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Inicialmente, Zai Qiu quería darle un golpe mortal a Qin Wentian al unir fuerzas los tres, lo que le quitaría la vida a su enemigo en este campo de batalla. Obviamente nunca habría imaginado que la situación se desarrollaría de ese modo. A Qin Wentian le bastó un solo golpe para matar a uno de sus camaradas.
Ese ataque de alabarda hizo que todos estuvieran atónitos. Sus corazones latían rápidamente, incluso su respiración se vio afectada.
Sin embargo, para Zai Qiu, no tuvo tiempo para sorprenderse porque la alabarda de Qin Wentian se volvió instantáneamente hacia él. La luz parpadeante que emitía parecía llevarlo a un mundo ilusorio donde solo existía eso. No había forma de esquivar el golpe.
Al sentir ese aura aterradora de destrucción de la alabarda, Zai Qiu tembló como una hoja. Le pareció que ni siquiera usando su ataque más fuerte tendría forma de defenderse.
Este ataque de alabarda podría penetrar su cuerpo, aniquilándolo por completo.