Cuando se mencionó el nombre del bastardo que torturó y violó a Sun Qiushan, Lu Xinyi se congeló en el acto. Sus ojos se abrieron de par en par, y sus dedos temblaron mientras se agarraba al brazo de Shen Yi. Un escalofrío recorrió su cuerpo mientras su sangre empezaba a hervir de ira.
Solo la mención del nombre de ese monstruo fue suficiente para activar a Lu Xinyi y hacer que su sangre se enfriase.
No es de extrañar que Shen Yi le exigiera que se calmara y se mantuviera a raya. Dudaba que estuviera preparada para ver al hombre que abusó y atormentó a su amada prima durante siete meses. ¿Qué clase de monstruo era Xi Yunchuan para herir a Sun Qiushan?
¿Cómo iba a enfrentarse a Xi Yunchuan sin atreverse a arrancarle la cara a primera vista?
—Agárrate a mí y esconde tu cara si crees que no puedes enfrentarte a él hoy —le susurró Shen Yi, preocupado de no poder soportar ese primer encuentro con Xi Yunchuan.