En la gran aula, estaba tan silencioso que ni siquiera podía escucharse una sola respiración.
Una vez que Lucien encendió el dispositivo, dentro de la proyección en la pared, aparecieron muchos puntos de luz. No siguieron orden alguno, nadie podía predecir dónde aparecería el siguiente punto de luz.
Había más y más puntos de luz. Heidi se quedó boquiabierta por la sorpresa. En sus ojos, ¡estaba esa clásica y hermosa imagen de interferencia!
Los arcanistas respiraron profundamente por la sorpresa. No había más dudas sobre las propiedades de onda de un electrón. Ninguna mera teoría de partículas podría explicar aquello.
—Interferencia de electrones en doble rendija... —dijo Douglas en voz baja al fondo del aula. El resultado del experimento todavía le era tolerable.