―Jefe, lo hice según sus instrucciones.
En el asiento VIP, un hombre de traje entregó una exquisita lapicera grabadora a Mu Yazhe mientras se mantenía a su lado respetuosamente.
Miró de reojo al hombre, se quedó un rato en silencio y luego preguntó: ―¿Cuál habitación?
―208.
―Er.
Puso la grabadora en el bolsillo a la altura del pecho, sus delgados labios se arquearon en una sonrisa.
―El pececillo ya está enganchado, pero el gran pez aún está quieto.
Agitó el vino de su copa antes de comentar perezosamente: ―Este gran pez ha estado esperando durante muchos años. Su paciencia ya debería estar por agotarse; ya es hora de que salga a la superficie, ¿verdad?
El hombre asintió.
―Es difícil predecir lo que la gente del consorcio está haciendo en estos días. La junta directiva está preocupada por su…
―¡Director Mu!
Una voz nítida interrumpió su conversación.