Lisa
—No sé que se va hacer, Kanji. No encuentro una forma de hacer las cosas más fáciles.
—Lo mejor es sacarlos del país ya.
—De ser así, tengo que irme con ellos.
—Imposible.
—Yo no puedo dejarlos solos.
—Lisa, entiendo tu preocupación, pero si te vas también, Akira va sospechar más rápido. Incluso puede pensar que estás huyendo de él. Tienes que llamar su atención de alguna forma, él está sumamente enamorado de ti y eso facilita las cosas.
—¿Y si pregunta qué se supone que le diga?
—Aún no sé, lisa. Yo tengo el Jet a disposición, solo sería escoger el lugar a dónde llevarlos.
—Dios mío, ¿Por qué tiene que estar pasando esto?
—Relájate, mi diosa, todo estará bien. Solo tenemos que ingeniar un buen plan y ejecutarlo. Entre más pronto se vayan, mejor. Si ella tiene alguna complicación y visita una sala de emergencia o un médico, Akira se va a enterar muy rápido y eso sería un problema.
—Mañana mismo quiero que se vayan.
—Tengo una casa de seguridad en Manhattan. Esta algo lejos, pero estarán seguros. Podemos enviarle el auto vía área, para que no tengan que comprar otro.
—Kanji, sus estudios se van haber afectados por esto. ¿Por qué tienen que tomar esta decisión de tener ese bebé? Ellos no están preparados — no podía detener mis lágrimas.
—Luego se darán cuenta de todo eso, pero ahora tenemos que apoyarlos como podamos. Lo primero es protegerlos y sacarlos del país. Sus estudios pueden retomarlos desde la casa mismo si quieren.
—Gracias por todo, Kanji. Otra vez requiero de tu ayuda.
—Me hace feliz poder ayudarte. Mírame— puso su mano en mi mentón—, quita esa cara. Todo va a salir bien, de eso me voy asegurar— me besó tiernamente.
—No hagas eso— mi rostro se calentó.
—Lo siento, solo quiero cambiar tu estado de ánimo. Hablemos con ellos.
Nos reunimos con los niños y hablamos sobre el asunto, no quise añadir mucho, ya que me sentía destruída decepcionada, y el nudo en mi garganta me hacía difícil pronunciar alguna palabra. ¿En qué momento nuestra vida se convirtió en esto?
El mejor plan que hubo es llevarlos a Manhattan, a la casa de seguridad de Kanji y que pase su embarazo allá. Enviará varios hombres de él para que puedan vigilarlos. Estar lejos de ellos es algo que me quema por dentro. Estaba acostumbrada a tenerlos siempre conmigo y tener que tenerlos lejos ahora, muy doloroso. Como madre tengo que hacer sacrificios y esto es por su seguridad.
A la mañana siguiente
Prepararon sus maletas y nos quedamos esperando a que Kanji nos recogiera para ir al aeropuerto. Saqué las maletas para que James las acomodara en el auto, y fue en el momento menos indicado, vi el auto de Akira estacionarse frente a la casa y mi cuerpo comenzó a temblar. ¿Por qué ahora? Se bajó del auto y buscó algo en el asientos de atrás; al ver que se trataba de su bebé, me hizo molestarme. ¿Para qué se aparece por aquí y con su bebé? ¿Quiere restregármelo en la cara? ¡Maldito infeliz!
—Buenos días, corderito. ¿Llegué en un mal momento?— cerré el baúl del auto, pero ya se había dado cuenta.
—¿Qué haces aquí?
—¿Vas a alguna parte?— arqueó una ceja y se me erizó la piel.
—No, no soy yo quien se va.
—¿Y quién se va?
—A Kaori le dieron una beca para ir a estudiar a otra escuela.
—Ah, ¿Sí?— se notó incrédulo—. Que hija tan inteligente tengo—engañar a Akira siempre ha sido difícil y más ahora. Mis manos estaban temblando y las llevé a mi espalda. Quise cambiar el tema.
—¿Qué haces con ese bebé aquí?
—Necesito que alguien me lo cuide, y pensé en que quizás mi mujer pueda hacerlo.
—¿Qué dijiste? ¿Me ves cara de nani?
—Será mejor, así crecen los lazos entre madre e hijo.
—Yo no soy su mamá, él ya tiene la suya.
—Ya lo eres.
—¿Qué hiciste con su madre, Akira?
—No sé, dime tú— sonrió con malicia.
—Akira, ¿Qué fue lo que hiciste?
—Eso no viene al caso. Necesito que lo cuides, corderito. Ahora más que nunca necesitará de una mamá, y qué mejor que mi mujer, ¿Cierto?
—Eres un descarado, infeliz. Tienes que tener los cojones bien grandes como para pedirme esto.
—¿Quieres verlos?
—¡Vete a la mierda!— di la espalda para irme.
—Supongo que no me queda de otra que regalarlo, o quizás venderlo— añadió. Quedé fría ante su comentario.
—¿Qué dijiste?— me giré de vuelta hacia él.
—Lo que oíste. Si no lo cuidas tú, yo no seré padre soltero, prefiero salir de él.
—¿Cómo puedes hablar como si ese bebé fuera un objeto o una molestia?
—¿No te gusta la idea de criar a nuestro hermoso bebé?
—¡No es mi bebé! Hazte cargo tu, desgraciado.
—Esta bien — Akira sacó el arma y le apuntó al bebé. Mi cuerpo comenzó a temblar al ver esa escena.
—Srta. Leiko… — James se acercó y le apuntó a Akira.
—Baja el arma, James, todo está bien— le pedí. No, nada está bien. Sé que Akira sería capaz de eso y más—. Akira, ¿Cómo te atreves apuntarle a tu hijo? ¿Hasta aquí has llegado?
—Lo cuidas tú, o voy a deshacerme de él. Tu eliges, princesa— me miró con una sonrisa burlona en su rostro. ¿Cómo puede tratar de manipularme con su propio hijo? ¡Que maldito monstruo!