Chapter 690: Mundo Shinobi - Mokujin CIA. - 355
Kain atravesó el portal de entrada y entró a los jardines frontales de la mansión Hyuga. El camino se extendía ancho mientras era custodiado por lámparas talladas en piedra. A los costados había grandes extensiones de pasto y sirvientes de la rama secundaria limpiando, ordenando, cortando el pasto, confeccionando una nueva isla de flores. A lo mejor, reparando el techo de algún edificio en los alrededores.
Kain avanzó mientras los Hyugas que estaban cerca lo miraban. Kain sonrió para ellos, pero la mayoría de las mujeres lo miraba con desaprobación. Era un hombre de otro clan que el día de mañana se llevaría a su princesa como una de sus esposas. Muchas mujeres no estaban felices con eso. Kaoru era demasiado hermosa, demasiado pura para alguien como Kain que dentro de la villa era la comidilla de los murmuradores. Dentro de todo, lo que más se mencionaba era que su apetito sexual no tenía fin. Era un hijo de la perdición. Su padre fue una peor persona. Hacia trato con otras villas y conspiraba contra Konoha. El dios shinobi perdió su tiempo y solo crio una mala semilla. Y muchas otras cosas más.
Lo último que aprendió Kain fue de Nawaki y como su profesora de la Academia Shinobi ponía a Kain como un mal ejemplo de shinobi.
Kain avanzó a través del camino adoquinado, se detuvo frente a una escalinata de cinco peldaños, los subió y se siguió por el camino, pero en lugar de tener pasto a los lados, tenía flores de todo tipo. Era un arreglo que había dejado Aoi en su momento y algo que Kazuhiko había perpetuado como un regalo que dejo su madre.
Kain miró al final del camino las puertas de corredera de la entrada. A los lados de la entrada había guardias del clan Hyuga, ambos con ojos color malva y una cinta blanca en su frente. De la rama secundaria, pensó Kain. Este último se detuvo a dos metros de los dos Hyuga y les dijo —vengo a ver a Kaoru—
Ambos guardias, hombres con más de cuarenta años, fruncieron el ceño, pero asintieron y abrieron cada uno una puerta corredera. Kain avanzó al interior de la mansión y se detuvo en el recibidor donde había un estante para las sandalias. Kain se quitó las sandalias, un sirviente camino rápido para ayudarlo, pero Kain levantó la mano derecha y lo detuvo. Kain acomodo sus sandalias de madera en el mueble y avanzó por el recibidor. Se podían ver sirvientes limpiando el pasillo cubierto de piso de madera o desempolvando las esquinas del techo. Limpiando los jarrones o simplemente llevando cosas de aquí para allá como si todo tuviera que estar perfecto para mañana. Kain avanzó a la izquierda, donde se veía una amplia escalera de madera que llevaba al segundo piso. Los Hyuga lo miraban como si lo estuvieran evaluando y fruncían el ceño con desagrado.
Kain continúo subiendo hasta el segundo piso, giro a mano derecha y avanzó por un amplio pasillo con vistas al patio frontal. Las ventanas de cuadritos de papel estaban abiertas y dejaban entrar la brisa matutina. Del lado izquierdo estaban las paredes blancas entremezcladas con puertas de corredera. Sin embargo, había un espacio de cuarenta metros donde solo había dos puertas de corredera. Kain se detuvo frente a esas puertas y llamo —Kaoru, soy yo, Kain—
—Kain-sama— dijo Kaoru desde el interior, se escucharon suaves pasos y la puerta corredera se abrió de golpe. Detrás de la puerta apareció Kaoru, de hermoso cabello oscuro y ojos color malva. Su rostro había tomado rasgos femeninos, todavía quedaba un poco de la niña que fue, pero muy poco. Medía un metro con cincuenta de estatura, sin duda la más pequeña de las esposas de Kain. Su rostro tenía la forma de un corazón, las cejas finas y los ojos almendrados. La nariz fina, un arco de cupido marcado y la boca grande con labios gruesos. Muy bonita, todo lo había heredado de Aoi. Sobre todo, la boca grande y los labios gruesos. Sin embargo, en lugar de tener el lunar cerca de la comisura del labio izquierdo, Kaoru lo tenía un poco más abajo del ojo izquierdo.
Kaoru curvo sus labios hacia arriba y separo sus labios mostrando una hermosa sonrisa. Ella asomo su cabeza fuera del dintel, miró al pasillo. Estaba todo despejado y las ventanas abiertas dejando entrar la brisa matutina y la luz del sol. Kaoru estiro su mano, tomo a Kain y lo metió dentro de la habitación y cerró la puerta corredera.
Kain entró con brusquedad, se dio la vuelta y vio a Kaoru lanzándose a su cuello para abrazarlo. Ella tuvo que pararse sobre la punta de sus pies y aun así no fue suficiente para alcanzar la boca de Kain. Él tuvo que agacharse un poco, la abrazó por la cintura y sus labios coincidieron.
—Kain-sama no ha venido— dijo Kaoru mientras lo besaba —te extrañé tanto, tanto, pensé que ya no ibas a venir—
—Como me olvidaría de mi Kaoru— respondió Kain mientras la besaba con la misma voracidad que ella lo besaba a él.
Kaoru se detuvo, apartó un poco sus labios y lo miró a los ojos. Su mirada bajo a los labios y después a los ojos mientras respiraba con dificultad —¿Ya es la hora?— preguntó
—Sí, lo siento— respondió Kain —es hora de que vayamos a la reunión de clanes ¿Kaoru leyó las cosas que le di para leer?—
—Por supuesto, Kain-sama— respondió Kaoru —lo leí todo y estoy preparada—
—Eso es perfecto— dijo Kain y le dio un último beso antes de separarse —esto es importante y necesitare ayuda—
—Sí, Kain-sama— respondió Kaoru —mientras Kaoru pueda, ayudara a Kain-sama en todo lo que pueda—
Kaoru miró a Kain con cierta melancolía, pero sonrió. Kain la abrazó y se mantuvieron así durante un largo rato.
—Kain-sama— respondió Kaoru —me gustaría quedarme así todo el día, todo el tiempo del mundo—
—Yo también Kaoru— respondió Kain y soltó un suspiro. Podía sentir una fuerte energía creciendo en el cuerpo de Kaoru. Xiao le había hablado a Kain hace mucho tiempo sobre mundos en donde los guerreros podían partir mundos de un golpe. El alma de Kaoru…venía de un lugar así. No es como si Kaoru hubiera cambiado por completo, pero las memorias la hicieron sentir como una persona diferente.
—Kain-sama, Kaoru tiene tiempo, Kaoru te acompañara durante un tiempo. No tienes que estar triste, es solo— dijo Kaoru, bajo el volumen de su voz y continuo —el mundo de donde viene Kaoru no es tan fácil de gobernar como este mundo. No estes triste, Kain-sama. Kaoru te ama, es solo, es solo, es solo que hay gente que necesita la ayuda de Kaoru—
Kain la miró a los ojos, lindos ojos color malva —el mundo de Kaoru era sencillo—
Kaoru sonrió y continuo —era sencillo cuando Kaoru era Carmen, pero ya no es así—
El karma nutre al alma de una energía parecida a la gravedad y de acuerdo con sus acciones lo lleva a través de las puertas del Origen. Solo hay dos razones para que un alma caiga en un mundo de bajo nivel. Cuando el alma es dañada a nivel estructural o por un cumulo de malas acciones que atraen el resentimiento de las personas a las que dañaste. Es como dicen, el resentimiento de la persona que dañaste te puede arrastrar a la tumba. Sin embargo, en este caso te arrastra a mundo sin magia o energía natural.
Al mismo tiempo, eso explicaría porque Kain había llegado a este mundo de tan alto nivel y quedado en una posición tan ventajosa. El haber matado al dragón eterno del mundo de Orsted, le confirió inmensas cantidades de buen karma. Ya que si algo como un dragón eterno (algo que pertenecía a la época de oscuridad del mundo) vivía en un mundo moderno, solo esperaba la destrucción. Incluso Orsted sería incapaz de matarlo, sin contar que para ese momento él ya no estaba en ese mundo (línea temporal).
—Kain-sama— dijo Kaoru
Kain salió de sus pensamientos y se dio cuenta que abrazaba a Kaoru. Ella era pequeña y permanencia oculta entre sus brazos.
—¿Sí?— preguntó Kain con una sonrisa en los labios
—Nii-sama nos llama— respondió Kaoru
Kain levantó las cejas algo asombrado, miró a la puerta y por fin escucho.
—Oye, Kain, maldito, deja a mi hermana tranquila. Si le hiciste algo te golpeare hasta cansarme— grito Kasuhiko desde el exterior, pero la puerta todavía seguía cerrada.
Kain soltó una risita, le dio un último beso a Kaoru y la soltó. Kain camino hasta la puerta y la abrió —¿Qué pasa, siscon?— preguntó con el ceño fruncido. Miró al exterior y encontró a su amigo Kazuhiko acompañado de dos ancianos que lo estaban reteniendo de los brazos. Tenía los ojos color malva y el cabello largo ordenado con un listón. Llevaba un kimono gris y un haori verde. Kain lo miró a los ojos y dijo —tu hermana se casa mañana y todavía no puedes dejarla tranquila—
—Maldito, no te la vas a llevar— dijo Kazuhiko con el ceño fruncido
—¡Va!— respondió Kain —ya me la llevé, ahora solo hago el papeleo—
—Te enseñare una cosa o dos—
—En ocho años no me has ganado un combate ¿Cómo me vas a ganar ahora?—
—Maldito— mascullo Kazuhiko mientras hacía fuerza y los ancianos de su clan lo retenían.
—Nii-sama— dijo Kaoru con voz seria y femenina —deja de hacer un escándalo. Eres el patriarca, compórtate como tal o hablare con mis cuñadas para que te pongan en tu lugar. Por dios, ya eres un adulto e incluso vas a tener hijos—
Kazuhiko se detuvo y frunció el ceño mientras hacia un puchero —pero Kaoru, este tipo te estaba haciendo algo, estoy seguro—
—Kain-sama es mi marido, sería raro que él ni siquiera me mirara— respondió Kaoru con una mirada de fastidio. Poso sus pequeñas manos en las caderas y quedó mirando a Kazuhiko —ahora compórtate y deja de molestar a Kain-sama—
—Kaoru, yo te estoy defendiendo—
—Sí, sí, nii-sama es el más amable, siempre ha sido amable, pero Kain-sama es su mejor amigo y ahora van a ser cuñados. No es necesario enemistarse para demostrarlo—
—Kaoru, mi Kaoru— respondió Kazuhiko
—Nii-sama, me estoy enojando—
Kazuhiko frunció el ceño, miró a los ancianos y ellos lo soltaron de los brazos. Kazuhiko miró a Kain, lo apunto con el dedo índice y le dijo —ella mañana será tu esposa, hasta entonces, respétala—
Kain torno los ojos al techo en un gesto de fastidio y volvió a entrar a la habitación de Kaoru —Kaoru, sígueme por un momento— dijo
—Sí, Kain-sama— respondió Kaoru con una sonrisa en los labios
—Oye ¿Adónde vas?— preguntó Kazuhiko
—Cállate si no quieres que te avergüence delante de tus hijos en el futuro— dijo Kain —será muy bonito que les cuente que un tipo adulto lloraba porque su hermana se iba a casar—
—Yo no lloro porque Kaoru se va a casar—
—Pero molestas como una cría— respondió Kain, espero a que Kaoru entrara y cerró la puerta. Desde fuera se escuchaban las protestas de Kazuhiko, pero Kain lo ignoro. Por otro lado, Kain metió la mano en las mangas de su haori y sacó un sello. Miró a Kaoru y le tendió el sello —ya sabes cómo funciona—
Kaoru asintió, tomo el sello de papel y canalizo chakra. Del sello emergió un haori blanco igual al de Kain, pero más pequeño. El haori cayó al suelo, pero Kaoru se agacho y lo recogió. Entonces ella lo levanto y reviso como estaba confeccionado. Tenía un vajra y un abanico en la espalda, como Kain.
Kaoru sonrió y miró a Kain. Ella le había dicho hace tantos años que quería uno como el que Rei Uchiha (antes, Rei Sarutobi) le había ganado a Kain en la apuesta. Kaoru se puso el haori sin pensarlo dos veces y lo acomodo. Estaba hecho a la medida. Ella giro una vez y miró a Kain —¿Cómo me queda?— preguntó
—Adorable, Kaoru— respondió Kain, estiro su mano y le acaricio el rostro.
Kaoru puso su mano sobre la de Kain y cerró los ojos sintiendo el tacto. Ella abrió los ojos y le dijo —te amare por siempre, Kain-sama—
—También te amare por siempre, Kaoru— respondió Kain, sonrió y le dio un último beso mientras escuchaba a Kazuhiko desde el pasillo gritar y amenazarlo con entrar a la habitación.
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