento", siempre y cuando los adeptos aprendieran temas relacionados con la milicia; mayor velocidad en el desarrollo de futuros capitanes, comandantes, generales, todo lo que iba relacionado con los títulos militares y, un aumento en la inteligencia para desarrollar estrategias y planes bélicos.
--Trela D'icaya, su comida ha sido servida ¿Prefiere el jardín, o su oficina? --Preguntó con respeto.
Orion parpadeó, despertando de su contemplación, que a ojos extraños podía decirse que había estado dormido por algunos minutos.
--¿Qué me has traído? --Preguntó al ver la esclava con la charola de plata sobre sus manos, que temblaba con un poco de nerviosismo y miedo.
--Carne, amo. --Respondió.
--¿Verduras no?
--Lo siento, amo, no traje verduras. --Tragó saliva, con el temor reflejado en sus ojos.
--¿Qué haces ahí parada? Ve por las verduras. --Ordenó Mujina con el semblante endurecido.
--Espera --La esclava detuvo el paso, volviendo su atención a su propietario--, antes de hacerlo lleva la charola al jardín. --Su tono fue menos duro que de costumbre, parecía más una petición que una orden, un cambio de actitud relacionado con las nuevas mejoras, sin duda.
--Sí, amo.
Comenzó a caminar, admirando sin mucho cambio en su expresión el lugar menos caótico del castillo, era un bello jardín de flores y plantas exóticas, con varias esculturas adornando el centro y alrededores del lugar.
--¿Qué hace ella aquí? --Preguntó curioso.
Su mirada se centró en una persona acompañada por dos pequeñines y un guardia de complexión robusta. Los infantes jugaban alegremente, mientras la dama caminaba con tranquilidad, tocando con nostalgia las flores cercanas a su mano.
--El ministro Astra ha permitido que vengan aquí una vez cada dos lunas, Trela D'icaya. --Respondió sin ocultar nada, en realidad ella creía que su señor estaba al tanto de la información.
--Así que Astra lo permitió. --Dijo con un tono contemplativo.
--Usted ordene, Trela D'icaya, puedo obligarles a irse.
--No, no es necesario. --Su mirada se fijó en los dos infantes, quienes sonreían de oreja a oreja y, por alguna razón, aquello le hizo recordar algo importante, siendo la cuestión principal sobre la cantidad de niños en su vahir, pequeños individuos con un potencial ilimitado para el futuro desarrollo de Tanyer.
Orion se sentó, con una expresión solemne al observar a los presentes, no había emociones negativas en su corazón, en realidad, no había emociones, solo era él, con un pensamiento increíblemente concentrado en todas las cuestiones relacionadas de su vahir.
--Su comida, Trela D'icaya. --Dijo, permitiendo que la esclava colocara los platos y jarra en la mesa, junto con una copa y cubiertos de plata.
Orion asintió, sonriéndole a la mujer que con mucho miedo lo miraba desde hace ya unos segundos.
--Señor Barlok. --Saludó el guardia robusto con sumo respeto, a la par que obligaba a los niños y dama retirarse del lugar.
--No es necesario, déjalos. --Ordenó sin mucho interés.
--Sí, señor Barlok.
Paragraph comment
Paragraph comment feature is now on the Web! Move mouse over any paragraph and click the icon to add your comment.
Also, you can always turn it off/on in Settings.
GOT IT