Ha pasado ya un tiempo desde que Tae y yo tuvimos sexo, no hemos vuelto a repetirlo, aunque eso no quiere decir que de vez en cuando tengamos uno que otro roce, mirada o comida que hayamos compartido. Sin embargo, eso no es lo que ocupa mi mente, pues desde que el jefe llamo a May a su oficina, ella ha estado rara, ya no habla y parece que estuviera en otro planeta, Hyuna y yo hemos tratado de ayudarla, no obstante sigue en las mismas.
A la hora del almuerzo, vamos a la zona de comidas, encontrándonos con el asistente del socio de la empresa, Dawn, a lo que Hyuna suelta un suspiro y se sonroja.
— Hola, chicas— nos sonríe amablemente—. ¿Puedo sentarme con ustedes?
Vemos a Hyuna, quien tarda en responder:— Claro que puedes, siéntete cómodo, cuando quieras, sip.
— De acuerdo— el chico se sienta frente a nosotras, justo al lado de Hyuna.
— ¿Qué te trae por acá?— pregunto empezando a comer.
— Mi jefe me dijo que tendría una reunión privada con Kim NamJoon, así que mientras ellos hablan, yo me quedo con ustedes— explica mirando a la rubia.
De acuerdo, me siento la rueda sobrante y May es la violinista.
— Puedes quedarte con nosotras el tiempo que quieras— dice la más baja de nosotras.
— De hecho, escuche que NamJoon y Jackson se conocen desde antes, son amigos, como compadres, así que es probable que hablen de los viejos tiempos y un poco de negocios, después de todo las dos empresas se unirán, lo cual es bastante divertido porque parece que lo suyo es un proyecto entre amigos, aunque claro, muchas personas saldrán beneficiadas— habla May por primera vez, dejándonos a todos sorprendidos.
Hyuna y yo, porque por fin habla, y Dawn porque no conocía la voz de May. Y de lo que se va a arrepentir de hacerlo.
— Si... Eso es cierto— murmura el chico— ¿Cómo sabes eso?
— Tengo oídos por todos lados, y ya casi se acaba nuestra hora de descanso, Brie y yo tenemos que ir a nuestro deber— me da un codazo mirándome y luego a Hyuna, dando una señal.
— Es verdad, pero Hyuna está disponible, ella te puede mostrar lo que hace en su trabajo, tiene tiempo libre— digo sonriendo, al ver que la rubia se pone pálida.
— Es muy interesante, tal vez puedas aprender algo de ella— complementa mi mejor amiga.
— Estaría encantado, solo si ella me deja observarla— la mira y le hacemos un gesto de que diga que sí.
— Está bien, pero antes... Debo ir a recoger algo en la oficina de Brie, te veré en la décima planta— sonríe nerviosa, pero sonrojada.
Algo confundidas, le seguimos la corriente y subimos a mi oficina, o lo que se convirtió en una sala de chismes seguro, pues siempre que se trata de chismes, charlas, o, lo que diría mi madre, comadrear, nos reunimos aquí.
— ¿Cómo se les ocurre dejarme sola con Dawn? ¿No han notado que cada vez que estoy con él actuó...
— D-Da-Dawn. Oh, vaya— hago una imitación de ella, mientras que May simula desmayarse.
— Sip, justo así— admite Hyuna.
— Querida amiga enana, lo sabemos, lo hemos visto, y por esa misma razón te damos un pequeño empujón hacia los fuertes brazos de tu príncipe azul— dice la pelirroja pasando su brazo por los hombros de la rubia.
— Bien, lo haré, pero antes que nada— mira a mi amiga— May, ¿no hay algo que quieras contar? Es la primera vez que hablas en mucho tiempo, ¿qué paso contigo?
Ella se queda en silencio unos minutos, al notar que no nos iremos, responde: — Cuando estaba en la preparatoria siempre pensé que al salir de estudiar sería stripper, me pagarían bien y en grandes cantidades de dinero, pero no fue así, estoy aquí, con ustedes, en esta oficina, solo que con el mismo pensamiento... Expiró mi visa y llamaron a Kim para deportarme, volveré a Estados Unidos y llegaré sin un empleo, así que iré entrenando mis pasos de baile, cuando quieran me pueden visitar en un burdel. Lo siento.
Me quedo sin palabras después de que May termina de hablar, si ella se va ya no seremos las tres mosqueteras, mi mejor amiga y hermana de toda la vida no se puede ir.
— Arreglaremos esto, nadie aquí se va a ir a ningún lado— hablo con firmeza.
— ¿Les recuerdo que quede con Dawn?— murmura Hyuna alzando la mano.
— Bien, tú ve con tu príncipe, rubia. Tenemos que pensar en un plan para que May no se vaya— las tres asentimos y salimos de la oficina, pero me detengo a mitad del pasillo.
¿Por qué salgo si este es mi lugar de trabajo?
Golpeo mi cabeza mentalmente y me devuelvo, empezando a trabajar organizando los archivos y revisando papeles, revisando los que son más urgentes para entregárselos a mi jefe más tarde. Mi celular vibra, dando el aviso de que me llegó un mensaje, lo reviso y veo que es de YoonGi.
Esposo🔥: Hola, babosa.
Yo: Hola, mi dulce terrón de azúcar 😘
Esposo🔥: Apestosa, comida gratis en el restaurante
Esposo🔥: Ven con la rojita y la amarilla.
Yo: Alegras mis días, ¿lo sabías, gatito?
Esposo🔥: Si me vuelves a llamar así, me arrepentiré
Yo: Ash 🙄
Yo: Que amargado, rompes mi corazón 😭
Esposo🔥:Ni te aparezcas por aquí.
Adiós.
Yo: ¡No me dejes! Yo te amo, prometo cambiar
Esposo🔥: Rarita 🙄
Esposo🔥: Las quiero aquí a las 8:00, ni un minuto más, ni un minuto menos
Yo: Como digas, biscocho sabroso 😏
Esposo🔥: ¡Deja de decirme así! Ya ni tengo que usar el traductor para saber que me morboseas en tu idioma natal, me siento acosado, ¿lo sabías?
Yo: En vez de tocar el piano, ¡tócame a mí, papi!
Me río de mi misma cuando envío el mensaje, imaginando la cara de YoonGi, probablemente riendo de mis estupideces o diciendo "debí alejarme cuando la conocí". Con mi estado de ánimo un poco más arriba, sigo con mi trabajo tarareando una canción, hasta que, sin darme cuenta, termino con lo que tenía que hacer, quedándome aburrida y considerando molestar a YoonGi por medio de los mensajes para entretenerme un poco, de paso, buscar formas de evitar que May sea deportada:
Haber sido residente durante los últimos diez o cinco años. Nop, ella llego a Corea hace cuatro años.
Ser una persona de buen carácter moral y no haber cometido ningún delito. No creo que romper el auto de tu ex, a causa del despecho, sea un delito, el muy idiota rompió el corazón de mi amiga, ella rompió su preciado auto... Aunque estuvimos en prisión todo el fin de semana, luego de que YoonGi pagará nuestra fianza.
Demostrar que la deportación ocasionaría una dificultad extrema e inusual a su conyugue o hijos. Buscarle un esposo a May parece una mejor solución a que tengamos que buscarle un hijo, aunque podemos adoptar y decir que nació del vientre de mi amiga, pero que su padre es coreano y la abandono.
Suelto un suspiro rendida y despeinó mi cabello desesperada, seguido de un gruñido, esto no ayuda para nada. Cojo mi pelota empezando a jugar con ella, esperando a que me venga alguna iluminación del cielo.
Diosito, sé que no me he portado bien, que todo lo que hago es un desastre, que casi nunca te visito y que hace mucho no confieso mis pecados, pero por lo que más quieras, dame alguna señal para que pueda ayudar a mi amiga.
La pelota cae en mi cabeza y aterriza en el computador, dejando ver un anuncio de matrimonio, luego mi celular vibra mostrando otro mensaje de YoonGi.
Y tachan.
Una idea cruzo mi cabeza.
No agradeceré a la rosa de Guadalupe por esto.
Doy varias vueltas en la silla mientras chillo emocionada y, cuando abren la puerta, me detengo abruptamente causando que me caiga de la silla, alcanzando a escuchar una risa.
— Debí haberlo grabado, lástima que no traje mi cámara o mi celular— su grave y sexy voz me desconcierta un poco, pero me obligó a mantener los pies en la tierra.
— No estaría nada mal que me ayudarás a levantarme— digo fingiendo molestia.
— ¿Cómo es que cada vez que vengo a verte haces un desastre?— sus fuertes brazos me ponen de pie y acomodan la silla.
— El piso me ama, somos mejores amigos desde que tengo memoria.
— Ven, te quería mostrar algo— toma mi mano y me saca de la oficina.
Lo sigo, entrando al ascensor hasta llegar a la octava planta, pasamos por los pasillos y paramos frente a la puerta de un cuarto, Tae tapa mis ojos ayudándome a caminar hasta parar en algo que parece una mesa, si mi sentido del tacto no me engaña.
— ¿Lista?— pregunta en mi oído con un susurro, a lo que yo asiento.
Quita en vendaje de mis ojos y parpadeo varias veces para adaptarme a la luz roja del cuarto y observar a mi alrededor. Hay algunas cuerdas colgado con fotos ya reveladas, algunas alcanzó a reconocerlas, pues son de lugares turísticos, otras no mucho, pero las que están frente a mi llaman mi atención. Son las fotos que Tae me tomo la vez que YoonGi fue a acompañarme al trabajo, y, no es por presumir, pero vaya que si quedo bien en las fotos.
— Está me gusta, creo que es mi favorita— señaló una en la que aparezco riendo mientras trato de cubrir mi rostro.
— Esas no son las que te quiero mostrar, falta poco, mira— él por su parte, señala las que están en la mesa sobre una bandeja que contiene el líquido revelador, cuando estás ya están listas, las cuelga con suma delicadeza y me las muestra.
Son unas fotos de TaeHyung y yo, recuerdo que semanas atrás durante una salida casual después del trabajo, había cogido su cámara y me había tomado una foto, sin embargo Tae me descubrió y nos tomamos unas fotos los dos.
— Me las voy a robar todas, lo juro— sonrió volteando a verlo.
— No puedes, yo te demandaría y tendrías graves problemas— abraza mi cintura.
— Quiero tener problemas con usted, señor Kim— guiño el ojo.
— No querrás, créeme— besa mi nariz y luego deja varios besos cortos en mis labios.
Al rato salimos del cuarto, nos devolvimos a mi oficina y recogí mis cosas para ir por May y Hyuna, quien ya se veía más relajada con Dawn. Invitamos a Tae y a Dawn al restaurante en el que trabaja YoonGi, yéndonos las tres en el auto de Tae mientras que Dawn se va en su motocicleta. Al llegar, nos ubicamos en una de las mesas que quedan cerca del piano.
El lugar en el que trabaja mi amigo es bastante elegante, sin exagerar, el servicio que dan es amigable, la comida es deliciosa y no cobran tan caro, aunque aprovechamos cuando a YoonGi le dan los cupones de comida gratis.
Hacemos nuestros pedidos y al ver al pelinegro pasar al piano, lo saludamos con la mano desde la distancia, lanzando uno que otro beso, a lo que él mira hacia otro lado sonrojado pero tratando de disimularlo cubriendo su rostro. Segundos después, empieza a tocar el piano como si fuera todo un profesional, aunque no dudo que lo sea. El ambiente se torna emocional al reconocer la melodía que toca el pelinegro; fue la primera canción que bailamos YoonGi, May y yo, al colarnos en un matrimonio, y compartimos miradas entre los tres con leves sonrisas.
Al terminar, todos aplauden al pianista, dejando sus propinas en el gorro que descansa sobre la cola del piano. Mi amigo toca durante media hora más, y se sienta con nosotros a descansar, robándonos comida a todos.
— Te pedimos tu plato, no tienes que quitarnos— se queja May dándole un manotazo.
— Está bien.— mira hacia otro lado—. Oye, ¿ese no es tu ex?
La pelirroja voltea inmediatamente en la misma dirección que mira YoonGi, cayendo en su trampa, pues él aprovecha para robar un pedazo de carne del plato de May. Simulamos que nada paso e inventamos que su ex ya se había ido dejando que YoonGi se salga con la suya, por mucho que mi amiga lo niegue, ella extraña a la rata con piernas de alambre.
— Muy bien, es hora de hablar de un tema serio— Hyuna deja su tenedor a un lado y adopta una expresión sería— May se irá deportada a Estados Unidos.
— Ya lo sabía— dice el pelinegro comiendo de su plato—. May me dijo que no dijera nada.
— Eso es traición, creí que eras mi mejor amigo, mi hermano, compadres— golpeó su hombro, aunque el golpe no le afecto nada.
— El caso es que... No hay manera de que May se quede— responde la rubia desanimada.
— Lo lamento, rojita, fue un placer conocerte, no garantizo visitas de mi parte— habla YoonGi tomando de la copa de vino.
— Pero, hay dos opciones; adoptar un bebé que se haga pasar por el hijo biológico de May...
— Va a salir mal, fracasará ese plan— me interrumpe la susodicha.
— O, que te cases con alguien coreano— termino de informar.
— Tiene lógica, no separas a alguien de su esposo— comenta Tae y me mira—. Cásate conmigo.
— Yo no puedo ser deportada, llevo más tiempo aquí que May.
— No importa, es mejor estar seguros, cásate conmigo.
— Claro, mañana mismo organizamos todo— nos reímos hasta que alguien tose falsamente.
— No los quiero interrumpir pero, hola, aquí la importante soy yo— se señala May.
— Yo también me quiero casar— Hyuna hace un puchero.
— Yo me puedo casar contigo— responde Dawn rápidamente.
Los dos se quedan callados y miran hacia otro lado.
— ¡Oigan! Les haré falta, así que sigan pensando en algo para no irme— gime frustrada tomando vino.
— Tenemos que buscar a alguien para que se case contigo— dice Tae, a lo que todos miramos a YoonGi.
— ¿Por qué me miran a mí?— para de comer y se da cuenta de lo que planeamos—. ¡No! ¿Por qué yo?
— Porque Brie ya se casó con Tae y Hyuna se casó con Dawn— explica May.
— Yo no dije que si— se defiende ella.
— ¡Silencio, rubia!— decimos al unísono.
— ¿Tengo que hacerlo?— pregunta el pianista volviendo a comer.
— No hay otra opción, así que, Min YoonGi ¿aceptas casarte conmigo?— May mira al nombrado haciendo un puchero.
Pasan los minutos, nadie dice nada, volvemos a comer hasta que él da la respuesta.