Sei-er continuaba golpeado por rayos mientras que su dedo aún seguía en la boca de ella. Él ni siquiera se podía mover mientras que su mirada solo apuntaba a ella.
Y en el momento en que sintió su lengua caliente lamiendo su herida, algo impensable explotó en su cabeza. Era un raro pensamiento que inmediatamente lo sorprendió aún más.
En ese instante, de hecho Sei solo se imaginó repentinamente besándola, e increíblemente, el beso en su imaginación no era nada comparado con la manera en que lo había besado antes. Fue un pensamiento inesperado que nunca antes había fantaseado en toda su vida, haciendo que se cuestionara si aún era él.
En ese preciso momento, todo lo que estaba sintiendo era todo nuevo y desconocido para él que ni siquiera podía describirlos. Para él, todos esos sentimientos eran extraños. Eran sentimientos que él nunca pensó que existían.