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30% Maldita zorra / Chapter 3: Capitulo 3 nuevas actividades

Chapter 3: Capitulo 3 nuevas actividades

Tras la pequeña pelea con Ernesto, quedamos agotados. Luna me dio una toalla para quitarme el sudor de la cara, le di las gracias y usé la toalla. Luego escuchamos la voz del padre de Luna; avisándonos que los grupos formen en equipos de 3 ya que haríamos unas actividades, y a los mejores equipos les darán un premio. Entonces en el centro se levantó una parte del suelo, rebelando una especie de robot con un espacio en el centro, donde se podía ver un asiento con controles en los costados.

Nos explicó que ese es un traje de exploración con el que nos permitirían salir y explorar la isla e incluso el mar, ya que podía descender hasta 500 metros. Alfonso y Ernesto me preguntaron si le entraba, así que les dije que si ya que Malú no estaba interesada. El padre de Luna dio una corta explicación de lo que debemos de hacer, primero debemos dibujar una armadura, después debemos crearla en base a los materiales que nos den. Por último, deberemos de someterla a distintas pruebas. Luego nos dijo que podemos usar el PDA para hacer el diseño. Después de aquella corta explicación, entre los tres iniciamos una lluvia de ideas.

Al final optamos por un diseño inspirado en los lobos, pero le agregamos garras en los dedos de las manos y de los pies. No nos metimos muy a detalle, igual le agregamos orejas del mismo largo que el casco, este último contaba con un hocico con dientes y entre ellos avía espacio para el flujo de aire, le dimos 3 picos en los costados bajo las orejas. En el tronco solamente le dimos la silueta de triángulo invertido y en los hombros le agregamos 2 picos curvos que apuntaban hacia arriba, el cuello, estaba cubierto por una cota de malla con pequeñas placas metálicas.

Los brazos continuaban con un diseño simple, pero le agregamos un pico en el codo, para no dejarlo tan sencillo. Continuando con la pelvis, se nos ocurrió agregarle algo en caso de que alguien decida atacar esa área, así que le dejamos una forma de flecha. Luego con las piernas tampoco pudimos hacerle mucho, así que al igual que los brazos, le agregamos un pico a las rodillas para que, al dar el rodillazo, sea el pico lo que golpee. Por último, en los guantes el costado opuesto al pulgar le agregamos una cuchilla curva, de media palma de largo. No le dimos color ya que no hacía falta, y supongo que te preguntarás porque decidimos que la armadura sería metálica, si el padre de Luna nunca mencionó los materiales que usaríamos.

Bueno, mientras hacíamos el diseño, trajeron unos palés con trozos de metal, madera, plástico, telas, rocas, equipo de herrería, carpintería y de costura. Tras terminar el dibujo, fuimos hacia los palés con metal y recogimos algunas cuántas cosas. "¿Alguno sabe de herrería?" Pregunté a lo que respondió Alfonso con una sonrisa.

"No pero igual no puede ser muy difícil, solo es calentar el metal hasta que se ablande y darles forma a golpes".

"¿Saben lo que es el tratamiento térmico?" Ninguno me supo responder así que yo lidere a la hora de trabajar en la herrería. A la hora de hacer el tratamiento térmico, cuando sacamos las piezas del aceite, quedaban torcidos así que teníamos que volver a calentarlos y enderezar los para volver a darles el tratamiento térmico.

En más de una ocasión me preguntaron si podemos dejar el tratamiento térmico de lado, después de todo es metal con lo que estamos trabajando. Así que yo me encargue por completo del tratamiento térmico.

Cuando llevamos 3 horas de trabajo, ya habíamos terminado de la cintura para abajo, así que nos tomamos un descanso donde ellos fueron por algo de comer mientras que yo me quedaba a cuidar la armadura.

Ya que noté que la zorra le avía echado el ojo. En fin, mientras esperaba a que Alfonso y Ernesto trajeran la comida; me puse a trabajar con la piel, a la cual le cocía las placas metálicas que nos protegerán donde la armadura no puede, como el cuello, reverso del codo, detrás de las rodillas y las axilas.

Tras comer y descansar por una hora donde nos la pasamos cociendo, finalmente terminamos y ahora tocaba continuar con la parte superior.

No pasó mucho antes de que cada uno le entran gomas de ir al baño, así que cuando uno se iba otro tomaba su lugar, además eso nos dio una idea para mantener un buen tiempo sin cansarnos mucho, cada 15 minutos, cambiamos de lugar para que cada uno trabaje 30 minutos y descansé 15.

Así podíamos mantener la velocidad del trabajo sin perder calidad, incluso me atrevería a decir que mejoramos, el tratamiento térmico debes en cuando daba problemas, pero lo demás ya no se nos hizo tan difícil.

A la hora de la cena, ya solo nos faltaba ensamblar las piezas del guante, así que terminaríamos los guantes mientras comemos, en eso nos olemos y nos echamos para atrás, así que nos turnamos para ir al baño.

Primero Alfonso y Ernesto, mientras que yo me entretenía armando los guantes. Cuando terminaron, tomaron mi lugar con los guantes y me dieron mi cambio de ropa.

Mientras me bañaba me daba un masaje para relajar mis hombros, y poco a poco me entró sueño así termino de bañarme con agua fría y tras secarme me pongo la ropa para abrir la puerta del cubículo en el que me encontraba, para ir a la salida de las duchas.

Cuando regrese a la herrería, Alfonso me dio una charola con enchiladas. Tras terminar de comer; les dio mal del puerco así que se fueron a dormir, por mi parte quería seguir con la armadura.

Luna se acercó a dónde yo estaba y me abrazó por la espalda.

"¿Me extrañas te?".

Preguntó mientras me olía el cuello, así que trate de alejarla, pero no sirvió de nada. "¿Qué quieres?" Pregunté algo fastidiado por la situación.

"Solamente quería estar contigo".

"Solo no molestes." Me di por vencido ya que sabía que no podría quitármela de encima.

Cuando terminé los guantes, me los puse para ver qué tal se sentían. Siendo honesto me esperaba algo incómodo, pero en realidad eran bastante cómodos.

"¿Los probamos?".

"Sip." Me suelta y ella va por una señal de tránsito que estaba en una de las palets. "¿Eso para qué?" No terminé mi pregunta ya que Luna arremetió en mi contra, para golpearme con la señal de alto, así que me agaché y retrocedí al tiempo que evadía un segundo ataque.

"Vamos, se supone que debes usar los guantes".

"Ajá y arriesgarme a recibir un madrazo, si como no." Seguí retrocediendo hasta que se detuvo.

"¿Que no eres hombre?".

"El que sea hombre no significa que sea pendejo." Tras mis palabras empezó a burlarse de mí haciendo sonidos de gallina. "No hace falta que te humilles, te perdono tu falta de creatividad".

Al parecer no le gustó mi comentario, ya que se puso sería. Traté de ignorarla e ir hacia la armadura para ponerme por lo menos la parte de arriba, pero como Luna solo me seguía con la mirada, acabé poniéndome la armadura completa.

Y al redirigir la mirada hacia Luna, recibí un fuerte golpe al rostro seguido por otro más fuerte en el pecho, haciéndome retroceder un par de pasos. "Bueno, está vez no me quejo".

Me puse de costado y flexioné las piernas hasta tener la cabeza un poco más arriba del estómago de Luna, mi brazo izquierdo protegía mi estómago e ingle y el brazo derecho protegía mi cuello, quedando el codo apuntando hacia enfrente.

"¿Qué clase de postura es ésa?".

Pregunta Luna a lo que yo de forma cómica respondo. "Que se yo." Luna entre su confianza me golpea el costado derecho, así que atrapo la señal de tránsito con el brazo derecho y afirmó mi agarre con la mano. "Luna, ¿Sabes cuál es el animal que vive en un chiquero?".

"El marrano".

"El que pega con la mano." Una vez dicho esto jaló y le pegó a la señal hacia abajo con la mano, quitándose la sin dificultad. Entonces Luna me levanta el brazo y revisa la armadura, buscando algún daño.

"Nada mal cachorro, ahora toca pintarla".

"Hay mañana, tengo algo de sueño así que voy a dormir".

"¿No dejaras la armadura?".

"La dejaré bajo la cama para terminar algunos detalles." Luna me acompañó y me ayudó a guardar la armadura bajo la cama, después me fui a lavar los dientes junto con Luna para ir a dormir.

Cundo regrese a la cama, Luna se subió sin su chaqueta y me abrazó, pero está vez de frente. No me puedo quejar, sus abrazos se están volviendo un poco más agradables.

Ahora me acabo de dar cuenta que huele a manzana con canela y menta por la pasta de dientes. Técnicamente 3 de los olores que más me agradan.

Así que le devuelvo el abrazo y ella pone mi cabeza bajo la suya para pegarla a su pecho, tras eso cierro los ojos hasta quedarme dormido.

*

Tras despertar me encuentro entre los brazos de Luna, así que trato de levantarme, pero ella me aprisiona debajo de ella.

"Sabía que eres lindo cuando duermes".

Tras hablarme noté que ya se avía cepillado los dientes, y como me acababa de despertar, la empujé hasta que me dejó libre.

"Apúrate para ganarles el mejor lugar".

"¿Y ese cuál es?" Me puse los zapatos y agarre cepillo de dientes para ponerle pasta.

"El que está junto a los postres".

"¿Hay postres?" Pregunté antes de empezar a cepillarme los dientes.

"Claro como no bajaste a la hora de la comida, no escuchaste el aviso de que cada dos días traerían un postre después de la comida".

Luego de lavarme los dientes, fuimos a desayunar aún que noté algo en Luna, ella parecía estar muy emocionada, se le veía una enorme sonrisa y un brillo en los ojos.

Y con sus lentes, se me dificultaba dejar de verla, no sé si es que cada día se ve más... Pues ¿Sexy? No estoy seguro pero tal vez sea solo otro de mis tradicionales enamoramientos.

Bueno, haber como meto la pata. "Puedo hacerte una pregunta".

"Claro".

"¿Algo te emociona?" Su sonrisa se iluminó y me dio un empujoncito con el hombro.

"¿Quieres saber qué es?".

"Si no quieres." Entonces me calla plantando me un beso.

"Esta noche vamos a salir y vamos a nadar hasta un lugar especial".

"Bueno." Mientras bajábamos, nos encontramos con el padre de Luna.

"Luna, tu madre necesita que le ayudes en algo".

"Bueno, nos vemos cachorro".

Me da un beso de despedida, dejándome solo con su padre.

"Julian, ¿Me puedes ayudar con algo?".

"Si." Lo seguí hasta llegar al primer nivel, y de ahí fuimos a una puerta a la derecha de las escaleras, para al cruzarla entrar a la enfermería.

"¿Te gusta Luna?".

"No".

"¿Te parece linda?".

"Si." Sentía que esto se iba a poner raro.

"De acuerdo".

Camina hacia un casillero y de este, saca una vieja caja metálica con pintura roja descascarada, y en esos puntos sin pintura se podía ver el óxido.

Abre la caja y de esta saca un collar azul eléctrico con un rayo en el centro.

"Puedes ponerte el collar".

Me lo entregó así que me lo puse sin saber bien de que se trataba esto, el collar se expandía así que se ajustaba al cuello. Tras ponerme lo, me mira de pies a cabeza como si esperara algo, y tras un rato de espera finalmente exhala con pesadez.

"Pensé que si eras tú... Bueno igual, intenta quitártelo".

Me lo quitó y antes de que se lo pudiera devolver continúa hablando.

"Espérame aquí, iré por tus amigos".

Se va y al cabo de un par de minutos, regresa con Alfonso y Ernesto, entonces dijo que Alfonso se ponga el collar. Se lo entregué y tras ponérselo, nuevamente esperó unos segundos y ahora le pasó el collar a Ernesto.

Tras ponérselo, vimos cómo la retina de sus ojos cambio a un azul eléctrico que generó una ligera luz, luego alrededor de su cuerpo empezaron a aparecer arcos eléctricos y su cuerpo adquirió un suave brillo.

Por la impresión dimos un paso atrás, sin dejar de ver a Ernesto. Este último se miraba los brazos.

Pov Ernesto.

Sentía corrientes eléctricas recorrer mi cuerpo además me daba la sensación de ser más ligero y tenía mucha más energía. Entonces el cuarto cambia a un espacio abierto con el suelo parecido a la niebla.

"Hola".

Dijo una chica pelirroja con el pelo en bucles, ojos verdes y facciones afiladas. Usaba una armadura oscura decorada con gemas azules, rojas y verdes; además sostenía un casco que limpiaba con una toalla.

Al terminar de limpiar el casco, del piso se formó un trono echo de lo mismo. Tomó asiento y mi observó con una sonrisa. "Esta buena." Pensé mientras la veía e intente que no pareciera descarado, pero creo que no se podía.

"Gracias por el piropo cariño".

Me guiñó el ojo y me puse nervioso ya que pensé que me leía la mente.

"¿Qué lugar es este?" No se me ocurrió otra cosa, me faltó ver otros animes que no fuesen Dragon ball y Digimon.

"Se podría decir que estamos en el otro mundo, aunque eso sería hablar en absoluto. Verás aquí es donde terminan las almas bajo mi manto, y de aquí elijen un cuerpo para empezar de nuevo. Existen otros lugares similares que cumplen la misma función".

"Entonces no existe el infierno".

"Mmm no, existen muchos infiernos, aunque no son relevantes. Lo que importa es que después de siglos finalmente llegó un nuevo descendiente".

"¿Eres una diosa?".

"No, al igual que tú, soy descendiente del dios del rayo. Y no, no estoy hablando de Thor".

"Entonces, ¿Qué hago aquí?".

"Cómo ya dije, eres mi descendiente, por lo tanto, podrás hacer a una transformación en la que obtendrás mi poder".

"¿Tendré super poderes?." Me emocioné y la chica se levanta para caminar hasta quedar enfrente de mí.

"Si, pero te lo advierto, si abusas de mis poderes, podrías colapsar así que los poderes son el último recurso. Ahora regresa y relájate para desactivar la transformación".

Tras sus palabras regreso a dónde estaba, viendo mis brazos. Levantó la mirada y me doy cuenta de que no pasó el tiempo; me relajo y pronto regreso a la normalidad.

"Entonces eras tú".

Dijo el señor que nos trajo hasta aquí.

"Aunque eso no explica porque tú cuerpo rechazo el veneno, a menos que también seas descendiente de algún dios".

"¿No tendrá otro collar para mí?".

Preguntó Alfonso entonces el señor se puso a pensar, y tras un rato fue a revisar unos papeles dentro de una vieja caja metálica, luego de un rato saco una hoja y sonrió.

"Tal vez podamos conseguir otro collar, pero tendríamos que viajar a otro campamento".

"¿Cuándo vamos?".

Pregunta Alfonso lleno de emoción mientras que el señor mira de reojo a Julian.

"Eso depende del rendimiento de su armadura, por cierto; por ahora nadie más debe saber que tienes poderes, si preguntan por el collar invéntate algo".

Después de eso nos llevó de regreso al nivel 4 para desayunar, en el camino nos encontramos con Malú y las chicas.

Estás últimas al ver mi collar me sonrieron y alagaron, diciendo que se me veía bien. Últimamente la pelirroja está hablando mucho más conmigo.

Mientras que la rubia pasa su tiempo con Alfonso, al parecer les gusta dibujar personajes de anime. No estoy seguro, pero creo que la canosa y Luna se pelean por Julian; aunque está claro que Luna tiene mucha más pechonalidad que la otra.

"Ernesto mira al frente".

Miró al frente y logro esquivar a una persona, de no ser por la semidiosa me habría metido un buen madrazo. Se lo agradecí y ella me respondió con un sermón en el que me recalcó prestar atención. "Por cierto, ¿Cuál era tu nombre?" pregunté mentalmente.

"Me llamo Laura".

*

Luego del desayuno, Julian trajo la armadura lista para pintar. Alfonso nos mostró varios dibujos de la armadura con distintos colores; pero al final la dejamos como estaba; no pudimos ponernos de acuerdo así que los dejamos de lado.

Algo que debo resaltar es que siento algo de incomodidad cuando paso junto a algunas personas, no sé si es cosa mía o que. Entonces Astrid la chica pelirroja me saca de mis pensamientos. "Hola ¿Ya terminaron?".

"Así es, por cierto ¿Cuál de ustedes usará la armadura?".

"Bueno..." La verdad no pensamos en ello, después de todo nuestros cuerpos no contan con una diferencia muy notoria, Alfonso es el más delgado de los tres y también es un poco más bajo que Julian, este chico está en un punto intermedio, no está pasado de peso, pero tampoco es un atleta. Por último, yo, ¿Qué puedo decir? Voy al gimnasio y de niño practique boxeo.

"Lo hará Ernesto".

Afirmaron Alfonso y Julian antes de retirarse, dejándonos a solas.

"Jum, yo también usaré la armadura".

"¿A sí?".

"Si, así que no quiero que me dejes ganar".

"De acuerdo." Acercó su rostro al mío y me besó la mejilla, luego se aleja y me sostiene la mirada por un segundo, antes de retirarse. Dejándome con la vista de su trasero; alegando me el día.

Finalmente llegó la hora de empezar el evento; el señor que tenía el collar que estoy usando, nos notificó que empezaríamos más temprano, ya que todos avían terminado. Así que me puse la armadura, luego salimos al búnker y nos encontramos con lo que quedó del campamento. Aún se podían ver algo de la estructura de los edificios; incluso logramos ver que las figuras de animales seguían siendo reconocibles.

"Muy bien para empezar, seamos organizados".

Dijo el señor con un tono autoritario acompañada por una mirada fría antes de sonreír como si le acabaran de contar un chiste.

"No se crea, ahora los que tengan la armadura vallan hacia la playa y los demás vengan para acá".

Fui a la playa caminando tranquilo, no quería cansarme pronto mientras que algunos; sino la mayoría, se fueron corriendo. Todos se fueron poniendo detrás de una línea donde se encontraba el chico que organizó el torneo donde participaron 3 grupos. El chico nos explicó que debíamos de correr hacia la barrera con el color de nuestro equipo, entonces nos entregaron un listón que amarraron a nuestro brazo dominante, siendo el de la mayoría el derecho; incluyéndome.

Tras aquello, salió de la pista y encendió la mecha de un cohete que no tardó en salir disparado. Esperamos a la exploción y en cuanto la escuchamos, los 16 participantes salimos corriendo como alma que lleva el diablo. Debía de derribar la defensa con la pintura azul y al estar más cerca, me di cuenta de que estaban dispersas así que debía de evadir a la gente y embestir con fuerza para ganar.

Pronto estaba sacándole ventaja a la mayoría, pero Astrid me seguía el paso, fuimos embistiendo cada una de las defensas, y gracias a las garras de los pies, podía recuperar la velocidad mucho más rápido que los demás, permitiéndome llegar hasta la meta en primer lugar. O al menos eso es lo que creía, no me avía dado cuenta del chico que ya nos avía rebasado.

Al final ya todos avían terminado de derribar las defensas y una señora anotó en su libreta el puntaje del último participante. Luego el padre de Luna (Fabián) junto con otras personas, prepararon una pista de obstáculos.

"Ahora deberán de correr uno por uno sin pisar los huevos y también deberán de evitar tantos disparos de pintura como les sea posible".

"Hay carajo, ahora sí se pasó de verga. El casco no permite una gran visión periférica, además el hocico me deja un gran punto ciego".

"Niño no te preocupes, aún eres muy joven como para preocuparte por pequeñeces como está".

"Pero si no ganamos la mayoría de las pruebas, quedaremos en segundo".

"¿Y qué importa?".

"¿Cómo que, que importa? Claro que importa, no nos esforzamos tanto para perder".

"Mira lo emocionante no es el destino, es el camino que recorres".

"Claro que no, cuando viajas a otro país es el país lo que te emociona no el viaje".

"No estás viendo el panorama completo, cuando viajas a un país no esperas a llegar al país para disfrutar, disfrutas de los paisajes, ciudades y locales por los que pasas antes de llegar a tu destino. Tal vez aún seas muy impaciente para detenerte y apreciar la suave caída de un copo de nieve".

No entendía a qué se refería con todo eso, entonces me di cuenta de que ya avían pasado poco más de la mitad y pronto sería mi turno. No alcance a ver al chico con el listón verde, pero logré ver cómo Astrid corría entre los huevos sobre la arena mientras trataba de evitar las bolas de pintura. Cuando finalmente fue mi turno, corrí y traté de no pisar los huevos, pero me empezaron a dar las bolas de pintura, haciendo que pierda la concentración y aplaste un par de huevos antes de cruzar la meta.

Luego se acercó él chico que había organizado el torneo.

"Lo han hecho bien, pero ahora veremos si sus armaduras los protegen de mis ataques. Vengan de uno en uno".

Esta vez fue Astrid la primera en acercarse entonces el tipo le indicó que se pusiera en guardia para empezar. Y tras hacerlo le propinó una lluvia de golpes por todo su cuerpo, pero esos golpes eran muy fuertes; cada uno de ellos la sacudía y hacía que retrocediera, además del claro sonido que provocaban sus puñetazos al impactar contra el metal de la armadura. Y de un momento a otro introdujo las patadas al salvaje combo, derribando a Astrid tras algunos Golpes.

Eventualmente llegó mi turno; confiaba en que la armadura me protegería, después de todo aviamos cubierto los puntos débiles con una cota de malla. Al estar frente al chico me puse en guardia y de inmediato recibí una lluvia de golpes. Resistí los dos minutos de puñetazos antes de que empezará a combinarlos con patadas. Esas patadas real mente eran fuertes; de no ser por mi peso y el de la armadura, seguramente me habría derribado.

Pensé que lograría resistir hasta el final, valla sorpresa que me llevé cuando aumentó de un momento a otro la fuerza de sus golpes, incluso me levanto del suelo y en ese mismo momento me pateó el rostro; mandándome de espaldas al suelo. Después de mi entró el de verde, ¡Ni siquiera tenía una jodida mancha de pintura! Agh, a este ritmo perderemos. El al igual que yo, logró soportar hasta los 3 minutos, incluso logró aguantar los golpes con la fuerza máxima del chico. Veía que se le marcaban las venas mientras golpeaba despiadadamente al chico, tratando de doblegarlo, pero al final Luna tocó un silbato y el chico se detuvo para secar el sudor de su frente e irse con la respiración acelerada.

Por último, tocaba el rendimiento en combate, nos dieron a elegir una pelota dentro de una bolsa oscura cada pelota tenía un número del 1 al 8, y las repetidas serían quienes pelearían, empezando por el 1 y terminando con el 8. Esta vez yo fui el primero, y mi oponente era un chico con una armadura algo peculiar ya que tenía cadenas colgando de los brazos.

"De una vez te advierto que si usas demasiado mi poder, podrías morir por exigirle demasiado a tu cuerpo".

"¿Eso no es muy extremo?" Pregunté preocupado pero un putazo me trajo de vuelta a la realidad; tenía que patearle el trasero. Le regresé el golpe, también me di cuenta de algo en el diseño. Las garras no me permiten cerrar correctamente la mano, así que no podré sacarles mucho provecho a mis golpes, por otra parte, esto también significa que podría agarrarlo sin preocuparme por qué se me resbale.

Intenté agarrarlo, pero el chico se agachó y me embistió, así que le corté las cuerdas que unían su armadura y le golpeé hasta que me soltó. De inmediato reduje la distancia y le di un codazo en el pecho, dejando una hendidura entonces el chico desató unas cuerdas en sus antebrazos y dejó caer unas bolas de hierro soldadas a las cadenas de sus brazos; eso explica el peculiar diseño.

No tuve tiempo de pensar antes de recibir un golpe de parte de esas pesadas bolas. No las puedo bloquear, ya que las hace girar muy rápido y cada vez que me acerco lo suficiente, recibo un fuerte golpe que deja abolladuras en la armadura. Su forma de girar las bolas de hierro era frente a él; turnado sus brazos para pasar al frente uno después del otro, formando círculos.

"Oye neto, la armadura no está hecha para quedarse quieto".

Miré hacia Julian y dibujo una Z frente a su rostro, de primera no entendí a lo que se refería hasta que recordé las garras de los pies. Entonces pensé en moverme en zig zag hacia el chico para poder golpearlo; inmediatamente corrí directamente hacia el para al estar en rango, moverme a la derecha evadiendo el primer golpe, luego me puse a su lado y le conecté un rodillazo en la boca del estómago, dejando una buena abolladura.

El chico trato de retroceder, pero yo me mantenía junto a él y siempre en movimiento, dándole desde codazos hasta patadas. Buscando siempre mantenerlo bajo control hasta que dejara las cuerdas descubiertas para cortarlas ya sea con las garras o con las cuchillas. Pronto avía perdido la firmeza de su armadura y con una patada, logré desequilibrar lo para darle un golpe directo a las costillas, dejándolo en la arena con una mano cubriendo donde le di el golpe.

La primera ronda se pasó rápido, y como era de esperarse llegué a la final, pero aún faltaba la pelea entre Astrid y el chico de listón verde. Este último en cuanto dio inicio la pelea, arremetió en contra de Astrid conectando una gran cantidad de golpes en conjunto con llaves y codazos, Astrid parecía estar a su merced hasta que el chico retrocedió para tomar aire, sus fuerte y acelerada respiración se podía oír hasta donde nos sentamos a descansar. Esa técnica de contener la respiración es útil para encadenar golpes con mucha potencia sin flaquear por respirar, pero el problema es que, si se usa seguido, el cerebro deja de recibir oxígeno así que se puede dañar y dejar a la persona inconsciente, además por el esfuerzo físico que representa una pelea, el consumo del oxígeno aumenta, acelerando sus efectos negativos.

En lo personal no suelo usar esa técnica a menos que quiera termina rápido. De regreso con Astrid y el otro; dieron inicio a un intercambio de golpes realmente fuertes, incluso por un momento me alegro que no los enfrentará a ambos. La velocidad de las patadas del chico me sorprendía, entonces de un momento a otro, el chico tras conectar un gancho a la barbilla dejo KO a Astrid la cuál calló de espaldas. Ahora era mi turno y al cruzar miradas con el chico, me di cuenta de que aún no estaba cansado.

Se alejó de dónde estaba Astrid y se puso en guardia, tragué saliva y caminé hacia él. "Laura, ¿Sigues ahí?".

"Así es cariño".

"¿Cómo activó mis poderes?".

"Por ahora necesitarás de mucha irá, aunque tú aguante es muy bajo así que es probable que no puedas activarlo. Por cierto, te recuerdo que aún no debes de mostrar los poderes".

La pelea dio inicio y pese a haber bloqueado el primer golpe; igual me afectó así que intenté golpearlo, aunque recibí una cadena de golpes con una inmensa fuerza, dañando aún más la armadura y para mí sorpresa, tanto el primer chico que enfrenté como este son los únicos que lograron hacerle abolladuras a la armadura, por otro lado, ni siquiera podía ver los golpes del chico, solamente escuchaba el choque de sus puños. En algún punto dejó de atacar así que respondí con un derechazo que fue bloqueado casi instantáneamente, atacaba lo más rápido que podía, pero evadía la mayoría de mis ataques, casi como si se estuviera burlando de mí.

Esto me molestó y le conecte una patada con la planta del pie empujándolo. Hubo una pequeña pausa en la que me calmé para enfocar mi atención en mi rival, buscando algo que me permita vencerlo. Su postura era la misma que la mía; eso me recordó que cuando peleaba con Astrid, replicó el estilo que usó el chico de la prueba anterior. Al final decidí atacarlo con las garras, cuchilla y picos de la armadura, después de todo su función no era solo la defensa. Aproveche la distancia que había entre los dos para reducirla con una tacleada, golpeando su estómago con los picos, luego me enderece a la vez que le daba un codazo en la barbilla interrumpiendo su contraataque.

Aproveche la situación para jalarlo con el mismo brazo con el que lo acabo de atacar, para darle un codazo con el otro brazo. Inmediatamente fui golpeado en la ingle con un rodillazo que me levanto del suelo, no pude evitar soltar una risa ante su absurdo ataque, en respuesta le di un rodillazo en el estómago antes de retroceder, pero mientras retrocedía me di cuenta de que llevó sus dos brazos al estómago mientras se inclinaba ligeramente hacía enfrente. Entonces llevó la vista hacia abajo antes de cambiar su postura, ahora estaba de costado con el brazo izquierdo protegiendo su estómago y el derecho al frente, quedando el puño a la altura de la mandíbula.

Sabía que ese último ataque si le avía afectado, probable le habré dejado una buena abolladura, no quise esperar así que me acerque y al tenerlo a mi alcance intento darle un derechazo, pero desvío mi golpe con su brazo derecho y giró su cuerpo mientras se acercaba, entonces agarró mi muñeca pegó su hombro izquierdo a mi hombro derecho, para conectarme un golpe a la barbilla, antes de jalar mi muñeca y torcer su cuerpo para patear mi pie derecho, mandándome al suelo; donde simplemente pateó el casco cosa que me puso a dormir.

Al despertar me encontré con Alfonso y Julian sonriendo con alegría. Me ayudaron a ponerme de pie y pese a la alegría del dúo, me sentía un fracasado por haber fallado en lo que se supone era lo mío.

"Oye relájate, puede que no ganamos, pero igual fue muy emocionante".

Julian me transmitió su alegría, al parecer ninguno se sentía decepcionado por mi fracaso, quise disculparme, pero Alfonso y Julian me jalaban hacia la entrada al búnker.

"Vamos no seas flojo y apúrate, quiero ir a darme un baño".

Sus palabras me sacaron una sonrisa así que les seguí el ritmo y entramos al búnker para después ir a las duchas, dejando la armadura cercas de la entrada. Luego de tomar una recuperadora ducha, salimos con un nuevo cambio de ropa; después guardamos la armadura dentro de mi casillero, y gracias a la red no nos preocupamos por que se caiga.

Después fuimos al nivel 2 donde fuimos recibidos por Malú y Luna. Las saludamos y platicamos un rato hasta que salió el tema del chico que me venció.

"No les parece que ese chico sabe pelear muy bien para su edad".

Dijo Malú a lo que Alfonso respondió con una pregunta.

"¿Porque lo dices?".

"Bueno, en sus primeras dos peleas fue algo obvio que no se esforzó mucho. Pero cuando peleó contra Astrid, demostró que tenía experiencia en peleas y cuando peleó contigo. Al principio te tenía dominado y al final se movió demasiado rápido, incluso para alguien experimentado".

"Entonces vamos a conocerlo".

Malú y yo estuvimos de acuerdo con Alfonso, pero Luna tomó a Julian del brazo y lo jaló hacia ella.

"Nosotros nos quedaremos un rato más".

"Entonces nos vemos luego." Nos despedimos y seguimos a Alfonso a las escaleras.

Pov Julian.

Tras despedirnos, Luna me jaló hasta llegar al otro lado de este nivel, entonces me puso contra una viga y tomó mi barbilla para levantarme la mirada.

"No tienes idea de las cosas que te podría hacer en este momento".

"¿Qué quieres?" Trate de quitar su mano de mi barbilla, pero me estaba costando bastante, eso le provocó gracia así que me tomó de las muñecas y las presionó contra la viga, luego acortó distancias y me sonrió de forma burlona. "¿Qué quieres?".

"Solamente me estoy divirtiendo".

"¿Te párese que soy un juguete?".

"No, es solo que no me puedo resistir".

Tras sus palabras me planta un beso en los labios, no quise responderle así que me mordió el labio inferior. Traté de soltarme, pero no servía de nada, entonces escuché pasos acercándose cada vez más rápido, Luna se dio cuenta y se separó. Entonces pude ver cómo la zorra se le echaba encima. "Uh esto se va a poner bueno." Pensé mientras veía a la zorra encima de Luna, empezaron a forcejear y gruñir así que camine hacia ellas para separar las, pero eran muy fuertes, así que las tomé del cuello con rabia llamando la atención de ambas, cosa que aproveche para tirarlas y ponerlas contra ella piso mientras les apretaba el cuello con fuerza, antes de dirigirles la palabra. "No me importa que se caigan mal, pero si van a gruñir, más les vale hacerlo en otro lugar. ¿Les quedó claro?" Finalice con un tono de voz lleno de odió, aunque no lo parezca; soy una persona muy paciente pero los gruñidos son de las pocas cosas que me encabronan lo suficiente como para hacer esto.

"Al cachorro le crecieron un par de ¡Ugh!".

Apreté con toda mi fuerza el cuello de la zorra, mientras le sonreía. "¿Necesitas que te lo repita?" La zorra me sonrió con una sonrisa burlona mientras se empezaba a levantar con ayuda de sus codos.

"Te atreves a darme órdenes".

Sentí que todo el coraje que avía obtenido se desvanecía ante la mirada de la zorra, pero una voz corta la tención del momento.

"Hola jóvenes, lamento la interrupción, pero necesito a Julian y mi hija".

La madre de Luna nos llamó y nos fuimos del lugar dejando a la zorra algo molesta, de seguro descargaría su furia con los sacos de arena. Tras una caminata salimos del búnker, y nos acercamos a dónde estaban el padre de Luna, Malú, Alfonso, Ernesto y el chico que Alfonso quería conocer. Nos presentamos con nombre y especie, primero fue el padre de Luna.

"Me llamo Fabián, ella es mi esposa Trinity y a su lado mi hija Luna. Los tres somos hombres lobo".

"Me llamo Max y soy un humano".

"¿Humano?".

Preguntó Luna mientras se acercaba al chico para olfatear lo.

"No hueles a humano".

"¿Se supone que eso me genere una reacción?".

El chico aún tenía la armadura puesta así que aún no podíamos ver alguna reacción, pero tras unos segundos se quitó el casco, rebelando su alocado pelo castaño oscuro con vetas claras, ojos cafés oscuro y piel blanca. No avía mucho que resaltar más que el gran parecido de nuestros rostros incluso contábamos con una corta barba que no pasaba del par de milímetros, de paso aquello me recordó que ya debía de afeitarme, todos notaron el gran parecido y preguntaron si éramos gemelos, pero ambos lo negamos, así que supusimos que fue casualidad nuestro parecido.

"Bueno mi nombre es Malú y soy una híbrida vampiro/humano".

La verdad es que no me resultó muy impresionante, creo que con todo lo que a pasado, pocas cosas me podrían impresionar. Después de que todos nos presentamos, el padre de Luna nos prohibió rebelar nuestras naturalezas a los humanos, además nos dijo que todos vamos a entrenar diariamente de 2 a 4 de la tarde. Luego fuimos de regreso al interior del búnker, pero Luna me tomó del brazo para apartarnos del grupo y susurrarle al oído.

"Tenemos que hablar".

Tragué saliva y miré hacia atrás, encontrándome con su penetrante mirada. Quise decir algo, pero las palabras no me salían.

"Dime qué fue lo que te paso hace rato".

No comprendí a qué se refería hasta que me lo aclaro al recordarme la forma en que actúe con la zorra. Pensé que se avía molestando porque a ella también le agarré del cuello con bastante fuerza.

"¿Acaso es así como en verdad eres?".

"N-no, yo suelo ser más tranquilo".

"Sabes, te ves muy sexy cuando te enojas".

Me besa la frente y despeina antes de regresar al búnker, dejándome atrás con la cara ardiendo de pena. Odió admitirlo, pero sus palabras en verdad tienen efecto en mí, en fin ¿De qué sirve quejarse si no se va a hacer nada para cambiarlo? Caminé hacia el búnker, pero me detuve a medio camino y miré hacia la costa, las tranquilas aguas de la playa, el aire salado, el calor del sol en contraste con la frescura del agua junto al relajante y constante sonido de las pequeñas olas perdiendo fuerza contra la arena de la costa. Todo esto fue suficiente para que caminara hacia la orilla para al llegar al muelle sentarme en el borde para mirar las claras aguas a mis pies.

Respiré profundamente con los ojos serrados, sosteniendo el aire por unos segundos antes de soltarlo junto con la incomodidad de no saber nada de mis padres, olvidando la gran cantidad de personas en el búnker. Poco a poco me fui relajando hasta que me dio algo de sueño, pese a que el sol me golpeaba la espalda. Y sin darme cuenta empecé a sonreír con una tranquilidad que hacía mucho no sentía, pero como siempre me pasa, algo tiene que interrumpirme cuando tengo la guardia baja, miro hacia atrás con frialdad y me encuentro con Luna. "¿No ibas a regresar?" Pregunté en un intento por deshacerme de ella, pero se sentó a mi lado mientras se quitaba la chaqueta, dejándola a un lado.

"¿Te gusta el mar verdad?".

"Ajá." Regresé la vista hacia el mar, en un intento por no mirarla a los ojos pero por mi visión periférica pude ver cómo se inclinaba hacia enfrente para mirarme a los ojos, dándome el impulso; casi como una necesidad de verla a los ojos. Por un momento le di un corto vistazo antes de regresar la vista al mar; gracias a ello, ella se acercó y estiró su mano derecha hacia el frente, acercando su mano a mi rostro, más específicamente a mi ojo derecho, hasta tocar mis pestañas, así que me inclino hacia atrás mientras apartaba su mano para mirarla de reojo.

"Tienes bonitas pestañas".

Trague saliva y aparte la mirada, pero ya era evidente mi sonrojo y el nerviosismo que sentía al tenerla tan de cercas. Ojalá no me afectará su presencia; de hecho, creo que ya no debería de afectarme, o al menos no como lo está haciendo, después de todo, ya pasaron varias cosas entre nosotros.

"¿Te importa si me recuesto?".

"No de hecho ya me iba." Intenté levantarme, pero Luna me agarra del brazo y por reflejo la miro a los ojos, encontrándome con una mirada que me derritió el corazón. Tomé asiento a su lado y ella me sonrió antes de recostar su cabeza sobre mis piernas cerrando los ojos aún con su sonrisa. Pese a que mantenía la vista al frente, no pude evitar bajar la mirada solo para verla, pasaron los minutos y Luna se quedó dormida, su mano izquierda estaba colgando mientras que la derecha reposaba sobre mi muslo derecho. Agarrándolo como si no me quisiera soltar, ese gesto me sacó una sonrisa así que le quité algunos pelos del rostro, su suave pelo se deslizaba entre mis dedos, incluso podía sentir la calidez de su cabeza.

Por mi mente ya no pasaba ningún pensamiento, era como si estuviera completamente solo a la mitad del océano, siendo arrullado por las olas bajo la luz de la luna. Perdí la noción del tiempo mientras acariciaba su peló, cerré los ojos para dejarme llevar y así disfrutar de este momento; mi respiración se iguala a la suya, y mi corazón se desacelera, mi cuerpo se relaja mientras que mi mente olvida lo que me rodea. Perdido en la calma del momento, apartó mi mano izquierda de su cabeza y en su lugar uso la derecha, continúe acariciándola como si fuese un gato, esa idea trajo los recuerdos de la gatita que tuve un año antes de mudarnos, una gata gris con franjas atigradas más oscuras; esas mismas franjas fueron lo que le dieron el nombre.

Recordé sus penetrante y atentos ojos verdes, también cuando solía jugar con ella tras regresar de la secundaria. Cuando me acompañaba a la tienda y las veces que la protegía tanto de personas como de los perros. Sonreír nostálgico mientras abría los ojos y levantaba la mirada encontrándome con una abeja a la que le puse un dedo para que se pusiera sobre él, sorprendentemente lo hizo y pude verla de cercas; sentía cosquilleos en mi cuello mientras la abeja caminaba por mi dedo, luego se fue volando dejándome con mi momento de nostalgia. Tras su partida volví a acariciar la cabeza de Luna, y al mirarla recordé a Maya, ella te si era capaz de calmarme, bastaba con verla a los ojos para olvidar mis problemas, el celeste de sus ojos me resultaba increíble, la forma en la que me miraba como si entendiera lo que quería. Siempre estaba a mi lado; jugábamos con una pelota de fútbol americano, nos entreteníamos mordiendo madera. De hecho, teníamos mucho en común, a ambos nos gustaba el pescado, morder madera, acostarnos en el agua explorar y bueno prácticamente teníamos los mismos gustos.

Creo que ella es la única que me a echo sentir como si encajara, y no como un inútil al que todo le sale mal. "Desearía tenerte a mi lado, una última vez." Me recosté y seré los ojos para descansar. Algunos minutos pasaron antes de sentir como Luna se despertaba.

"Buenos días".

Dijo mientras se estiraba, tronando sus huesos antes de girar y verme con una sonrisa.

"¿Descansaste?".

"Un poco." Nos levantamos y recogí su chaqueta para entregársela.

"Gracias".

Se puso la chaqueta y caminamos de regreso al búnker. Cuando llegamos al nivel dos, vimos que el chico que fue referí en el torneo; estaba golpeando unos sacos de arena. Tras vernos se detiene y camina hacia nosotros, entonces Luna me toma de la mano y me jala, pero somos alcanzados en el Nivel 3.

"Luna, Tengo que hablar con Julian".

"Lo puedes hacer".

"En privado".

"¿De que hablarán que no deba saber?".

Caminábamos hacia los dormitorios hasta que el chico nos bloqueó el paso.

"Cosas de hombres".

"Adelante, pueden hablarlo aquí, no es como si esa plática fuese muy intelectual".

"Luna".

Luna miraba con odió al chico así que me solté y caminé hacia él. "Claro vamos." Dije y lo acompañé de regreso a las escaleras.

"No den ni un paso más, ¿Enserio crees que soy tan estúpida? Si tan solo le tocas uno se sus cabellos, juro que no volverás a caminar".

La ignoró y subimos las escaleras para ir a la salida del búnker, otra vez. Una vez afuera, lo acompañé hasta el muelle donde se desalojó de las prendas de su torso dejando al descubierto su marcada musculatura, no era mucha pero so le notaba que hacía mucho ejercicio, incluso pude ver qué tenía una cicatriz en el costado izquierdo por encima de la cintura.

"Anda quítate la ropa, quiero mostrarte algo".

Dijo para bajarse los pantalones demostrando que todo su cuerpo estaba bien entrenado, luego de mirarme por un momento hablo.

"Quítate la ropa o prefieres nadar con eso puesto".

"Así estoy bien".

"Como quieras, te advierto que vamos a ir muy profundo, tal vez nos llevé 3 minutos antes de alcanzar un lugar dónde poder respirar".

"No hay problema." Asintió y tomó su PDA antes de saltar al agua. También salté y nadamos hacía el interior del mar hasta que, tras varios minutos, alcanzamos la distancia correcta.

"Listo, ahora vamos a bajar hasta una caverna con una entrada donde solo podremos entrar de uno a la vez, espero no tengas claustrofobia ya que nada remos de cabeza en una red de cavernas muy ajustadas y oscuras".

"¿A qué esperamos?" Me sonrió y tomamos una gran bocanada de aire y formamos a nuestros pulmones a retener más aire, conteniendo lo con la garganta mientras introducíamos más aire con la boca. Luego nos sumergimos hasta el fondo ahuyentando a los peces, luego quitó unas rocas y entró a la abertura, estiré los labios para tapar mis fosas nasales y entre tras él. Tras varias vueltas siguiendo el brillo de la pantalla de su PDA llegamos a un punto en el que se nos dificultaba movernos, en especial a él ya que su cuerpo es más grande. Al final se encontraba una subida que me costó cruzar ya que no me di cuenta de en qué momento giro para no tener que doblar de más su espalda, por fortuna logré girar y pasar ese último obstáculo para nadar a una bolsa de aire dentro de la caverna.

"Muy bien, ya casi llegamos".

Dijo tras respirar un par de veces, luego nado hacia la una especie de rampa; por la que accedimos a un túnel tal final de este se encontraba una gran cámara que daba acceso a otros túneles que probablemente conectarían con otras cámaras similares.

"Por cierto me llamo Erick, sé que debí de haberme presentado desde un principio, después de todo eres el mate de Luna".

"No te preocupes, por cierto ¿Cuántos años tienes?".

"24".

Entramos por el túnel que tenía VI en la parte de arriba, no pasó mucho antes de llegar a una cámara con una gran pintura rupestres.

"Mírala con atención y dime lo que te da a entender".

Seguí sus indicaciones; la pintura tenía a muchos stickman y barios contaban con colas y orejas, noté que parecían ser dos bandos iniciando una guerra, además podía ver tanto aviones de combate como personas con alas y sombras con distintos colores, a modo de aura. También avían barios dibujos de fondo, donde se apreciaba distintas siluetas mucho más grandes que los stickmans, pero avía algo que me pareció curioso y es que en medio del dibujo avía una línea en Y que bajaba hasta un círculo donde se veía la misma pintura, pero con cadáveres y tres personas que aún peleaban. "Bueno esto parece una pintura echa por alguien inspirándose en una guerra de 3 bandos".

"¿3 bandos?".

"Si, la Y separa el dibujo en tres partes, además de que al final de esa guerrera solo quedarán en pie un miembro de cada bando, pero por la alineación que llevan, parece que son los líderes y esa pelea continúa pese a que toda la vida fue eliminada quedando solo ellos".

"De acuerdo, ya nos podemos ir".

Regresamos por dónde vinimos y al llegar al muelle me recosté mientras esperaba a que Erick se vistiera para regresar al búnker, y una vez hay; fui a por un cambio de ropa para estar cómodo. En el camino me encontré con Malú y los chicos los cuales estaban con la zorra pelirroja y la rubia, por otro lado, Luna me esperaba en mi cama y tras verme técnicamente se la paso junto a mi hasta que le cerré la puerta del baño en la cara para cambiarme. Al terminar salí y junto fuimos al comedor para acompañar a nuestros amigos hasta que fue la hora de comer, luego comer el postre nos separamos y Luna me llevó a su habitación la cual estaba en el nivel 1, cruzamos una de sus puertas y entramos a un largo pasillo en el que se encontraban las puertas de los dormitorios de los miembros de la manada de Luna, el de ella era el número 12 así que entramos y me aventó a su cama y se puso encima de mí. "Espera Luna ¿Qué piensas hacer?".

"No te preocupes, solo quiero pasar el rato contigo sin que nadie nos moleste".

Tras sus palabras se quita de encima y corre hacia la puerta para ponerle seguro antes de regresar corriendo, deteniéndose al estar en el borde de la cama. "Entonces... ¿Alguna idea?".

"Bueno, siempre quise pintarle las uñas a alguien, pero al transformarnos, la pintura se cae así que no era algo que le llamara la atención a nadie... ¿Puedo pintarte las uñas de los pies?".

Estaba por negarme, lo juro, pero tras ver sus ojos, simplemente no me puede negar. "Bueno, déjame me quitó los zapatos." Respondí sin mucha emoción, aunque Luna se veía muy emocionada, y entre sus brincos caminó hacia su tocador y saco unas pinturas de uñas.

"¿Te gustaría un color en específico?".

"Mmm, usa el que quieras".

"Oky".

Agarró el rojo y se puso a mis pies mientras me quitaba los calcetines, dejando el pie derecho abajo y el otro arriba ya que a ese aún no le quitaba el calcetín. Luna me acomodó y coloco mi pie sobre sus muslos para poder pintarme las uñas. Cada tanto me daba cosquillas, ya que a veces me acariciaba el pie.

"¿No te molesta que haga esto?".

"Por mí no hay problema." Luna me sonríe y regresa su mirada a mis pies. Por otra parte, me puse a pensar en mis padres y cada tanto venía a mí un recuerdo de Maya, desde que era cachorra hasta la última vez que nos vimos. Entonces aparecieron otros recuerdos, un chico y su grupito de lame botas molestándome en la primaria, peleas que tuve en secundaria y algunas humillaciones.

Pov Luna.

Terminé de pintarle las uñas del pie derecho y tras confirmar mi buen trabajo, levanté la mirada; encontrándome con si mirada pérdida. "July, ya terminé con este pie." Al no ver respuesta de su parte le volví a llamar. "Julian puedes pasarme el otro pie." Nuevamente se mantuvo perdido en sus pensamientos por un momento pensé en hacerle cosquillas, pero movió su pie izquierdo y lo puso contra la mitad derecha de mi rostro; lo mire a los ojos y pude ver una mirada altanera que me veía como si fuese una molestia.

No supe cómo reaccionar, la forma en la que me miraba me parecía sexy e intimidante, se le veía molesto ya que sus cejas estaban ligeramente fruncidas. Nos quedamos un momento mirándonos sin saber que hacer, y en todo ese tiempo sentía que él se volvía más grande a la vez que yo me volvía más pequeña. Entonces de un momento a otro, Julian parpadeó y se dio cuenta de lo que estaba haciendo así que rápidamente apartó su pie de mi rostro y se disculpó con un tono temeroso. "No, no te preocupes todo está bien." Bajo la cabeza y apartó la mirada, pero se le veía la frustración en los ojos, como si se estuviera reprimiendo. "Terminaré de pintarte el pie." Tomé su pie y empecé a pintar sus uñas, cada dos pinceladas, dirigía la mirada hacia arriba; viendo que Julian nuevamente estaba distante.

Al terminar me puse entre sus piernas para darle un abrazo; poniéndolo nervioso. Me reí en silencio antes de levantarme y robarle un beso. "No seas tímido." Me quité la chaqueta y me acosté en la cama. "Acuéstate conmigo." Le invite, pero se negó y saco su PDA para escuchar música, así que lo agarre y lo forcé a acostarse junto a mí; entrelazando nuestras piernas y pegando nuestros cuerpos tanto como diese posible. "Descansa".

*

No sé cuánto tiempo dormimos, pero fui despertada por Julian ya que se libró de mi agarre y se preparó para irse. "¿A dónde vas?" Julian se detuvo frente a la puerta y me miró por sobre su hombro.

"Tengo hambre".

"Entonces ven y cómeme." Al parecer no entendió mi chiste ya que quitó el seguro y salió, dejándome sola en mi cama. Me puse la chaqueta y salí tras él, alcanzando lo en las escaleras, de ahí fuimos al comedor para comer y una vez que quedamos satisfechos, nos fuimos a lavar los dientes y Julian terminó antes así que me espero. "¿A dónde quieres ir?".

"No sé, esperaba que tú me dijeras".

"Bueno, no hay nadie en la en los primeros niveles, así que podríamos aprovechar y coger en los baños".

"Iré a nadar".

"Espera, entonces vamos al nivel 2 para entrenar".

"No gracias, así estoy bien".

"Ajá, eres muy débil, y aunque seas bueno improvisando, eso no te va a asegurar una victoria".

"Así estoy bien".

"Demuestra lo".

"No tengo que demostrarte nada".

"¿Tienes miedo de perder contra una chica?".

"¿Acaso buscas pelea con alguien más joven y débil que tú?".

"¿Que eres gallina?" Finalmente me ignoró y caminó hacia las escaleras para subir, por un momento pensé que logré convencerlo, pero siguió subiendo, pasándose el segundo nivel. "Oye, no huyas cobarde." Nuevamente fui ignorada así que pensé en una forma de molestarlo, hasta que recordé cuánto odia que le digan sumiso. "Bueno era de esperarse de alguien tan sumiso como tú." Para mí sorpresa, él chico me ignoró; corrí hacia él y le garre de la muñeca para detenerlo. "Mírame cuando te hablo".

"Quiero estar solo".

Se suelta y sale corriendo hacia el otro lado, bajando las escaleras así que lo sigo hasta se cama. Pude ver qué sacaba algo de debajo de la almohada y que lo guardaba en el bolsillo de su sudadera, mantuvo sus manos en los bolsillos de la misma prenda mientras caminaba, alejándose de mí. "Julian, no me obligues a usar la fuerza." Nuevamente me pasa de mí; continúe siguiéndolo hasta que salimos del búnker. Luego saco su celular y tras tocar un par de veces la pantalla, se llevó el celular al oído. Paso un rato y miró con frustración su celular, para volver a tocar la pantalla y repetir la acción un par de veces, hasta que finalmente se rindió y guardo su celular, caminó hacia el bosque, quise detenerlo, pero sentí una extraña sensación en la nuca. Mantuve la distancia mientras lo seguía hasta que llegamos a una cabaña, entonces mi paciencia se acabó y me acerque a él para agarrar su mano derecha, jalando con fuerza para detenerlo y hacer que me vea a los ojos. "Es suficiente, dime qué te pasa".

Intento soltarse, pero me lo llevé casi a rastras hacia la cueva, al principio se resistía, pero a la mitad del camino; desistió. Una vez que llegamos, entramos a mi cuarto y lo aventé a las pieles. "Muy bien, si no me lo quieres decir, no me dejas más opción que forzarte a hablar." Se puso de pie y lo empujé contra la pared, entonces reduje la distancia hasta que nuestros cuerpos estaban pegados. Intento liberarse hasta que finalmente le planté un beso, serró los ojos con fuerza y de un rápido movimiento lo mandé al suelo para ponerlo boca arriba de un empujón, y así poder sentarme encima de él. "Si hablas ahora no seré tan agresiva." Me miró directamente a los ojos, pero no me pudo sostener la mirada, agarré sus muñecas y las sostuve con una mano por encima de su cabeza, presionándolas contra el suelo. Con mi mano libre, recorrí su cuerpo hasta llegar a su abdomen; entonces no pude contenerme y le mordí el cuello, dejando mis dientes marcados. Entonces alguien entró y nos interrumpió; al voltear, me encontré con la zorra.

Ambas gruñimos y se me lanzó encima, le metí varios golpes hasta que me la pude quitar de encima. En aquella pausa, nos dimos cuenta de que Julian se nos avía escapado, así que salimos a buscarlo, no fue muy difícil ya que estaba adentrándose en el bosque. Lo llamamos un par de beses antes de llegar a él para detenerlo, pero apartó nuestros manos y continúo caminando como si no estuviéramos presentes; la zorra y yo nos veíamos con odió, pero sabíamos que debíamos de cuidar a Julian ya que estos lugares no son muy seguros para un humano. Todo el camino estuvimos tratando de detenerlo y convencerlo de volver, aunque al final no lo llevamos de regreso como si fuese un costal de papas, pero a medio camino se suelta y nos mira con irá contenida. "Julian por favor regresemos".

"¿Regresar? Claro que regresaré, cuando me den algo de tiempo a SOLAS".

Tras sus palabras se da media vuelta y se aleja mientras revisa su celular.

"Cachorro, si necesitas un orgasmo puedo ayudarte".

Julian ignoró su provocación, aunque a mí me costó mantenerme calmada, el deseo de golpearla se volvía una necesidad, pero pelearme con ella en este lugar, podría ponerme en serios problemas, incluso pondría en peligro la vida de Julian. Debía de mantenerme tranquila y confiar en que mi mate regresará intacto.

Pov Julian.

Ya no soportaba la presencia de ninguna otra persona, estar entre tanta gente por tanto tiempo me estaba desesperando, además de no recibir mensajes o llamadas de mis padres, me ponía ansioso. Quería regresar y asegurarme de que estén bien, pero no avía nada con lo que pudiera regresar, y aún que viera un barco, dudo que me quieran llevar de regreso solo por qué no eh recibido una respuesta de mis padres. Guardé mi celular mientras exhalaba con frustración, sentía ganas de golpear a alguien y en su lugar me puse a buscar un lugar más alejado. Con cada paso trataba de olvidar el tema, pero tan pronto como desaparecía, regresaba; pese a que guardé el celular en el bolsillo de la sudadera, en ningún momento lo solté.

Tras varios minutos de estar adentrándome en el bosque, salí de el y me encontré con una pradera con lo que me imaginé se trataría de una pequeña montaña. Al no tener nada que hacer, la subí y al llegar a la cima; me encontré con que esta tenía un gran acantilado en el que rompían las olas. Me senté en el borde y miré la gran isla en forma de garfio, sentía el viento alborotando mi pelo, el fresco césped de bajo de mí, y el reconfortante olor del mar junto al sonido de las olas rompiendo contra la base del acantilado. Sentía un escalofrío que recorría de mis pies a mi cuello, cada vez que movía las piernas o cuando bajaba la mirada. La emoción de estar en el borde de un acantilado tan alto me aceleraba el corazón, estaba tan emocionado que, sin darme cuenta, alguien se me acercó por la espalda y Puso una cuchilla contra el lado derecho de mi cuello, provocándome un escalofrío en aquella área, además de ponerme momentáneamente los pelos de gallina, me mantuve con la vista hacia el mar, ignorando a quien me intentaba intimidar.

"¿Quién eres?".

"José ¿Y tú?".

"Aquí yo hago las preguntas".

"Bueno." Ejerce un poco de presión y yo me mantengo firme.

"Andas muy alzadito, debería de bajarte los sumos".

"Como si eso cambiará lo que estoy a punto de hacer".

"¿A qué te refieres?".

"Si me dejó caer, ¿Cres que moriré atravesado por las rocas, o golpeándome la cabeza?".

"Ja, ¿Porque no lo averiguamos?".

Asiento y lentamente me pongo de pie. "Por cierto, podría al menos ver tu rostro antes de morir, no me gustaría sentirme solo en mis últimos momentos".

"De acuerdo".

Me doy la vuelta con una mirada vacía, encontrándome con una pelirroja de ojos verdes con una buena musculatura y tan alta como Luna, usaba una vestimenta peculiar ya que eran unos pantalones de cuero oscuro, botas del mismo color, con placas metálicas y en el torso llevaba una camisa de mangas cortas verde con una bufanda roja, también tenía unos guantes que le cubrían los antebrazos y en varias partes contaba con placas metálicas y con su mano derecha, sostenía un cuchillo dentado de cuchilla oscura, decorada con grabados y contaba con una agarradera cubierta por cuero. "Gracias." Deje que mi cuerpo se hiciese para atrás, pero antes del punto de no retorno, flexione las piernas y con mi mano izquierda, golpe la mano que sostenía el cuchillo, con la palma, agarrándome de su muñeca. Ella se echa para atrás y lo aprovecho para empujarla, cayendo ambos al suelo, rodando y golpeando nos hasta que nos estrellamos contra una enorme roca, entonces me dí cuenta de que el cuchillo se había perdido.

"Maldito imbécil".

"Jeje ¿Lo repetimos?" Le sonreí amistosamente mientras la ayudaba a ponerse de pie, pero tan pronto como se levantó, me mandó al suelo de un zurdazo.

"¿Con quién crees que hablas maldito gusano?".

"No con un pájaro." Me puse de pie tambaleándome para que pensara que no soy una amenaza.

"¿Te crees muy gracioso verdad?".

"Para nada, solamente quería... Bueno, no lo sé." Me conecta una patada en la rodilla izquierda, así que me arrodillo y me pongo en guardia, pero con el codo derecho hacia afuera. "Esa fue una buena patada".

"¿Te gusta que te peguen?".

"Así es, me gusta tanto que incluso fantaseo con eso cuando estoy solo." Me da una patada al rostro, mandándome de espaldas, y en lo que trato de ponerme de pie, me patea el estómago. Sonrió mientras evitó hacer un gesto de dolor. "Esas botas son duras".

"Así es, yo misma las hice".

Me pongo de pie y retomo la misma guardia, pero con las piernas muy flexionadas y juntas, también inclinó mi cuerpo hacia enfrente para mantener mi cabeza a la altura de sus senos. "¿Eso es lo más fuerte que puedes patear?".

"Ah, ¿Me estás retando?".

La mire directamente a los ojos, ya que esa pregunta me la hacia mi padre cuando estaba en primaria. Deje que me conectará la patada en las costillas para atrapar su pierna y sonreírle, de forma sádica. "¿Sabes porque me gusta que me peguen?" Le di una patada en la rodilla derecha, con la planta de mi pie izquierdo, para rápidamente jalar y ponerme de pie para clavarle la rodilla entre las piernas, a la vez que le daba un codazo; sosteniendo su pierna solo con el brazo derecho. "Porque cuánto más me golpean, más daño les puedo hacer, y ahora no me importaría arrancarte tus miserables bolitas de grasa." Le dije mientras retrocedía con rapidez, aproveché que le costaba mantener el equilibrio, para darle codazos en la rodilla. "Anda di que te duele, de lo contrario esto se terminará muy rápido." Le sujeto el pie y la derribo tras patear su rodilla, pero una piedra hace que me tropiece y caigamos, quedando encima de mí. Intercambiamos golpes, en ningún momento trate de bloquearlos, simplemente me las arregle para hacer arme y clavarle el pulgar en el ojo derecho, entonces gritó y se alejó, cosa que aproveche para ponerme de pie. "Ahora ya no eres tan fuerte".

Corrí hacia ella e hice como si fuera a golpearla, aprovechando la inercia del golpe para girar y quedar en posición para embestirla. La chica al ser más ligera, no me pudo frenar, entonces el agarre de una pierna y la levante para bajarla con fuerza, golpeando su espalda contra mi rodilla, luego me recorro a su pie para torcerle el tobillo. Grita de dolor mientras la veo con una expresión vacía. "La próxima vez que me molestes no seré tan paciente." Me retiro y busco su cuchillo; tras encontrarlo me regreso para devolvérselo, en el camino admiraba el cuchillo, sumamente afilado, echo de un material que no podía doblar. Me daba la sensación de ser algo parecido a un cristal, no le di mucha importancia ya que debía de regresarlo a su dueña. Al estar junto a ella, se puso de pie. Claramente contaba con regeneración acelerada, así que agarré el cuchillo de la hoja y extendí la mano con el mango apuntando hacia ella. Me miraba extrañada y seguramente sospechaba de mis intenciones, así que lo deje en el suelo, a su alcance para dar media vuelta y retirarme, pero su voz me detiene.

"Oye, aún no eh terminado contigo".

"Bueno, te espero donde me encontraste." Continúo caminando estando atento al sonido de sus pasos hasta que llegamos a la cima. Me senté en la orilla y le ofrecí asiento, pero ella se reusó; me recosté y la miré atentamente, entonces me dí cuenta de que su pantalón no es de cuero, aunque no reconozco de que material es.

"¿Qué me ves?".

"Lo fea que te ves." Noté que se molestó por mi respuesta así que le sonreí y le indiqué que tomara asiento.

"No me sentaré así que levántate y terminemos con esto".

"Hagámoslo más tarde, por ahora quiero disfrutar de unos minutos de silencio".

"¿Te crees mejor que yo? Pues para que sepas que me estuve conteniendo".

"Yo pensaba que esto era un simple juego." Nuevamente hice que se molestará.

"Déjate de escusas, sé que me tienes miedo".

"Por lo general cuando una persona tiene miedo trata de ocultarlo de la misma forma en la que tú lo estás haciendo, también intentan darse de muy chingones, incluso algunos ponen sus manos en la cintura para verse más imponentes o poderosos; por cierto, esa pose psicológicamente hace que tengas más confianza en ti misma, así que es buena idea estar en esa pose por un par de minutos antes de una entrevista de trabajo... Mmm, me desvíe del tema".

"Porque mejor no cierras la boca".

"Bueno entonces siéntate conmigo y relájate, este lugar era mejor cuando no había ruido." Al final se sienta a un metro de dónde yo estaba, cerré los ojos y escuché atentamente cada uno de los sonidos que nos rodean. Pasaron algunos minutos y la chica se acercó para tocarme el hombro. "¿Sí?".

"¿De dónde vienes?".

"Del campamento".

"A claro, debí imaginarlo. Bueno no crees que ya deberías de regresar".

"Esperaré un poco más".

"¿Por qué?".

"Mucha gente".

"Entiendo, ¿Cuántos años tienes?".

"18".

"Jeje, aún eres un niño".

"¿Y tú cuántos años tienes?".

"Oye, eso no se le pregunta a una chica".

"¿Temes que te diga vieja?".

"Claro que no... Tengo 24".

Tras escuchar su edad me pregunté porque las chicas más atractivas tienen que ser mayores. No pude contener mi sonrisa y ella al notarlo, me fulmina con la mirada.

"¿Qué, deje algo gracioso?".

Me ciento usando mis codos como soporte. "No es eso, lo que pasa es que las chicas que me parecen atractivas, por lo general me sacan uno o más años de ventaja".

"¿Eso fue un piropo?".

"No, si quisiera lanzarte un piropo, habría elogiado tu pelo, vestimenta, y tus ojos. Aunque también me gustó tu cuchillo".

"Bueno, eso no es una sorpresa, después de todo yo misma lo hice".

Nos quedamos un momento en silencio sin saber que más decir, entonces rompió el silencio con una propuesta que me resultó interesante.

"¿Te gustaría conocer la isla?".

"Claro, te sigo." Nos pusimos de pie y estiramos nuestros cuerpos antes de bajar la colina. Mientras bajábamos la miraba de reojo, su andar era relajado y sus brazos se movían bastante, parecía estar muy relajada; como si tuviera mucha confianza en sí misma, y lo confirme tras verla andar en una superficie más plana. Su espalda estaba recta y mantenía la mirada al frente, no pude evitar pensar en que de seguro contaba con una gran cantidad de amistades. Por mi parte, mantuve mis manos en los bolsillos de la sudadera y desde luego mi postura no era recta, parecíamos ser reversos el uno del otro.

"¿Nervioso?".

"Un poco." Respondí solo para seguirle la corriente, entonces ella simplemente me dio un golpe en el hombro en un intento por relajarme, pero en lugar de ello, solo hizo que me pusiera más atento a lo que me rodeaba.

"No te preocupes, conmigo cercas nada te dañará".

La mayor parte del camino, estuvimos muy callados, ella cada tanto se acercaba a mí y yo sutil mente seguía su curso para mantener las distancias.

"Dime, ¿Que sueles hacer cuando estás aburrido?".

"Dormir".

"Okey ¿Y para divertirte?".

"No sé, a veces solo me pongo a ver videos o películas".

"¿Haces ejercicio?".

"Nop".

"¿Entonces prácticas te alguna arte marcial?".

Nuevamente respondí con un no, y ella me observó de reojo como si pensara algo.

"Pues haya atrás parecía que sabías lo que hacías".

"A veces pasa".

"Por cierto, ¿Ese espíritu desde cuándo está contigo?".

"¿Espíritu?" Le dirigí la mirada sin entender su pregunta.

"Claro, tu espíritu guardián es un perro... ¿Nunca has tenido contacto con él?".

"¿Mm no?".

"Bueno, creo que antes de explorar la isla deberíamos de ir a mi pueblo".

"Okey." Al cabo de unos minutos llegamos a la puerta de un búnker; entramos y cerramos la puerta antes de usar los tubos para bajar más rápido. En ese primer nivel había varias rutas, con distintos locales, pasando desde los puestos de frutas, a los de ropa e incluso avían puestos de comida. Continuamos en línea recta pasando de muchos locales hasta llegar a unas escaleras que nos permitieron seguir bajando, en el segundo nivel avía un gimnasio donde muchas personas estaban haciendo ejercicio. Juraría que a más de uno les brillaban los ojos con un color distinto. No le di muchas vueltas al asunto, y antes de darme cuenta ya habíamos llegado a dónde la chica me quería traer.

"Por cierto, mi nombre es Carmen".

"El mío Julian".

"Valla, nos revelamos nuestra edad y hasta ahora nos decimos nuestros nombres, ¿No es gracioso?".

No respondí y una señora la saludó, dirigí la vista hacia ella. El físico de esa señora era simplemente impresionante, y aquellas prendas deportivas y ajustadas solo resaltan lo bien entrenado de su cuerpo. Sus brazos tienen una buena musculatura, su abdomen estaba marcado al igual que sus piernas. No pude resistir la tentación de verla detenidamente, ignorando por completo mi entorno. Incluso mantuve la mirada en ellas mientras se acercaban, sus zapatillas parecían seguir la forma de su pie a tal grado que incluso podría ser usado como calcetín.

"¿Eres mudo?".

La escuché hablar con cierto tono que, pese a no ser de molestia, me dio a entender que esta persona no era muy paciente. Me sujetó de la barbilla con sus dedos índice y pulgar, para levantarme la mirada, haciendo que mi mirada recorra su cuerpo por segunda vez, notando está vez que sus senos apenas se hacían notar. Aparte su mano con la mía y la miré a los ojos, viendo que su iris es rojo, al igual que su pelo. Recibí una bofetada de su parte con la fuerza suficiente como para sacudirme las ideas y darme la necesidad de evaluar el estado de mi mandíbula. Mantuve la mirada en el suelo con la cabeza agachada.

"Parece que con eso basta".

Inmediatamente le conecte un izquierdazo en la nariz, para mirarla a los ojos. "¿Era necesario?" Le pregunté en un tono de confusión.

"Súbelo, parece que primero le debo de mostrar cuál es su lugar".

Dijo la mayor mientras que Carmen intentaba detener esto.

"No lo hagas, no conoce nuestras costumbres".

"No te estoy preguntando".

La mayor caminaba hacia un ring desocupado, sabía que no le podría ganar en una pelea, pero eso no importa, después de todo así es la vida. La seguí y subimos al cuadrilátero sin guantes; pelearemos a puño limpió.

"¿Que ventaja quieres tener?".

"¿Ventaja?" Pregunté más confundido que ofendido.

"Si, el que seas hombre no significa que seas más fuerte".

Esa señora me recordó a mi padre, así que con algo de molestia le respondí. "Sin reglas, límite de tiempo y que la pelea se terminé cuando uno de los dos se rinda o ya no pueda continuar." Carmen trato de convencerme de no hacer esto.

"Julian, no seas estúpido, aceptar su desafío no te hará más hombre".

"¿Enserio crees que lo hago por eso? Bueno deja te lo explico. Eso que crees me importa un carajo, la razón por la que hago esto es porque sé que aprenderé algo de ella." Apunto hacia la señora, la cual estaba dando pequeños saltitos y dando algunos golpes al aire para soltar su cuerpo. "Pero para no hacerte el cuento más largo, te diré mi forma de ver la vida. La vida es una pelea que ya está perdida desde antes de empezar, así que aquí te pregunto ¿Qué harás, echarte para atrás y seguir donde mismo o subir y pelear hasta el final? Porque yo ya decidí." Le sonreí y está vez adopte una guardia distinta; adopte una postura que se suele usar para correr, pero los brazos protegían los costados de mi cabeza.

"Cuando quieras".

Deje mi pie derecho contra la base del poste del cuadrilátero para poder usarlo a la hora de impulsarme. "Oye Carmen, de casualidad pueden regenerar algún miembro perdido".

"Claro que no ¿Porque lo preguntas?".

"Quería conocer los límites." Seguí esperando a que la señora tuviera la iniciativa, estuvimos alrededor de un minuto en la misma posición. El tiempo me pasó factura y me vía obligado a combinar a otra en la que podría esperar su ataque; me recargue en mi esquina con las piernas rectas, y repose los brazos en las cuerdas. "Puedo esperar todo el día, tú decides cuándo empezar." La mujer corrió hacia mí y yo hice lo mismo, al momento de quedar uno frente al otro bloque uno de sus golpes; en ese momento me di cuenta de que esto no acabaría nada bien. Trate de seguir avanzando, pero cada uno de sus golpes me frenaban, su velocidad y fuerza estaban muy por encima de la mía, debía de estar atento a cualquier movimiento, pero por más que quisiera responder; no podía, el simple hecho de bloquear esos golpes ya era un desafío. Entendí que lo mejor que puedo hacer es presionarla para que me ataque con todo, cansará y en el momento que tenga una oportunidad; atacar con todo lo que tengo.

Sabiendo lo que debí de hacer, dejé de preocuparme y empecé a sonreír. Estar peleando con alguien mucho mejor que yo, me resultó emocionante, la idea de hacerle daño solo incrementa con cada golpe que bloqueó. Cada vez que bajaba el ritmo de sus ataques o se detenía, yo la atacaba e inmediatamente me cubría; bloqueando sus ataques. Los minutos pasaban y pese a que la mayor parte del tiempo me estuvo atacando, parece que el cansancio aún no la alcanza; mis brazos ya no podrán seguir conteniendo los golpes, incluso mi torso y piernas ha recibido una gran cantidad de golpes. Puede que aún no caiga, pero tarde o temprano mi cuerpo va a ceder, así que en lugar de bloquear decidí golpear con el codo. Al golpearla, pude sentir como le rompía los dedos, instantáneamente la agarre y jalé solo para perder el conocimiento tras recibir un contundente gancho de derecha.

*

Al despertar me encuentro dentro de una habitación blanca recostado en una camilla y rodeado por unas cortinas de hospital. Me aseguro de llevar toda mi ropa al igual que el celular y la PDA, luego me pongo de pie junto a la camilla. Evaluó mi estado, sintiendo mi cuerpo cubierto por moretones, le resté importancia y caminé hacia la salida, una vez en el pasillo; busqué alguna salida, pero Carmen me detuvo.

"Oye, es de mala educación irse sin avisar".

"¿Sabes cuánto tiempo aguanté?".

"5 minutos".

"¿Solo 5?" Miré al suelo decepcionado, después de todo lo único que hice fue bloquear.

"No te sientas mal, pocos son capaces de aguantar tanto tiempo con ella, y ninguno de los que la han enfrentado se atrevieron a hacerlo sin protección y alguna ventaja. Además, eres muy bueno bloqueando golpes, ambas nos dimos cuenta de que te movías con sus golpes, cada vez que ella lanzaba uno de sus golpes; tú te movías para reducir la fuerza del impacto".

"¿En serio?" Jamás me di cuenta de eso, probablemente fueron movimientos de reflejo.

"Si, ella su avía molestado ya que por más golpes que conectará, no lograba hacerte un gran daño; o y cuando le rompiste los dedos tuve que meterme en la pelea ya que estaba a punto de rematar te".

"Bueno... ¿Por qué vinimos a este lugar?".

"Cierto debemos hacer que contactes con tu espíritu guardián".

Me tomó de la mano y me llevó de regreso al área donde estaba la señora. Nuevamente nos encontramos con ella, se acercó a mí y sonriendo intentó tomarme de la barbilla mientras yo estaba distraído en mis pensamientos, repasando una y otra vez la forma en que bloqué sus ataques. Tan pronto como miré sus dedos le agarré el dedo índice e hice algo de presión, dándole a entender que pensaba romperlo. Lo hubiera hecho de no ser porque retiro su mano.

"Puedo ver qué aún no entiendes cuál es tu lugar".

"Si estoy por debajo de ti, entonces ¿Porque retrocedía te? Supongo que no cuentas con la madures para saber que cosechas lo que cultivas".

"¿A sí? Entonces dime qué es lo que cultivo señor sabelotodo".

"Si no lo sabes entonces mira alrededor, no hay nadie más que nosotros, está claro que nadie te respeta, lo único que provocas en los demás es rechazo o bien lo puedes ver cómo miedo. Si buscas ser respetada y admirada, además de tener la oportunidad de casarte, deberías de madurar y dejar de comportarte como el estereotipo de niña rica".

"¿Te estás burlando de mí?".

"No simplemente respondo a tu pregunta con lo que puedo ver solo en esta habitación, mira por ejemplo a Carmen, ella ni siquiera se atreve a dirigirte la mirada".

"¿Quieres regresar al ring?".

"¿Qué pasa no eres capaz de enfrentar las palabras de un simple mocoso de 18 años? Por favor no juegues conmigo ¿Cuántos años tienes para tener que demostrarme tu superioridad?" Entonces se quedó callada, no hice ningún gesto, solamente la observé y esperé una respuesta. "Hablo en serio, dime cuantos años tienes; la curiosidad me mata".

"29".

"Lo dije una vez y lo vuelvo a decir, ¿Porque siempre me gustan las mayores?" Pensé y sin darme cuenta empecé a sonreír.

"¿Dije algo gracioso?".

"No es solo que con tu cuerpo me imaginé que serías más joven." Dije mientras bajaba la mirada para ver su cuerpo, entonces sentí que tanto mi rostro como mis orejas se calentaban. Formando un notorio sonrojo, así que mantuve la mirada abajo y ella se inclinó hacia enfrente para hablarme al oído.

"¿Tus padres no te enseñaron a ver a la gente a los ojos?".

"La verdad no." Por alguna razón al verla a los ojos no me sentía intimidado, al contrario, me sentía tranquilo, era como si supiera que no me pasaría nada.

"Bueno, mi hermana quiere que te ayude a contactar con tu espíritu guardián así que acompáñame".

Asentí antes de seguirla, no tarde en darme cuenta de que Carmen no nos acompañaba. Me quedé callado y simplemente seguí caminando detrás de la mayor hasta que llegamos a un cuarto aparte. Al estar los dos adentro, serró la puerta y me indicó que tome asiento; busque en la habitación una silla, encontrando dos, una frente a la otra en el centro de la habitación. Me senté en la que está va a la izquierda y esperé a que ella también se siente. Una vez que ella también estaba en el asiento, pudimos empezar.

"Primero que nada, ¿Sabes que es un espíritu guardián?".

"Nop".

"Bueno, los espíritus guardianes son las almas de seres vivos, por lo general de humanos. Esas almas se reúsan a descansar en paz y a reencarnar, por tener la necesidad de permanecer al lado de algún ser querido, por ejemplo; el caso de mi hermana, su espíritu guardián es el de su abuelo Gustavo, él y ella siempre fueron muy unidos, pero murió peleando con un grootslang. Así que su alma se reusó a irse de este mundo y fue a dónde estaba Carmen para volverse su espíritu guardián. Un espíritu guardián puede otorgarle una de dos tipos de habilidades para aumentar su poder, la primera y más común es darle una transformación con la que liberar el potencial de su alma el cual varía de persona en persona, según su fortaleza espiritual. La segunda opción es la habilidad de multiplicar el poder de su protegido, lo que significa que el portador puede multiplicar su poder siempre y cuando sea suyo y no provenga de alguna fuerza externa como artefacto, energía prestada por algún ente como lo son los semidioses los cuales les prestan sus poderes a sus descendientes. Esas dos habilidades tienen distintos poderes, la primera te facilita la manipulación de energía, también otorga psicoquinesias y el poder de rastrear las almas y sentimientos de los seres vivos, ya sea sintiendo los o igual viéndolos. Por otra parte, la segunda te permite superar los límites de tu cuerpo, te da la posibilidad de acelera la velocidad con la te fortaleces, después de todo el multiplicador de poder fuerza tu cuerpo a aumentar sus capacidades hasta el límite, lo que significa que si duplicas tu poder, y entrenas por media hora, sería como si entrenaras por una hora. También tienen habilidades en común como la regeneración acelerada la capacidad de entrar en el plano astral, entablar conversaciones mentales o y un dato curioso es que solo los espíritus guardianes pueden ver a otros espíritus guardianes. Ahora cierra los ojos y relájate".

Me fue guiando en lo que debía de hacer, primero cerré los ojos, luego relaje el cuerpo y enfoque mis pensamientos en intentar comunicarme con el perro, pero pese a nuestros esfuerzos, nunca puede entablar contacto con mi espíritu guardián.

"Seguramente hay algo que bloquea la interrupción entre tú y tu espíritu, debes de estar relajado para poder contactar con tu espíritu. Te recomiendo hacer este mismo ejercicio cada que tengas oportunidad de estar con la mente despejada y el cuerpo relajado".

"Okey, por cierto ¿Cuál era tu nombre?".

"Trinity".

Salimos del cuarto y buscamos a Carmen la cual estaba durmiendo en una banca, Trinity rodó los ojos antes de detenerse junto a ella.

"Me dijo que te mostraría la isla, pero como está durmiendo; eso tendrá que esperar, por otro lado. Podría mostrarte el lugar y de paso hablarte de nuestra cultura".

"Claro cuando gustes".

"Bien, entonces espera a que me cambié".

Hace una pausa para verme de pies a cabeza.

"Te aconsejo usar alguna de nuestras prendas a menos que estés dispuesto a medirte en duelo con los más jóvenes".

"Así estoy bien." Esperaré junto a su hermana por un rato, antes de ponerme junto a un saco de arena, le di un golpecito con los nudillos; confirmando su dureza. Entonces recordé la fuerza con la que Trinity me golpeaba. Replique su pose, las piernas separadas con el pie izquierdo al frente el brazo del mismo lado; pegado al cuerpo y el derecho cubriendo el torso. Empecé a dar pequeños en los que al saltar hacia adelante bajaba un poco la mano izquierda mientras subía la derecha, y al saltar hacia atrás subía la mano izquierda y bajaba la derecha. Este movimiento estaba acompañado con el de mis hombros; repetí el movimiento un par de veces hasta que me acostumbré al ritmo, y solo entonces lancé dos golpes rápidos sin fuerza. Un derechazo seguido por un izquierdazo, los repetí un par de veces aumentando la fuerza progresivamente y haciendo distintas combinaciones. Pude notar un claro aumentó de velocidad y fluidez en mis movimientos, así que quise probar con las patadas; retrocedí un poco y visualice el movimiento mental mente antes de realizarlo. Me impulse hacia adelante y eche el cuerpo hacia atrás mientras extendía mi pierna izquierda hacia el frente, haciendo los brazos hacia el frente, golpeando con fuerza el saco de arena, entonces bajé la pierna a la vez que me preparaba para darle un izquierdazo seguido por un derechazo. Tras conectarlos giro en mi lugar hacia la derecha y le conectó un golpe con el reverso de la palma, manteniendo el puño cerrado; retrahígo el brazo y continúo el movimiento únicamente con el torso, me inclino hacia el frente y con el brazo izquierdo listo, conectó un codazo lateral que empuja el saco de arena. Retrocedí de forma instintiva pero también impulse la pierna derecha para darle una patada mientras se regresaba, deteniéndose en seco.

"Así que así es como te enseñaron a pelear".

Escuché la voz de Trinity e inmediatamente volteé hacia atrás, viendo que ahora llevaba un pantalón similar al de Carmen pero era oscuro con una franja blanca en el costado exterior del muslo derecho, su cansado eran unas zapatillas deportivas blancas, en el torso llevaba una camiseta verde de mangas largas, también estaba cargando una mochila oscura que apenas le cubría media espalda y su pelo estaba recogiendo en una cola de caballo. También noté que su busto era mayor así que supuse que el sostén le estaba ayudando. "Hola, ¿Cuánto regresaste?".

"Un poco antes de que hicieras la comprobación con las patadas. Entonces ¿Quién te enseño a pelear?".

"Bueno, mi padre trato de enseñarme algo de defensa personal, pero yo siempre encontraba formas más efectivas y cómodas para defenderme, o bueno, al menos a mí me servía".

"Entonces aprendiste solo".

"Si, podría decir que aprendí sobre la marcha".

"¿Te gustaría ser mi aprendiz?".

"Me gustaría pero antes ¿Cuál sería el horario?".

"Veamos, tengo el mediodía libre, y suelo entrenar antes de ir a dormir, alrededor de las 23 horas hasta las 2. Así que podríamos entrenar juntos ya sea a mediodía y/o en la noche, ¿Qué opinas, te animas?".

"Si, vendré a las 23".

"Muy bien ahora salgamos para mostrarte nuestra cultura".

Pov Erick.

Habíamos terminado de comer y les invitamos a ver unas películas en el nivel 5, todos aceptaron pero le dije a Ernesto que me esperara en el nivel 2.

"¿Qué pasa?".

"¿Puedes entrar en el modo semidiós?".

"Emm, creó que si, déjame intentarlo".

Asentí y observé como cerraba los ojos para concentrarse, pero no se pudo transformar. "Sube al ring." Fuí por un par de guantes para mí, luego de ponerme los, subí al ring y levanté la guardia. "¿Empezamos?".

"¿Voy por unos guantes?".

"No, así está bien".

"Bueno".

Se puso en guardia; entonces me acerque a él hasta tenerlo a mi alcance. Le conecte algunos golpes; haciéndolo retroceder, aumenté la velocidad y fuerza. "Vamos debes de enojarte." Le conecte un gancho al hígado seguido por un rodillazo al estómago, sacándole el aliento. "¿Eso es todo?" Exhale con pesadez mientras me quitaba los guantes. "Partir de mañana todos entrenarán y con el tiempo se les enseñará a dominar las fuerzas, y a manejar la mayoría de las armás que tenemos guardadas".

"¿Y eso porque?".

"No quisiera arruinar la sorpresa." Nos despedimos y fue a dónde estaban los demás para ver unas películas. Camino hacia los baños y al ver a la zorra albina me acerco a ella y le susurró "Solo es cuestión de tiempo para que la nueva era de inicio, si queremos estar listos debemos de ir y acabar con esos dos".

"De acuerdo, ya conseguí un barco, solo dime cuándo hacerlo".

"Esperemos a que logre controlar sus poderes, al menos lo suficiente para sobrevivir el viaje".


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