Mientras corría por los callejones, sopesaba mis opciones para resolver esta situación. Luchar en terreno desconocido no era la mejor alternativa; no esperaba que esos criminales de poca monta fueran parte de un grupo tan numeroso.
Mis opciones eran limitadas. La transformación me había dado la capacidad de enfrentar la situación, pero también me había restringido en varios aspectos.
No podía teletransportarme en medio de un combate, y no conocía bien este lugar para poder perderlos en la persecución. La invisibilidad también estaba descartada; me resultaba casi imposible controlarla, y mucho menos si tenía que cubrir también a la niña.
Mi magia se había visto reprimida, al menos en un 75%. No hablo de poder o cantidad, sino del control. Sané el rostro de la niña con mi curación, y aún así fue complicado; era como si hubiera retrocedido en el tiempo y mi habilidad fuera tan torpe como al principio. Por esa razón, mis otras habilidades mágicas estaban fuera de consideración.
Quizá, si no me hubiera transformado, todo habría salido mejor, pero ya lo había hecho y el riesgo de cancelar esta forma era demasiado alto. No temía por mí, pues este era un clon, pero no podía arriesgarme a que le pasara algo a la niña.
Tenía que idear algo, pero el tiempo jugaba en mi contra, y en esta forma me sentía mucho más impulsivo, lo que hacía que pensar con claridad fuera casi imposible. Mi instinto me decía que luchara, que destruyera a esas hormigas que se atrevían a desafiarme, pero aún conservaba suficiente racionalidad para ignorarlo.
Lo único positivo en esta situación era que la niña ya no se resistía como al principio, lo cual agradecía; todo se hacía más fácil así. Tenía que encontrar una manera de protegerla, pero no estaba seguro de qué hacer. No podía simplemente dejarla en algún lugar; aunque la ocultara, no sabía si esos bastardos tendrían una forma de localizarla mientras yo luchaba o los distraía, por lo que tendría que pensar en algo más.
Con una idea formándose en mi mente, quizás no la más brillante, cambié de rumbo de forma brusca.
...
En medio de La Cachée, los magos y brujas realizaban sus compras o vivían sus vidas con normalidad, como cualquier otro día en el mundo mágico.
El sol brillaba, las tiendas promocionaban sus productos, una anciana regateaba precios, los niños disfrutaban del espectáculo callejero, una figura encapuchada emergió de los callejones, arrastrando todo a su paso...
...
¡¡¡¡¡¡¡CCCRRRAAACKKKK!!!!!!! (onomatopeya de destrucción)
Una lluvia de escombros y restos voló hacia la calle principal al mismo tiempo que una extraña figura encapuchada, moviéndose a gran velocidad, irrumpía desde un callejón, seguida por una ráfaga de hechizos dirigidos a su persona.
Los civiles soltaron gritos de sorpresa y miedo. Algunos de los hechizos esquivados impactaron fuera del callejón, dañando tanto la infraestructura como a las personas que encontraron en su camino. Nadie lo vio venir, y el pánico llenó rápidamente el lugar.
Corrí por en medio de la calle principal, llamando la atención de todos los que me veían, o al menos del borrón que dejaba a mi paso. Sería difícil identificarme; además de mi aspecto animal, estaba bastante bien cubierto.
Por un momento, sentí que los hechizos dirigidos hacia mí se detuvieron, pero luego se reanudaron. Parecieron dudar cuando irrumpí en el área concurrida, pero quizá el valor de la niña para ellos era mayor de lo que había anticipado, pues pronto reanudaron su ataque, más desesperados que antes.
Ya no estaba en los callejones, y lo que esquivaba no eran solo los hechizos de mis perseguidores, sino también a la gente que se interponía en mi camino. Los gritos de las personas resultaban molestos, especialmente con mis sentidos agudizados, pero era algo que podía soportar un poco más.
La niña en mis brazos temblaba aún más al oír los gritos de la gente, pero no podía concentrarme en eso ahora; las cosas se estaban complicando aún más.
Había corrido por unas cuantas calles más cuando aparecieron las fuerzas de la ley local: los Aurores franceses. Sabía que esto ocurriría y esperaba que ellos me dieran el tiempo que necesitaba... no fue la idea más brillante considerando mi aspecto sospechoso.
"Arrêtez-vous là !"(Detengase)
Desvié mi camino una vez más, esquivando también los hechizos de los Aurores que me lanzaron encantamientos de inmovilización al no detenerme. Me movía en zigzag, evitando a mis nuevos enemigos, mientras me dirigía hacia mis antiguos perseguidores, o mejor dicho, hacia sus alrededores.
No pasó mucho tiempo antes de que se armara una verdadera batalla. Los criminales no tuvieron tiempo de escapar, aunque parecían quererlo, y sin muchas opciones, se enfrascaron en la confrontación con los Aurores.
Supongo que nadie esperaba que las cosas escalaran de esta forma, pues de ambos bandos cada vez aparecían más personas. Ya fueran criminales que trataban de ayudar a sus compañeros a escapar de la confrontación, o refuerzos de los Aurores que llegaban porque la situación se había vuelto más complicada.
El lugar se volvió un caos en poco tiempo, y ahora yo huía de dos bandos contrarios, pero gracias al caos, no estaban tan concentrados en mí. A pesar de todo, no podía bajar la guardia; aunque ya no era el centro de atención, todo el lugar se había convertido en un campo de batalla, y tenía que pensar bien en qué hacer.
"Ni-gh-ñaggg," pronuncié, haciendo que la niña me mirara con miedo y confusión.
Intenté hablar, pero en esta forma resultaba bastante difícil; las palabras salían de manera extraña, lo que las hacía difíciles de comprender. Otro punto en contra. Negué con la cabeza y pensé en otro modo.
Frente a los ojos de la niña apareció una pantalla azul con escritos, sorprendiéndola. Trató de tocarla, pero no lo consiguió; parecía como si un papel fantasma estuviera frente a ella. Intentó leer lo que decía esa cosa azul, pero desafortunadamente...
"Je ne comprends pas..."(no entiendo) susurró.
"???"
Durante unos instantes, nos miramos, ambos confundidos mientras seguía huyendo. Mandé varios [Mensajes] más, pero la niña parecía cada vez más mareada al intentar leerlos con las sacudidas.
Viendo el problema, envié algunos mensajes más, pero cortos, casi palabras sueltas, y apenas logramos entendernos. Era algo comprensible: yo no hablaba francés y ella no hablaba inglés, y ni siquiera con los [Subtítulos] podíamos entendernos bien.
Rascándome los sesos, busqué un lugar donde descansar un rato y encontré un pequeño rincón. Pensé en algo y terminé sacando un poco de comida de mi inventario, empujándosela a la niña. Ella pareció asustada y a punto de llorar al verme meter la comida en su boca.
Gimió con miedo, pero al final tragó lo que le ofrecí. Su miedo se mezcló con confusión cuando saqué aún más comida y se la di. Esta comida era algo que había preparado antes, aunque desgraciadamente no había cocinado mucho en un tiempo, y mi nivel de cocina solo había alcanzado el nivel 2, con una pequeña mejora en los efectos y mayor cantidad producida.
La niña dejó de llorar al verme comer también, especialmente cuando sintió que su mente se despejaba, aunque también se sentía hinchada después de comer tanto. Los mensajes volvieron a aparecer frente a ella, pero ahora sentía que recordaba mejor algunas cosas, lo que la ayudaba a comprender un poco mejor, aunque fuera mínimamente.
Al percibir que alguien se acercaba, volví a agarrar a la niña y retomé la carrera. Empecé a enviar mensajes como antes, igual de sencillos. Nuestra comunicación era precaria, pero después de muchos intercambios disfuncionales, logramos llegar a un entendimiento.
Sujeté a la niña y corrí por las calles una vez más, aunque esta vez evitando la zona de combate más intenso. Miré hacia donde ella señalaba con su dedo y corrí por las calles, esquivando todo lo que se cruzaba en mi camino.
En un momento, la niña habló más fuerte, señalando una tienda a lo lejos, y por sus palabras supe que señalaba una tienda de ropa... o eso esperaba.
Entonces, envié un nuevo [mensaje] que apareció frente a sus ojos, que prácticamente explicaba lo siguiente:
[Tu-Familia-mensaje-yo
Tú-Peligro-mensaje-yo
No-mensaje-yo-buscarte]
acompañado de gestos para dejar en claro lo que quería decirle.
Al acercarme al lugar, cubrí a la niña con una manta y algunas otras cosas sacadas de mi inventario, y la arrojé hacia la puerta, esperando que no se golpeara mucho. Sin la niña en mis brazos, extendí mi mano hacia un poste de iluminación para ayudarme a dar un giro en U.
Liberado del peso de la niña, dejé de contenerme y permití que el lado salvaje en mi interior tomara el control, uniéndome a la refriega que se desarrollaba ante mis ojos.
Traté de ser lo más llamativo posible, con la esperanza de que la batalla se alejara de este lugar junto conmigo.
...
Gabrielle rodó por el suelo; había golpeado la puerta, pero no fue nada que no pudiera soportar. Por suerte para ella, la puerta seguía abierta, o el impacto habría sido mucho más humillante y doloroso.
Se movió rápidamente para esconderse mejor dentro de la tienda. Estaba temblorosa, y la ausencia del extraño hombre lobo la hacía sentir aún más insegura. Esperó allí, en la tienda, mientras sentía que los ruidos del exterior se intensificaban para luego atenuarse, como si se alejaran.
Estaba nerviosa; esta era la tienda a la que había venido con su hermana, pero ahora ella no estaba aquí. Tenía miedo, y las lágrimas no dejaban de correr por sus mejillas. Estaba desesperada, pensando en si debía usar esa magia de contacto con el hombre lobo para que la buscara; al menos en su abrazo sentía calor... pero justo en ese momento:
"Gabrielle !!! Gabrielle, où es-tu ?!"(¡¡¡Gabrielle!!! Gabrielle, ¿dónde estás?")
La voz de su hermana resonó, sonando tan desesperada como ella. Ni siquiera lo pensó, aunque fue insensato; salió corriendo de la tienda, buscando el origen de la voz de su hermana, y no fue difícil encontrarlo.
...
Fleur había estado gritando por los alrededores de la tienda desde hacía rato, desde que descubrió que su hermana ya no estaba con ella, desde que avisó de la desaparición a uno de los Aurores que cuidaban de La Cachée e incluso cuando comenzó todo el caos.
Las lágrimas corrían por sus mejillas; estaba mortificada pensando en lo que le podría haber pasado a su hermana. Sabía que no debía haberla traído; era simplemente un viaje de compras con sus amigas, pero las cosas se descontrolaron demasiado rápido para que pudiera asimilarlo.
Incluso cuando sus "amigas" huyeron debido a los disturbios, dejándola sola, ella no dejó de buscar a su hermana. Vio la pelea frente a sus ojos, pero lo único que podía hacer era esconderse hasta que se calmara y luego seguir buscando.
Ya casi no tenía fuerzas para continuar y estaba a punto de caer de rodillas a llorar por perder a su hermana, sabiendo los trágicos finales que podía sufrir, especialmente para seres como ellas, llenas de encanto. Justo cuando estuvo a punto de rendirse, sintió que algo chocó contra ella, y cuando miró lo que se había aferrado a ella, sus ojos, antes vacíos, se llenaron de vida.
"Gabrielle !"
"Fleur !"
Las hermanas, ambas llorando, se abrazaron, con una mezcla de emociones intensas en sus corazones. Pero los ruidos del área las hicieron salir de ese momento, con Fleur cargando a su hermana en sus brazos y empezando a correr para ponerla a salvo.
Fleur corrió con su hermana en sus brazos, deseando salir de ese lugar y volver a casa, pero unos brazos la detuvieron abruptamente.
"Ma poupée !"
"Lâche-moi !"(¡Sueltame!) Intentó resistirse, a punto de sujetar su varita para defenderse, pero luego reconoció la voz y el apodo. "Papa !" Miró al hombre mayor que la sujetaba; era su padre.
"Mes trésors,"(Mis tesoros) dijo, abrazando a sus dos hijas muy fuerte por un instante antes de soltarlas y sacar un reloj de bolsillo, poniéndolo en las manos de su hija mayor. "C'est un transplanage pour la maison. Utilisez-le et emmenez votre sœur. Nous parlerons plus tard, sortez d'ici !"(Es un traslador a casa. Úsalo y llévate a tu hermana. Hablaremos más tarde, ¡lárgate de aquí!)
Fleur agarro el reloj que su padre puso en sus manos y sin dudarlo, sujeto a su hermana fuertemente antes de activarlo y desaparecer de ese area de guerra.
Sin sus hijas en peligro, Monsieur Delaclour continuo con su trabajo, guiando al grupo de aurores frances que lo seguai para acabar con el disturbio.