En cuanto a Shen Yi, no le importaba lo que otros piensen de él por jugar en línea. Su única intención era atraer a Chang Yifeng y hacerle pagar por la falta de respeto a Lu Xinyi. Ahora, era hora de que se bajara de su pedestal. No debería haberla lastimado y ahora tenía que pagar el precio.
—¿El Señor del infierno? —Lu Xinyi se rio de lo divertido que le parecía el nombre de usuario de su esposo al leerlo.— ¿En serio?
—No me preguntes a mí —Se encogió de hombros mientras seguía rechazando la solicitud que recibía.— Yo no fui el que configuró esta cuenta.
Lu Xinyi se rio y le sonrió a su cuñado.
—Ey, no puedes negar que le queda muy bien.
Shen Xue levantó sus pulgares.
Sacudió la cabeza y tomó la mano de su esposo.
—Llevas horas aquí. Me deberías haber dicho que despertara antes para prepararte desayuno.