Sei estaba maravillado. Aunque lo que apareció en el rostro de Davi difícilmente podía considerarse una sonrisa, Sei sintió una gran satisfacción. Las comisuras de sus labios se levantaron por tan sólo una fracción de segundo, pero eso fue suficiente para exaltar el espíritu de Sei. Por fin, había un cambio. Sin importar lo pequeño que fuera, para él, era una buena señal.
En ese momento, Sei estaba tan feliz que reaccionó tarde cuando Davi se acercó rápidamente a otro puesto. También había aflojado la presión sobre su mano, así que cuando Davi se alejó, sus manos se separaron. Davi se detuvo inmediatamente y miró hacia atrás. Sin embargo, la multitud los había separado.
El corazón de Davi comenzó a latir como loco. Bueno, sabía que Sei no estaba acostumbrado a ese tipo de lugares. Incluso, esta era la primera vez que Sei no había permitido que sus guardaespaldas los siguieran, así que no pudo evitar sentirse ansiosa.