Boris pasó una semana en las profundidades del.mar junto a su nueva familia. Allí era totalmemte diferente en comparación con la vida sobre la superficie.
Paz, tranquilidad, armonía y amor, mucho amor era lo que había en el nuevo hogar del rubio.
Shura se recuperaba lento debido a que sus heridas eran severas. Los humanos tenían la capacidad de lastimar con ferocidad a todas las criaturas marinas e incluso a matarlas a la mayoría de ellas.
El rubio no se despegaba del lado de su amado ya que se sentía en falta, pese a saber que ningún miembro de esa hermosa familia lo culpaba de nada.
Fácil le resultaba olvidar su vida como humano mientras se iba adaptando a esa nueva existencia. Por tal motivo debía hacer grandes esfuerzos para poder seguir recordando a su padre y su intenso deseo de buscarlo y traerlo allí.
Sabía por medio de los gemelos que su hermana había sido llevada nomás por su familia materna a otro país. Por ende su pobre padre estaba solo.
Conociéndolo tanto era de esperarse que se econtraría deprimido y desolado. Tenía que apurarse e ir en su busqueda lo más pronto posible. Pero la salud de Shura no era buena y él no quería irse son tener la certeza de que su amado estaba bien.
Shura, por su lado, tenía heridas psíquicas muy profundas. Aquella experiencia en verdad lo había traumado, al punto de no querer emerger nunca más a la superficie.
No podía evitar llorar cada tanto, Boris lo consolaba siempre calmándolo. También solía asfixiarse, al punto de tener que respirar bocanadas de aire con intensa desesperación hasta que sus pulmones volvían a abrirse.
Aquel dolor había sido probocado por los humanos. El rubio sentía furia hacia su antigüa especie por ser tan crueles. Sin embargo también había momentos de intensa felicidad, cuando Shura se sintió mejor le mostró los alrededores de ese acuático mundo.
Boris estaba fascinado y deseoso de conocer más y más. Lo haría cuando su amado tritón se haya curado del todo recuperando así las fuerzas físicas.
— Tendrá secuelas — le dijo Marina al rubio — Secuelas psicológicas, mi pobre niño no olvidará nunca más lo vivido en ese barco.
— Lo sé pero yo estaré a su lado siempre — Dijo Boris.
— Eso espero — respondió Gastón.
—¡Boris! ¡Ven pronto! — gritaron los gemelos a gustiados, alterándolos a todos.
—¿Qué pasa? — quiso saber el rubio.
— Se trata de tu padre — comentó Sara agitada.
— Unos cazadores de nuestra especie lo tienen como rehén y amenazan con matarlo si no te entregas a ellos Boris — prosiguió Tomás.
—¿Cómo dices? — el rubio empezó a temblar.
— Parece que se dieron cuenta de que te transformaste en tritón y te quiere cazar.
—Papá...debo ir a salvarlo
—¡No! — rugió Shura quien había escuchado todo —¿Acaso no escuchaste? Te quieren atrapar
—Matarán a mi padre.
— Lo que los humanos nos hacen es horríble mi vida, horríble. Te lo digo por experiencia.
Boris era plenamente conciente de ello pero, la vida de su padre estaba en juego y él quería transformarlo. Deseaba salvarlo. Miró a su pareja con dolor.
— Lo siento Shura pero él es mi prioridad en éstos momentos.
— Creí que yo lo era Boris.
— Si, lo eres solo que...debo salvarlo.
—¡No!
— Lo lamento
Cuando quiso irse Gastón lo detuvo y mirandolo con dureza le dijo:
— Entiendo lo que sientes Boris, pero si te vas estarás solo. Ninguno de nosotros te ayudará.
— Volveré con mi padre.
— Eso espero muchacho.
Cuando Boris empezó a alejarse, Shura se desesperó e intentó seguirlo pero Gastón una vez más se lo impidió logrando despertar en él un intenso dolor que desgarraba su alma.
—¡Boris por dios! ¡No te vayas! ¡Vuelve mi vida!
— Si en verdad te amara hijo, nunca se habría ido a enfrentar la muerte — dijo Marina con dureza.
— Así es Shura así que será mejor que lo olvides. — finalizó Gastón.
—No...no puedo...¡Boris! ¡Te amo!
El tritón lloraba amargamente mientras era arrastrado por su padre hacia las profundidades más oscuras del océano junto a su familia.