No hay nada como el aire fresco, sin olor a sangre.
Te preguntaras donde estoy
Pues me encuentro siguiendo un camino pavimentado, que según los recuerdos obtenidos recientemente llevan a una ciudad.
¿Para que me dirijo a una ciudad?
Muy fácil, reunir información sobre los invocados, específicamente angeles.
Últimamente me he encontrado más calmado y de alguna forma logré ocultar mi aura.
Es cierto que si alguien se dedica a observarme podria sentir mi aura, pero ahora mismo es bastante pequeña.
También he hecho lo mismo con mi poder, si no lo hubiera hecho, podría matar a alguien por estar cerca mio.
Todavía sigo furioso y apenado, pero ya acepte que debo ser aquel mal, o al menos me gustaría poder decirlo.
Una pequeña parte de mi todavía quiere evitar las muertes, pero es una muy pequeña parte.
Lo cierto que todavía sigo siendo aquel mal necesario.
Parece ser que ya me notaron los guardias de la puertas a la ciudad.
Me acerca frente a los guardias y me detengo.
"Buenos días, qué ropa más curiosa, usted debe de ser de esa ciudad tecnológica ¿me equivoco?"
"Buenos días" Respondo "Soy alguien que disfruta de esa tecnología realmente"
"Ya veo, lo cierto es que dan bastante comodidad sus productos, bueno ¿tiene identificación?"
Niego con la cabeza
"En ese casa sigo a mi compañero, se le dada una identificación de visitante si logra pasar los requisitos"
Su compañero me hace una señal de que lo siga y lo hago.
Me está llevando a una tienda cercana.
Lo cierto es que para entrar en una ciudad se necesita una identificación, para determinar si eres un peligro o no.
Esto provoca que las ciudades sean un poco más seguras, pero igualmente se cometen varios actos malvados, pero oye no soy quien, para criticar.
Las identificaciones de visitante permiten una pequeña residencia en la ciudad, pero son bastantes complicadas de obtener y ni hablemos de una identificación permanente.
"Muy bien, tome asiento"
Me siento donde me señala el guardia y él toma asiento igualmente.
"Primero, para hacer la prueba, son 10 monedas de plata"
Generalmente, se realiza una encuesta, para determinar si puedes entrar en la ciudad, además de pagar una pequeña, gran cantidad monetaria, claro eso para alguien normal, pero yo tengo una gran fortuna de infinito.
Cuando puedes crear tu propio dinero todo es más fácil ¿Sabes?
Aunque casi nadie tiene esta habilidad y quienes la tienen o algo similar son tomados como prisioneros de un reino o son asesinados, obviamente esto evita un colapso de la economía.
Pobre aquel que nazca con este tipo de habilidad.
Le entregó 10 monedas de plata al guardia.
"Bien" El guardia recoge el dinero "¿Motivos de visita?"
"Interés personales, más orientados en negocios y busco a cierta persona"
"Ok..." El guardia no sabe cómo responder "Cantidad de dinero que trae consigo"
Arrojó una bolsa de piel de dragón que tenía en un bolsillo.
"¡QUEEEEE!!!"
El guardia se soprende a ver el contenido de mi bolsa, que consistió en 35 monedas de platino, 50 de oro y 30 de plata y quizás también por la piel de dragón.
¿Que cuento vale la moneda de platino?
Pues en pocas palabras 10.000 monedas de oro por cada una.
Supuestamente estas monedas solo las tienen reinos y alguna persona millonaria, pero ya sabes yo soy un Dios, porque no tener miles de estas monedas, lógicamente solo hice estas 35 monedas, por el momento.
"Esto me podria dar el permiso permanente"
Mientras hablaba le ofrezco al guardia una moneda de platino.
Normalmente los guardias no aceptarían ningún sobor... digo ayuda monetaria, pero ya sabes es una moneda de platino.
Además no estoy haciendo nada ilegal
Ups, se me escapó otra moneda de platino en la mano del guardia, que error el mio.
El guardia me observa con cara de "¿Esto es real?"
"Creo que usted ya tenía el permiso permanente y solo lo perdió ¿no?"
Creo que ya nos estamos entendiendo.
"Creo que sí, que error el mio olvidar eso"
El guardia se levanta de donde estaba sentado y procese a entregarme un papel.
"Esto es el permiso permanente rellene los lugares en blanco, tome esta pluma"
Gracias por la pluma, ahora a rellenar todo.
Una vez terminó le entregó el papel al guardia.
"Bienvenido a la ciudad señor William Dongery, espero que disfrute de su estadía"
Asiento a las palabras del guardia, al volver a agarrar mi permiso y me dirijo al interior de la ciudad.