Dos días después, la villa de Jordan en la capital.
Ese día, Jordan estaba jugando a las cartas con Lauren y su hija, Chloe, en el primer piso de la villa.
—55667788, ¡solo me queda una carta!
Jordan agitó las cartas que tenía en la mano.
Chloe, que llevaba el pelo recogido en un moño, lanzó dos cartas.
—¡He ganado, jajaja!
Chloe aplaudió feliz. Jordan y Lauren también sonrieron. Jordan palmeó la cabeza de Chloe y la elogió:
—¡Chloe, eres increíble!
En el rostro de Lauren también se dibujó una sonrisa de felicidad. Desde que Jordan regresó con ella y su hija a su lado, el nerviosismo y la inquietud de Lauren fueron desapareciendo poco a poco. Ya no le preocupaba qué pasaría cuando diera a luz. Solo la presencia de Jordan le daba una gran sensación de seguridad.
Mientras Jordan estuviera a su lado el día del parto, Lauren creía que Jordan la ayudaría a resolver cualquier cosa.