—Claro, puedo sentarme derecha, bebé besucón... —Ella blandió las esposas sobre ella—. ¿Puedes quitármelas? Ya prometí llevarte hasta el viejo Jiu y a Bai, así que ¿puedes soltarme ya? Si me sigues a todas partes, no aparecerán aunque me vean. —Tenía los ojos llorosos mientras parpadeaba varias veces, un código morse que desafortunadamente no fue captado por el hombre a su lado.
—¡HOLA! Planeta He llamando al Sr. Militar. ¿Me copias? ¿Me acabas de bloquear?
—Correcto.
—O me dejas ir ahora o admites que solo estás jugando al Sr. Difícil de Conseguir. Mientras reconozcas nuestra relación real, seré tuya, te amaré más que cualquier perra antes.
Se hizo un silencio incómodo entre ellos durante los siguientes minutos. Ella frunció el ceño y sacudió la cabeza. —Frío y poco comunicativo. No es de extrañar que tu ex te haya dejado.