Philibell saltó de su silla y se hizo cargo de la carta con sus manos ligeramente temblorosas. Se preguntó si el Congreso había declarado la guerra contra ellos.
En su mente, creía que el asesinato había tenido éxito, porque esa era la única explicación por la que el hechicero al que sobornaron envió la carta, en lugar de sus otros canales. Si el Congreso lograra apoderarse de Holm, el hecho de que algunos hechiceros estaban trabajando para la Iglesia se descubriría con facilidad. En cuanto a los hechiceros que querían conseguir el mayor beneficio posible, el mejor escenario sería aquel en el que se mantuviera el equilibrio entre el Congreso y la Iglesia.