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Capítulo II “Protocolo de supervivencia”

Eran las 10 pm al sur de Bogotá en un barrio alejado del casco urbano, una caravana de seis camionetas blindadas de color negro se adentraba entre los escombros de las calles no terminadas, algunas personas se asomaban disimuladamente por sus cortinas con algo de temor, mientras otras salían de sus casas extrañadas de ver vehículos de alta gama recorriendo esos desolados barrios. Luego de pasar las empinadas calles de aquel lugar llegaron a una zona rural que poseía solo un camino rústico hacia las montañas, subieron un poco la velocidad y se perdieron entre los árboles.

Pasaron alrededor de unos cuarenta minutos hasta que los autos llegaron a su destino, en medio de dos zonas rocosas se observaba una puerta metálica de unos cinco metros de ancho semi cubierta por vegetación, todos los vehículos se detuvieron y de cada uno de ellos emergieron cuatro hombres vestidos de negro fuertemente armados. Pasaron algunos minutos en los que cada uno de estos hombres realizaba un reconocimiento del lugar buscando intrusos, luego de esto de la última camioneta se bajó un hombre con un traje de seda color violeta. Los hombres a su alrededor hicieron un perímetro mientras este caminaba hacia la enorme puerta, metió su mano en el chaleco y sacó un puro que posteriormente encendió.

- ¿Por qué esconder una base en este lugar? -

Preguntó el hombre en un tono británico y algo fileno, uno de sus hombres rápidamente se puso frente a él colocando un cenicero de plata en forma de león, un poco de la ceniza cayó sobre este y otro poco se deslizó hasta caer en las lustradas botas del extraño hombre. Un silencio sepulcral se adueñó de todo el lugar hasta que el guardia se postró frente al sujeto implorando disculpas, un leve soplo salió de la boca del hombre dejando salir una estela de humo que cubrió su rostro mientras levantaba el mentón de su atemorizado acompañante.

- ¿Sabes cuánto cuestan estas botas? -

El hombre mantuvo silencio.

-No me hagas repetirlo. -

-No… no lo sé, señor. - titubeo.

Nuevamente el hombre saboreo su puro y dejó salir un suspiro que nubló la vista del guardia, este tragó saliva mientras trataba de ver a los ojos de su jefe, una leve sonrisa se dibujó en sus labios mientras el humo seguía saliendo de estos.

-Claro que no lo sabes, tú sólo eres un perro y yo soy quien te da de comer, ¿no es cierto? -

El hombre se dispuso a responder, pero al instante su boca se llenó con el habano encendido del sujeto, los gritos desesperados del guardia fueron ignorados por todos los presentes quienes se dieron la vuelta como si su jefe necesitara privacidad, este sostenía la mandíbula del hombre impidiendo que se abriera y con la otra mano lo mantenía arrodillado.

- ¿Que dices?, no te entiendo nada. - dijo mientras el hombre se sacudía de dolor. -La próxima vez, te arrancaré las manos, ¿entiendes? -

El hombre asintió mientras trataba de controlar sus lágrimas, su mandíbula fue soltada y logró escupir los pedazos del puro que habían dejado una herida terrible en su lengua. Varios de los demás hombres lo levantaron y lo ayudaron a llegar a uno de los vehículos, mientras tanto su jefe encendía otro habano y observaba la puerta y cómo abrirla.

-Muy bien, según lo que nos dijo el profesor, esta puerta tiene un reconocimiento de retina. Tráiganlo para que pueda darnos su ayuda. -

Dos hombres abrieron la cajuela del vehículo principal y sacaron una bolsa de plástico negro con algo de apariencia esférica en su interior, se acercaron a la puerta y se la entregaron al extraño hombre quien la sostuvo un momento con una sonrisa macabra.

-Bien, bien Doctor Raúl, aquí hay un viejo tablero tal cual como usted lo dijo. Déjenos ver esos bellos ojos para poder entrar. -

-Señor Leonard, si gusta yo mismo puedo hacerlo para que sus manos no se vean ensuciadas. - añadió uno de sus guardias acercándose por su espalda. -

- ¿Oyó eso Doctor?, están insinuando que usted está sucio… - Lentamente acercó la bolsa a su oído como si esta le hablase. -

-Yo... lo siento señor, disculpe mi intromisión. -

-Tienes suerte, el Doctor está de acuerdo contigo. -

Leonard lanzó la bolsa a los pies del guardia, éste la recogió mientras el sudor caía por su frente, la tensión se tomó el lugar una vez más, todos veían como el hombre que llamaban jefe, observaba fijamente a su guardia que ya estaba en pie sosteniendo la bolsa. Este se acercó a la puerta lentamente aún asustado por cuál sería la contramedida que tomaría su jefe por tal interrupción, sin embargo, esta vez nada pasó.

- ¿Cuánto tiempo más tengo que esperar? -

-Lo siento señor, enseguida estará listo. -

El hombre abrió la bolsa y de ella sacó la cabeza cercenada de alguien, su aspecto era el de un anciano cercano a los 70, su rostro estaba intacto y el corte a su garganta había sido hecho con precisión, sus ojos guardaban una expresión de terror al parecer impresa desde el momento de su muerte, la sangre aún goteaba mientras la mano temblorosa del sujeto le acercaba al tablero que se encontraba al lado derecho de la puerta; unos segundos pasaron, la tensión se hizo más fuerte mientras nada ocurría.

-Tienes un leve retraso, ¿no es así? -

- ¿Por qué lo dice señor? -

Un suspiro y una leve expresión de ira se mostraron en Leonard, este se acercó al tablero y presionó un botón en él, al instante una luz se encendió y comenzó a cargar algunas palabras y un logo, en ellas se podía leer Future Industries.

- ¿Qué esperabas?, ¿que la puerta supiera lo que querías y se accionara?, incompetente. -

Todos se prepararon para lo peor cuando Leonard sacó un revólver de su traje, sin embargo, este solo comenzó a limpiarlo con un pañuelo mientras esperaba nuevamente, sin titubear el hombre prosiguió leyendo la pantalla y nuevamente presionó el botón. Seguido de esto y algunas animaciones de carga una voz electrónica comenzó a hablar desde el tablero.

-Bienvenidos, detecto un gran número de hombres en el perímetro. Por favor identifíquese. -

Todos guardaron silencio, el guardia acercó nuevamente la cabeza a la pantalla y dos pequeños haz de luz se posicionaron en sus ojos.

-" Bienvenido Doctor Raúl Laurens, ¿motivo de visita?" -

Leonard nuevamente se acercó y sacó su teléfono celular en el cuál puso a reproducir una cinta grabada.

-" Requiero de las instalaciones para retomar las investigaciones que dejamos atrasadas, retira los protocolos de seguridad y procede a identificar a todos mis estimados acompañantes para que puedan moverse libremente y sin contratiempos." -

-" Voz reconocida. Acceso concedido. Protocolos de seguridad desactivados. Bienvenidos." -

Las puertas se llenaron de luz y comenzaron a abrirse haciendo un ruido ensordecedor, todos comenzaron a ingresar a las instalaciones encontrándose con un pasillo metálico iluminado con luces de neón, algunas de estas aparentemente averiadas. Los muros mostraban algunas muestras de vegetación dando a entender que llevaba abandonado mucho tiempo. Luego de caminar por unos cuantos minutos llegaron a un enorme elevador y todas las luces a su alrededor se encendieron mientras la voz femenina de la computadora volvió a hablar.

-" Caballeros, las instalaciones están preparadas y las reparaciones se han iniciado. ¿A qué sección quieren dirigirse?" -

Leonard sacó un pequeño papel de su bolsillo y prosiguió a hablar.

-Llévanos al centro de datos sobre el proyecto Estigma, dame permisos de seguridad nivel 1. -

-" Se requiere autorización." -

Nuevamente el celular del hombre reprodujo un archivo de sonido con la voz del doctor.

-" Permisos concedidos, nombre del sujeto Leonard Maru Solary. "-

-" Por favor, acercarse al detector de retina. - respondió la máquina".

-Tú, usa tus ojos. - dijo Leonard señalando a quien aún sostenía la cabeza de Raúl.

-Sí, sí señor. -

El hombre se acercó asustado luego de ver la petición de su jefe, sus ojos fueron escaneados, posteriormente se exigió un comando de voz para reconocer el sujeto y poder generar sus permisos, Leonard nuevamente hablo para que su voz fuera reconocida por la línea de comandos, la máquina abrió las puertas del enorme elevador. Él junto a 4 de sus hombres incluyendo a quien cargaba el horripilante trofeo entraron y la voz artificial preguntó su destino.

-Laboratorio principal. -

-" Permiso concedido."-

Las puertas nuevamente se cerraron y el elevador comenzó a descender. Mientras bajaban, todos estaban en silencio, Leonard se notaba un poco ansioso y contento, jugueteaba con su mechero mientras el aire en el ascensor parecía disminuir, pasaron unos segundos hasta que este se detuvo y sus puertas nuevamente se abrieron, luces comenzaron a encenderse por todo el pasillo al cual habían llegado.

-Es hora, avancen caballeros. -

Los hombres de Leonard caminaron frente a él para descubrir o recibir el impacto de cualquier clase de trampa que pudiese estar esperándolos, sin embargo, nada ocurrió en ese tramo. Las puertas al final del pasillo se abrieron justo antes de que llegaran a ellas, varios reflectores dejaron ver un laboratorio compuesto de cápsulas llenas de un líquido rojo semitransparente, dentro de las mismas se veían varios cristales similares a rubís, varias computadoras de gran tamaño se encendieron y posteriormente la voz de la inteligencia artificial les dio la bienvenida.

-Dame acceso a los datos de laboratorio. - dijo Leonard.

-" Acceso concedido." -

Todas las pantallas comenzaron a mostrar simulaciones y datos sobre el experimento que se había llevado a cabo en esas instalaciones, el líquido dentro de las cápsulas empezó a alterarse y varios tubos que conectaban las mismas, empezaron a dejar fluir dicha sustancia que a su vez mostraba ciertas variaciones eléctricas. Luego de un breve instante Leonard tomó asiento y comenzó a preguntar en voz alta.

- ¿Datos sobre el líquido de las cápsulas? -

-" Se trata de una síntesis de líquido cefalorraquídeo y varios compuestos que provienen de la sangre y el Estigma." -

- ¿Qué es Estigma? -

-" Se trata de un ser vivo con apariencia de rubí, posee su propio ADN y su composición tiene elementos no encontrados dentro del planeta Tierra." -

- ¿Un ser vivo? ¿Esos cristales dentro de las cápsulas están vivos? -

-" En efecto, son seres multicelulares incapaces de moverse, pero con una información genética compleja. Son similares a un parásito, estos causan ciertas mutaciones en sus huéspedes dependiendo de si estos son o no compatibles." -

- ¿Cómo se sabe si el sujeto es o no compatible? -

-" Se usa un análisis de sangre para extraer el ADN del sujeto, de esta manera se sabe si podrá o no aguantar la mutación." -

-Interesante… realicemos la prueba a los presentes. -

-" Iniciando pruebas, por favor pinchar uno de sus dedos con las agujas. "-

Al instante del suelo se abrieron compuertas de las cuales salieron unos tentáculos mecánicos en cuya punta se asomaba la aguja, Leonard dio la orden y acto seguido todos siguieron las instrucciones de la máquina, mientras en su mente resonó "veamos quien vive al final, si tengo que hacerlo, usaré su arma contra ustedes mismos".

Días después los ojos de Furiael se abrieron nuevamente mientras su cabeza retumbaba con una jaqueca fuerte, su alrededor daba vueltas y se veía borroso, un ventilador giraba en el techo y una melodía se escuchaba afuera de la rústica habitación metálica en la que se encontraba, lentamente se apoyó de los fríos barandales de su cama, se sentía débil y mareada. Poco a poco los recuerdos regresaron a su mente, los nervios y el miedo revolvieron su estómago haciendo que terminara por vomitar ensuciando todas las sábanas, el sonido atrajo a una mujer la cual se acercó a la puerta y al ver a la chica grito.

- ¡Doctor, la chica ha despertado! -

A lo lejos se escuchó como varios pasos se acercaron al lugar, un hombre entró y solicitó a la mujer ciertas cosas que Furiael no entendió, su estómago seguía resonando y sus sentidos estaban desorientados, intentó levantarse, pero terminó por caerse y arrancarse los catéteres que tenía incrustados en los brazos. Rápidamente el hombre se acercó, pero fue levantado por el cuello.

- ¿Dónde… está ella? - Inquirió Furiael.

-Cal… cálmate niña, Kamellias está bien. - Respondió el hombre con dificultad.

La mujer sacó algo de su bolsillo similar a un taser y lo apuntó a la chica, el doctor levantó su brazo y le ordenó que se detuviera, acto seguido siguió tratando de calmarla, sin embargo, ésta aún asustada apretaba su cuello con fuerza, unos segundos después la mujer habló.

-Hemos salvado tu vida, por favor escúchanos, no queremos hacerte daño. -

- ¿Dónde estoy? -

-Estás en el lugar hacia donde te llevaba Kamellias, puedo llevarte a verle si quieres. -

Furiael soltó al hombre e intentó levantarse, pero nuevamente cayó al suelo, esta vez fue sostenida por el hombre evitando que se lastimara.

-Tranquila niña, soy doctor y debes permanecer calmada, aun estas muy débil. -

-Llévenme con ella… Ahora. -

-Enfermera, traiga una silla de ruedas. -

-Sí señor. - respondió la mujer mientras salía corriendo de la habitación.

-Ahora déjame ponerte nuevamente el suero. -

Furiael se sentó en el borde de la camilla y comenzó a calmarse para que el doctor pudiese revisar sus heridas y nuevamente conectar sus catéteres, al poco tiempo la enfermera entró de nuevo con una silla de ruedas y lentamente acomodaron a la chica en ella.

- ¿Cómo se encuentra? -

-A diferencia de ti, ella no sana con tanta velocidad… ha estado inconsciente desde que llegó. -

El silencio dominó el momento, lentamente el hombre tomó la silla de atrás y la enfermera el barandal que sostenía el suero junto con una bolsa de un líquido carmesí. Nadie menciono ninguna palabra mientras cruzaban por aquel largo pasillo subterráneo, el único sonido escuchado era el rechinar de las ruedas de aquella silla, la mente de Furiael se encontraba perdida, su pecho se apretaba con fuerza y miedo, no sabía que había ocurrido, sin embargo, recordaba con claridad su sentimiento de impotencia en aquella batalla.

Sentía miedo, solo habían pasado unos meses desde que todo comenzó, sus ganas de vivir ahora eran grandes y el cariño que había tomado hacia sus tutores era algo que no esperaba, el tiempo que había compartido con Kamellias era corto, sin embargo, ella prácticamente había sacrificado su vida por protegerla. Las Dudas inundaron su mente, pero acallaron en el instante que llegaron frente a la puerta de la habitación de su amiga, una lágrima se deslizó por la mejilla de Furiael, Kamellias estaba sentada mirando hacia la puerta con una sonrisa, su ojo izquierdo estaba cubierto con algunas vendas y una férula sostenía su brazo derecho. El doctor y la enfermera corrieron a revisarle casi ignorando a la pequeña quien seguía dibujando una sonrisa de felicidad al ver que su salvadora seguía con vida.

- ¿Estás bien? - cuestionó Furiael.

- Lo suficiente, lastimosamente tengo una curación terrible. -

Una pequeña risa salió de Kamellias, el doctor verificó sus signos vitales y acto seguido con ayuda de la mujer ingresó la silla de ruedas de la chica.

-Nos alegra mucho verle despierta señorita Kamellias. -

-Gracias por cuidarnos doctor, ¿podrían dejarnos a solas? -

-Pero tenemos que hacer más exámenes señorita. -

-Eso puede esperar, solo será un momento. - sonrió.

-De acuerdo, estaremos atentos. -

-Muchas gracias. -

Mientras el doctor y la enfermera salían del cuarto, Kamellias hizo una mueca y sacó la lengua como si se burlara de estos, Furiael que permanecía con un rostro triste no pudo contener una carcajada, los médicos extrañados giraron a verla, sin embargo, el rostro de la mujer se mostraba serio y Furiael cubría su boca para evitar seguir riendo, finalmente, se miraron y salieron de la habitación cerrando la puerta.

-Eres una tonta, casi me descubren. - Añadió Kamellias riéndose.

- ¿Por qué hiciste eso? -

-Te veías algo cabizbaja así que intenté animarte. -

-Jajajaja, que tonta eres… ¿cómo te sientes? -

-Estoy algo cansada, pero creo que con el hecho de haber despertado debo estar bien. -

-Perdóname… -

- ¿Por qué te disculpas? -

-Si hubiese sido más fuerte no hubieses estado en peligro. -

Kamellias se mantuvo en silencio unos segundos luego de escuchar a Furiael, la mirada de la pequeña estaba enfocada en el suelo y sus ojos se humedecían con sus lágrimas.

- ¿En serio Furiael?, esta conversación ya la habíamos tenido -

-Lo sé, pero… -

-Pero nada, harás que me enoje y no soy nada linda cuando estoy enojada. -

-Lo sien… -

-Si vuelves a disculparte te daré una fuerte bofetada. - interrumpió. -Eres fuerte chica, pero esa actitud de derrota únicamente hará que te maten, ¿quieres o no que sea tu maestra? -

-Sí quiero, pero no quiero ser un estorbo. -

Furiael recibió un suave golpe en su cabeza, sus ojos se abrieron sorprendidos y se enfocaron en la sonrisa de la hermosa mujer, su cabello rubio se movía con el viento de un pequeño ventilador de la habitación, sus ojos verdes estaban mirándole fijamente sin parpadear.

-Mientras estés conmigo, no puedes volver a decir nada malo de ti. Es un orden, ¿entendido? -

-Yo… -

- ¿Entendido?, no me hagas golpearte más fuerte. -

-Entiendo, entiendo… no tienes que ser agresiva. -

Una risa salió de ambas, una conversación aleatoria continuo por poco más de una hora y finalmente la chica aceptó volver a su cuarto, mientras esta salía, Kamellias borró su sonrisa y tomo un pequeño celular que se encontraba sobre la mesa e hizo una llamada cuando Furiael ya estaba lejos de oírle.

-Lo lamento, vi tu mensaje, pero cuando iba a responder recibí una visita que no podía dejar esperar. -

Al otro lado del móvil una voz masculina se escuchó.

-Sabes que odio que me hagan esperar. -

-Lo sé, sin embargo, no puedo dejar que ella sepa nada aún. -

- ¿Cómo se encuentra? -

-Sus heridas casi han sanado, su nivel de regeneración celular es impresionante, sin embargo, no parece controlar sus habilidades. -

-No creo que sea consciente ni de lo que puede hacer. -

-Pienso lo mismo, todo lo que pasó después de que su cuerpo mutara se borró de su memoria. -

- ¿Cómo se están llevando? -

-Bastante bien, creo que confía ciegamente en mí. -

-Excelente… ¿Tú cómo te encuentras? -

-Aún me siento muy débil, sin embargo, estaré bien en algunos días. -

Una vez que Kamellias dijera esto ambos quedaron en silencio por algunos segundos, una expresión de tristeza se dibujó en su rostro y su mano sostuvo con fuerza el teléfono.

-Lamento no haber estado, si tan solo… -

-No es tu culpa, estabas en una importante misión y escuché que lo lograste. -

-En efecto, los datos están en mi mano. -

- ¿Qué sigue? -

-Habrá un revuelo por esto, debemos permanecer ocultos y aprovechar el tiempo para reclutar. -

-No te preocupes, yo me encargaré de la niña. -

-Lo sé, confío en que lo harás bien. Tengo que irme. -

-Cuídate… -

-Tú igual. -

La mujer quedó en silencio escuchando el sonido de llamada finalizada, una pequeña lágrima se deslizó por su mejilla posándose en sus labios.

-Te amo. -


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