—Vizconde Andree... —Anna repitió el nombre en voz baja, con un miedo incontrolable en su voz.
El joven de pie frente al altar era precisamente el Vizconde Andree, su futuro soberano. Tenía una cara escultural, la cual parecía severa y lóbrega. Al igual que los otros miembros de la familia Vladimir, tenía el pelo dorado, ojos azules y el singular estilo de un hombre fuerte. Fue una pena que sus ojos estuvieran impregnados de un pánico indescriptible en ese momento. No se sabía si fue porque Duda y el caballero fallaron con tanta facilidad, o porque fue atrapado en el lugar del culto al demonio.
No obstante, Anna no se percató de la cara del vizconde Andree. Su mente estaba colmada de la información, los cuentos y las leyendas del sujeto: un caballero talentoso, el futuro Conde Calcite, un miembro de la familia Vladimir, un gran caballero a una edad tan joven y estudiante de un caballero legendario...