Al saber que de algún modo había ofendido al presidente Shen, el señor Lian no se atrevió a probar la paciencia de él y se guardó la opinión que tenía sobre Lu Xinyi. Ni siquiera pudo juntar coraje para preguntarle el nombre y quien era realmente para el presidente Shen. Solo podía adivinar la relación entre ellos dos.
—Bueno, ¿está al tanto de que la Academia Silver Leaf empezó a aceptar inscripciones para el próximo año escolar? Es de lo que se habla en la ciudad ahora y nadie pudo evitar emocionarse y empezar a preparar las apuestas. —El señor Lian cambio de tema con la esperanza de que Shen Yi dejara de irritarlo.
—¿Qué apuestas? —Shen Yi se recostó y descansó la barbilla sobre una de las manos, mientras que Lu Xinyi se sentaba en el reposabrazos de la silla de él e inclinaba la cabeza, esperando a que el señor Lian continuara balbuceando.