—Gran maestro Diablo Santo, mira tu secta. Si no quieres que acabe arruinada, entrega la sangre de Dios y abandona tu poder. Entonces, la dejaremos estar —gritó el Rey Capa Negra mientras reía.
—Los discípulos de la secta Diablo Santo han muerto honorablemente. Habéis destruido mi secta, me aseguraré de que muráis con ella —el gran maestro observó a sus discípulos muriendo a manos de las nueve sectas. Su corazón estaba dolido y enfurecido, pues todos eran sus leales discípulos.
En ese momento, el cabello del gran maestro Diablo Santo flotó en el aire. Su nivel de poder comenzó a aumentar, tanto que incluso el espacio parecía fragmentarse por su poder.
—Espada Demoníaca Devoradora de Cielos.
Los grandes maestros de las nueve sectas vieron al gran maestro de Diablo Santo usar su arma definitiva, sabiendo que por fin iba en serio. Si no le mataban ahora, no tendrían una vida tranquila en el futuro.
—Al ataque…