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90% Siempre serás mi único amor / Chapter 17: ¿Logras escuchar cómo aceleras mis latidos?

Chapter 17: ¿Logras escuchar cómo aceleras mis latidos?

Tanto la maestra Xiao como el maestro Song contactaron inmediatamente con su joven discípulo cuando vieron llegar a la secta uno que no les pertenecía. Esta coincidencia les resultó a ambos cómica y tonta, un momento que les hizo pensar por unos segundos que la vida de este par de muchachos debe de estar siendo un buen teatro para los dioses.

Recibieron al chico extranjero y compartieron con él. Sus demás discípulos estuvieron bastante emocionados por conocer al misterioso muchacho de quien mucho escucharon hablar y curiosos por saber el porqué de su venida a un lugar tan lejano. Sabían que era para buscar a su shidi más joven, pero… ¿para qué lo necesitaba con tanta urgencia?

Esos mocosos sólo aceptaban las teorías románticas que construían entre ellos.

Siendo sinceros, estos maestros también pensaban lo mismo. Es por tal que decidieron pasar tiempo con el visitante: para así conocer más a fondo a su joven yerno y saber si es digno de pertenecer a su familia.

Porque… si las cosas entre esos dos iban bien… el joven extranjero sería quien cruzaría su umbral, ¿no?

Definitivamente.

Estuvieron unas cuantas horas intercambiando mensajes con el otro maestro: presentaron la situación, se aseguraron del bienestar de su propio alumno y confirmaron la presencia del que no es suyo en sus terrenos. E incluso chismearon un poco.

En conclusión, decidieron encontrarse los cuatro en cierto bosque para aclarar las cosas y traer viejos y no tan viejos recuerdos. Los inmortales habían viajado muchos años por el mundo mortal y prácticamente conocían cada rincón de este; sin embargo, bosques de bambú habían miles y por doquier, al que sus alumnos se referían podía ser cualquiera. Por ello, los menores debieron guiar a los maestros hacia el lugar.

—Tranquilo, un bosque no va a desaparecer si no llegas antes (・・;

Xiao Qingchen y Song Yewan estaban tan impacientes que prácticamente arrastraron al mayor por todo el camino con tal de ver a su primer amor lo más antes posible.

¡Estos sentimientos no soportan seguir encerrados!

O tal vez un par de años guardados estaría bien. Cuanto más cerca estaban de llegar, más nerviosos se sentían. Por momentos, incluso deseaban dar media vuelta y escapar. ¡Mandarán una carta, lo prometen! Pero la idea de decir lo que sienten cara a cara estaba volviéndolos ansiosos. Con sólo pensarlo, hace que ardan en calor por la timidez, sus mejillas y cuello cosquillean por la intensidad del sonrojo.

Y ni hablar de cuando lo vieron a tan sólo unos metros de distancia.

Su rostro perdió color por el miedo parecido al que uno siente antes de exponer sobre lo que se aprendió en la clase, sus ojos se dilataron por la coincidencia de haber arribado al claro al mismo tiempo.

¡Tenían planeado tranquilizarse una vez llegaran al punto de encuentro! Ahora que ya no hay tiempo y deben saludarse ya (porque de otra manera sería muy incómodo y extraño…) ¡Ay! ¡Cayeron en la cuenta de que realmente no sabían qué decir!

Xiao Qinghen tomó del brazo al maestro Song y lo llevó consigo a esconderse tras unos bambúes. Song Yewan automáticamente se encogió en su lugar y se cubrió con un arbusto.

Ni uno de los dos sabía qué acababa de pasar.

—¿Joven Song?

Xiao Baishan es la única que sigue a la vista y en pie. Dirigiéndose al otro maestro, ella saluda con una reverencia formal:

—Maestro Song.

Él devuelve la reverencia desde su lugar—: Baishan-jie.

La inmortal tiembla un poco al escucharlo. No duda en ignorarlo y centra su atención al muchacho a su lado. Está un poco confundida, pero comprende rápido lo que sucede respecto a los más jóvenes. Echa un vistazo rápido a su discípulo al otro lado del claro y sonríe. Se imagina lo que él piensa: lo más probable es sobre cómo va a decir lo que quiere.

Por otro lado, Song Yewan… él se llena de preguntas. Como: ¿Y si no es por lo mismo que Qingchen también lo busca? ¿Y si lo que siente no es bien recibido y, en consecuencia, deberán de cortar lazos y sueños compartidos para nunca más volver a verse? ¿Nunca más poder estar cerca de él? No podría soportarlo… Este tipo de cariño entre chicos, ¿siquiera está bien? Nunca ha leído alguna historia romántica sobre dos personas del mismo género… ¿Es normal? ¿A Qingchen le parecerá bien? AAAAAAAAAA.

Todo eso mientras mantiene su rostro inexpresivo.

Las dudas carcomen la mente de Song Yewan, mas no la de Xiao Qingchen, quien arroja todas esas al fondo de su mente y grita con la mayor de sus fuerzas mientras sale de su escondite con un pequeño salto:

—¡Song Zhen! ¡Mírame, estoy aquí! ¡Ya te vi! —Con cada palabra, se iba acercando a buen paso al arbusto Yewan. Una sonrisa sobre sus labios luciendo su encanto inocente; Xiao Chen no parecía estar nervioso en absoluto—. ¡Te busqué en tu secta, pero no te encontré! ¡A-Zhen, tonto! ¿Sabes por lo que me has hecho pasar? ¡Rompiste mi corazón! ¡Sólo quería verte para decirte-!

Ah, qué vergonzoso. ¿Debería dejar ese tema para más tarde?

—¡Decirte que me gustas! Así que, ¿qué necesidad hay de escapar?

Ah, su boca es más rápida que sus pensamientos.

Se detiene a la espera de una respuesta; Song Yewan se levanta lentamente de su sitio. Las mejillas suaves y redondas de ambos están ruborizadas con carmín; los grandes y adorables ojos celestes de Xiao Qingchen brillan reflejando la calidez del sol. Decidido a dar todo en vez de una parte, toma valor y continúa con aún más energía:

—¡Me gustas! ¡Realmente me gustas! ¡He sentido esto desde la primera vez que te ví! Es tan extraño. Yo… ¡Yo nunca me había sentido así!

Silencio...

—Song Zhen.

Song Zhen es bastante tímido de por sí, ¡imaginen cómo se encuentra en estos momentos tras la linda confesión! Su maestro está burlándose de él detrás del árbol, lo sabe.

Levanta su brazo a la altura de su rostro para ocultar su profundo sonrojo con ayuda de su ancha manga y mira avergonzado hacia la persona que acaba de abrirle su corazón con tanta inocencia y emoción.

—Cielos...

¡El joven Song se veía tan adorable!

Su expresión de ahora, con el entrecejo fruncido, pero claramente feliz… ¡derrite el corazón de uno! Sobre todo el de Qingchen, quien al ver esto, no pudo evitar aferrarse a una esperanza.

—Me gusta sentir esto por A-Zhen, pero no sé si A-Zhen no tiene problema con esto también. —Avanza un poco más—. ¿Podrías… decírmelo?

Los segundos pasaron dolorosamente sin respuesta.

El culpable de esto no mostraba siquiera signos de dar una pronto: su expresión poco a poco se enfriaba y su seriedad predeterminada regresó, totalmente impasible a lo revelado.

—…

De todos los presentes, el único que sabe que, en realidad, Zhen'er estaba en total pánico y gritando emocionado por dentro mientras piensa lo más rápido que puede en una respuesta adecuada… es por supuesto su maestro. Este no duda en reír descaradamente al ver a su alumno tan en caos después de una tierna declaración. Esa misma cara helada es la que muestra cuando sus hermanos lo halagan de más, avergonzándolo por dentro.

—Ah… érzi, érzi… ¿Por qué lo piensas tanto? Rápido, rápido. No está bien que dejes sin respuesta a tu amigo.

Apoyándolo, con palmaditas en la espalda la maestra Xiao insta a avanzar a Song Yewan. Xiao Qingchen sentía sus esperanzas de ser correspondido apagarse, por lo que, temiendo lo que le podría decir su A-Zhen, decide no moverse de su lugar. Sus ojos comenzaban a colorearse de un ligero rojo en las esquinas y a cristalizarse un poco. ¿Qué era lo que acababa de gritar? ¡Ahhhh! ¡¿Qué escándalo ha hecho?! ¡Ya no quiere estar ahí! ¡Está muy avergonzado y se siente tan lamentable! ¡Sólo quiere que su maestra lo abrace y se lo lleve de vuelta a la montaña mientras llora por su primer amor!

Siendo esto así, el pequeño Xiao empieza a temblar y a llamar con voz rota a su shifu, intentando a la vez reprimir las ganas de correr a ella.

El joven Song al ver esta escena que se desarrollaba por su ambiguo silencio, sintió como si alguien lo hubiera abofeteado; gracias a esto por fin sale de su dilema interno. Sin pensarlo dos veces, corre donde Xiao Qingchen.

—Tonto.

Lo envuelve entre sus brazos con un temor increíblemente insoportable de ver lágrima alguna salir de los ojos de su persona especial. Su corazón se había estrujado tanto, que sintió que pudo haber muerto por el dolor.

—Qingchen, no. No... no es lo que piensas; es mi culpa, lo siento. No sabía qué responder, fue... tan espontáneo que yo... Yo...

Toma aire.

El abrazo se vuelve más firme, juntando aún más sus pechos. Song Yewan esconde su rostro en el hombro ajeno; su voz se hizo más baja y suave.

—Xiao-xiong... ¿Sientes eso? —le susurra refiriéndose a los acelerados y fuertes latidos que estaban encerrados en su pecho y que golpeaban incesantemente el del otro. Calidez cae sobre sus mejillas y orejas—. ¿O los escuchas?

Xiao Qingchen responde afirmativamente a ambas preguntas en un corto sollozo.

—Es mi corazón. —Toma la pequeña mano con la suya y la lleva a donde su ritmo acelerado y constante se siente más—. Nunca había latido tan fuerte antes... no hasta que te conocí. Antes no sabía en qué o por qué cambió, mas ayer lo comprendí y por eso salí a buscarte.

Deshace el abrazo con suavidad; sus frentes se tocaron y sus miradas se entrelazaron. Las lechosas mejillas de ambos estaban cubiertas de un fuerte pero adorable rubor; los grandes ojos reflejaban la adoración del otro.

—Tú… también me gustas. Sólo no sabía cómo decírtelo cuando lo hiciste primero.

Ahora es Xiao Qingchen quien no responde, y simplemente suelta pequeños grititos ahogados e incomprensibles balbuceos en una mezcla de vergüenza y emoción.

—Además...

—¡Ah, A-Zhen, detente! —Interrumpe cubriéndole los labios con una mano libre para impedirle proseguir—. ¡No sigas, no sigas! Mi... mi corazón no va a soportarlo más. ¿Quién te dio permiso de decir algo mejor que lo mío? ¡Yo soy el hablador, no tú!

Ríe ya más compuesto y lo hace de nuevo al ver que su amigo guarda silencio como es habitual en él, sólo que con una sonrisa escondida, la cual siente bajo sus dedos. Xiao Qingchen está tan feliz por este detalle que se deja llevar y, cerrando momentáneamente los ojos mientras sonríe, planta un suave beso sobre el dorso de su mano, a la altura de donde estarían los labios del otro.

Song Yewan fue tomado de nuevo por ssorpresa. De nuevo está paralizado.

Atontado por lo que acaba de hacer su par, Song Yewan iba a retirar la suave palma de su boca para devolverle el gesto —solo que sin algo en medio—; sin embargo, son alertados por una tos corta.

—…

—…

—…

—… ejem.

Ah. Lo habían olvidado.

¡Su shifu sigue ahí!

Inmediatamente, tomaron distancia desviando su vista al propio maestro. Ambos mayores simplemente les respondieron con una risa corta o con una mirada comprensiva; no había ni un solo rastro de desaprobación.

—¿Algo que quieran decirnos? —inquirió uno.

El par de enamorados intercambiaron miradas dulces y expectantes. Asintieron a la vez.

—Shifu, este alumno quiere presentarle a su persona especial.

No hubo duda alguna en sus palabras coordinadas.

~

Luego de aclarar todo como era debido con los adultos, los menores se fueron a un lado para conversar un tiempo más. ¡Hay mucho de lo que hablar! Después de todo, aún existe una incógnita:

¿Qué son ahora?

Pasado el tiempo en el que dos varitas de incienso demoran en consumirse, Song Yewan y Xiao Qingchen tomaron un par de decisiones que sorprendieron a sus mentores cuando se las contaron.

Uno: ¡Quieren ser compañeros de cultivación!

—Qingchen, ¿qué significa esto?

—Un momento. BaiShan-jie, tu alumno es muy joven, ¿por qué le enseñaste algo como eso?

—Yo no…

¡Realmente ese sentimiento es tan fuerte como para atreverse a dar ese paso! Ambos sabían perfectamente el peso de esas tres palabras y estaban seguros que mejor título no había para la persona a su lado.

—Xiao Qingchen. Dime, ¿quién te habló de eso? ¿Dónde lo leíste? Espera. Responde esto primero: ¿sabes lo que es cultivación dual?

—Ah, ¿cultivar al mismo tiempo?

—Entiendo.

Esa mirada suya, tan celeste como el cielo, es aún transparente.

Ambos maestros dudaron antes de dar su consentimiento y bendición; a sus ojos, su joven alumno seguía siendo aún el tonto y adorable niño que corría a su lado cuando tenía pesadillas en la noche.

Tuvieron que debatirlo en privado mientras que esos dos jugaban por ahí; a estos chiquillos les faltaba crecer y mucho que descubrir.

Finalmente, llegaron a una conclusión y les aconsejaron no formalizar su relación como "compañeros de cultivación" hasta cumplir al menos la mayoría de edad y confirmar completamente sus sentimientos. Song Yewan y Xiao Qingchen, aunque con algo de queja, terminaron aceptando la espera. Después de todo, sólo serían tres años.

Aliviados de ello, los shifus estaban a punto de concederles el permiso que acordaron sobre visitar al otro una vez al mes, cuando aquel par de mocosos los interrumpieron para la segunda parte.

Dos: ¡Dejarán la secta para seguir conociendo el mundo juntos!

—…

¡No, no, no, no! ¡DEFINITIVAMENTE, NO!

¡Querían gritarlo bien alto! Después se llevarían a este hijo suyo de vuelta a donde pertenecen y harían que mirase la pared durante cinco días para que reflexionen su comportamiento tan poco filial. Se sentían como los padres a los que de pronto les arrebatan la hija y se la llevan lejos a vivir...

¿Qué deberían hacer?


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