Chapter 3: Capitulo tres.
–Chico guapo mirándote.
Escucho la voz burlona de Agnes ingresando a la cafetería con Wes, señala hacia mi espalda donde se encontraba un cliente regular de la cafetería.
–Agnes –la reprendo usando mi tono de mama.
Toma asiento al lado de Sarah quien había terminado un turno de diez horas y estaba lista para desmayarse sobre el café en un mano derecha hasta que le intereso el comentario de Agnes y levanto la cabeza que tenía apoyada sobre su codo para mirar hacia donde señalaba al hombre de traje que había comenzado a prestar atención a su libro nuevamente.
–Viene todos los días a la misma hora y no deja de mirarte, no creo que sea coincidencia –suelta cuando me acerco a sentarme con Wes en mis brazos que se encontraba casi dormido.
–No debe saber que estas casada –dice Sarah, confundida.
Me pongo nerviosa por la situación, cualquier paso en falso con Sarah pueda dejar en descubierto mi farsa y sé que Agnes lo sabe, pero no me lo dice al respecto y trata de ayudarme en lo que puede, ella no lo nota pero las simples atenciones de ella y Malcom conmigo y con Wes hace mucha diferencias en nuestras vidas.
Pero Sarah no sería tan calmada al respecto, lo mataría a Ethan sin dudarlo y posiblemente a mi padre. Se lo contaría a Ryan y sé que a pesar de todo estarían para salvarme de todo esto, pero no puedo. Necesito encontrar la fuerza para poder salir de todo esto y después pedir ayuda. Una noche de descontrol termino con mi casi perfecta vida, no puedo arruinarles la felicidad a todos porque yo no tenga el suficiente valor para hacer esto.
Desde que abrí la cafetería me había ido bastante bien, Ethan con la empresa de mi padre pagaba casi todas las cuentas de la casa, así que la mayoría de las ganancias que recibía me dedique a ponerlas en una cuenta del banco. Esperaba que en unos meses tener la cantidad suficiente para irme del país, porque mi padre no me lo pondría nada fácil si voy con la idea de separarme, el siempre mantuvo que el matrimonio es para toda la vida para bien o mal.
Sarah nos miraba confundida y Agnes nota mi incomodidad al instante.
–Como si eso detuviera a los hombres –suelta en tono gracioso.
Acompañamos a Sarah a ver su nuevo apartamento, estaba segura que le iba a encantar estaba solo a dos calles del hospital y muy cerca de la cafetería. Estaba en un segundo piso por escalera, contaba con dos habitaciones y una cocina pequeña, lo que Sarah no le preocupo mucho ya que rara vez cocinaba algo. Cerro el trato con el dueño y por la mañana iba a pedir un día libre para comprar muebles.
Cuando Sarah se mudó de casa fue como sentir un vacío, me sentía nuevamente sola.
–Les doy oficialmente la bienvenida a mi apartamento –nos dice emocionada una vez que abre la puerta de entrada.
Nos encontrábamos con Agnes y Malcom llevando la cena para festejar su primera noche en el departamento. Había algunos compañeros de trabajo de ella, compramos más pizzas y tomamos unas cervezas, hace tanto que no pasaba un buen rato en días de semana. Volvimos un poco más tarde de lo esperado y a pesar de la insistencia de Malcom de ayudarme con Wesley, entre en la casa cuidando de no hacer mucho ruido. Ethan se encontraba en el sillón mirando la repetición de un partido con una botella de vodka casi vacía en su mano derecha, subí las escaleras lo más rápido que pude con Wes es mis brazos y lo acosté en su cuna para que durmiera, prendí el monitor de bebe y me dirigí a la habitación de invitados. Me cambie rápidamente y me acosté suplicando que Ethan se desmayara en el sillón, desde la primera vez que me hizo tener relaciones con él, lo repitió tres veces más. Cuando escucho sus pasos subiendo la escalera me preparo para lo peor. Abre la puerta lentamente, entra a la habitación y cierra la puerta detrás de él.
–Emma, este no era el acuerdo que teníamos –me dice calmado y me sorprende.
Me incorporo en la cama y prendo la luz de noche a mi lado, cuando la habitación se ilumina lo veo mirando sus pies y respirando pesadamente. Esta más tranquilo que cuando normalmente bebe.
–Nada de esto era nuestro acuerdo Ethan –le digo suavemente para no enfurecerlo.
–Lo sé, lo siento –me dice sorprendiéndome–. Solo no llegues tan tarde. Que duermas bien.
Cierra la puerta una vez que sale de la habitación y me sorprende que se haya disculpado, esta es la conversación más larga que habremos tenido en un mes. Sigo aguantando toda esta situación porque mi padre no me dio otra opción pero no entiendo como él puede aguantar todo esto. Como no se enamora de alguna de las chicas con las que sale, o romper el matrimonio y vivir su vida libre de nosotros. Consiguió lo que quería, se quedó con la empresa de mi padre pero no necesariamente eso significa que se tiene que quedar conmigo de por vida.
Después de esa noche con Ethan trate de no llegar muy tarde, volvía a tiempo para preparar la cena, y él se encontraba en casa temprano. No intercambiábamos muchas conversaciones pero mientras preparaba la cena se dedicaba un rato a jugar con Wesley. Ethan podía ser un alcohólico y tratarme de lo peor a veces, pero sabía que si lo necesitaba podía contar con él en lo referido a Wesley, siempre lo trato bien. Se preocupaba cuando se enfermaba, y podía pasarse toda la noche a su lado controlando que le bajara la temperatura.
Me encontraba camino a la guardería para dejar a Wes y pasar por lo de Sarah para dejarle ropa limpia, como todavía le faltaban comprar algunas cosas para su apartamento le ofrecí la lavadora de mi casa hasta que comprara una para ella, la tarde anterior me había dejado la ropa y como todavía faltaba una carga más me ofrecí a terminar de lavar y llevárselo temprano en la mañana, Sarah tenía el turno noche esta semana, así que me dio una copia de su llave. Pase rápidamente por la cafetería para recoger unas galletas que recién salían del horno, por la tarde me aseguraba de dejar todo listo para el otro día y Stella, que llevaba trabajando conmigo casi desde que inauguré la cafetería se encargaba de abrir.
Cuando entre al apartamento de Sarah, deje la ropa sobre el sillón y me dirigí a la cocina para dejar las galletas sobre la encimera. Se escucha el ruido de la puerta y me asusto cuando la veo ingresar, sostiene el teléfono en su oreja con su hombro y hace malabares con las bolsas en su mano, quiero advertirle que estoy aquí y ayudarla pero la conversación hace que me quede congelada en la cocina.
–No puedes venir ahora Ryan, necesito tiempo –dice suspirando como si fuera algo que repitiera muchas veces.
–Lo sé, te entiendo pero tenes que entender que toda esta situación es muy complicada –dice suave y comienzo a escuchar sus pasos.
Salgo rápidamente de la cocina y sonrio como si no hubiera escuchado nada de su conversación. Que prácticamente fue casi nada, pero el que Ryan quisiera venir a visitar a su hermana iba a significar problemas para mí. El pueblo no era muy grande y Ethan no conocía a Ryan, en el momento en que lo viera no iba a ser muy difícil darse cuenta del parecido con Wes.
–Te llamo luego –se despide rápidamente.
–Te deje tu ropa sobre el sofá y galletas de chocolate en la cocina.
–Emma –me dice preparándose para una explicación.
–No hace falta –le digo suavemente–. Nos vemos en la noche en casa de Agnes.
–Sí, claro. Gracias por todo.
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