Víctor no relajó el puño hasta que la puerta del salón se cerró lentamente. Dando un largo suspiro, se dio la vuelta y dijo a Rhine y al resto de la orquesta.
—Voy a volver a mi despacho a terminar mi trabajo. Sigan practicando, por favor.
—Señor Víctor, no se esfuerce en exceso por favor —Rhine dejó su violín y se acercó a Víctor. Su rostro estaba serio—. No creo que se le ocurra una buena melodía en su estado actual.
Su mente se encontraba atacada por la fatiga, la depresión y la rabia al mismo tiempo. Víctor asintió.
—Gracias Rhine, solo… necesito descansar.
—Lucien, Lott, ustedes acompañen al señor Victor a su despacho. Felicia y Herodotus, sigan practicando —dijo Rhine a los estudiantes.
De camino a la tercera planta, Victor permaneció en silencio. Ni Lucien ni Lott supieron que hacer, así que le siguieron en silencio