Unos días más tarde. En el décimo octavo piso de la sede del Congreso.
El laboratorio Número 7 era espacioso y luminoso. Dividido en diferentes secciones, el laboratorio estaba provisto de toda clase de mesas de operaciones alquímicas y misteriosos círculos mágicos, y su luz convirtió el laboratorio en un lugar de ensueño.
No obstante, en el laboratorio solo había cuatro hechiceros: Lucien, Lazar, Rock, Jerome y varios aprendices. No hubo invitados para una celebración. Después de todo, para los hechiceros en el Congreso, no consideraban como algo digno de celebración un proyecto de investigación recién iniciado sin ningún resultado firme, y la institución con el singular nombre de Lucien tampoco fue una excepción. Mientras tanto, Lucien también estaba contento con eso porque en aquel momento no quería demasiada atención.
Como el arcanista jefe, Lucien se aclaró la garganta un poco y dijo a los miembros del proyecto con seriedad.